Partida Rol por web

Con un fuerte golpe la ventana se abre y empieza a entrar nieve con mucha fuerza, el frio es realmente atroz y la nieve entra con fuerza en la habitación, en un rápido vistazo puede verse como el cierro de la ventana se ha roto reventado por la presión dejando entrar el frio y la nieve al interior de la habitación cubriéndolo todo, algunos cristales se han roto debido a la fuerza del golpe de la ventana contra la pared.

En el interior de la habitación la temperatura empieza a bajar realmente rapido y se empieza a hacer difícil ver, la nieve entra con mucha violencia y fuerza, sin duda la tormenta ha empeorado desde que llegaron al castillo

Al llegar a la zona de las habitaciones, comienzo a gritar el nombre de Nyara para ver si me escucha, ya que nose en que habitación se encuentra, pero intento pasar cerca de todas las puertas preguntando.

-¡Nyaraaa!!, ¿Nyaraaa?, ¡¡Nyaraaaaaa!!

Seguí caminando hasta llegar ante la puerta de mi antigua habitación. La abrí y pasé, dejando la puerta abierta por si oía abrirse otra que pudisese ser Nyara saliendo. Dejé la ropa encima de algún lugar y lo mismo con las latas y cubiertos y eché un vistazo, para ver si mi bajo seguía allí.

En medio de nuestro beso apasionado, un estallido irrumpe en la habitación como una explosión, haciendo saltar madera, metal, cristales y telas. Instintivamente, ruedo por la cama cubriendo a Elizabeth, sin comprender qué sucede más allá de que procede de la ventana. Un frío glaciar invade el cuarto, azotado por un fuerte viento que casi impide abrir los ojos, pero levanto igualmente la cabeza para ver con dificultad que las ventanas han desaparecido prácticamente, con los cristales en mil pedazos y los enganches reventados. La misma tormenta está dentro del cuarto, y la nieve comienza a adueñarse del lugar.

¡Vamos! -Exclamo tratando de ponerme en pie, tirando de Elizabeth para que se levante mientras la cubro de la ventisca con mi cuerpo- ¡Tenemos que salir de aquí!

De forma inesperada, la ternura, la pasión y el calor se convirtieron en desconcierto, violencia y frío. Tras de mí, la ventana parecía haber estallado, haciendo que varios elementos de esta golpearan mi espalda, y la tormenta consiguiera invadir la habitación. Ben se apresuró a cubrirme, tratando de salvaguardarme de esta, mientras yo me encogía, sosteniendo mis brazos cruzados por el frío.

Pero pronto Ben alzó la voz, levantándose y tirando de mí para que hiciera lo mismo, dejando claro que debíamos salir de ahí.

-¡L-la ropa! – grité mientras me empujaba fuera de allí, retrocediendo un paso para tomar la ropa de la silla, justo antes de que esta saliera volando.

Conseguimos alcanzar la puerta, y tras abrir esta con dificultad pudimos salir, cerrando esta tras nosotros.

-Todo son complicaciones… - murmuré, mientras sacudía la nieve de mi cuerpo, haciendo después los mismo con el suéter y el abrigo. – Ocupemos una del otro lado, puede que ese esté mas resguardado, ¿N-no?

Abrí otra de las habitaciones, que parecía estar tan sucia como las otras, pero al menos parecía intacta. Entré en ella, repitiendo el proceso de tomar algunos trozos de tela, pero limpiando únicamente un par de sillas, con el propósito de dejar ahí tendida la ropa, y así lo hice. Tras ello abrí la cama para deshacerme de la polvorienta colcha, y aquello me dio una idea.

-Quizás podríamos… Espérame aquí. – dije a Ben con una sonrisa, y es que comenzaba a recuperarme del susto.

Frotando mis brazos me dirigí a otra habitación, pero esta se encontraba removida, seguramente alguien más hubiera tenido la misma idea. Opté por otra contigua y esta sí, estaba intacta. Retiré la colcha de la cama de esta y cogí la ropa de cama que se encontraba debajo. Me la puse sobre mis hombros y volví a la habitación, volviendo a encontrar con Benjamin.

