Partida Rol por web

Las palabras del muchacho me dejaron con más preguntas que respuestas. ¿De verdad resultaba tan sencillo llegar desde el sótano hasta aquí?, ¿y si en vez de un muchacho hubiera subido alguien armado?

En cuanto a la historia de su madre y de su hermana perdida, de verdad quería creerle, aunque no era descabellado pensar que simplemente quisiera una oportunidad para mejorar su vida y mintiendo podía conseguirlo. No obstante, a pesar de mi carácter algo paranoico con algunas cuestiones, aquello que decía el muchacho no me sonaba raro del todo. De veras, pensaba que decía la verdad. No era la primera vez que escuchaba historias de adopciones de ese tipo. Familias de niveles bajos que vendían a sus bebes para tener algo que comer. Tal vez esa fuera la historia de la hermana de aquel muchacho.

- ¿Tu madre sabe que estás aquí? - dije mirando al muchacho, totalmente consciente de que la respuesta era no. Su madre jamás le hubiera permitido ni siquiera intentar subir a la cúpula por las repercusiones que podría conllevar. - Estará preocupada. Eso sin duda.

Entonces escuché a uno de los androides, al parecer teníamos compañía. - ¿Adam y Bárbara otra vez? - ¿Qué querrían?

Miré a Apolline tratando de encontrar en su mirada una respuesta que yo no terminaba de encontrar. Venían por el muchacho, eso sin duda, pero ni idea de cuales serían sus intenciones.

Me acerqué al muchacho, sentándome al lado suyo y mirándole directamente a los ojos. - Puedes confiar en nosotros, David. Pero en este lugar, hay muy poca gente buena. Lo que nos has dicho, no puedes decírselo a nadie más de este lugar, ¿entiendes?, si alguien más sabe que eres del sótano, puede que todos nos metamos en un lío.

Si Adam o Bárbara se enteraban de lo que nos había dicho, seguramente lo considerarían una rata mentirosa y tratarían de devolverlo a su cloaca. Era algo que no podía permitir, pero tampoco podía pedirle al chico que les mintiera o que no dijera nada. Solo esperaba que fuera inteligente y tuviera la boca cerrada.

- Sí, claro, déjalos entrar. - dije mirando al androide. - debemos tener cuidado con lo que decimos. Esa es la única manera en la que podemos ayudarnos. - añadí mirando a Apolline, mientras esperaba que el androide volviera con Adam y Bárbara.

• Hola, holiiiii – saludo al entrar en la mansión de Troy, esperando que los residentes se den cuenta de que estamos de vuelta. - Por resumir, el chico venía ya con el catering escondido bajo la mesa. Hemos estado indagando, pero… creemos que él nos puede contar la historia más rápido, con las cámaras no hemos podido sacar mucho más.

Digo entrando por la casa con el cuidado que manda la etiqueta y siguiendo a Adam que parecía conocerla bien. Tenía verdadera curiosidad por ver que tal estaba el chiquillo y si habría podido ya comer y lavarse.

Cojo el móvil y conecto con mi robot  "Bautista", comprobando que esta activo y cargado,  por si la ocasión necesita que me traiga otra ropa o un poco de retoque facial.

Adam entro detrás de Bárbara, saludo a su primo y vio al chico comer tranquilamente, ya bañado y con ropa limpia.

- Al menos sabemos que subió en el ascensor de carga, debajo de una mesa del catering que empujaba un robot de servicio. La comida la traer del Distrito 4, ni idea de como llego hasta allí pero la pregunta es ¿Que vamos a hacer ahora?.- pregunto mirando a su primo. 

No se lo podían quedar como si fuera un cachorrito y entregarlo a los guardias, a un futuro incierto, no parecía la mejor opción.

-No podemos tenerle escondido eternamente, alguien le estará buscando en algún lugar...

Las palabras de Adam era todo lo que necesitaba, ya sabía lo que iba a pasar ( o al menos lo que ella iba a hacer) por lo que había que ponerse acorde a la nueva situación.

Cogió el móvil y conectó con Bautista ( su robot asistente de casa) le pasó su ubicación y la lista de cosas que tenía que traerle, no iba a ir por esas plantas en vestido de fiesta:

-          Los vaqueros pitillo de la temporada de hace tres meses, por suerte se lo había llegado a poner hasta 6 veces por lo que estarían un poco desgastados.

