Partida Rol por web

Mientras Ben y yo comíamos la carne y bebíamos el agua que tan amablemente nos había reservado Katarzyna, el resto de compañeros fueron incorporándose a la marcha. Devolví a la chica su impermeable y tomé la chaqueta de Ben de uno de los chicos. Se la di a mi novio para que pudiera abrigarse y emprendimos el viaje junto a los demás.

A la cabeza iban Makoto, Rina y T.J., cargados con el ciervo, aquel con el que aún se me removían las tripas al mirarlo; cerca de ellos les seguíamos Victoria, Benjamin y yo. La chica no parecía muy satisfecha con los acontecimientos, así que pensé en que teníamos una conversación pendiente. Y a la cola, el resto, destacando una intrépida Katarzyna, que se había atrevido a tratar de llevar el fuego hasta el castillo. Sería bastante complicado con el empeoramiento del tiempo, pero era de admirar que quisiera intentarlo.

Espero que se encuentre mejor…

De vez en cuando echaba una breve mirada hacia atrás, pero principalmente estaba pendiente de lo que se avecinaba. Comenzaron a llamar mi atención algunas cosas sobre el suelo, y cuando Makoto se acercó a una de ellas me adelanté rápidamente, alcanzándole y deteniéndole poniendo mi mano en su pecho.

-¡Cuidado! – le dije al detenerle, apartando mi mano de su pecho de forma repentina, avergonzada. – P-perdona, es qué… - comencé a explicarme. – Parece una trampa, una especie de cepo. – dije señalando este, a la vez que apartaba algo de la nieve de alrededor con un palo. – T-tened cuidado, parece que puede haber cepos. – dije girándome a los que venían detrás, y regresé junto a Ben y Victoria para reanudar la marcha.

Continuamos la travesía, atentos más que nunca al camino, dándome cuenta de que había muchas trampas por el lugar. Algo llamó mi atención, y decidí compartirlo con mis acompañantes.

-¿N-no parecen muy antiguas, no? No sé mucho de estas cosas, pero aun siendo simples parecen bastante nuevas… Aunque he visto un par más complejas.

¿Quién habrá podido ponerlas? ¿Es que hay más trampas en el bosque? ¿Habrá también trampas en el castillo?

Mientras daba vueltas a esto llegamos a una zona donde pudimos observar muchas pisadas de lo que parecían botas, y nos detuvimos ahí un momento, extrañados por tales marcas. Sin embargo, no se trataba únicamente de eso, y es que habíamos perdido algo el rumbo, encontrándonos desorientados.

-C-creo que es por ahí… - dije señalando en una dirección. – Me suena esto, aunque es algo distinto, pero diría que es por ahí…

No estaba completamente segura, pero me parecía la mejor opción. En aquel momento eché una mirada general a los chicos, tratando de adivinar qué pensaban al respecto, cuando me di cuenta de que la llama que portaba Katarzyna se iba apagando. Sonreí a la chica tímidamente, tratando así de reconfortarla, cuando Victoria intervino, apoyando mi indicación.

 -¿Cómo puedo ser la única imbécil que no tiene ropa de abrigo?- Pensé al ver el amable intercambio de ropa entre los chicos. Desde luego me convenía, el jersey que llevaba no había salido de la nada, pero tenía claro que si yo hubiera tenido alguna propia, no se la dejaría a nadie a no ser que se estuviera helando, y nadie más la ofreciera. -Además de T.J., claro.- 

 Caminaba a la altura de la pareja occidental, dejando a Liz en medio, cuando ésta se adelantó rápidamente hasta quedar junto a Makoto, lanzando una advertencia. -¿Más trampas? ¿En serio?- Comenté con hastío al oír a la pelirroja desde atrás. Como si no pudiera ir a peor... Pero qué narices, sólo hay que mirar al cielo para saber que sí puede ir a peor.

 Continué caminando, más atenta al suelo y al entorno esta vez, comprobando incómoda el creciente número de trampas que éramos capaces de divisar por el camino. Ya podrían haber atrapado a algún animal y proporcionarnos más reservas, en lugar de molestar.

 -No me suena este sitio, pero no tenemos que andar muy lejos si hay tantas trampas por aquí...- Secundo a la chica. Nadie se molestaría en poner trampas lejos del lugar en el que se refugiara en un entorno como ese, con tales temperaturas y tormentas, además de lobos. Por suerte o desgracia, eso también querría decir que habría más gente por allí, que dudaba que fueran las hermanas o el Inspector Gadget y su amiga, que deberían haber avisado si hubieran conseguido asentarse en el castillo, aunque por otra parte no los conocía en absoluto como para saberlo con seguridad. Tampoco me sonaba de ser el largo recorrido por el que llegué a la cueva por primera vez, ni la ruta hacia las cascadas, así que debíamos ir por buen camino. -¿A los demás no os suena?- Pregunté principalmente a los que ya conocían el castillo, echando un vistazo a todos y comprobando, tal y como pensaba, que el fuego acabaría por extinguirse.

