Partida Rol por web

-Éstos son los Jammers... Bueno, solo algunos de ellos, por supuesto. Seguro que os sentiréis como en casa. -Y al pronunciar estas palabras os dais cuenta de que los Jammers parecen no compartir la misma afición por la ropa con estilo de los Dragones.
-Vamos arriba. Seguro que Battlechimp Potemkin, nuestro líder, está encantado de conoceros.
Y así Arnold comienza a ascender a cuatro patas la interminable escalinata.

Comienzo a caminar detrás del simio por aquella jungla artificial vigilando todos mis pasos una  otra vez hasta que llegamos a lo quie sería el arroyo lleno de despojos y oprdioseros de cualquier pueblo en fase de abandono. Instintivamente coloco una mano en mi revólover, al parecer la ocasión se lo merecía.

Pero esta vez no, nadie se decidió a acercarse por mi espalda buscando su ración de plomo.

-¿Battlechimp? -dije medio riéndome- ya me imagino como es. La próxima vez deberíamos traer fruta de agradecimiento.

Susan mira a su alrededor, intentando disimular su cara de asco al ver a toda esa escoria tirada allí.

- Joder, vamos de mal en peor... - piensa con asombro, pues se imaginaba de otra manera a los Jammers. ¿Esos eran los destructores del feng-shui? Ahora mismo le estaban entrando ganas de crear a ella una nueva facción ¿pero qué harían? ¿protejer o destruir el feng-shui? No lo tenía nada claro...

Entonces escuchó el nombre del líder, y levantó una ceja.

- Pues ahora veremos cómo es el líder. Su nombre no augura nada bueno...

Miro a ese gente con semblante impasible. Por lo menos parece que escogimos el bando con más... ¿cómo lo llaman en el siglo XX? Estilo, eso es.

Por si acaso, sigo con mi rifle en las manos, todavía dolorido por los golpes recibidos en la taberna. Entonces escucho al Rubio y me vuelvo a sentir tentado de dispararle en la cabeza.

-Vaya, yo pensaba que todos los Jammers eran simios... -pienso al ver a los humanos estrafalarios.

Al llegar a la parte superior podéis admirar la extraña vista del Bosque Silencioso. Ni un sonido, ni una brisa capaz de secar el sudor y la humedad de vuestra piel. Si el Inframundo os parecía un lugar extraño, éste bosque supera cualquier expectativa, a pesar de que en el fondo sabéis que no será el peor lugar de este complejo de cavernas.
Sin pensarlo más seguís a Arnold y entráis por una puerta en la parte superior que os conduce a una enorme sala en la que espera más chusma, algunos gorilas con armadura y una figura ominosa que domina el centro de la estancia: Battlechimp Potemkin, el líder de los Jammers.

Con mas de dos metros de altura (bastante más) y haciendo temblar el suelo con cada paso, Battlechimp Potemkin hace honor a su nombre. A primera vista parece un gorila enorme con la cabeza repleta de piezas mecanicas y embutido en una pesada armadura de metal, pero un examen más detallado revela la vverdad: El líder de los jammers es solo una cabeza de mono unida de algún modo al cuerpo gigantesco de un robot fabricado en un lejano futuro.
Cuando os ve os examina con tranquilidad y luego se dirige a Arnold, que a su lado parece un chimpancé asustado.
-¿Y éstos son aquellos de los que me hablaste? -Dice con una voz grave pero metálica, para después dirigirse a vosotros directamente. -Dicen que sois expertos en el uso de las armas y los puños, y que acabásteis con una abominación de la ACID sin demasiado esfuerzo... ¡Pero eso no es suficiente para formar parte de los Jammers! -La última frase la ruge más que pronunciarla y comenzáis a pensar que está completamente loco.
-Decidme, hombrecitos... ¿Por qué habéis rechazado a los Dragones? ¿Que pensáis del Feng Shui? ¿Sabéis utilizar explosivos? ¿Os gusta el fuego? ¿El sonido de las cosas al venirse abajo?
Algo os dice que Battlechimpo Potemkin no aceptaría una respuesta no satisfactoria.

Observo al mono gigante  mientras me palpo el bolsillo en busca de un paquete de cigarrillos y sin llegar a encontrarlos comienzo a decirle con un poco de temblor en la voz:

-A mi no m ehan rechazado en ningún sitio, simplemente me he ido, y del feng shui yo no pienso sino que lo siento. -continuaba pensando alguna respuesta- bueno, de explosivos algo entindo claro, y respecto al fuego acabo de quemar un garito. -parecía que tenía una empresa de demolición aquel primate- si puedo evitar el sonido de la demolición lo hago estando lejos para que los escompbros no me ensucien.

