Partida Rol por web

Si Naamah, es pequeño. Míralo nomás, casi apenas sólo una calle  Y casi puros humanos.  En parte por eso nos enviaron, pues si fuera una enfermedad que se transmite principalmente entre humanos, un paladín curandero siendo tienfling tendría menos posibilidad de enfermarse,  ¿no?  Y de las otras razas, se ve que es lugar de comercio local, así que bien puede esta ser la tasa normal de visita. Algo inmunes se han de creer esos halflings y elfos.

Al llegar al templo, buscó en su interior, llamando.  Bueenas, ¿alguien está por acá?  ¿Está la hermana Cirthana?  

¿La historia de este pueblo?, umm, - me pongo la mano en la barbila mirando al cielo - déjame pensar ...

Mientras esperaba a que llegaran los de Torm, Koyaanisqatsi pensó en porqué parecía que a su prima le molestaba que la llamara por su nombre.  ¿Tenía miedo a que le reconocieran el nombre de diabla, que la rechazaran por ello?  Él prefería darle buen nombre al nombre tiefling, pero ... era impositivo querer que ella siguiera esos mismos pasos en particular...  Le dijo en voz baja mientras esperaban, casi un susurro...

No hay nada malo en Naamah, si es tu nombre, el que tu llevas.   Pero te diré Victoria prima, mientras lo quieras así. 

En el mismo tono le explico...

Gracias primo, es mi nombre en la sociedad humana, y con humana quiero decir fuera de nuestros pueblos.

Asi se me conoce y no oculto nada, son las reglas que me enseñaron de comportamiento con los demás.

Habéis continuado avanzando por la avenida hasta llegar a la puerta del templo de Torm. Se trata de uno de los edificios más grandes en todo el pueblo, pero aún así no es ni una sombra de los grandes templos que habéis visto en las grandes ciudades. Apenas sobresale ligeramente por encima de la altura del resto de edificios de su alrededor. Os llama la atención eso sí que es posiblemente el único edificio completamente de piedra que habéis visto por ahora en el pueblo.

Al llegar habéis abierto la puerta, y Koyaanisqatsi ha preguntado en alto por Lady Cirthana, en principio sin mucho éxito. Durante unos instantes dudáis si entrar algo más a pesar de no haber obtenido respuesta, o si esperar. Unos segundos después escucháis ruidos y veis aparecer a Lady Cirthana.

Al verla Koyaanisqatsi dice la frase que le enseñaron que une a las dos fés:

" Cuando hay deseo de paz ...  

esperando que ella la complete.  

Lo primero que os sorprender al verla a lo lejos es su juventud, no aparenta llegar si quiera a la veintena. Veis que durante unos segundos se mueve sin prestaros ninguna atención, hasta que de repente os ve en la puerta, e intenta fallidamente ocultar su sobresalto.

¡¡Bienvenidos hermanos!! - Dice efusivamente

Hace una ligera reverencia y dice - Las virtudes de Torm sean con vosotros. 

Pasad por favor, pasad, que agradable sorpresa, sentíos como en vuestra casa. - Os indica con un gesto de la mano que entréis mas allá de la puerta.

¿En que puedo serviros?

Mientras vais entrando podéis observar un poco el interior del templo, a pesar de ser mucho más pequeño que otros templos que habéis visitado ciertamente consigue con su pequeño tamaño dar una sensación de majestuosidad. La sala donde os encontráis ocupa buena parte de la planta del templo y el techo se alza a varios metros por encima de vuestras cabezas. Todo el templo parece estar decorado con abundantes detalles en materiales que simulan plata y oro. La luz según entra desde la vidriera principal le confiere un aura especial al lugar.

Todo está perfectamente limpio, organizado y cuidado.

Intentas hacer memoria sobre esta zona y te vienen algunos nombres a la cabeza, La Peña de Crag, el Valle Lunaoscura, Río Espuma... todos ellos elementos de esta región, pero no consigues recordar realmente nada sobre el pueblo en sí.

Estas segura que en este recóndito rincón no ha ocurrido nada mínimamente interesante desde hace siglos... o al menos nada que haya sido reflejado en los libros de historia.

Hola sacerdotisa, buen día y gracias por acogernos, dice Kellen haciendo una exagerada reverencia y un tirabuzón con la mano. Se ve que no está muy acostumbrado a las formalidades.