Otra vez las putas trampas. Habían minado el jodido bosque, porque no estaban yendo por la ruta hacia las cascadas. Fuera quien fuera el que las había puesto se había entretenido de lo lindo, porque algunas de esas trampas tenían ya su tiempo, pero otras parecían mucho mas recientes.

- Chavales, ojo avizor con esas mierdas. - Dijo señalando otra de las trampas, esta vez una cuerda acabada en un nudo corredizo bien disimulada entre unos arbustos - Si os pilla una de esas no os romperá nada, pero os dejará colgando boca abajo como un chorizo. Y luego bajaros será una puta movida. Así que ojito, ¿Eh? Alejaos de los árboles e intentad pisar por dónde ya hallamos pisado los que vamos en cabeza. No tenemos tiempo que perder, si nos pilla esa tormenta de mierda vais a desear haber estado mas atentos. 

- Y tu... - Señaló a Vic con el mentón - Ten mas cuidado que los demás, que ya tienes un pie jodido, ¿Ok? - Advirtió con una nota de preocupación antes de concentrarse en cambiar el tronco de hombro.

La novieta del lagartijo parecía preocupada por las trampas y no era para menos, pero sus comentarios le hicieron pensar en algo que le había estado picando en el fondo del cráneo y que nadie había vuelto a comentar. Algo que no terminaba de creerse, pero visto lo visto...

- Estaremos en el futuro - Comentó hacia Liz - Pero esas trampas son una mierda. Ni láseres, ni detectores de movimiento ni pollas de esas de las películas. Cuerdas y cepos. Vaya puta basura de futuro, ¿No? ¿Trescientos años decía el gato volador ese? Pues no se que pensaréis vosotros, pero si ha pasado tanto tiempo y esto es lo mejor que tienen... vaya puta tristeza. 

El fuego se había acabado apagando. No le había querido decir nada a Kat porque ya le había dado una más que generosa ración de encanto de Los Ángeles en la cueva, pero era algo que se veía venir. Sonrió de medio lado, burlón.

- Ya encenderemos otra hoguera cuando lleguemos al castillo ese si hace falta, no le des mas vueltas - Entrecerró los ojos, mirando hacia el cielo - Si es que llegamos. Porque la mitad de nosotros no tenemos ni puta idea de dónde está. Y esas huellas de botas no me molan nada... Vuestros colegas no llevaban botas que yo recuerde... - Dijo hacia Ben y Liz - Así que tienen que ser de otra peña. Y además recientes, ¿No os parece?

Seguimos la marcha que hemos iniciado tras dar con Benjamin y Elizabeth.

A lo largo del camino no puedo dejar de apartar la vista del ennegrecido cielo, eso me preocupa. Mientras estoy pendiente de los nubarrones la voz de Elizabeth me alarma.

- ¿Q-qué pasa Liz? - paro de forma repentina al notar su mano en mi pecho y enseguida entiendo el motivo cuando me señala la trampa oculta.

- ¿otra vez? esto no es fruto de la casualidad... - miro por un momento a Victoria, quién ya se llevó un buen susto a causa de esas trampas de vuelta a la cueva.

- Gracias Liz - apoyo mi mano libre en su hombro mientras sonrío.

- Mike - llamo entonces al chico ya que antes se ofreció - ¿puedes sujetar este extremo por favor?

Tras el pequeño susto, reanudo la marcha frotándome el hombro dónde había mantenido la carga, levemente entumecido. Y pienso en que ahora que estamos juntos es buen momento para plantear lo que viví en la noche anterior.

- Debo contaros algo... - hablé alzando un poco la voz, pues es algo que nos atañía tanto a los que nos conocíamos de antes, como a los que recién acabábamos de conocer. Cogí a Rina de la mano antes de continuar.

- Ayer, cuando volvíamos de la cacería, Ben se dio cuenta de que algo se ocultaba en cierta parte del bosque - sin duda Benjamin recordaría el momento. Entonces levanto mi mano para rascarme levemente la mejilla mientras pienso en aquello.

- El caso es que no se trataba de ningún animal, - de nuevo miro a Ben - era una chica... la chica de la canoa, la chica de nuestro sueño, es real, existe y está aquí, - señalo hacia el suelo con el dedo - en algún lugar, escondida - me giro hacia Rina y Elizabeth, ellas fueron las primeras en experimentar aquél sueño.

- estoy seguro, bueno..., sí... estoy seguro de que huía. Arrastraba la canoa huyendo de algo o de alguien y me acerqué a ella - sin darme cuenta aprieto la mano con la que cojo a Rina, recordando el momento.

- yo... la llamé y entonces pude sentir lo que ella sentía. Era miedo, desesperación - mi rostro, serio, recordó el momento con pesadumbre - ella estaba asustada y suplicó que dejaran de torturarla, que dejaran de perseguirla y entonces hizo estallar una energía con la que llegó a arrancar varios árboles en bastantes metros a la redonda y, salí despedido... me golpeé y... la perdí.

Fue un momento muy doloroso. Ella tiene la respuesta y es la clave a toda aquella sinrazón, y no fui capaz de retenerla.