-Esto nos vendrá bien. – dije acercándome a la cama, y soltando la ropa de cama sobre esta, tras lo cual me quedé mirando mi camisa, temblando ligeramente. – B-bueno, me quedo una…

Cogí una de las sábanas y me la puse sobre los hombros para cubrirme, poniéndome de espaldas a Ben para comenzar a desabrochar mi camisa. No estaba muy mojada, pero no quería arriesgarme a enfermar; al menos la camiseta interior y el sujetador no se habían visto afectados por la nieve. Terminé por quitármela y la tendí donde pude, cubriendo la parte superior de mi cuerpo con la sábana y volviendo junto a Ben.

-Qué ráfaga más inoportuna… - dije tratando de romper la tensión, sentándome a su lado sobre la cama, muy cerca de él, apoyando mi cabeza sobre su hombro y tratando de entrar en calor.

Conseguimos salir de la habitación, aunque Liz se detiene para recuperar la ropa que teníamos sobre la silla dándome un susto de muerte al perderla durante medio segundo de mis brazos. Abro la puerta, a pesar de la resistencia del viento, y salimos al pasillo cerrando detrás nuestro con un portazo. Con la respiración agitada, me quedo con las manos en la puerta, comprobando que esta resiste y que Elizabeth está bien. La veo sacudiéndose la nieve, enfurruñada, quejándose de las complicaciones que tenemos que aguantar, y no puedo evitar comenzar a reírme al verla así, tan mona, tan entrañable.

Jajajajajaja... -Río hasta quedarme sin aire, apartándome de la puerta y abrazándola- Liz y Ben contra el mundo, jaja, pues no van a poder con nosotros, ¿eh? -Le digo de buen humor, besando su frente.

Propone ocupar otra habitación, del otro ala para que esté más resguardada de las inclemencias de la tormenta, de modo que es lo que hacemos. Entramos en una que parece estar vacía, y al entrar me acerco a comprobar el estado de la ventana. Como está todo en orden, comenzamos a limpiar, otra vez, centrándose Elizabeth en las sillas para dejar la ropa secando. Yo entro en el cuarto de baño, tratando de adecentarlo lo más posible, especialmente el lavabo y la taza, y Liz me avisa de que va a salir un momento- No tardes. -Le digo, y mientras está fuera me afano en limpiar la bañera. De algún modo lograré que mi novia pueda darse un baño, que es lo que quiere.

Elizabeth regresa con ropa de cama extra, seguramente sacada de alguna otra habitación. Se cubre con una sábana y se quita la blusa para secarla. Me doy cuenta de que yo debería hacer lo mismo, ya que mi camiseta esta calada por detrás, así que me la quito y la pongo sobre la silla, cogiendo también la de Liz para ponerlas juntas.

Entonces nos sentamos sobre la cama, uno al lado del otro, y apoya su cabeza en mi hombro. La rodeo con mi brazo por la espalda, comprobando que su piel está fría y que tiembla ligeramente.

Estas helada... -Digo ignorando mi propio frío. Y es que yo también tengo la piel de gallina por el fresco y por haberme quedado destemplado- Espera... -Alargo la mano hasta coger la manta que ha traído del otro cuarto, y la paso sobre sus hombros, envolviéndola, envolviéndonos ambos, abrazados dentro de la manta. Con los propios pies, me quito las zapatillas, frotando los brazos de Elizabeth- ¿Nos tumbamos? Aún queda un rato para la cena...

-Tiene pinta sí... no salgas sin chaqueta- dijo recogiendo las latas de suministros militares que se habían llevado y colándolas bajo la cama sin atreverse a mirar debajo- me niego en redondo a mirar si hay algo ahí debajo, fijo que hay ratas o algo así...- hizo una mueca de asco solo con imaginarlo y se sacudió las manos.

-Hablamos ¿eh?- se dio un toque en la sien para indicar que estarían en contacto por radiorrizo antes de salir por delante de su hermana, tarareando para sí una especie de nana.

