Partida Rol por web

Habían retomado el paso, y al tiefling le costaba trabajo seguir al gnomo.  Parecía como si las ramas y enredaderas del camino se abrieran mágicamente a su paso.  Quizá así era.  Como con los druidas.  Koyaanisqatsi venía pensando en la gente de Hondonada.  Aquí tan lejos sus problemas podrían parecer lejanos, inexistentes tal vez.  De verdad que el amor siempre es un acto de fé, de tener presentes a los que no lo están, aunque la realidad diverja de nuestra mente, Es lo único que tenemos para caminar. 

El hongo luminoso en su bolsa parecía estar de acuerdo, Jajajja.  La cerró para comprobar que la luminosidad se podía acallar bajo el cuero.  Habría que estar ciertos de sacarlos en el momento adecuado. 

¿Saben?, me gustaría ver si estos hongos se podrían cultivar, como champiñones.  Sería una nueva industria en Hondonada,-movía las manos con entusiasmo casi de niño-  Ayudaría a reducir la pobreza, causa raíz de la enfermedad.  ¿Quien se anima a este proyecto?  Hablar le hacía menos pesado el camino, pero quizá habría que andar en silencio para no atraer atención no deseada.

¿A Namaah le dolerá esto de hablar de pueblos e industria, después de lo que sufrió ?  No podrá ser siempre una viajera, el dolor una legua atrás de ella.  ¿Que hacer?  Su ceño se frunció.

Agotada ya a medio día, Nyx había empezado a odiar todas las piedras, las raíces, los altibajos en el camino, las ramas bajas que ocasionalmente había que esquivar, pero sobre todo la perenne oscuridad que gobernaba con puño de hierro hasta el último recoveco del inhóspito bosque.  Una bruma le dominaba la mente, de forma que tan solo conseguía proseguir la marcha gracias al empuje de sus compañeros.

Cuando el paladín pronunció su disertación acerca de ayudar a los aldeanos con los hongos, tardó en procesar su contenido.  Como artesana, había pensado en cultivarlos y venderlos, o incluso venderle a alguien la idea junto a los hongos recogidos, pero no había pensado ni por un instante en los pobres aldeanos.  La inercia y la somnolencia de horas caminando desaparecieron al instante cuando un torrente de vergüenza le recorrió todo el cuerpo: cabizbaja, se le enrojeció la cara, las manos se apretaron y sus piernas se tensaron.  Su marcha se enlenteció, mientras dicho sentimiento se cebaba con ella, pero entonces volvió a darle vueltas a la idea que el tiefling había expresado.  Pensando en el futuro de los aldeanos, la bondad y la esperanza brotaron con aún mas fuerza que todo lo anterior y de repente exclamó:

¡Es una gran idea, Señor Koyaa-nis-qat-si! - se esforzó en pronunciar el nombre competo.
¡Cierto es que si! - De un impulso dio varios pasitos muy rápido para volver a la formación y empezó a caminar con vigor.

Kellen intentó mantener el ritmo con buen humor, pese al hartazgo evidente de alguno de sus compañeros. Cierto es que el camino no era un paseo especialmente agradable, pero debía hacerse, por el bien de esa gente.

Ante la idea de Koya, comentó que el podría ayudar en lo que pudiese, pero bien sabía que los hongos eran harto difíciles de cultivar. Quizás pudiese enseñar algo a los lugareños, pero Kellen no tenía la intención de quedarse por mucho tiempo en el pueblo de Hondonada.

Venga chicos - dijo Kellen al cabo de un rato caminando. ¿Quién lleva el mapa? debemos continuar a buen ritmo, pero echarle un vistazo de vez en cuando no viene mal para orientarse.

Mientras lo miraba, aprovecharon el alto para beber algo de agua y relajar las piernas.

No deberíamos estar muy lejos de la bruja, ¿no?

Recordad que debemos de tener cuidado, la bruja debe de tener oidos y ojos en todo el bosque, y ademas por lo que llevamos dentro de el, parece que hay otras criaturas que sobreviven por lo peligrosas que son.