- Lo siento mucho - agaché la cabeza, abatido, disculpándome por no haber podido traer con nosotros la chica que sin duda era la respuesta a toda aquella situación, visiblemente compungido.

¡Joooooooooo!  -  fue su descorazonador lamento cuando la luz se apagó.

Kat llevaba todo el camino mimando su preciado fueguecito.  Su luz le dibujaba una expresión de ilusión que, al reflejarse en su cara, parecía protegerla de todo lo demás: cepos, magia, tormenta, frío, incertidumbre.  Se diría que aquella luz era la que sostenía su cabeza, brazos y pies, ya que, tras apagarse, tan solo pudo mirar al suelo y dejarse llevar.

Vaaaale  -  contestó con desgana a la ayuda de Erik.  Ante las palabras del resto, epecialmente las de T.J.,  ni reaccionó.

- ella es la última como nosotros, y quizas la razón de que ya no exista nada, pero al mismo tiempo, sea la razón de que existan los espíritus, como ellos nos dijeron...- acaricio la mano de Makoto, y se empinó cuanto pudo para besar la mejilla de él, en un intento de confortarlo, era lo único que podía hacer. Volvió su mirada hacia el camini, esas trampas serían de ella? ¿de quién se progegía? ¿ de ellos?, un día estando ahí yya haciendo amigos.

-no podemos suponer que esas trampas sean por nosotros,  recuerfen que habiauna criaturaextraña dando vueltas...venga, sigamos, o moriremos por hipotermia-seca para exponer sus ideas como siempre, ya notaba con nerviosismo lo extraviados que estaban, de seguir caminando, se perderian mas y morirían en la tormenta.

-  creo que los que van adelante, que busquen un cayado para ir tanteando el camino.. Erik, tienes un cuchillo, por favor, msrca los árboles, asi sabremos por donde hemos pasado - por si comienzan a caminar en circulos. Acaricia la mano de Makoto, - al llegar a la escuela hablaremos todad estas cosas, si ellaes como la describen... no será fácil nada con ella, ni sabemos que la amenazs... y a lo que nos enfrentamos- buscó un palo o vara para poder ir adelantandose unos pasos, y desactivar asi las trsmpas.

Se apresuró en ayudar a Makoto, agarrando su parte del ciervo.

De su boca, con cada bocanada de aire que expulsaba, se formaba una nube de vapor. Definitivamente su atuendo no era demasiado indicado para la nieve.

-Quizá cuando estemos en un lugar seguro podríamos intentar encontrar a esa chica. Si se monta un grupo contad conmigo.

Sus pisadas hacían crujir la nieve bajo sus pies, si bien se cuidaba de dar cada paso con el máximo de cuidado, intentando evitar el pisar una trampa o cualquier peligro.

-Y con respecto al cayado, también querría uno para mi... me sentiría más seguro con uno. Yo no se hacér explotar árboles, pero con un Bo me podría defender de manera digna.... y si hablamos de lobos y criaturas extrañas...

Tras escuchar la historia de Makoto me extrañó el que no lo hubiese dicho antes. ¿Por que? Pero lo de aquella chica aun seguía sin cuadrarme, no me fiaba. ¿Dónde encajaba ella en todo esto? Pero eso eran preguntas que no se responderían hasta encontrarla de verdad. 

-Estoy con el chino. No se a que ha venido contarlo ahora, pero desde luego no nos soluciona mucho, sigamos andando hasta llegar al castillo.

Me fijé en la idea de Rina y busque alguna rama larga para ir tanteando en el camino antes de pisar cualquier lugar, lo último que necesitaba era joderme ahora un pie.

Justo cuando estábamos regresando hacia la cueva, nos topamos de bruces al grupo saliendo de ella, con el ciervo a cuestas. Me quedo anonadado al verlo, sin dar crédito. Makoto encabeza la marcha, dejando clara su nueva posición de liderazgo, algo que asumo por su comentario anterior a nuestra salida. Lo que no esperaba es que sacara el tema a debate, si es que se ha molestado en ello, en nuestra ausencia.

O que no esperaría.

Y es que, si ya están fuera con las provisiones al hombro, ¿qué hubiera pasado si no llegamos a regresar a tiempo? Por desgracia, tengo muy clara la respuesta.

Kat, al menos, trataba de encontrarnos con algo de comida preparada para nosotros. Se lo agradecí, aunque algo taciturno, observando a los demás organizados para emprender algo con lo que no estoy de acuerdo. Pero ya era tarde para decir nada al respecto, parece ser.

¿Estos pensamientos proceden del dragón, o del hombre? Siento que poco importa, en realidad. Beni me dijo que debía comportarme con el orgullo del dragón. ¿Es que acaso esa sombra en mi mente se alimenta de mis dudas y mi falta de orgullo? Tendría sentido...

Así que aquí estamos, en mitad del bosque con una tormenta cerniéndose sobre nosotros, descubriendo trampas de caza a nuestro paso y...

...Con la confesión de Makoto.

Ni siquiera me sorprende. De hecho, me importa más bien poco ese asunto, lo que encontrara. Lo que sí me importa es otra cosa, las consecuencias de las decisiones que tomamos. Las consecuencias que pueden tener... para otros.