Kurt cuando cierra la puerta escucha otra cercana abrirse, pero algo hace que no se gire de inmediato, es su antiguo bajo, realmente está muy deteriorado, la madera desconchada por el paso del tiempo y las cuerdas desgastadas, tras mirarlo un poco se da cuenta que con un poco de trabajo podría llegar a repararlo

Vicky estaba pendiente de TJ el cual está ahora descansando, el chico estaba callado, sin duda por la impresión de lo que había sucedido, la suramericana se queda un rato mirando y se da cuenta de algo que le molesta, se acerca un poco y toca la cama, la nota húmeda, se mira las manos y lo ve, es sangre, el chico está sangrando, no demasiado pero si algo.

Al agacharse la suramericana nota además una punzada en el pie, en el lugar donde recibió las quemaduras por la cuerda, al mirarse se da cuenta que está peor, no era grave, pero cualquier herida sin ser atendida y tras una larga caminata como esa, además de en un lugar tan sucio y lleno de polvo podía ponerse más fea

Al menos Ben se había tomado con humor lo sucedido, lo cual me reconfortaba. Tras ayudar con la limpieza se quitó su camiseta, volviendo a mi lado rodeándome con su brazo, resaltando lo fría que me encontraba. Sonreí ligeramente, al ver su preocupación por mí, cuando él debía tener ahora mismo más frío que yo. Iba a taparnos con una manta cuando él mismo lo hizo, envolviéndonos en ella.

Vi cómo se desprendía de las zapatillas, para a continuación sugerir que nos tumbáramos.

-V-vale. – respondí, sin estar segura de cuáles eran sus intenciones; pero en cualquier caso, sí, aún quedaba un rato que podíamos aprovechar para lo que quisiéramos.

Me levanté y me quité la sábana en la que me había envuelto, cogiendo también la manta que había quedado sobre Ben.

-¡Arriba! – le dije con una sonrisa, para que subiera a la cama y se tumbara.

Entonces estiré la sábana sobre él, para después hacer lo mismo con la manta, arropándole con ternura. Me senté en la cama y me quité las botas con rapidez debido al frío, metiéndome pronto bajo la sábana. Miré un momento a la ventana, implorando porque esta no volviera a jugarnos una mala pasada, y me acerqué a Ben, tumbándome de lado frente a él para poder mirarle; mirar sus hipnóticos ojos una vez más. Froté una de mis manos contra la otra, asegurándome de que no estaban frías, y estiré mi brazo para abrazarle.

-¿E-estás cansado? – le pregunté, acariciando su espalda desnuda.

Al verlo, me acerco poco a poco a el, lo cojo entre mis brazos y me siento sobre la cama, acariciandolo por los bordes, quitando un poco el polvo.

"Vaya...así que sigue aquí...a pesar de como está..."

Observo las zonas desconchadas y paso mis yemas por ellas intentando soltar las más débiles.

"Bueno, supongo que le da un aire muy guay..." 

Intenté convencerme de que ese aspecto me gustaba, y en parte así, un estilo desgastado natural, ¿por qué no?

Deslicé los dedos cobre las cuerdas, no estaban en un estado óptimo pero aun servían, bien, a esa parte no le hará mucho.

"Arreglaré un poco las zonas desconchadas para que no siga perdiendo pintura y lo limpiaré un poco en general.

Levanto la vista y pienso en la puerta que he oído cerrarse, podría ser ella.

Me levanté y fui al baño donde cogí una toalla bastante pequeña que aun estaba ahí guardada. Cargué con el bajo a la espalda con la cinta y miré las latas.

"Bueno, la buscaré y diré que le había traído algo, si no ya tengo algo aquí por si me entra hambre por la noche... no es que vaya a echarse a perder ni nada."

Y salí de la habitación recorriendo el castillo entreabriendo alguna de las puertas para ver si Nyara estaba en alguna de las salas hasta que encontré en cual.

Entreabrió los ojos cuando ya llevaba un rato despierto, para ver dónde se encontraba. Desde que había caído fuera de combate en las cocinas no había recuperado la conciencia mas que a ratos. Y no lo suficiente como para poder situarse. Los únicos ruidos que escuchaba eran el rugir de la tormenta en el exterior, el golpetear de las ventanas por el viento y una respiración lenta y pausada, cerca suya. Le sorprendió descubrir que era Vic la que le estaba haciendo la guarida. Joder, no le debía nada, no había hecho nada positivo por aquella chavala y allí estaba. Sintió una punzada de culpabilidad y se removió, incómodo. El mal movimiento hizo que la herida se abriera de nuevo y volviera a sangrar. Se cagó en todo lo cagable y apretó los dientes con fuerza para no gemir. No quería mostrarse mas vulnerable ante la sudamericana, bastante malo era ya estar en esa situación.

