Partida Rol por web

Tras un rato mirando el cocinero puede ver que hay una gran variedad de piedras y no le resulta especialmente complicado buscar dos que realmente cumplieran con las características que buscaba

Poco después de que acudiera a acomodar a Rina sobre mí, Makoto se acercó a nosotras para tranquilizar a su amada y que esta pudiera descansar relajadamente. Tras ello trató de poner algo de orden y organizar algunas cosas, volviendo junto a nosotras al terminar.

Algunos de los chicos nuevos comenzaron a hacer algunos preparativos, y es que por suerte la mayoría parecía querer trabajar en equipo, cosa que veía cada vez más necesaria.

Sólo separaba mis ojos del rostro de Rina para mirar a Makoto cuando nos hablaba, o para echar un vistazo general de vez en cuando, en el que siempre terminaba buscando a Ben. Este terminó acercándose, decidido a obtener algunas respuestas de Rina, y cuando preparó su chaqueta para que le sirviera de reposacabezas a esta, me retiré con delicadeza y me arrodillé junto a ella.

Ben expuso todas sus dudas, la mayoría de las cuales me temía que Rina no iba a poder responderle; o al menos no con una completa seguridad.

-N-nosotras también pensábamos que lo de los lobos no suponía dañar el bosque, pero no había forma de saberlo hasta que ha sucedido... – dije agachando la mirada, pensando en lo que podría haber pasado, y lo que podría pasarle a Ben, ahora que se le veía tan decidido a volver fuera. – Debemos alterar lo imprescindible. – dije convencida.

Acaricié la mejilla de Rina, preocupada, y miré a Makoto, mostrándole una media sonrisa antes de levantarme. Me separé un poco de ellos, esperando a que Ben terminara de hablar con Rina, y me quedé frente al arco de piedra, mirándolo.

En teoría, si aceptamos lo que somos, deberíamos poder pasar, ¿No?

La Liz de hace algunos días nunca hubiera podido pasar, pero ahora era diferente. Ahora comprendía mejor de qué trataba todo esto, quién era y lo que debía hacer. Así que sin pensarlo, traté de cruzar el umbral del arco.

Se acercó a Erik mientras este trasteaba con las ramas que había traído Katarzyna para preparar un fuego. Se echó mano a los pantalones buscando el mechero que solía llevar, pero no estaba ahí. Quién los hubiera dejado en mitad del bosque nevado se había quedado con su tabaco y su mechero. Valiente hijo de puta.

- A ver, chavales. No es que tenga puta idea de encender fuego ni nada constructivo que añadir, pero ya que el japo me ha mandado aquí a echar un cable no me voy a negar. - Se acuclilló al lado de Erik, que ya empezaba a trabajar para darle algo de vida a aquella cueva - Voy a ver si me acuerdo de cómo lo hacíamos cuando iba de campamento - Mintió. Nunca había ido de campamento, aunque si que había encendido algún fuego que otro.

Sin embargo fue ayudando a Erik con el tema del fuego, concentrado en lo que estaban haciendo y no en verter un poco mas del veneno que tenía guardado sobre el resto del grupo.

Aquella situación empezó a calmarse y gracias a dios cesó, entonces, Rina se acercó a mi y haciendo otra de esas extrañas cosas, un símbolo se dibujó y mi herida y empezó a brillar desde donde su mano se encontraba. "Guau..." Poco a poco dejó de sangrar, y hasta empezó a cerrarse un poco, pero Rina fue cansandose y cayó rendida.

Cuando empezó a hablar de nuevo antes de cerrar los ojos agotada, aproveché para agradecerle.

-Muchas gracias, la verdad es que se siente mucho mejor a pesar de que siga doliendo un poco.

Luego me quedé observando como discutían, la verdad, estaba un poco fuera de plano aun.

-La verdad es que me pregunto lo mismo que Ben. Estoy seguro de que todos empezaréis a tener hambre y habrá que salir a lo que íbamos Ben.-Me miré el brazo-Y puede que ahora no sea lo mejor, pero yo sigo sin tener problema en arriesgarme a salir ahí fuera, aun puedo correr y con solo un brazo así no me supone gran problema.

Vi como Erik T.J se ponían a encender un fuego.

-Lo que no se es si Chris habrá llegado a hacer su plan. Podríamos ver un poco el entorno antes. Pero de seguro, conseguir comida si no es de algún animal, dudo que haya algo como frutos ahí fuera...