¿"Lo siento"? pfff... -Murmuro ligeramente apartado del grupo, antes de acercarme con los brazos cruzados- ¿Qué es lo que sientes, exactamente? ¿Largarte sin decir nada? -Se lo dijo a Victoria, sí, en secreto y pidiéndole que nos lo ocultara. Gran confianza puedo tener en él a partir de ahora, sí. Y he llegado a llamarle "amigo", que ciego estaba- ¿Las consecuencias que podía tener esa decisión, no sólo para ti, sino para todos nosotros? -Separo mis brazos, trazando un círculo para abarcar al grupo en su conjunto, acercándome más para susurrarle algo de cerca con expresión enfadada- ¿Cómo habría reaccionado Rina si regresamos sin ti? -¿Y si hubiera perdido el control? ¿Cuánto daño podría haber causado? ¿Con qué tipo de drásticas medidas hubiéramos tenido que detenerla?

Pero bueno, esto va a ir así, ahora, ¿no? -Digo girándome de nuevo, dando la espalda al japonés, decepcionado- Cada cuál va a ir a su bola, igual que los que ya se marcharon sin nosotros. Te creía distinto, pero veo que no se juzgar a la gente. La ley de la selva, y que cada palo aguante su vela, ¿no? Pues bien, jugaremos a eso a partir de ahora... No habrá decisiones como grupo, no nos esperaremos ni nos tendremos en cuenta entre nosotros, y cada cual velará exclusivamente por sus propios intereses.

Le doy una matada a una piedra mientras me alejo de él, pasando junto a Liz con gesto de amargura, metiendo las manos en los bolsillos.

Me quedé impresionada al escuchar lo que Makoto contaba, tanto que me costó reaccionar. Estaba enfadada, pero sobre todo decepcionada, ¿Es que no eran conscientes de lo que hacíamos aquí? Porque ya no sólo se trataba de Makoto, era increíble la naturalidad con la que algunos de los demás tomaban esta información, como si no tuviera mucha importancia. Iba a decir algo cuando Ben comenzó a hablar; si yo tenía un fuego dentro, lo suyo era un volcán.

Soltó todo lo que tenía que decir, alto y claro, demasiado claro para mi gusto. La desilusión era clara en sus palabras. Habíamos pasado días difíciles en el castillo, viéndonos solos, aunque juntos; pero la llegada de Makoto y Rina había cambiado eso, y ahora… Eso se estaba resquebrajando.

Apreté los puños, tragándome lo que hubiera querido decir, y me acerqué a Ben, que acababa de pasar por mi lado con gesto amargo.

Le agarré suavemente por uno de sus brazos.

-Me cuesta pensar cuales puedan ser, pero supongo que tendrá sus razones… No puedes romper así, son nuestros amigos, ¿No? – le dije mirándole, en un susurro, y me di la vuelta para hablarle al resto, aunque sin soltar a Ben. – No deberíamos ocultarnos ese tipo de cosas. ¿Es que no recordáis qué hacemos aquí? Mi poder no funcionó bien con ella, puede que no tengamos otra oportunidad tan clara de encontrarla… Tenemos que estar juntos en esto, eso es fundamental… - dije calmada, pero con una evidente desesperanza en mis palabras.

Volví a girarme hacia Ben y le ofrecí mi mano para que la tomara y reanudar el camino.

Rina comenta que probablemente las trampas no estén ahí dispuestas para nosotros, y no puedo estar más de acuerdo con ella.

Caminamos unos pasos más antes de que Benjamin intervenga de una forma que me desconcierta completamente. El rencor que percibo en sus palabras es nuevo para mi y, por lo que dice, me doy cuenta de que su interpretación sobre lo ocurrido es completamente distinta a lo que motivó mis acciones en realidad.

Acaricio el cabello de Rina, y miro su hermoso perfil mientras avanzamos cuando él habla de ella cómo si fuera una bomba de relojería. Así que respiro hondo cerrando los ojos por un segundo, pues no es bueno entablar una discusión a pesar de que no me guste el trato que le da a la Kitsune en ese momento.

De hecho, no es bueno entablar ningún tipo de discusión ya que la situación ya es de por sí, caótica. Benjamin termina su arrebato y yo me tomo unos segundos para tratar de crear un tono de conciliación a toda aquella desagradable situación.

Mientras eso ocurre, Elizabeth, en tono visiblemente más calmado comenta algo con lo que estoy totalmente de acuerdo, y sigo el hilo de su conversación.

- Nada Liz, absolutamente nada, y es por eso que hablo aquí y ahora, con todos. Porque nos atañe a todos - asiento mientras me llevo una mano a la frente, pensativo, y en tono calmado trato de relajar a Ben intentando que comprenda mis motivos.

- Ben... - separo la mano de mi frente y le miro mientras le hablo en tono suave - entiendo que te pudiera molestar que tomara esa decisión, sin embargo, si fuera hoy la volvería a tomar.

Le hable con total sinceridad, a pesar de que quizá no es lo que quería oír, esa era la verdad.