Le dolía la espalda y no poco. Cada respiración le enviaba un latigazo de dolor por todo el cuerpo, como si ese hijoputa alemán le estuviera volviendo a apuñalar una y otra y otra vez. Trató de incorporarse ligeramente, pero fue un intento en vano. La punzada le devolvió la cara al colchón, que apestaba a moho y humedad. Había babeado mientras estuvo inconsciente y sentía la boca pastosa y los labios agrietados. Por lo menos no hacía demasiado frío bajo el abrigo térmico que le afanara al muerto. Algo era algo. Y joder, no se había muerto, lo que era aún más cojonudo.

- Menuda mierda de día, ¿eh? - Dijo en voz baja. - Me pongo chulo con el mierdecilla ese y resulta que está completamente ido... Tsk... Me pasa por gilipollas... - Bufó pesadamente por la nariz - Vic... ¿Estoy muy jodido? - Le preguntó, muy serio, buscándola los ojos de la chica para intentar leer en ellos la verdad. 

A Elizabeth le parece bien que nos tumbemos, incluso bromea sonriente cuando me subo a la cama para hacerlo, haciéndome sonreír a mí también. Nos cubrimos con la sábana, y sobre ella con la manta, y nos tumbamos uno junto al otro, acurrucados, mirándonos.

Tiene el cabello desordenado por lo sucedido, varios mechones le caen por la cara, y el frío y el rubor de sus mejillas le crean un contraste en su rostro que me hace desear pasarme las horas contando cada una de las pecas de su linda carita.

¿C-cansado? -Pregunto desconcertado, notando la caricia de su mano por mi espalda. También yo la abrazo, pasando un brazo bajo su cabeza para que se apoye, y otra en su cintura- N-no mucho, en realidad... Pero si tú lo estás puedes aprovechar para dormir un poco, ya te lo dije antes... -Puedo despertarla a la hora de la cena. Pero mientras se piensa la respuesta, ne acerco y beso sus labios lentamente, de forma cariñosa, acercando nuestros cuerpos hasta que nuestros torsos hacen contacto, abrazándola contra mí.

Deseando que lo inevitable, cque este momento termine, no llegue nunca.

A Ben pareció extrañarle mi pregunta. Pasó su brazo bajo mi cabeza, dejando que me acomodara sobre él, y apoyó su otra mano en mi cintura. Tras ello me ofreció descansar, si es que era lo que quería, aunque él no estuviera cansado. No sabía cómo reaccionar ante aquello. Daba igual lo que hubiera pasado días atrás, aún me costaban mucho este tipo de cosas.

Y está dispuesto a esperar una eternidad…

Aguanté un suspiro, y antes si quiera de pronunciarme ya tenía los labios de Ben sobre los míos, acariciándome suavemente, haciendo que me estremeciera, mientras nuestros cuerpos de juntaban con su abrazo.

Prolongué aquel beso un rato más, sin que mis labios perdieran por completo el contacto con los suyos en ningún momento, disfrutando de su calor, de su sabor. Al separarme le sonreí, ruborizada, antes de abrazarme a él, llevando la mano que acariciaba su espalda hacia la parte superior de esta, apretando mi cuerpo contra el suyo.

-S-sólo quería saber si tú estabas cansado… Y-yo no quiero dormir… - le susurré al oído, antes de acariciar la parte exterior de su oreja suavemente con la punta de mi lengua, hasta llegar al lóbulo.

Me separé un poco de él y comencé a besar su cuello lentamente, con pequeños besos que bajan por el hasta el hombro, mientras mi mano iba bajando también por su espalda, metiendo ésta por el pantalón lo poco que el cinturón me permitía. Entonces pegué nuevamente mi cuerpo al suyo, deslizándome sobre este en pequeños movimientos, asegurándome de que notaba mis formas, mientras le daba un pequeño mordisco en el hombro antes de volver a mirarle tremendamente avergonzada, pero también excitada.