-          Zapatillas vintage, esas con las tres rayitas oblicuas azul cielo pre-cataclismo climático, emulando una vieja marcha de la antigua humanidad.

-          Camiseta del mismo color azul que esas tres rayas.

-          Y por si acaso abajo hacía más frío una Rebequita blanca, para darle un poco de color.

-          Gomas y pinzas. Hace medio año se puso de moda el moño desenfadado, una de las modas que le gustó. Era buen momento para rescatarlo.

-          Bolso-mochila color rojo. Una mochila sería lo más cómodo. Y dado que ahorra solo llevaba un pequeño bolso de mano con solo un paquete clínex y barra de labios (no cabe nada más de lo pequeño que es), meter en el bolso:

o   Barritas energéticas. Por si acaso la cosa se alarga.

o   Botellita de agua (piel joven- piel hidratada).

o   Kit de maquillaje suave: Base de cara, anti ojeras, rímel, colorete de rojo muy suave y lápiz de labios que solo de un poco de forma y brillo.

o   Kit de viaje: tiritas, liquido limpiador de heridas, tijeritas y pinzas en miniatura. La última vez que salió a correr tuvo un problema en la cutícula y eso no iba a volver a pasar.

o   Botecito miniatura spray de laca

o   Botecito miniatura spray de colonia fresca

o   Pequeño lápiz-mechero. Aún recuerdo con horror aquel hilo de aquella camiseta del que tiré y me hizo una marca horrible con la que tuve que estar en clase todo el día. Mi abuela me regaló ese lápiz-mechero sin llama y, desde entonces, quemo esos hilos del infierno.

-          Cargador del móvil.

Asiento a las palabras de Troy mientras escucho como Bárbara y el novio están aquí. Eso me hace dudar un poco de las intenciones que tienen, solo que no soy la dueña de esta casa y quién lo es, acaba de darle acceso. Me quedo al lado del pequeño, observando a los recién llegados mientras escucho lo que tienen para decir. Está claro que debemos pensar en algo, el tiempo pasa y un niño que no es de este sector podría traer muchas complicaciones. Más para él. 

- ¿Tienen planes? - pregunto directamente a Bárbara y compañía. - Da igual eso, está aquí y ese es el tema a solucionar. Más allá de que quieran saber con lujo de detalle es exponer más a David. Imagino que habrán pedido de borrar esas filmaciones, manteniendo el secretismo dentro de este sector. ¿No?- digo al mirar los ojos de ambos rubios, quería saber de qué lado están y que intenciones tienen con el niño. Está claro que aquí no puede vivir, pero tiene que haber algo detrás de todo esto. 

Y allí estamos, cuatro perfectos desconocidos y un niño devorando comida. Qué situación más curiosa…

- Bien, pues yo tengo muy claro que pienso devolver a este niño sano y salvo a su casa. Prefiero no pensar que le puede hacer el personal de seguridad cuando lo descubran y vean de donde ha venido. – Dejo un suspiro a modo de pausa para dar más dramatismo a lo que voy a decir. - Aunque si bien es cierto que no tengo experiencia con niños y, queda claro, que no se hacerme con ellos por lo que agradecería que alguien más quisiera lograr el mismo fin y, de paso, nos pusiera al día de la información que os haya podido dar mientras vamos camino al montacargas por el que subió. Así todo será más sencillo.

Doy un pequeño paseo por el cuarto tratando de leer las caras de todos ellos o esperando nerviosa una respuesta, no me gustaría ir sola pero tampoco eso me iba a detener.

Escuché con atención las palabras de Bárbara, no pudiendo evitar intercalar la mirada entre ella y el pequeño David. Debíamos tener cuidado para no asustar al muchacho.

- Adam tenía razón, más o menos. No está aquí por una broma de mal gusto, sino por accidente. Se escondió en el sitio equivocado, fue asustándose más y más a cada paso que daba hasta que finalmente se vio aquí. Sin pensarlo demasiado, encontró comida y se olvidó de todo, hasta que lo encontramos. - dije mirando a la rubia. Estaba de acuerdo con ella, el muchacho debía volver a su casa con su familia antes de que alguien más lo encontrara y pudiera haber problemas.

- Si tu intención es llevar al muchacho a su casa con su familia, yo iré contigo. Hablaremos con los guardias que hagan falta y bajaremos con él. Le dejaremos nosotros mismos en su casa y luego volveremos a nuestro nivel. ¿Estamos de acuerdo? - dije mirando a cada uno de mis compañeros, prestando especial atención a Bárbara y a Apolline.