- Cuando yo desaparecí sin avisaros fue precisamente porque sé que me hubieras seguido, y tan importante es que llegara la comida a la cueva, cómo tratar de que nadie resultara herido en intentar averiguar que era lo que se escondía en el bosque - solté a Rina y me acerqué a Elizabeth y a Ben, despacio.

- Sé que te preocupaste. También yo lo estaba y, precisamente por eso, no quise que nadie me siguiera. Sabía que podía llegar sin ser visto para luego irme de la misma manera y lo último que hubiera hecho es forzar al resto a seguir aquel camino. - tras unos segundos continué - no tengo ningún interés Ben... lo único que quiero es regresar, solucionar las cosas y ayudar a que todos lleguemos sanos y a salvo a casa. Si al exponerme yo en menor medida puedo llegar a aportar lo que aquí he contado y hacerlo sin que nadie haya sido expuesto, lo haría una y otra vez - miré a Benjamin a los ojos, ojos cambiantes y poderosos.

- Porque lo único que quiero es que todos esteis bien - miro a Rina quien camino frente a mi mientras sentencio - todos.

Incliné con humildad mi torso hacia el Dragón, haciéndole entender que lo último que pretendía era la ofensa y luego le tendí la mano tal y cómo hacían los occidentales.

Al regresar junto a Elizabeth, sujeta mi brazo de forma cariñosa. Alzo una tenue mirada hacia ella, suavizando mi gesto mientras trata de restarle hierro al asunto. Pero para mí, el daño está hecho. ¿Que no puedo romper? No soy yo el que ha roto esto. Niego con la cabeza, suspirando, mientras bajo la cabeza con los ojos cerrados. ¿Amigos? Eso pensé, sí, que podíamos serlo, que era de fiar, que merecía la pena.

Lo siento, Elizabeth, yo la amistad la entiendo de otra manera... -Le contesto con tristeza, antes de oírla exponer a los demás su opinión, de un modo tan correcto, tan calmado. Una forma de hablar que me resulta imposible en estos momentos.

No ha sido una sola cosa, han sido varias. Puedo perdonar algo puntual, asumir que es solamente un fallo, un error. Pero si se hacen varias en poco tiempo, es una pauta. Y una pauta declara intenciones. Tomó la decisión de largarse dejándonos en el bosque, con engaños, sin pensar en las consecuencias que podría traernos su desaparición. Luego ha tomado la decisión de abandonar la cueva e ir al castillo sin contar con nosotros. Lo han hecho todos, pero los demás no me importan, casi no los conozco. Podía esperar algo así de ellos. No de él. Y no sólo lo decidió, además lo puso en marcha antes de que regresáramos. No asumir que se habrían marchado sin nosotros de no haber regresado a la entrada de la cueva a tiempo se me hace harto difícil.

A eso, en Eagle River, lo llamamos "traición". Ni siquiera Jeremy me perdonaría algo así. Y yo no lo haría. Ni él. Por eso somos amigos. ESO es la amistad.

Makoto comienza a hablar, llamando mi atención. Me giro tan sólo levemente, mirándole casi de reojo, con Liz aún acariciando mi brazo, tratando de calmarme. El japonés argumenta que su decisión de dejarnos en el bosque la volvería a tomar, lo que me hace esbozar una sonrisa sarcástica apartando de nuevo la mirada de él, elevando la vista al cielo, que cada vez está más oscuro y encapotado. Pero Makoto se acerca a nosotros, con justificaciones y palabras que me suenan vacías. Excusas para hacer lo que le de la gana, poniéndonos a nosotros y nuestra protección por delante de lo que realmente importa. Lo que a MÍ me importa. Sin embargo, le miro, sorprendido y extrañado, al verle hacer una especie de reverencia, uno de esos saludos orientales que no comprendo. Una vez oí que había toda una serie de reglas acerca de cómo hacerlo, que cada gesto significaba algo distinto. Yo de eso no tengo ni idea, y no me importa. Sus gestos pueden tener el mismo valor que sus palabras. La única diferencia entre él y los que nos han dejado atrás: bonitas palabras. También me tiende la mano, una mano que miro durante un instante con gesto serio, duro. ¿Qué pretende, chocar los cinco y que me olvide de todo? ¿De todo, en serio?

Ahórratelo. -Le digo sin moverme un ápice, sin el menor signo de pensármelo siquiera- No puedo fiarme de ti. Y eso es todo lo que hay. -Tuerzo el gesto con amargura, comprobando cómo puedan sentarle mis palabras a Elizabeth. Ella lleva todo esto mucho mejor que yo, siempre lo hace. Es sólo que no tengo forma de ser como ella, con su saber estar, con su sangre fría para decir las cosas. Ni con ese corazón que no le cabe en el pecho, capaz de perdonar y olvidar- Y hablando de que todos estén bien, será mejor que nos pongamos en marcha de nuevo, cuanto antes. Ya que no quisisteis esperar a resguardo a que pasara la tormenta, al menos no la esperemos en mitad del bosque. -Ni siquiera miro a Makoto tras negarle ese apretón de manos, sólo me dirijo a los demás- Cuanto antes lleguemos al castillo, antes podrá cada uno irse por su lado, si es lo que quiere...