Mientras con este discruso trata de manenter a sus compañeros con los pies en la tierra recuerdo mi pasado, cuando tuve que migrar de un pueblo a otro, cuando vi que el fuerte pisaba al debil, cuando decidi que desde ese momento seria yo quiero estuviera arriba pisando.

Pues la verdad si queremos que la bruja nos encuentre.  Si la sorprendemos... no se si se lo tomara bien.  Mejor que vea que somos gente que efectivamente quiere comprarle un remedio, a la buena, ofreciendo un buen trato.  Algo en el que ambos ganemos. 

Koyaanisqatsi volteó a su alrededor.  Esperando ver algún gesto de que la señora estuviera ahí.    Señora Uzimila, ¿podríamos hablar con usted?  -dijo al bosque, respetuoso, claro, seguro.  

(susurro)El problema de tu solucion es que no sabemos si la bruja esta interesada en que le compremos algo, o tambien puede que nos ejecute antes de preguntarnos.

Con cuidado, pisa con cuidado... voy pensando mientras voy poniendo los pies donde me van indicando mis pequeños amigos.

Allí sentados, daba la sensación de que el peligro hubiera desaparecido, como si simplemente estuvieran dando un paseo por una zona boscosa cerca del hogar.  Nyx miró hacia arriba, hacia el techo del bosque formado por las copas de aquellos larguísimos árboles, omnipresentes y aterradoramente inmóviles.  Intentó, en vano, avistar algún rayo de luz que consiguiera atravesar aquel denso manto de hojas en lo alto.

Bajó la cabeza y, sentada en una gran roca, balanceó los pies hasta golpear suavemente con el tacón la piedra.  Volvió a las preocupaciones que les ocupaban y escuchó todo lo que comentaron sus compañeros.  Finalmente añadió:

- Bueno, por el momento habrá que usar parte de lo que queda de día en buscar la cabaña de la bruja. - miró al bosque.
- Pero soy reacia a lidiar con ella, sea amistosa o no, sin que nos recuperemos de las heridas. - concluyó, sin esperar respuesta, con la mirada aún distraída en algún lugar de la profundidad del bosque, como si intentara atisbar la mística cabaña de la bruja.

Continuáis andando bajo la ya perenne sombra del bosque, la luz aunque algo menos escasa que en las proximidades del claro sigue estando muy lejos de lo que cabría esperar a esta hora del día. De fondo entre vuestras conversaciones escucháis los ruidos típicos del bosque, os llama la atención un pequeño chillidito a vuestro lado, miráis todos rápidamente y veis a una liebre. ¿Os está mirando? Un segundo después echa a correr.

Cuando levantáis la vista estáis en el borde de un claro... estáis completamente seguros de que hace un instante no había ningún claro aquí, tenéis además la sensación de que ha pasado algo de tiempo desde que visteis a la liebre hasta ahora. Os sentís algo confundidos.

Se trata de un claro mucho más pequeño que el del árbol más antiguo del bosque. En el centro del mismo veis una cabaña de madera de aspecto bastante viejo, diversas plantas trepan por sus paredes, el musgo crece entre las juntas de los tablones en una de las caras. Sin embargo os llama la atención que no parece faltarle absolutamente ni un solo tablón, la estructura en sí está en perfectas condiciones.

En uno de sus lados veis un huerto, o los restos de uno. Aunque hay algunas hierbas desde esta distancia no tenéis claro si son malas hierbas o algo cultivado a posta. En el centro del huerto hay un palo de casi dos metros de altura clavado en la tierra.

¿Es humo lo que sale de la chimenea? ¿Estaba ahí hace un instante?

Tengamos cuidado... actuemos con calma y con perspicacia. La bruja no creo que sea una ingenua si ha conseguido sobrevivir en este bosque o incluso reinarlo.

Miro hacia donde estaba la liebre y susurro.

