Partida Rol por web

- Aún lo tengo, teniente. Se mueve deprisa - Bernelli hablaba en voz baja a pesar de que la armadura mantenía sus palabras confinadas en el canal de comunicaciones. - Quince metros en el radial doscientos. Mantiene trayectoria este. Deberíamos de ser capaces de verle ya. 

Mientas algunos marines se agazapaban un poco más. Breanne levantó la vista por encima de su cobertura. Una figura solitaria, bañada por la luz agonizante de la tarde, salió con paso incierto a la plaza.

- ¡Oh, mierda! - escupió Breanne. Se incorporó, se levantó con un movimiento brusco el visor del casco y gritó desde el otro lado de la plaza. - Marcus, en el nombre del infierno. ¿Qué coño estás haciendo?

La figura se volvió. Su mono ya no estaba impecable. Había perdido la gorra y ahora asomaba una cabeza cuyo pelo parecía paja pelirroja y que se extendía en todas direcciones. No obstante, le reconocieron rápido: Era el técnico que les había acompañado el día anterior durante el vuelo a Pintoresco.

- ¡Señora, oh! - el sargento Marcus hizo un saludo rápido - ¡Bienvenida a casa, señora!

Ardo se alegró por dentro de que sólo fuese Marcus el maldito movimiento detectado, y viendo que Amy se encargaba de Xiang, puedo volver a centrar su atención en no separarse de la caja. Sin embargo, necesitaba un arma para sentirse a gusto, y con su mirada volvió a hacerle a la teniente la misma pregunta:

¿Qué hacemos con el premio?

No se si sentirme alegre con respecto a que solo sea el mecánico, su sola presencia presagia que algo no anda bien. Seguro es mejor verlo a él que a una bestia zerg que acabaría con varios de nosotros antes de poder abatirla por estar desarmados. No quiero relajarme a pesar de ver a uno de los nuestros por ahí, esta situación no es normal y por ello me mantengo alerta.

Tras inyectar los potentes calmantes y antibióticos a Xiang, Amy suspiró aliviada, no porque haya podido salvar a aquel marine, sino para darle un poco de descanso a sus dolorosas heridas. Aunque no comentó nada delante de él, ella sabía que sin una enfermería con los aparatos adecuados no podría hacer nada contra la infección de sus heridas.

Mientras lo atendía, miró como aparecía Marcus Jens en la plaza y se preguntó de que iba todo eso, aunque ahora mismo su deber estaba para con los heridos, así que iba a dejar de los demás se encargasen de solventar el problema que se les cernía encima.

La Teniente Breanne devolvió el saludo y a continuación preguntó:

- ¿Permiso para entrar en la guarnición? - ante la cara de asombro que se le quedó a Marcus, añadió - Asumo que está usted al mando de la fortaleza, sargento, o de no ser así se nos habría dado la bienvenida a estas alturas. Debo informarle de que mi pelotón y yo, acabamos de regresar de una gloriosa misión para la Confederación - la voz de Breanne parecía cansada y su tempreramento empezaba a manifestarse.

- Oh - Jans parecía confuso - Si, señora, supongo que soy el oficial de mayor rango... salvo usted... desde ahora, me refiero.

Jans miró más atrás de ésta en dirección al lugar en que los marines se habían ocultado.

- ¿Se refiere a los marines que se esconden bajo los barracones?

- He aqui nuestro glorioso retorno. - Cutter salió de entre las cajas - Los Marines que se esconden bajo los barracones solicitan permiso para entrar en la guarnición, sargento, y después a mi me gustaría saber ¿Dónde coño está la guarnición?

Breanne sonrió sin girarse hacia Cutter. Este avanzaba a grandes pasos hacia ellos.

- Pero, pero... Teniente,... creía que ustedes podrían decírmelo. - Marcus parecía realmente confuso - Señora, se han esfumado sin más - balbuceó. La película de polvo que cubría el rostro del sargento estaba siendo desbaratada por los regueros de sudor que empezaban a caer por su frente - Pensaba que, dado que pertenece usted a la cadena de mando y todo eso, le habrían informado, eso es todo.

Smith-Punn se acercó a Breanne y al soldado-técnico, arrastrando a Ardo consigo por culpa de la caja que estaban sujetando entre los dos. Habló en voz baja y tono confidencial de tal modo que sólo Ardo alcanzó a oirles.

- Teniente está oscureciendo y no tenemos lugar donde escondernos. No nos queda mucho tiempo.

Las palabras de Smith-Punn parecieron hacer mella en Breanne, cuya cara de cabreo dió lugar a un gesto serio y decidido. Levantó la cabeza con un movimiento repentino y pareció reparar por primera vez en el cielo cada vez más oscuro que se extendía sobre las murallas de la fortaleza.

- El puesto ha sido abandonado - anunció Breanne de repente - Una evacuación de emergencia, supongo. Ya lo averiguaremos. Mientras tanto, Cutter... Hay una enfermería en el centro de Mando. Lleve a la mujer y a Xiang allí y luego vuelva para informarme. Windom irá con usted, al igual que Smith-Punn y Melnikov. Smith-Punn encárguesé de que Melnikov mantenga vigilado tanto el cofre como la mujer... si es que es capaz...

Littlefield, encárguese de conseguir un nuevo rifle para todos los inútiles que lo han tirado - Breanne esbozó una sonrisa - Después regrese aquí. Tenemos un nuevo perímetro que establecer.