-Estoy bien... -Mentí al chico.-Iré con cuidado.- No estaba bien, pero el dolor del tobillo era lo que menos me preocupaba en ese momento, ya le prestaría atención cuando estuviéramos en el castillo, si es que llegábamos.

-Las trampas son eficaces y ya llevaban siglos usándose. - Contesto, buscando una explicación a la pregunta del chico-Lo que no entiendo es cómo podemos estar tan aislados o qué puede haber pasado como para depender de la caza para comer. - Lo normal sería que hubiera algún camino o carretera desde algún poblado donde aprovisionarse hasta el castillo.

Makoto me dejó sin palabras tras su revelación. -Pft- Resoplé, bajando los hombros. Genial, tal y como sospechaba la chica que buscábamos era otra flipada, pero hostil, para colmo. Aunque por otra parte una mala reacción debía esperarse por parte de cualquiera si veía que alguien que salía de la nada la seguía. Decidí mantenerme en silencio viendo los componentes que participaban en la discusión, que como la búsqueda de Makoto, parecía no llegar a ninguna parte además de a la conclusión de Ben de que cada uno iba a lo suyo, como ya pensaba yo antes. Para colmo el japonés se reforzó en su posición, haciendo más difícil a mi parecer una reconciliación de los que creía amigos, a pesar de que Liz parece tratar de mediar.

No quería intervenir, que igual yo también me llevaba mi parte, pero la discusión y la amistad entre los chicos me importaba poco. Ya habíamos perdido a la chica y mirando a nuestra carga además de al cielo, que me impacientaba, entendía que no teníamos tiempo ni estábamos en la situación para organizar ninguna búsqueda ni continuar con la discusión, así que había pocas vueltas que darle al tema. Mejor tratar de ser prácticos y organizarnos por partes.

Cerré los ojos y tomé aire antes de hablar, insegura, pero de solo imaginar que la tormenta nos alcanzaba me recorría un escalofrío, teníamos que movernos. -R-Rina y Kurt tienen razón, podremos hablar más tranquilamente de lo que haga falta cuando lleguemos, pero tenemos que movernos ya. - Hablo a todos, e imito la idea de los demás y agarro una rama larga para tantear el suelo por el que voy a seguir caminando tras decir eso, en la dirección que indicó Liz. -No podemos perder más tiempo, vamos.- Señalo el camino y tuerzo la boca, levantando las cejas en un gesto suplicante de continuar, de que me siguieran. No iba a continuar sola, debe luego, pero al menos tenia que hacer el amago.

El grupo siguió caminando por el camino que indicaron Liz y Viky, siguieron encontrando algunas trampas, algunas mas ocultas que otras, pero por fortuna ninguno de ellos callo en ninguna de las trampas. El cielo cada vez estaba más oscuro, pero pronto se dieron cuenta de algo, en la dirección en la que caminaban se había oscurecido demasiado, parecía humo, y el olor que les llego no hizo más que confirmarles aquello, era humo y olía a carne quemada, como si alguien hubiera estado cocinando y se le hubiera pasado la carne, como si se estuviera quemando.

Con precaución y con cuidado llegaron a una zona más abierta del bosque, allí fue donde lo vieron, a apenas unos metros estaba la puerta del castillo, se encontraba abierta y en perfecto estado, se notaba la madera de la puerta algo antigua, pero en perfecto estado, al igual que las piedras, pero lo que más llamaba la atención era lo que tenían no muy lejos, una gran hoguera donde podían distinguir que algo estaba quemándose, realmente olía mal, pero lo más llamativo frente a la hoguera había una niña, una niña vestida de negro con detalles en rosa, la niña lleva el pelo negro con mechones rosas en un par de coletas, al escucharles se gira y algunos pueden reconocerla aunque parece un poco mas adulta y su mirada es mas seria, es Himiko

Mike se paró en seco en cuanto llegaron al claro.

La escena que se abría desde allí era cuanto menos desconcertante para el asiático que, sin saber muy bien como proceder, prefirió tirar de los veteranos, por si ellos estaban algo más informados que él con respecto a aquello.

-Eh.... ¿y ahora, chicos?

¿Una niña? ¿que hace una niña sola ahí?  -  dijo Kat extrañada.

Katarzyna intentó discernir lo que sucedía, pero todo era muy raro: el olor, el humo y la presencia de una niña le trastocaban la imagen que ella había esperado, que era la de un simple castillo.
 

La kitsune ve en los ojos del dragón su objeción sobre ella, una sensación extraña, como si le temiera, esa misma expresión la había visto en todos los demás, que sin hablar, la hacían sentir así, como si fuera una bomba de tiempo,como si fuera a explotar y acabar con todos en cualquier momento, lo peor, es que dentro de todos, el que más debería comprenderla era él, él había sentido el descontrol del dragón dentro de sí cuando se encontró con el animal que cazaron; pero debía reconocer que podría estar hipersensible luego de su encuentro con la zorro, sin embargo, esa sensación, esa mirada a la que aún no se acostumbraba, y que si lo meditaba, él mismo había hecho cundir entre los demás, al separarlos de ella con miedo cuando se alteró. Así ella sentía los deseos de irse lejos.