Esperaba su respuesta, ya que si estaban de acuerdo, el muchacho volvería a su lugar y todo volvería a la normalidad.

Mi mirada se desvió al muchacho de nuevo, esbozando una sonrisa mientras esperaba por la respuesta del resto. - David, acompáñame. Tengo mucha ropa guardada de cuando era pequeño, y si te gusta algo, te la puedes llevar a casa. Como un regalo. ¿Vienes a ver si te gusta algo? - pregunté finalmente al muchacho, invitándole a seguirme, haciendo algo de tiempo para escuchar la respuesta de Apolline o Bárbara.

- Es lo mejor que he escuchado en toda la noche. – Exclame de alegría al ver que no iba a lanzarme sola en ese ascensor. – ¡Por supuesto que voy! Si le encuentra la guardia antes de que nosotros le podamos devolver a casa, me daría una pena inmensa. Estaremos de vuelta antes de que nadie se de cuenta de que no estamos en la fiesta.

Dicho lo cual miro a la artista, esperando ver su decisión.

-¿No estaréis hablando en serió?.- pregunto Adam mirándoos a todos.- No es tan sencillo, no se puede hacer una excursión a los sótanos, esta prohibido.- dijo acercándose a Troy.- Tu deberías saberlo mejor que nadie, primo, es una norma que dicto nuestro abuelo. Tenemos que dejar al chico en manos de las autoridades.- dijo queriendo imponer sentido común al grupo.

Miro a las mujeres y después resoplo.- Como mucho podemos acompañarlo hasta donde termina el distrito cuatro y empieza el quinto. 

Luego miro al niño y se ablando un poco mas.- Bien, ¿que os parece si el chico duerme aquí hoy? Mañana temprano desayuna, le das toda la ropa que quieras, hablamos con los guardias y nos aseguramos que sale del distrito bien.

Veo a la gente indecisa. Las palabras de Adam resonaron dentro como una señal de alarma a todo volumen.

Si la gente de seguridad encuentra al chiquillo estaba segura de que acabaría solo durmiendo en alguna celda o, quien sabe si no algo peor.

• Adam... Mira al pobre chiquillo, ambos sabemos que la gente de seguridad no le va a cuidar y vete a saber si tan siquiera le devuelven a su casa o lo mandan mas abajo solo a modo de castigo.

Busca apoyo en el resto, pero no está muy segura de si iba a lograr mi objetivo.

• Hemos salido muy temprano de la fiesta, no es demasiado tarde. Ahora la gente esta en el evento disfrutando y solo están los guardias del turno de noche dormitando en la garita. Creo que es el mejor momento para que podamos salir sin llamar la atención. – Digo en tono suave, como si estuviera rogando.
• Venga, por favor. ¿No os da pena el chaval? Creo que ya ha soportado bastante. - Digo mirándole a los ojos, con esa mirada que tanto había practicado y tan buenos resultados le había dado siempre que quería conseguir algo de los demás. Con sus padres era infalible, esperaba que con Adam no fuera mucho peor.

- Es mejor que se quede aquí, mañana decidimos que haremos con él. Me parece muy fuerte estar hablando de esto delante suyo, creo que no es un momento para discutir esto. En todo caso, yo me quedo con el niño y lo hacen fuera. - respondo en un tono serio, es que me parece un poco excesivo y ya el niño ha pasado penurias para estar donde está ahora y no es plan, hacerle vivir esto de nuevo ahora. 

Además por alguna razón, quería hablar con él, conocer su situación en profundidad y entender un poco más. No me gustan las decisiones precipitadas, ni los actos meramente interesados, a sabiendas de que el perjudicado será solo el niño. Así que tras decir aquello, me quedo mirando a Troy para que entre los dos, podamos hacer algo significativo sin la influencia de Bárbara o el primo de este. 

• ¿Sabe Señorita Apolline? No me gusta su actitud, da la sensación de que tiene algún problema conmigo. Puede que no lo crea, pero no es usted la única que quiere ayudar al chico.

Digo ya cansada de los constantes intentos por dejarnos de lado y llevarse siempre al chaval junto con Troy.

• Si hay algo que quiera tratar, lo haré encantada.