Me escama pensar que esa liebre pueda estar atada a la bruja, algunos de nosotros elijen ese camino para desarrollar sus poderes.

Le pareció un gran truco de magia el que las cosas aparecieran como de la nada.  Un gran hechizo de esconder su lugar, ciertamente.  Creo que está de acuerdo en que la encontremos. 

Bien, me acercaré a buscar platicar con ella.  ¿Quien viene conmigo?, Namaah, ¿entre brujas se entenderían? ¿Nyx?  ¿Quien espera aquí?  

Si uno de los gnomos se escondiera en el bosque sería una carta bajo la manga, aunque quizá le parezca trampa.  Mmmm. -parecía dudar.-  Espero no.  En todo caso, sería como un seguro ante una mala eventualidad.  Que espero no haya ninguna. -dijo confiado el paladín.

O podríamos retirarnos a descansar - dijo sin mucha confianza la gnoma, sin muchas esperanzas de convencer a sus compañeros.

Miró el huerto y luego se centró en la casa y el musgo sobre ella.  Si, era llamativo su perfecto estado, en especial con tanto musgo alrededor, pero sin duda una bruja podría usar magia para remediar eso.  Todo esto le daba muy mala espina.  Y lo aparecer de la nada ¿sería otro efecto mágico?.  De pronto, recordó las palabras de Rhoddam, sobre que la casa era muy difícil de encontrar.

- Lo más conveniente sería pensar que la propia bruja ha salido a nuestro encuentro, pero eso es difícil de creer.  Si al maderero con experiencia en éste bosque le cuesta encontrar a una bruja con la que ha tenido negocios anteriormente, ¿como es que nosotros la hemos encontrado tan fácilmente? -

Demasiadas casualidades, pensó, pero desde esta distancia era difícil discernir nada.  Pensó que tal vez examinando la casa podría comprobar si ésta era real, o si, por el contrario, se trataba de una ilusión.  Finalmente, ante los comentarios de los tieflings, intentó alarmar al grupo diciendo:

- Es una trampa.  Y apostaría que dentro de esa cabaña no hay ninguna bruja pero que en los alrededores habrá algún enemigo acechándonos.  Tal vez sea todo una ilusión. -

Coincido plenamente con Nyx, aunque bien es cierto primo que no te dejare ir solo a la casa si ese es tu deseo.

Sobre lo que propones tu, Koya... no seria "como una trampa", el que uno de nosotros este escondido acechando es "una trampa".

Observo la casa desde lejos y por dentro le doy vuelvas y vueltas a por que no aprendi a detectar la magia en zonas cercanas... en fin, hice mi eleccion.

Bien pues.  Iré a tocar la puerta.  Y el paladín avanzó derecho, por el camino, atento a cualquier juego de ilusión. No quería acabar empantanado.  Al hacerlo venía diciendo:

Señora Uzimila, venimos en paz a comprarle unos remedios.  Por favor recíbannos.

Revisaba el sonido de sus botas para ver si coincidía el sonido con lo que se esperaba del terreno que pisaba.  Por lo de la ilusión debe ser bruja con pacto faérico.  Ojalá que mis conexiones con los druidas sean de ayuda.  

Eldath, que todos los que aman la naturaleza vean tu mano en mis acciones. -rezó. 

- Ten cuidado... le dijo Kellen a Koya antes de que se acercase a tocar la puerta.

Pensó en preparar su arco, pero no le pareció buena idea, la bruja podía verlo y tomarlo por una amenaza.

-Evitad mostrar las armas, para parecer amistosos, pero no las escondáis mucho como para que piense que pretendemos emboscarla - le dijo a Nyx mientras Koya se acercaba a la puerta.

Él decidió mantenerse a una distancia segura, pero bien visible, para que la bruja no pensase nada malo. Mientras Koya se acercaba, Kellen oteó el huerto, a ver si era capaz de identificar alguna planta y ver que clase de remedios o venenos cultivaba.