Partida Rol por web

El alarido de la ravnos es apagado por la mortífera influencia del sicario. Este, al rozar la piel de la muchacha, quedó embelesado por la extraña situación por breves segundos, pero no se permitió demasiado tiempo de letargo. Alzó la cabeza. Algo había llamado su atención.

-¿Lo oyes?- inquirió, aunque levemente nervioso por el contacto con Leticia, sumamente atento hacia lo que había dejado atrás del pasillo. -Están peleando. Algo sucedió. Necesitamos refuerzos. ¿O prefieres continuar?-

Adam no estaba acostumbrado a trabajar en grupo, y era bastante obvio. Menos con una bella mujer. Intentaba ignorar tanta invasión a su rutina, pero se le hacía difícil. Por otro lado, no parecía demostrar un ápice de confusión.

Cuando termina de sacar su flecha, su rostro comienza a restaurarse rapidamente...

-Si +responde, entre tanto, a Ben, guardandose la flecha en el bolsillo de la chaqueta+ Tenemos otro trabajo que hacer...

Sus ojos escuadriñan la sala tambien, buscando cualquier indicio de una trampa adicional. Aun no entiende como paso por alto esta...

Y la mía? no ha llegado?

El dolor causado por la flecha pareció impedir que prestara atención a otra cosa - No, no, no he oído nada - dijo mientras rozaba levemente, como sólo ella sabía, la mejilla del hombre a modo de agradecimiento por librarla de su leve martirio.

Rápidamente recobró la compostura, evitando así crear ninguna situación comprometida para el Assamita, ya que la pequeña rigidez de éste denotaba que esa situación era inesperada para aquel curtido asesino - si seguimos, podríamos conseguir atrapar a Falere antes de lo que él se espera... o que nos atrape como a ratas, ya que no conocemos con qué otras trampas se está defendiendo - recapacitó en voz alta - Creo que no lo podemos permitir. Vayamos tras él - comentó acompañando su propuesta de una sonrisa malébola.

Me veo zarandeado por los aires y golpeado contra el techo. Estoy bastante maltrecho por culpa de mis heridas y eso hace que me cueste un esfuerzo el poder levantarme. Mientras lo hago se dibuja una  sonrisa en mi cara. Miro directamente a la mujer que acababa de sacudirme algo cabizbajo por el resentimiento de mis heridas.

Me acerco a ella, de frente, sin miedo a que vuelva a golpearme o intente estrangularme con su fuerza telequinética.

Parece que luchas mucho mejor que la ultima vez que te vi... digo riéndome de mi torpeza y mi situación de herido.

Sigo acercándome sin ningún miedo a ella...                    

Y ahora déjate de jueguecitos y ayúdame a perseguir a los que se nos acaban de escapar por el otro pasillo. digo dejando sorprendidos probablemente a todos.

Mi cara no expresa ningún sentimiento, es mi cuerpo el que no muestra miedo alguno a ser golpeado de nuevo. Sin aparentar dar ningún tipo de resistencia a que vuelta a atacarme intento hacer entender que mi intención no es atacarla en ninguno de los casos.

Su Beretta no emitió sonido alguno al ser amartillada por las hábiles manos del assamita. Asintió con una gravedad que parecía estar presente en todos y cada uno de sus gestos. Había salido de peores situaciones, y en todo caso, contaba con un respaldo. Cómo resultaría ser una ventaja, estaba por verse.

Ya no habló. Se tomó unos breves segundos, canalizando su sangre muerta hacia su herida en la pierna, que se fue cerrando lentamente. Su abrigo se encontraba rasgado en otros puntos también, pero aquel agujero parecía el más grave. Continuó su silenciosa marcha, sin perder detalle de sus alrededores.

Demasiados errores para una sola noche

Tras retirar el doloroso dardo de su cintura, Leticia se concentró en que todo volviera a estar en su sitio, aprovechando la ventaja que les proporcionaba a los de su clase el jugo vital que les alimentaba.