- Señora si señora. - Contesto con seguridad a las órdenes de la Teniente, antes que todos se alejen, hago un conteo de que es lo que está faltando y así saber que traer, mejor que sobre antes que falte. Voy al lugar donde se que están siempre las armas guardadas, con precaución sabiendo que el lugar puede tener visitantes que motivaron la evacuación de emergencia.

Tomo lo que hace falta y si encuentro municiones pesadas, como ser granadas, cargas explosivas, detonadores u otras cosas, las tomo también para poder establecer mejor un perímetro. La noche va cayendo rápidamente sobre Pintoresco y no quiero que nos cojan desprevenidos.

La intranquilidad por las cosas que oía iba a haciendo mella en Ardo, el cual se vio arrastrado por Smith-Punn, la caja y las órdenes de la teniente.

Tenía cosas que hacer, y por lo que parecía, nadie sabía que estaba pasando. Así pues Ardo fijó la mirada en la mujer que descansaba en los hombros de Cutter y le picó su curiosidad. Estaba interesado en descubrir que hacía una chica perdida encima de una madriguera Zerg en un pueblo que había sido invadido por éstos. Y si le ponían a cargo de ella, con un poco de suerte, conseguiría enterarse. 

M`Butu se mantenia en silencio a unos pasos detras de Smith, hubo un momento de tension y estaba dispuesto a incinerar cualquier cosa hostil que apareciera, pero al final era otro humano mas y aunque era alentador, pronto reportaba que no se sabia que paso alli. Pero si realmente hubo una evacuacion de emergencia, dejando los barracones y el centro de mando alli, debio haber sido por algo realmente urgente para no haber movido las estructuras que no estaban fijas en el suelo

Teniente, alguna orden para mi?

Preguntaba M`Butu dando un paso hacia la teniente, estaban por restablecer un perimetro pero el no recibio ordenes a las cuales seguir. En lo personal el preferia buscar una forma de recuperar el contacto con el exterior, pero estaba oscureciendo y esos zerg seguian aya afuera...

Amy asintió diligentemente y se encaminó con los demás hacia la enfermería. Esperaba ahí encontrar todo lo necesario, tanto para tratar a los marines heridos como para aprovisionarse en caso que tuvieran que salir huyendo por alguna extraña razón.

No podía dejar de pensar porque habían abandonado sin mas aquel puesto de mando, si parecía estar en buenas condiciones, en principio.

- Ehmm... sí, acompañe a Littlefield y aseguresé de que los murciélagos de fuego tienen suficiente vespeno para rellenar sus reservas. - dijo rápidamente Breanne.

La noche estaba cayendo muy deprisa mientras se dirigían a la enfermería. Se había levantado un fuerte viento desde el oeste, que gemía y aullaba entre los edificios de la guarnición de la Confederación. Los desiertos edificios parecían estar observando como se movía entre ellos. El lugar estaba demasiado en silencio para la cantidad de equipo que aún conservaba. Allí donde miraran se encontraban con la visión de las cosas que estaban precisamente en el lugar donde debian y al mismo tiempo enteramente fuera de lugar. La tierra del suelo había sido compactada por orugas y los repulsores de los muchos vehículos que habían pasado por ella. Las luces brillantes de todos los módulos por los que pasaban seguían encendidas.

Tras recoger las armas, Littlefield, M´Butu y Breanne se reunieron de nuevo el el patio de la pista de aterrizaje. Los marines se sentían gratamente confortados ahora que tenian de nuevo sus armas. Habían cogido suficientes para todos los que la habían arrojado e incluso habían encontrado un par de granadas y munición de sobra como para no tener que preocuparse.

Breanne parecía hasta preocupada de que hubiera tanta munición allí.

- Bien, soldados. Los Zerg parecen haber sido derrotados, pero hasta que encontremos un modo de salir de aqui, o podamos ponernos en contacto con la flota para avisarles de que nos recojan, deberíamos establecer un núcleo defensivo. ¿Alguna idea?

La noche estaba cayendo muy deprisa mientras se dirigían a la enfermería. Se había levantado un fuerte viento desde el oeste, que gemía y aullaba entre los edificios de la guarnición de la Confederación. Los desiertos edificios parecían estar observando como se movía entre ellos. El lugar estaba demasiado en silencio para la cantidad de equipo que aún conservaba. Allí donde miraran se encontraban con la visión de las cosas que estaban precisamente en el lugar donde debian y al mismo tiempo enteramente fuera de lugar. La tierra del suelo había sido compactada por orugas y los repulsores de los muchos vehículos que habían pasado por ella. Las luces brillantes de todos los módulos por los que pasaban seguían encendidas. La puerta de un depósito de suministros estaba abierta y las luces de su interior iluminaban la calle. Dentro había un VCE, cuya forma de metal y plástico vagamente humanoide estaba agachada en el acto de recoger un módulo de construcción.

La calle principal discurría por detrás de un barracón del sur y describía una curva sobre la tierra allanada en dirección al enorme Centro de Mando. El edificio era colosal, igual de ancho que de alto, y tenía la forma de un esferoide aplastado de metal. A todas luces en su construcción había primado la función sobre la estética. Por encima de la estructura principal se elevaban numerosas torres de observación, antenas, cúpulas de sensores y otras dependencias técnicas dispuestas de tal manera que un observador casual le hubiera calificado de caos absoluto. Y por encima de todo ello, la Sala de Operaciones, un bloque blindado con ventanas por todos los lados desde las que dominaba el complejo entero. Las luces estaban enciendidas al otro lado de las ventanas, pero no había movimiento ningúno dentro.