Luego todo lo demás, esa verborrea de macho lastimado que era contra producente y sobre todo, innecesario, estaba tan molesto, había llegado desde anoche molesto, pero ahora parecía aún más molesto, la kitsune se pregunta si fue porque tomaron las cosas y emprendieron la marcha sin ellos, ¿sería eso?, pero si fuera así, sería aún más ilógico, se  encontraron de sopetón con ellos, y si no hubiera sido así, cualquiera, incluso más Makoto, hubiera ido por ellos, cualquiera, nadie se dejaba atrás, o eso quería pensar la kitsune, pero sólo podía sentir un nudo en la garganta cuando habla de que no se podía fiar de Makoto. ¿por qué?, ¿acaso le había fallado tanto?. Por lo que Makoto había contado, se alejó, vio a la chica, intentó hablar, pero lo repelió, ¿habría sido distinto si todos las hubieran cercado?, aun no comprende en qué punto Makoto hizo algo tan terrible como para dejar de confiar en él. Makoto precisamente estaba preocupado por él y le había pedido ayuda a la kitsune para lograr sobrellevar en conjunto lo que había pasado con la presa y a Ben dominado por el Dragón.

Y luego, todo lo que decía, cada una de las cosas que mencionaba ¿qué era lo que le molestaba realmente? ¿que Makoto fuera con la chica al verla? Sí, debí decir algo, pero ¿en verdad era tan terrible?, pero no tuvo la misma reacción anoche, estaba taciturno, pero pudo en ese momento interpelar a Makoto por su comportamiento con la chica, pero no lo hizo, y lo hace ahora, en medio del bosque, cuando la bilis rebozaba en su boca, ¿donde estaba la molestia?, la Kitsune sólo podía suponer que debió ser por la salida  intempestiva de ellos, -  intempestiva para los dos chicos que habían salido de la cueva-, porque  al final todos habían tomado las cosas y se habían ido, si era por estar molesto con alguien, tendría que ser con todos, porque todos fuimos los que nos fuimos, y no solo fue orquestado por Makoto. Entonces, ¿dónde está el conflicto? ¿en que Makoto no le consultó a él, el ir con la chica desconocida?, ¿en que el resto se separó para cubrir más terreno? ¿a que no les preguntamos el irnos, no los esperaron?, ¿y debíamos preguntarle a él, como si fuera una autorización?. Eso era un exceso, no creía que Ben se creyera con esas atribuciones, ¿pero y si era así?, Era un Dragón, esa personalidad podría dominarlo, ya comenzaba a hacer estragos en él, y hasta ese punto había llevado en parte la batuta del grupo, ¿era acaso posible que lo que en verdad molestara a Ben es el hecho que pudieron prescindir de su autorización para actuar?. No, debían ser suposiciones extremas de la kitsune, sin embargo, la duda apremiaba..

"La cohesión de grupo no significa que se requiera la unanimidad en los acuerdos, o que se requiera la decisión de todos para actuar, eso es entender mal cómo debe funcionar un grupo, a veces se requieren decisiones rápidas, que no pueden debatirse con todos, y las individualidades deben ser respetadas cuando estas son en pos del grupo, como lo que hicieron los chicos que salieron primero, sólo cuando son decisiones realmente importantes, y que haya tiempo, se puede oír a todos, pero si no es posible, siempre se debe velar por el bienestar del grupo en general, así funciona un grupo, una familia, cada cual por su bola, no... no sé por qué dice eso, Foster-san, los chicos que se fueron, lo hicieron para explorar, y a Makoto-kun, cuando se apartó para ver a la chica, ¿crees que lo hizo para brillar por su parte? ¿habría cambiado el que se acercaran todos el resultado?, quizás ahí si hubieran terminado muertos porque se hubiera sentido más intimidada... la tormenta está encima, no esperamos en la cueva porque  alcanzábamos a viajar con la tormenta detrás, sino, quien sabe hasta cuando hubiéramos estado estacados allá, ese es un ejemplo de como debe moverse un grupo, momentos de decisiones rápidas, deben tomarse,  siempre viendo el bienestar de todos, espero que te hagan eco mis palabras, y recapacites, porque en tu "cada cual por su bola"; no sólo te arrastra a ti, sino que a Liz-chan, y realmente no quiero una batalla de egos dentro de la escuela, ya todos tienen una personalidad marcada, y lo ideal es convivir con eso de la mejor manera, pero bueno, si quieres irte por tu lado, está bien, a nadie se obliga" La kitsune guardó silencio en medio de esa reflexión en el fuero personal, cuestionando el comportamiento del dragón, y movió la cabeza, de lado a lado, era deprimente ver esa reacción en alguien que se pensó que era juicioso, además, si no quería comenzar el viaje, pudo quedarse en la cueva a esperar que la tormenta pasara, la que aún estaba a espalda de ellos. 