Viendo las condiciones de Rina, suspiré, no es que quisiera hacerlo viendo todo por lo que Rina pasaba pero...

Empecé a concentrarme, intentando recordar las palabras de Beni, intentando hacerlo. Lo necesitábamos, debía conseguir atraer a alguno...inspiraba y expiraba lentamente...

En seguida obedezco a la exhausta kitsune cuando me indica que me calle. Sin embargo sus palabras me dan parte de razón que aparta la soledad que sentía mientras defendía mi postura, postura que esperaba hacer comprender especialmente a Elizabeth, que se dispuso a servir de apoyo a la cansada Rina.

T.J. Hablaba con ironía, buscando seguridad a su manera, la cual no agradaba especialmente a todo el mundo. A mi daba igual como lo dijera, tal vez incluso me habría reído por un comentario así en cualquier otra situación, pero ahora solo podía concordar con lo que yo entendía como una demanda de precaución por su parte.

Me tranquiliza después comprobar la conclusión de Roxana, que parece haber entendido mi postura que aún creo que es la acertada. Yo misma no puedo evitar sentir curiosidad por mi esencia, pero la seguridad me resulta una mayor prioridad que la intriga.

Makoto trató entonces de organizar un orden que me resultaba imperioso en este momento, tratándonos a todos con amables gestos conciliadores, y esperando hablar conmigo.

Me aparté con el japonés unos mienutos para escuchar lo que tenía que decir para comprobar como todos buscaban la manera de ayudar al volver. No tenía claro qué hacer, además de pensar en lo que acababa de decirle Makoto, pero sin duda me parecía una mejor situación para tratar de tranquilizarme y poner orden a todo lo que me había sido revelado desde que llegué a la cueva.

Como fuera, no me sentiría bien quedándome quieta y mi ayuda sería bien recibida, así que con ánimo de encontrar una distracción que me evadiera de todo esto me acerqué a 'los mandamases' y esperé educadamente a que hicieran una pausa en su conversación para intervenir , en busca de opciones.

-Disculpad, chicos. - Me aproximé de brazos cruzados. - ¿Necesitáis que ayude con algo?

 Asiento con la cabeza cuando el chico pregunta por mi apodo, con el que de hecho me siento más cómoda, Victoria siempre me había sonado demasiado serio.

 Empiezo a escuchar su explicación, haciéndome dudar de los argumentos que yo misma daba unos momentos atrás con más miedo que precaución para evitar forzar nuestros poderes. Al japonés tampoco le faltaba razón en lo que decía. Yo defendía que ahora no era un buen momento, ¿Pero cuando si no? Como confusa recién llegada, había información que aún no alcanzaba a tener en cuenta entre lo que por ahora era capaz de analizar.

-No había pensado en eso...- Entendí a Makoto. -¿Deberíamos intentarlo por nuestra cuenta entonces? -Trato de asumir desilusionada. Me gustara o no, acabaría llegando, de mejor o peor forma.- No creo que abusar de Elizabeth sea buena idea...

Si ya creía que todo lo que estaba pasando me gustaba poco, solo tenía que prestar atención a lo siguiente que Makoto dijo, acompañado de una triste expresión. Al menos de una cosa estaba totalmente segura ahora, Rina era peligrosa.

 Escuché en silencio las siguientes explicaciones de Makoto. Cabizbaja por la inquietud que me propiciaba su historia, me dispuse a preguntar sobre los responsables de la masacre de la que acababa de hablar, pero até cabos antes de volver a abrir la boca, debía ser esa 'peña chunga que nos quiere quitar del medio' de la que habló T.J.

 Entonces me obligó a levantar la mirada para cruzarla la suya, tranquilizadora.

 -Está bien... Volvamos – Asentí tratando de creer yo misma la media sonrisa que le forzaba al chico en respuesta a la suya más sincera, teniendo ahora algo sobre lo que meditar con la última frase del Japonés. Me iba a joder mucho, pero tendría que intentarlo, o colaborar si no. Con límites por supuesto, no estaría dispuesta a ir al bosque, a no ser que alguien entendido en todo esto, como él o Ben, me acompañaran.