- Si quiere ayudar, primero sería no hablar de él como si fuera un animal perdido que se debe devolver con su dueño. Es una persona, un pequeño que arriesgó su vida por una razón. Y siento que necesita una noche en paz, una buena noche en su vida, y no creo que puedas entenderlo del todo. - respondo sincera, mirando sus ojos con severidad. No es excluirla, es no llenar al niño sus oídos con temor y cuestiones que son tratadas con los adultos, no con alguien pequeño que puede sentirse mal. 

Ya de por sí, esto es una situación delicada, y hay que saber cómo resolverlo pero al menos se debería tener en cuenta que ese pequeño debe haber pasado penurias. Pienso en David, en lo que sería estar en su lugar, y la verdad que anhela hallar. Son muchas cosas, mucho sentimientos encontrados y quiero ayudarlo en verdad. Así que no me importan las consecuencias, todo sea porque ese chiquillo pase una noche agradable. 

Me senté en la mesa junto a David escuchando las palabras de Adam. Me recliné ligeramente sobre la mesa, colocando el codo sobre la misma y llevando la mano a mi rostro. Pensativo, empecé a dar vueltas a la situación. Me tenía por una persona inteligente, pero la realidad es que no se me ocurría nada.

Bárbara y Apolline continuaron con la conversación. Estaba claro que no eran muy amigas, aunque si conversación hacía aún más complicado que pudiera pensar en las opciones. La idea de Bárbara de bajar en aquel momento donde la guardia podía estar algo más distraída, no era mala opción. Pero nos obligaba a actuar en el momento, y sin un plan establecido todo sería improvisar. No era la mejor opción improvisar con todo aquello ya que David podría salir mal parado.

- Nadie salvo nosotros sabe que el muchacho está aquí. - dije mirando a cada uno de los presentes, para finalmente detener mi mirada en David. - Debemos pensar las cosas antes de actuar. Encontraremos la forma. Pero hasta entonces, no tengo problema en que se quede conmigo. Nunca viene mal algo de compañía. - dije con una sonrisa hacia el muchacho. 

Miré a Bárbara y a Apolline con un tono algo serio, pensativo. - ¿Conocéis a alguien de la guardia?, ¿alguien que por la cantidad suficiente pueda hacer la vista gorda y ayudarnos?

El chico seguía la conversación como si fuera un partido de dobles de tenis, hasta que se canso de escuchar.

- ¡De eso nada! Yo no voy a ir a ninguna parte, he venido a buscar a mi hermana y no me voy de aquí sin ella.- declaro levantando la voz, completamente decidido a ello.- Escuchad, creo que sois buena gente y todo esto pero los guardias no son buenos, no son de fiar, se llevan bebés que nacen abajo y los venden arriba a señoras que no pueden tenerlos. Si se enteran que lo sé me mataran.- dijo absolutamente convencido de ello.

Adam escucho a Bárbara y asintió, le gusto su planteamiento, casi logro convencerlo, pero después escucho otros argumentos, incluido los del pequeño y se sintió bastante confuso.

-Bien, calmemonos todos un poco.- pidió masajeandose el puente de la nariz.- Dejarme pensar.... Hay dos centrales de seguridad. La norte es la que se ocupa de los niveles altos y la central sur hace lo mismo pero en los niveles inferiores y sótanos.

- No conozco a nadie de la central sur pero hay un agente de la central norte que conozco, estuvo investigando el suicidio de una empleada hace un par de años, me hizo unas preguntas al respecto y me pareció un buen hombre. Si queréis puedo llamarlo y hacerle una consulta, de forma hipotética, como si quisiera documentarme para escribir un libro o algo así. ¿Que os parece?

Ignoro abiertamente a la artista y sus falsos discursos de moralidad para quedarme ojiplatica ante lo que ha dicho el niño.

• ¿Cómo que ha desaparecido tu hermana? ¿Dónde está? ¿Aquí arriba? - Digo, suavizando mi tono de voz lo máximo posible.

Me acerco a la pareja y fusilándoles con la mirada les susurro:

• Con que solo se había escondido y asustado había acabado aquí por accidente… Vaya, omisión de información. Ustedes si que saben trabajar en equipo, sí. – Volviendo hacia donde esta el chico ahora algo agitado. – "Arriesgó su vida por una razón" y por otra que no conocemos alguien ha decidido no contarlo, y yo creyendo que solo se había perdido…

Suspiro y guardo un breve silencio.

• Por si vale de algo, me parece buena idea la propuesta de Adam. Sobre todo porque no hay ninguna más sobre la mesa, por el momento.