Cuando su compañero reemprendió su camino, ella le siguió, atenta a todo cuanto les envolvía para no volver a caer en otra trampa.

Continuaron caminando, seguros de que los que quedaron atrás se las arreglarian. Ese es el precio por no ser rápidos, es una especie de selección natural, solo los mejores  sobreviven.

Leticia, mira  los libros sagrados que rescató,  uno de ellos tiene un raspon por la flecha. No daño el libro, pero sí un borde. Los líderes del clan no estarán felices por esto.

Continuan caminando teniendo mucho cuidado. Lo que ven es una pasadizo pequeño al fondo de aspecto curbo hacia la izquierda. Hay poca distancia entre las dos paredes, al  acercarse más notan, que el mismo fue construido respetando la estructura de dos rocas enormes. Parecen estables, y muy firmes. Da la impresión que el que desarrolló esa parte, no pudo deshacerse de manera completa de las rocas, y en vez de tallarlas, lo que hizo fue respetar su forma.

Ambrus escucha unos pasos.

Rosco es agil y fuerte. Utilizando una estrategia pura de pelea callejera, sabe manejar  la fuerza del enemigo a su favor. Lo lanza al pozo que tienes las filozas terminaciones de madera, el nosferatu  clava   su cuerpo en algunas  de estas, pero utilizando su fuerza, y potencia concentra su fuerza en sus manos y sale del hoyó directo hacia al que ha atacado, con el fin de derrumbarlo.

No te será tan facil acabar con migo, yo también puedo mandarte al hueco.

Ambrus responde el ataque al hombre de manera muy diestra, pero Tomy Tum vuelve a demostrar su agilidad, y su celeridad. El golpe del gangrel es bloqueado por  el oriental con tal rapidez que sus movimientos casi no pueden ser identificados.

Al estar tan cerca el hombre le da un doloroso cabezaso, y luego, utilizando una tecnica oriental lo derriba,  se lanza sobre el tratando de lanzarlo al hueco (posiblemente el punto más peligroso de todo el cuarto)

Inicialmente forcejea y no lo logra, pero luego  empuja a Ambrus a la trampa. El Cuerpo del gangrel cae, y queda clavado entre las estacas.

La mujer se te queda mirando a Angelo, confundida. No se si te habia visto antes, pero ...ehh, haciendo un leve movimiento con sus manos sientes como te alza en los aires de manera amenzante y te manda al otro lado del hueco, por donde desaparecio el assamita. !Ve por ellos!

Sientes que tus heridas se han acumulado, y estas debil, el nuevo golpe aunque pequeño, te hace

Cuando te lanza,  logra lastimarte. Angelo siente que esta muy debil, apenas puede mantenerse en pie.

Continuan caminando teniendo mucho cuidado. Lo que ven es una pasadizo pequeño al fondo de aspecto curbo hacia la derecha. Hay poca distancia entre las dos paredes, al  acercarse más notan, que el mismo fue construido respetando la estructura de dos rocas enormes. Parecen estables, y muy firmes. Da la impresión que el que desarrolló esa parte, no pudo deshacerse de manera completa de las rocas, y en vez de tallarlas, lo que hizo fue respetar su forma. escuchan unos pasos.

 Le hago una señal de cuidado a Max, mientras camino con cuidado sosteniendo mi arma,

Se detiene, agazapandose a la defensiva con el arma presta... sus sentidos se agudizan, buscando la fuente del ruido, una señal de que esta mal. Las dos piedras le dan mala espina. es casi como una trampa demasiado obvia. Por ende, tambien dedica unos segundos a ellas, buscando rastros de uso, como si se juntaran o cayeran...

Rosco se ve repentinamente en graves aprietos, teniendo un compañero gravemente herido y el otro sin posibilidades de ayudar.

Parece que es el momento de sangrar Comenta, esta vez sin sonreír en lo absoluto, mientras de la punta de sus dedos comienzan a crecer largas garras. Con un poderoso ataque, intenta abrir en canal a su par, pareciendo casi que tiene éxito.