Liz se disponía a cruzar el arco, realmente estaba dispuesta y se dirigió decidida hacia este, sin embargo, sucede lo mismo que sucedió con anterioridad y se da un golpe contra la pared invisible que impedía el paso de todos hasta el momento

Makoto estrechaba las manos heladas de su compañera,  pero ella no levantó la cabeza, Liz intentaba confortarla, pero era tal el cansancio que  apenas sonrió de manera floja,  para dejar su boca entreabierta. El hambre era enorme, nunca antes había podido  dormir si tenía sueño, y las tripas seguían rugiendo. Las voces se volvieron  lejanas, como si estuviera bajo el agua, ella sólo quería dormir, pero Ben la trajo un poco la conciencia,y Kurt, habían dudas, y ella, sólo quería dormir.

- los... hijos del hombre... tienden al caos... y a la destrucción... la destrucción solo... es de manera... consciente... es la intensión.. real... - bostezó, y se sentó - hace... hambre...- hizo un puchero, ya no le importaba el ajetreo de todos, ni podía ser consciente de que estuvieran  poniéndose, al fin, de acuerdo, teniendo a Chris con Glia fuera, preparando los Drones que investigarían la zona.

- comer... y defenderse... como... la.. serpiente... que se defiende de la... comadreja... es la ley de la vida... es el equilibrio de la existencia... vida o muerte, en un solo acto... el defenderse de los lobos... fue eso, que siga con mis recuerdos lo comprueba, mientras cacemos para comer.. y nos defendamos para no ser comida de otros... no será hacerle daño al bosque... y...- volvió a recostarse en la chaqueta de Ben - y... - cada vez comenzaba a hablar más torpemente - lo de... a señorita... Roxanna... no fue queriendo... así... que esas dos... cosas... demuestran que - bosteza  - que sólo... la intensión de destruir... de hacer daño... es lo que no nos tiene permitido... porque... puedo yo pagar con mis recuerdos, pero eso no quiere decir que los demás... no paguen por sus actos... lo mio es sólo garantía... para mantenernos algo seguros... pero los lobos... deben comer, y nosotros también... es sencillo...- abrió sus ojos,  Makoto intentaba buscar comida.

- igual... debemos.. comer... y viajar... a la escuela, aquí ya no podemos quedarnos...- Liz lo había demostrado, no pasarían - es todos... Lis-chan... creo que no es algo individual - bostezó más fuerte, y se acomodó para dormir - hambrecita... nyee...- se hizo un bollito, pero antes, sacó el abrigo de Ben.

- que se lo lleve, yo puedo poner el mio- se saca el abrigo, y se acomoda, dormitando.

Medito las palabras de Rina, con cautela, pero también con decisión. Es la intención de causar daño lo que nos está prohibido. Si está en lo cierto, no es exactamente como yo pensaba. Pero es aún mejor. Las posibilidades se amplían.

Me pongo en pie, con la chaqueta en la mano, sujeta por un puño firme esta vez. Una firmeza que no tenía antes de acudir al castillo. Me la ha otorgado mi naturaleza oculta, me la ha otorgado la necesidad. Miro a Elizabeth, que se encuentra junto al arco infranqueable. Me lo ha dado ella.

Te agradezco el esfuerzo, Kurt, pero creo que sería mejor que te quedaras en el campamento y descansaras. -Le digo tras ofrecerse a acompañarme por provisiones, poniendo una mamo en su hombro bueno- Aún así, se que podemos contar contigo para proteger a todos si pasara algo, señor heartbreaker... -Bromeo, guiñándole un ojo- Makoto, eso que haces... lo de teletransportarte o como lo llames... ¿Qué límites tiene? ¿Hay distancia máxima? ¿Puedes llevar a alguien contigo? -Puede que sea algo personal, que no se considere demasiado correcto preguntar por ello, pero realmente creo que para salir ahí fuera necesito saber con qué podemos contar. Y no estoy seguro de que otros como T.J. o Erik estén dispuestos a acompañarme.

No debería ir sólo, pero tampoco quiero dejar el campamento sin protección. Jodido dilema...

Victoria se acerca y, aprovechando que Makoto aún no me ha respondido, pregunta si puede ayudar en algo. Lo hace con los brazos cruzados, lo que después de nuestra diferencia de opiniones de hace unos instantes, podría hacer ver que no está muy cómoda con nosotros. Y lo veo normal, es lógico, están pasando por mucho y de mala manera. Si nosotros reaccionamos mal en el castillo, rodeados de gente que sabía lo que hacía, no quiero imaginarme cómo habría sido con gente inexperta como nosotros.