Nos hemos acercado al pueblo en nuestro caminar buscando ayudar a aquellos que sufren. Pues sabemos que un gran mal se cierne sobre esta gente... dice con preocupación. En estos días, muchos males acechan estas tierras y las gentes de bien deben ayudarse. Yo mismo busco a un compañero perdido, terminó de decir con toda la pompa que se podía insuflar el gnomo. Acostumbrado a sencillas ceremonias, éste templo le parecía relativamente lujoso con su oro y plata.

Mientras Kellen esta hablando yo observo un poco la sala admirando la limpieza y amplitud de la sala, avanzo diagonal a Cirthana y para cuando estoy mas o menos a su espalda me doy la vuelta y la observo a ella de abajo a arriba; sus botas o zapatos, sus ropajes, su cabello, sus pendientes... mientras voy caminando circular a ella terminando el rodeo y volviendome a posicionar lentamente detrás de mi pequeño amigo.

Tras cruzar una única vez la mirada con ella, giro la cabeza hacia mi primo pero manteniendo mi cuerpo frente a ella (detras de Kellen) y comento.. Sí, aquí estamos. Koyaanisqatsi, ¿que traiamos para ella?

Escucha atentamente las palabras de Kellen y muestra una dulce sonrisa al ver su reverencia. Pero su rostro cambia rápidamente al escuchar el motivo por el que habéis venido. 

Yo... si, aún queda gente enferma. - Veis como se encuentra realmente apesadumbrada y sus ojos comienzan a humedecerse. - Por desgracia Torm no me ha bendecido con la habilidad para ayudarles. - Mira al suelo avergonzada.

Capta durante un momento a Victoria paseando a su alrededor y parece ponerse algo más nerviosa aún.

Victoria, tras dar una vuelta alrededor suyo ves que se trata de una chica muy muy delgada, de pelo rubio, casi platino y piel pálida.

En estos momentos va vestida con un vestido de seda elegante a la par que discreto. Lleva un colgante al cuello. Al final del colgante hay un broche con forma de mano:

No llegas a ver su calzado pues está quieta y lleva un vestido que llega hasta el suelo.

Intento aliviar la tensión - Bueno, bueno, no perdamos aún la esperanza.
Alzo la vista e inicio un distraído paso, dejando a la clériga a mi costado, con gestos obvios de admirar el templo - Ohh

Antes de que Lady Cirthana recupere la compostura del todo, giro la cabeza para poder observarla y le pregunto -
¿Y no es raro que una enfermedad en un pueblo perdido sea tan resistente? ¿qué crees tú que hay detrás de esto?- todo ello de forma rápida, intentando cogerla con la guardia baja y observando su reacción.

Donde quiera que Torm pida ayuda, Eldath fluirá hacia allá. -dijo Koyaanisqatsi, contento de estar en un lugar de devoción.  Se acercó a poner en manos de la clériga su red, en el acto simbólico de ponerse a su servicio que hacen los paladines de Eldath.-    Lady Cirthana, nos envían los druidas del Ilighôn, a mi y a mi hermana Victoria.  Cuando supieron que ustedes en Hondonada enfrentaban una enfermedad así de misteriosa y resilente, me pidieron venir lo mas pronto posible hacia acá, a ponerme a su servicio.  

Mi nombre es Koyaanisqatsi, consagrado a Eldath y con la fortuna de entrenarme como paladín con los de Torm, allá en el bastión de Turmish.   Es un honor estar acá para corresponder las bendiciones que me dieron en su momento.    

Cuando usted diga, estaremos listos para ponernos a trabajar.  Aunque como venimos de todo un día del camino, quizá nuestros amigos gnomos tengan algo de hambre.  ¿Tal vez podríamos dejar nuestra carga y compartir algo de pan mientras usted nos cuenta sobre cómo están las cosas?  ¿Cuantas personas han sido afectadas?  ¿Que se sabe de lo que está causando la enfermedad?  ¿Que remedios están aplicando?  -dijo, ya queriendo ponerse en acción lo más pronto posible.  

Koyaanisqatsi, creo que hemos captado su atención y ella nuestro mensaje. Lo mejor seria que mmm... (mis ojos enfocan su frente y luego generan una mirada perdida) Lady Cirthana piense y recave toda la información que nos tiene que aportar mientras nos acomodamos un poco en el pueblo.

Luego vuelvo la vista hacia mi primo.

Necesito una ducha para poder pensar mejor.