 Desperté una de tantas veces, esta vez por el fuerte viento que golpeó la ventana cuando empeoró la tormenta. Como el resto de las veces, aproveché para echar un vistazo a T.J. tras frotarme los ojos. Al levantarme y caminar hacia él noté una punzada en el pie, que estaba cogiendo un color desagradable. Genial, para colmo el chico se mueve, y cuando lo destapo para comprobar el estado de su herida, se ha vuelto a abrir, aunque por suerte no sangraba mucho, con presionarla un rato debería volver a cerrarse, aunque me pusiera perdida de sangre. Lo mío no era tan urgente, ya me ocuparía luego de eso. Suspiré abatida y me froté la cara antes de contestarle.

 -No se qué decirte, T.J.... Esa herida no tiene buena pinta, pero tampoco soy médico... Se te acaba de abrir, no te conviene moverte- Le advertí mirándolo y me dispuse a desatar el nudo de la tela que le rodeaba la herida. -Has perdido mucha sangre, tienes que comer y beber. Liz nos ha dejado comida, te traeré agua- 

 Aún no había terminado de deshacer el nudo cuando, mientras pensaba en que no tenía muy claro en si cubriría bien la herida para presionarla o la pondría peor, recordé el gesto de dolor que el chico había puesto un momento atrás al intentar moverse, así que lo que ahora tocaba no iba a ser de su agrado, y probablemente me acabaría poniendo de los nervios. -Seguro que se pone a gritar... Ojalá hubiera algo que paliara el dolor, o ayudara a desinfectar o cerrar la herida.- Entonces un fuerte golpe de viento que dio contra la ventana hizo que mirara hacia esta y la nieve que caía, dándome una idea. No tenía ni idea de si funcionaría, pero tenía que intentarlo, que menos daba una piedra.

 -Espera un momento... No te muevas. Vuelvo enseguida.- Pedí al chico, y luego cogí la lata de comida que contenía además el cubierto para dejársela en la mesita de noche. Luego agarré la tela mojada que había usado para lavarle la herida, y salí con prisas de la habitación, cojeando un par de veces hasta acostumbrarme a andar rápido con la herida en el tobillo.

 Volví a paso rápido a los pocos minutos temblando y llena de nieve agarrando una jarra llena de agua con el brazo y un vaso con la misma mano, y agarrando la tela, que ahora contenía nieve y colgaba de mi hombro a modo de saco.

 -Ya estoy aquí.- 

 Dejé la jarra y el vaso sobre la mesita de noche, me sacudí la nieve del cuerpo y el pelo y me senté al borde de su cama. Luego hice un nudo al saquito de nieve para poder agarrarlo con el brazo y no dejarlo sobre ninguna superficie sucia mientras volvía a disponerme a quitarle la venda con cuidado. La humedecí en el baño cuando se la quité por una de las partes de los lados que no estaba manchada de sangre, y con esta misma limpié la sangre que rodeaba la herida del chico antes de dejarla sobre los pies de la cama.

 Luego cogí el saquito de nieve y le di un par de golpes para que la nieve estuviera blanda. -Voy a presionarte la herida, intenta no moverte.- Le avisé antes de colocar el saquito sobre su herida para hacer presión sobre ésta. Sabía que le dolería, pero al menos el frío tras un rato actuaría como anestésico, y además la nieve se adaptaría mejor a su forma que mi mano, cubriendo mejor la herida, como una pasta. También se sabe que el frío comprime, y con un poco de suerte, al estar en contacto directo con la piel podría comprimir un poco los vasos sanguíneos, de manera que ayudara a la herida a dejar de sangrar y cerrarse. Aunque de todas formas esa última suposición fuera la de una ignorante de la medicina que no tenía mas que nieve y su instinto, no perdía nada por intentarlo.

 -¿T-Te duele mucho?- Pregunté incómoda, esperando que lo que acababa de hacer sirviera de algo.

TJ nota como Vicly te presiona la herida con demasiada fuerza, de hecho le esta haciendo daño y esta puede ver como lo que apenas eran unas gotas de sangre ahora son bastante mas