Pues... -Miro alrededor. Ya hay gente tratando de hacer fuego, y antes han estado recogiendo leña. Hasta que consigamos provisiones, no es que haya mucho más que hacer. Y desde luego no tengo intención de llevarme a esta chica al bosque- Si consiguen hacer fuego, no se si será necesaria más leña que la que ya tenemos. Y también estaría bien acumular hojarasca y hierba para hacer algo parecido a camas, si no queremos dormir sobre fría piedra. En caso de que debamos pasar aquí la noche, me refiero. Y, no se, si se te ocurre alguna cosa más... Todo lo que sea ayudar nos vendrá bien. -Le digo con una sonrisa amable.

No pude atravesar el umbral, lo que me hizo pensar que el mensaje descifrado no se refería a cada uno de los nuestros, sino a todos nosotros. Aquella idea tomó fuerza cuando al volver con Rina y los demás esta me dijo que pensaba lo mismo.

Suspiré. Puede que aquel arco fuera la clave, pero de momento no había nada que hacer. Algunos aún parecían aterrarse ante la idea de no ser lo que siempre habían pensado, y las comprensibles reticencias a acelerar la aparición de las habilidades atrasaría el momento de atravesar el arco. Respecto a esto, debía tomar una decisión.

Me acerqué a Roxana, tratando de darle la respuesta que antes no le había dado.

-P-podemos intentarlo, pero no aquí… No poniendo a todos en peligro. Hallaré la manera. – le dije sonrojada y me alejé nuevamente.

Me aproximé a Victoria, Ben y Makoto, tratando de escuchar lo que a las habilidades de este último se refería. Quizás él me pudiera ayudar, o puede que debiera esperar a llegar al castillo, tal como sugirió Rina que hiciéramos. Me coloqué junto a Ben y me agarré a su brazo, tratando así de estar un momento a su lado antes de que volviera a marcharse.

El sonido de pasos se acercaron y se dibujó la sombra de la italiana, bajando por la cueva despacio y apoyándose en las paredes y el suelo para no resbalar. Echaba miradas hacia atrás, donde tenía que seguirla Chris, ya que estando herido sería un problema si se caía y se hiciera más daño.

Lia y Chris entraron cuando Katarzyna, Erik y T.J. juntaban ordenaban la leña para tratar de iniciar un fuego. 

Levanté la mano para que me vieran, al fondo, mientras seguía sujetando las manos de Rina que parecía haber empezado a dormirse tras el sobreesfuerzo al tratar la herida de Kurt, que tenía mejor aspecto. 

Tras saludarles hablé con Victoria, Ben y Liz, que estaban también a mi alrededor.

- ¿Cómo fue? ¿Pudistéis ver algo? - pregunté sin levantar demasiado la voz para no despertar a Rina que parecía dormida o casi dormida.

- Benjamin y yo pensábamos salir para tratar de encontrar comida... es peligroso pero debemos intentarlo.

le respondo a Mako mirando a Rina -la veo casi dormida. mejor no la molesto. a tendremos tiempo.- miro a Liz emocionada, quizas demasiado. con los ojos brillantes -yo te sigo. pero donde? afuera no es seguro- digo señalando a Kurt

Había encontrado las piedras indicadas para poder generar chispa. Sin dudas una herramienta mejor que el forzar a la fricción las maderas, ya que podría llevarla en sus bolsillos.

- Bingo! - comento al tenerlas. Para luego acercarse a las ramas y hojas que había traído Kat. Tomó un puñado y las molió con sus manos; la idea era hacer pequeñas trazas para que la chispa logre agarrar fácilmente y luego avivar el fuego.

Otros parecían acercarse para ayudarlo, mientras que algunos heridos ingresaban a la cueva. El comentario de Ben lo molesto un poco - acaso cree que soy idiota - sin dudas había sentido que tocaban las enseñanzas y el recuerdo de su padre; pero aun así no fue tan duro e impulsivo ya que no tenía porque conocer todo sobre su pasado.