Me encaro otra vez hacia Cirthana y comento con una voz mas firme.

¿Actualmente es seguro el pueblo? Si la enfermedad no ha llegado hasta el templo quizá podríamos quedarnos aqui con nuestros "hermanos" mientras les ayudamos.

Por cierto, no esperaba que las sacerdotisas fueran tan jóvenes y elegantes por estas tierras.

Y esbozo una sonrisa pequeñita seguida de un saludo (bajando un poco la cabeza y levemente las rodillas, como cuando se saluda a la realeza).

No, por supuesto que no! Pase lo que pase sé que Torm está con nosotros. - Responde emotivamente a Nyx. A quien sigue con la vista mientras la gnoma observa el templo.

Se sorprende claramente por el brusco cambio de ritmo en la conversación. Baja la cabeza de nuevo un instante y comienza a hablar, esta vez mas seria y serena.

Veo claramente que sois gentes de mundo, efectivamente esta afección no parece...

En ese momento entra Koyaanisqatsi por la puerta, y sin ser consciente de estar interrumpiendo se presenta. Lady Cirthana escucha atentamente su presentación, y podéis ver como sus ojos se iluminan de alegría en varios momentos. Claramente saber que no solo queréis ayudar, sino que además venís de parte de otros "poderes" la ha alegrado bastante.

Es un auténtico honor conocerle señor Koyaanisqatsi. - Dice con una profunda reverencia tras haber escuchado su presentación. - Espero de todo corazón que Eldath esté con vosotros y os guíe en vuestra misión. No me cabe duda que Torm también lo hará. - No puede evitar mostrar una sonrisa ante lo que claramente interpreta como buenas noticias.

Tras decir eso hace de nuevo una ligera reverencia a todos los presentes, a pesar de haberse presentado ya anteriormente. Parece que tras la explicación de Koyaanisqatsi os mira con nuevos ojos.

Por desgracia no disponemos de mucho tiempo, lo siento Victoria. Lo mejor será que os cuente ahora mismo lo que sé. Tomad por favor asiento en los bancos, no es gran cosa, lo siento, pero como digo el tiempo apremia.

Esto es lo que yo se,

Hace algo más de una semana empezaron a aparecer personas enfermas en Hondonada. La enfermedad comienza como un simple resfriado, pero se acelera rápidamente y no tardó mucho en cobrarse alguna vida. - La voz le falla ligeramente.

Ayer  la guardia del pueblo decidió cerrar el manantial de Brookman a petición de una charla... herbalista llamada Laurel. Desconozco si ha sido casualidad o no, pero no parecen haber aparecido nuevos casos desde entonces.

En estos momentos el brote parece estar por tanto controlado, pero por desgracia quedan bastantes personas infectadas, varias docenas de hecho,  ninguno de ellos parece mejorar con ningún método. Contamos por tanto con poco tiempo.

Cabe decir que los que quedan infectados son principalmente ancianos y niños. - Veis como a estas alturas de la conversación las lágrimas caen por sus mejillas.

Esto es más o menos todo lo que se - Dice entre sollozos.

Observas atentamente a Cirthana durante toda la conversación, atendiendo a sus reacciones, a su forma de hablar y te das cuenta que puedes leerla como un libro abierto.

Llegas a la conclusión de que o es la mejor mentirosa del mundo o todo lo que ha dicho ha sido con sinceridad... a excepción de cuando nombra a Laurel. Notas claramente un fuerte resentimiento, que no ha sido capaz si quiera de ocultar, claramente se le ha escapado el llamarle "Charlatana". 

Está además claramente dolida en su orgullo, interpretas claramente que se siente completamente inútil en esta situación, tienes la sospecha que dicho sentimiento de inutilidad puede venir incluso de más atrás.

Te queda la duda de si su resentimiento hacia Laurel y su sentimiento de inutilidad guardan relación, pero podría ser.

Por eso nos llamaron...  Los manantiales son el espacio sagrado de Eldath.  Creo que será lo primero que visite.  Me gustaría entonces hablar con Laurel, la herbalista.  Los druidas respetan mucho ese arte y yo he aprendido a verlo con otros ojos.  Iré para allá de una vez.  ¿Quien viene conmigo? - le pregunta a los gnomos.

Prima, -le dice a Victoria- si prefieres irte adelantando a buscarnos posada, está muy bien también.  ¿Nos alcanzas después o te irás a visitar enfermos?