Susan se queda alucinando cuando ve al líder de los jammers, pero cuando escucha lo de hombrecitos, levanta una ceja y da un paso al frente orgullosa.

- ¿Te parezco acaso un hombrecito? - se dirige a él – Y que sepas, que dejé de lado a los Dragones porque son unos sentimentales con todo ese rollo del feng-shui.  Y haré lo mismo con los Jammers si no tienen lo que hay que tener entre las piernas para hacerse con el poder – la mujer hace una breve pausa - ¿Quieres saber si me gusta el fuego y los explosivos? Pues dame un objetivo y te demostraré lo que me gusta la destrucción y el sonido de la muerte – le dice altiva.

Miro a la abominación metálica que dirige a los Jammers y me pregunto si hay mucha diferencia con respecto al monstruo gigante que surgió del suelo.

-Yo no quelel estal con dlagones. Al plinsipio pensé que elan fueltes, pero descublí que son débiles, pleocupados pol tontelías. Es mejol la solusión dilecta: sin feng shui no hablá más ploblemas -miento tranquilamente-, así que los explosivos son la helamienta de la libelasión. Quelemos ponel fin a la tilanía del chi sea como sea.

Supongo que al mono gigante le gustará oírnos decir todo esto.

Simplemente me encojo de hombros.

- No entiendo el feng shui -sentencio impasible- Pero sí el fuego. Y las cosas que caen.

Caminando tranquilamente mientras os mira desde arriba, el enorme gorila cibernético parece la figura de un sargento calibrando a los reclutas recién llegados; y en cierto modo lo es. Asiente al escuchar las palabras de cada uno y se detiene ante Susan, a la que parece examinar con más detenimiento.
-No sé que tienen los Jammers entre las piernas, pero sí se lo que tengo yo. -Se da unos golpes en la entrepierna que suenan a metal y luego acerca su cara a la de la mujer y dice. -Nada. Si tuviera polla seríamos buenos amigos, pero vais a tener que demostrarme que servís para algo. Tenemos un trabajo pendiente en la superficie, en nuestra época, pero mis hombres están ya fichados y necesitamos sangre nueva. Si estáis dispuestos a arriesgar vuestras vidas por la causa, os aceptare,os entre nosotros.
El simio se separa de vosotros y mira hacia algún lugar indeterminado de la pared con un brillo enajenado en sus ojos, lo que os hace pensar en si la obstinación de este ser será más por el feng shui o por su ausencia de pene.

Me acuclillo y me pongo a jugar con una ramita. He visto en las películas que se suele esperar de los indios que hagan eso.

- Por mi, oka-hey -contesto ante el silencio general- Para algo habremos venido a este sitio tan loco ¿no? A ver si le damos sentido a todo esto.

Y pongo la sonrisa del lobo que me enseñó el abuelo. Dice que... ¿cómo es el término del sigloXX?

Que mola.

Por fin encuentro el tabaco y levanto la solapa de la cajetilla mientras saco uno un poco arrugado y me lo coloco en la boca. Luego desenfundo una cerilla como acostumbro a hacer y mientras suelto el humo le digo al  monete:

-Sin problemas, puedo hacer lo que sea.

Cuando el gorila acerca su cara a Susan y hace el comentario sobre sus genitales, la mujer se retira un poco hacia atrás para observar mejor lo que dice que tiene en la entrepierna.

- Si ningún tio tuviera polla sería lo mejor que me podría pasar. Me gustas... - le dice pensativa mirando su ausencia de genitales, asintiendo sin parar con la cabeza. Después de unos minutos de reflexión manteniendo esa postura, Susan vuelve a hablar - Por supuesto que iré, es a lo que he venido - le dice sonriendo.

-Vamos, ¿adónde hay que il? -pregunto dispuesto a todo.

El simio de metal esboza algo parecido a una sonrisa.
-El trabajo es fácil, incluso para unos novatos como vosotros. Consiste en salir a la superficie justo al lugar del que venís, pero varios cientos de años en el futuro. Sabemos que el Buró enviará un maglev... es decir lo que vosotros llamáis un tren, cargado de armas. No tenemos más detalles sobre el cargamento pero tenemos claro que esas armas deben ser para nosotros y no para ellos. Debéis ir hasta la estación evitando que os descubran, esperar al maglev, asaltarlo y regresar aquí con las armas. El cómo lo consigáis me la trae floja. ¿Entendido?
Sin esperar respuesta, Battlechimp llama a un hombre con aspecto de científico chiflado.
-Prepara ojos para estos seis y procura que sean buenos, no quiero que se repita la carnicería de la otra vez.
El hombre asiente, algo nervioso, y os indica que le sigáis a su taller-quirófano.