Al momento de empezar a prender el fuego, su cerebro hizo contacto y a su mente llego una idea, que le hizo dar cuenta aquel calor que hacia dentro del ambiente. - Respiren profundo y digan si notan un olor extraño....No quiero que salga gas del interior de la cueva y tengamos quemaduras. - aquel comentario era referente que aquella entrada de la cueva podía ser como una boquilla de una hornalla, el gas y aire caliente que provenían del interior de la cueva y quizás de más adentro de la tierra junto con el aire que se renovaba de oxigeno por la entrada. Si ellos llegaban a prender una chispa o iniciar un pequeño fuego podrían quedar carbonizados en segundo si no tomaban la precaución. Por lo que aspiro profundamente intentado de reconocer, para evitar la catástrofe.

Erik no nota nada extraño en el ambiente, simplemente que la temperatura en la cueva es bastante agradable y lo suficientemente cálida como para que la nieve no cuaje mas allá de eso no nota nada mas

Abatida y cabizbaja; cansada y hambrienta; Katarzyna no podía más que limitarse a mirar cómo, bajo las protectoras manos de Erik, una minúscula chispa se debatía, igual que ellos, entre la la vida y la extinción. Tras un dubitativo nacimiento, aquella pequeña llamita empezó a devorar las pequeñas hojas de color pardo a su alrededor, las cuáles comenzaron un perezoso crepitar. Una vez asentada y segura sobre su lecho de leña, aquella brillante criaturita conseguía que pequeños destellos brotaran cada vez que una de sus minúsculas víctimas era devorada. Kat se arrodilló sobre sus talones, absorta, embelesada y tímidamente esperanzada por tal milagro.

Poco después se acercó T.J., con su brusquedad característica. Ella se abstuvo siquiera de mirarle, pues aún estaba resentida por sus palabras. Un grito mudo de pavor pudo leerse en su cara cuándo el americano se dispuso a soplar el fuego para avivarlo, pero el caso fue que tenía razón, ya que el fuego, tras un desesperante intervalo de inexistencia, brotó con más vigor que antes. Una sensación de alivio recorrió su cuerpo y, aunque aún se mostraba insegura de que aquel fuego consiguiera seguir con vida, sintió una oleada de profundo agradecimiento hacia el joven rebelde que no supo expresarle.

Mientras tanto, las voces sonaban en la cueva. Victoria se ofrecía a ayudar, algo que sin duda era de agradecer. Kat, sin embargo, se limitó a concentrarse en su danzante retoño, insegura aún de su crecimiento.

Entonces se oyó a Kurt hablar sobre buscar comida, aunque lo hacía sin dejar de derrochar esa constante fanfarronería que parecía sacar de algún pozo sin fin. Todo esto sucedía mientras los dos chicos se hallaban abanicando vehementemente el fuego, aún a riesgo de acabar con él debido a los poderosos embistes de aire. Y, sin embargo, resistió, algo que le produjo a Katarzyna un fuerte y egoísta orgullo al ver resurgir una y otra vez a aquella rojiza criatura.

Se disponía a alimentar ella misma el fuego cuando escuchó a Rina. En su distracción, la ramita en su mano chocó de lleno contra la base de la hoguera, amenazando la existencia de todo el conjunto. Katarzyna se enojó, cerrando los puños de frustración y vergüenza, destrozando la rama. ¿Cómo era posible que una persona le sacara tanto de sus casillas?. Durante años había tenido que lidiar con gente como la japonesa, pero siempre eran turistas en grupos numerosos y bastaba con ignorarlos. Pero ahora era muy diferente, y esa actitud, a la vez de víctima y heroína, era algo que hizo que le rechinaran los dientes de furia.

Pero entonces el amable (y siempre confiable) Benjamin continuó el debate, y luego habló la servicial Elizabeth, lo que la tranquilizó, proporcionándole una inmediata y serena concentración. Por temor a que descubrieran que les estaba escuchando, Katarzyna decidió coger una de las hojas del montón, afanándose con esmero por buscar la más seca de todas, y acercándola directamente al fuego, algo que, afortunadamente, dio resultado. Por extraño que pareciera, en aquel momento no le importaba en absoluto quemarse si con ello conseguía que la llama resurgiera.