Me siento cerca del chaval, sin invadir su espacio, sin mirarle o tratar de hacerle sentir violento solo por si necesita un hombro al que agarrarse y espero a ver que decide el resto. Me quedo con la tarea mental de ajustar cuentas con la artista mas adelante, seguro que ella optó por callar la información en su afán por deshacerse de ellos.

- ¿Te retiras Bárbara? No es momento de hablar así delante del niño como si fuera un objeto, tienes menos corazón que un fantasma. Ve con tu vida de glamour, tus joyas y los perfumes caros. Aquí estamos para ayudar al chico, no para que te pongas así. - respondo al poner los ojos en blanco, mirando a Troy en el proceso, no puedo creer que se permitan estas cosas. 

- Pues es una buena idea, hablar con ese guardia mientras los demás nos ocupamos de David. - digo ya obviando a la rubia, no hay forma con ella y no me agrada como habla. - tu necesidad de tener el control de la situación no ayuda, si nos dejas hacer y mueves tus influencias junto a Adam, serás más útil. - termino por decir, ya suspirando, un poco indignada por ello. 

-          Oh por dios!! Recursos de gente vulgar, insultos gratuitos. – Digo llevándome el reverso de la mano a la cara aburrida de escucharla.

-          ¿Nadie le va a decir a esta señorita que deje de insultar y manipular? Es para lo único que abre la boca. – Digo preguntando a los dos caballeros que hay en la sala.

-          No, no me voy ni me retiro, solo me he sentado aquí a ver como mangonea y manipula la situación. Pero estaría más que encantada de que se fuera a su casa, a que siga dando sus falsos sermones de moralidad a sus estatuas, que parece ser son las únicas que la aguantan…

Me levanto y doy un paseo por la estancia.

-          Señor Troy ¿No tiene usted una consola o algo de eso? Los chiquillos se pasan el día con esos cacharros, seguro que le ayudará a poder relajarse aunque sea un ratito. Y así si esa pesada sigue con sus tonterías al menos uno que se libre de escucharla.

La discusión ya me estaba empezando a dar dolor de cabeza y las palabras de David no ayudaron precisamente. Tratando de evitar a toda costa mirar al muchacho y que pudiera pensar que mi decepción fuera a causa de él, me levanté del asiento y me alejé hacia la cocina, mientras la discusión seguía adueñándose de la casa.

Al cabo de unos momentos, volví con una jarra de agua y dos vasos más. Di uno a Adam y el otro lo dejé en la mesa cerca de Bárbara, sirviéndoles a ambos justo después de recargar los vasos de David y Apolline.

- Ya basta. Esto no es un patio de colegio. - dije en tono serio mientras servía los vasos, sin centrar la mirada en nadie. - Apolline no ha manipulado nada. - continué, esta vez mirando a Bárbara. - Fui yo el que les dijo que no mencionaran nada de la hermana y fui yo el que os mintió cuando entrasteis. He vivido el tiempo suficiente en este lugar como para saber la mentalidad de casi todos los que viven aquí, practicamente todos están cortados por el mismo patrón. Por esa razón he intentado mantenerte al margen. Cuantas menos personas de fiar supieran lo de David, mejor podríamos ayudarle.

Mi tono se fue haciendo más serio y duro por momentos. Me estaba cansando ya de todo aquello. Vivía solo y aunque siempre tuve en mente dejar de hacerlo, en aquel momento me sentía abrumado en mi propia casa. Como si hubiera demasiada gente bajo mi techo.

Me alejé un par de pasos más, mientras intercalaba la mirada entre Bárbara y Apolline. - Podemos ver con un poco más tranquilidad la idea de Adam y valorar si es lo que necesitamos. De momento, vamos a tranquilizarnos un poco todos. No tengo videojuegos, en mi escaso tiempo libre apenas estoy en casa. Lo que si tengo es una pantalla gigante y unos vídeos muy antiguos aunque bien conservados. El Rey León, Tarzán, Mulán... hay muchos vídeos, sólo es cuestión de encontrar uno con el que empezar. Mi madre me los ponía de pequeño y a pesar de ser vídeos algo largos, son muy entretenidos. - dije extendiendo la mano hacia la sala donde descansaba la pantalla gigante, invitando a David y a quien quisiera seguirnos. Tal como estaban los ánimos, tal vez fuera mejor desconectar un rato viendo vídeos de dibujos para niños. Desde luego la falta de sitio no sería un problema, ya que contaba con dos sillones individuales y dos sofás de tres plazas cada uno.