- Makoto-kun, ya no importa, luego recapacita y se da cuenta que está equivocado, sino, bueno, él mismo dijo que cada cual por su lado,  aunque la escuela es algo pequeña.. así... qué... se le hará algo difícil seguir enfurruñado... - miró a Liz, ella  había dado algunas objeciones, apelando a la amistad, que Benjamín no pierde el tiempo en repudiar, la Kitsune levanta las cejas de nuevo,  y sus labios formaron un mohin, que revelaba entre estupefacción y decepción. 

- Hai, Silva-chan, tiene razón, apuremos el paso, no hay tiempo para estos berrinches y escenas, - como antes, la kitsune era tajante y dura, y se soltó de Makoto, era más fácil caminar así, intentando encontrar una vara lo suficientemente fuerte y larga para que Mike pueda usarla de Bo. 

El olor fue el primer indicio de que algo estaba pasando, apuraron en paso, porque gracias a Liz y a Viky, habían llegado sin problemas, lo primero que vieron fueron las torres del castillo, detrás de una gruesa columna de humo, la kitsune se estremeció, Chris y Gula, y lo demás estaban ahí, y temió que les hubiera pasado algo, así que fue una de las que apretó el paso, quedando justo detrás de lo Kat y el propio MIke, costándole reconocer a la niña, hasta que su nombre salió de sus labios como si fuera una epifanía.

- es Himiko..- murmuró, y se adelantó más, no sabía que tanto había cambiado, además, ¿quién era ahora?, ¿ por qué no había viajado con ellos?, lo cierto es que esos 300 años, los había pasado sola, y eso pudo haberla cambiado al punto de que de ella, sólo quedara el nombre. Pero aún así, y apostando que sus antepasados la protegieran, quedó a unos metros de la vampiresa que quemaba algo. La kitsune debió llevar su mano a su boca para cubrirse del olor, era a grasa, ¿o no?¿ acaso esas piras  era funerarias?.

- ¿qué... qué quemas, Himiko-san? -  era una niña cuando la dejó de ver, y ahora, era casi una mujer, pero de 300 años, no podía tratarla de manera que le faltara  el respeto, y sus ojos negros se enfocaron en el fuego, inquisitivamente, como si ese fuego le iba a dar respuestas.

Mi mano queda tendida en el aire cuando Ben decide seguir adelante. No siento rabia, no siento rencor, siento tristeza.

Quedo quieto unos segundos hasta que la voz de Victoria me hace reaccionar y acelero entonces a mi paso hasta colocarme junto a Rina. De camino hacia ella mi mirada busca la de Elizabeth, sin demasiado éxito... ojalá ella sea capaz de apaciguar la ira del Dragón. Sin duda, si alguien es capaz de eso, es Elizabeht; pensar en aquello me hace mirar al frente y me da un hálito a la esperanza.

Sigo el camino conversando más bien poco y pensativo, hasta que aquél extraño olor se adueña del ambiente.

- ¿Eso es humo? ¿Hay alguien ahí? - digo en voz baja. Mike pronto se da cuenta y Kat acierta al decir que es una niña, es cierto.

Un escalofrío recorre mi cuerpo al pensar en quienes se avanzaron, preocupado, hasta que de repente oigo la voz de Rina.

¿Himiko?

Mis ojos se abren con sorpresa y miro a Rina, a la niña, y finalmente a Rina de nuevo. Una vez más me cuesta ser capaz de asimilar todo lo que está sucediendo por más que me veo inmerso en ello. ¡Han pasado 300 años!

Adoro, mejor dicho, adoraba a esa niña y ella siempre me demostró su cariño pero... ¿qué podía haber llegado a vivir a lo largo 300 años?

Mi sorpresa se fue tornando alegría por momentos al recordar sus abrazos, sus sonrisas, su voz, sus bromas, a pesar del serio rictus que ahora invadía su aún joven cara.

Me giré buscando las miradas de quienes no la conocían con una sensación mezcla de alegría y temor - ella es... un vampiro, - dije casi con un hilo de voz antes de mirar de nuevo a la niña - pero siempre fue capaz de controlar su... sed - no quería infundirles temor, pero tal y cómo había hablado con Liz momentos antes, no estaban en condición de ocultar nada - podríamos asustarla si llegamos todos a la vez, quizá es mejor que esperéis un momento - dije a quienes no la conocían.

En cualquier caso, no seré yo quién decida por los demás. Menos si cabe después de todo lo ocurrido, sabiendo de quién se trata, ya corresponde a cada uno esperar unos instantes o avanzar directamente. Confío que el cariño que compartimos en su día dejara una minúscula huella en la "niña" y avanzo hacia ella alzando algo la voz para que me oiga con claridad.

- ¿¡Himiko!? ¿¡Eres tú!? - abro los brazos mientras camino, esbozando una sonrisa que contrasta con su serio rostro, aunque en mi fuero interno estoy poco convencido de su reacción - ¡Soy Mako! ¿¡me recuerdas!?

Avanzo despacio y con los brazos abiertos.