Durante un buen rato, el cocinero y el americano estuvieron afanándose metódicamente en reajustar el desastre por ella causado, con excelentes resultados. Mientras tanto, fue posible ver a Chris entrar. Era un chico extraño: Kat apenas le había oído hablar, ni tan siquiera hacer nada, pero estaba segura de su gran valía. Pero volvió de nuevo la vista hacia el fuego, que ahora brotaba con tal fuerza que el calor bañaba su cara, arañándola tan cariñosamente que en vez de hacerle daño, le producía un cálido y entrañable placer.

Y junto a Chris, se hallaba la perfecta Giulia. En un instintivo reflejo, Katarzyna se encogió, intentando usar la hoguera como parapeto, pero durante un rato pareció como si las llamas le traicionaran, cómplices de la arrolladora presencia de la italiana, negándole esa cobertura. La joven polaca volvió la mirada a la ya poderosa llama, que no dejaba de crecer, lo que hizo que se le desvaneciera el absurdo miedo que aún le quedaba.

Luego, Makoto habló a los recién llegados, mientras Erik y T.J. estaban ahora rodeando el conjunto con palos, en un perfecto contenedor para evitar que la hoguera se desmadrara. Un inquietante pensamiento se le pasó a Kat, y era que si el fuego se volvía demasiado grande lo primero que quemaría sería aquel círculo de madera, que además solo serviría para hacerlo más temible aún.

Las escasas palabras de Roxana no pudieron ya ser descifradas por la polaca, absorta en aquella concentrada vorágine de fuego. El fuego bailaba libremente sobre sus ojos, en una poderosa danza que no admitía recurso alguno. Ya no le importaba lo que la joven hebrea pensara de ella. Daba igual si creía que era una débil, o una inútil. Daba igual si prefería ignorar su preocupación y su consejo. Daba igual si quería seguir con sus experimentos.

Daba igual lo que pensaran todos. También Chen y Angélica y las hermanas, todos. DABA IGUAL. Se acabó la fachada de educación para no afrontar lo que los demás pensaran de ella. Se acabó refugiarse en su mala suerte, en sus penurias de niña sin padre. Se acabó excusarse en su inseguridad, en que no podía permitirse perder lo poco que había conseguido.

Todo eso daba igual.
Todo eso estaba perdido.
Siempre lo había estado.
Solo que hasta ahora no lo había sabido.
Pero ya no importaba.

Katarzyna se levantó, firme, segura, y sin brusquedad. Dirigió su mirada a las heridas de Kurt. Qué ridículo. Podía, como mínimo, haber intentado vendárselas o lavarlas, para que no se infectasen o se recuperasen más rápido, pero “le intimidaba” siquiera sugerirlo. Ridículo. Con tranquilidad, formó las palabras:

- Bueno, macho alfa, ya que el hospital de “Doña Perfecta Rina” está cerrado - dijo con evidente sorna.
- ¿Te parece bien si intentamos al menos ponerte alguna venda decente? - empezó a caminar hacia él.
- Giulia, por favor ... - miró a la italiana de soslayo.
- … haz que Chris se siente, a ver si podemos hacer algo. - concluyó.

Sonreí a Ben por su comentario, sabía que diría que me quedase, pero si hacía falta yo estaba dispuesto a ayudar por si Makoto decidiese quedarse con Rina o alguien no quisiese salir.

Entonces por fin entraron Lia y Chris, les salude con la mano del brazo que no tenía herido y esperé la respuesta a la pregunta de Makoto, pero también añadí algo.

-Y sobre Nyara y Kyara, ¿Van a entrar? No parece gustarles este sitio pero que estén fuera solas...

Al poco, Kat se acercó a mi, hablándome con un tono que me chocó un poco. no se por que me hablaba así, supongo que aun estaría molesta o algo por lo que tardamos en congeniar los dos grupos al principio.

-Gracias por la sugerencia, pero no me llames así por favor, solo había sido una broma, y si alguien tiene aquí carácter de macho alfa, es alguien que no está ahora mismo en esta cueva... La verdad, no iba a ponerme de nuevo este trozo de manga de la blusa de Nyara, así que estaba esperando a ver si entraba para que me dejase otro trozo, al fin y al cabo, las gemelas son las únicas que se pueden permitir perder un trozo de sus ropajes sin por ello morir congeladas.-Por no decir que no es que tuviese un grifo por donde saliese agua a chorros para lavar la herida. Pero conforme me había hablado era mejor no decir ese comentario.-Siento si te molesta ver la herida, no puedo hacer más...-Y hice una mueca con los labios.