Partida Rol por web

- ¡Eh!, ¡mendrugo!. - dijo usando de nuevo ese estúpido mote que te había puesto. - ¿Qué pasa? ¿Es que te asusta un poco de humor? No has dicho nada desde que bajamos del helicóptero. No seas "cagao", hombre, que todavía no vienen los zerg.

Te daba la impresión de que la forma de plantear el combate, por insignificante que fuera, no se parecía en nada a la de Jensen. De hecho, por un momento llegaste a pensar que quizás... No, que tontería. El tipo que tenías delante debía pesar por lo menos 130 ó 140 kilos. Era una masa enorme de músculos.

Por dentro sentías que el pobre Jensen fuera a sufrir ese martirio. Sin embargo, no acababas de entender porqué algunos marines se ponían tan gallitos.

Entonces, te acordaste de algo. Todos los confederados eran hijos y descendientes de presos. Toda la gente Terran eran descendientes de ellos. Por sus venas corría la violencia y la sed de sangre. Y seguramente, los que acababan en el ejército confederado serían los peores de ellos. Eso quizás explicaba el comportamiento de "Bones" y seguramente el de Jensen. Aunque tampoco podías dar nada por sentado. Pensaste entonces que quizás las cosas que te habían llevado allí eran completamente diferentes a las del resto. ¿Sería ese motivo suficiente para sobrevivir?

Quizás tendrías que buscarte una especie de "bando" como en las antiguas cárceles. Parecía que las ganas de batallar eran tan grandes en el ambiente, que no sería la única pelea que visualizaras antes de marcharte.

¿Cerveza?  - dice Sejak mirando a Bernelli con sorpresa - Que gran idea, a por ella - dice el marine cambiando de gesto y sonriéndole a Bernelli.

Sejak comienza a caminar en dirección de la cantina, buscando indicaciones en las paredes que lo lleven en la dirección correcta.

No pude evitar una media sonrisa cuando miro a Bones.

-No soy un cobarde, sólo iba a por mis cosas, cervezas y cigarrillos, para tener una mejor perspectiva del combate... ¿Estás seguro de que esto es lo que quieres hacer? Al fin y al cabo, estamos todos en el mismo bando, ¿no?

Ha sido una jugada arriesgada, pero quién sabe, quizás resulte, en el caso contrario, aún no me he ganado enemigos, y no pienso hacerlo, pero igual que no quiero que un enorme marine de 130 kilos me rompa los dientes o lo que él quiera, tampoco quiero que crean que soy un llorica que se escapa de ver un poco de sangre, iría a ver el combate, pero no ayudaría ni animaría a nadie.

- ¡Espera Sejak! - Bernelli ríe. - Se nota que tienes ganas de fiesta, chico. - Se agarra el estómago mientras termina de reir. - Tenemos que ir a por las pertenencias primero, recluta. O quieres irte sin tus cosas al desierto de Mar Sara...

Juntos, y comentando anécdotas graciosas y conociéndoos un poco, vais a por vuestras pertenencias. Están todas menos las armas y armaduras, que no podeis usar allí. Sin embargo, teneis un resguardo donde os indican el lugar donde estais destinados y la clave para que os dieran vuestro arma personal una vez allí, y vuestra armadura.

Entonces Bernelli te indica el lugar donde se encuentra la taberna. Te cuenta que es de un planeta chico, que tiene mujer e hijos, pero que no podía dormir por las noches pensando en que los zerg atacarían en cualquier momento. Se apuntó pensando en volver, pensando en que sus pobres hijos pudieran ser atacados y en evitarlo a toda costa. Te parece un tipo simpático y buena gente, de los que no quedan y, sobretodo, de los que no esperabas encontrarte por alli.

Finalmente llegais a la taberna, Bernelli se acerca al camarero y pide dos cervezas. El hombre le mira con mala cara y Bernelli te señala.

- Eh, ésta vez paga él, Bernard.

- ¿Y qué hay más divertido que pegarse mamporrazos con los amigos? - dice Richard mientras te da un puñetazo en el hombro y ríe maliciosamente. Él ríe y piensa que te ha dado flojo, pero el dolor es lacerante. Entonces piensas en la cara del pobre Jensen cuando reciba esos "martillazos". "Le va a dejar hecho un cuadro... cubista..."

- Vayamos a bebernos unas cervezas, ¿Quereis chicos? - "Bones" te mira de arriba abajo. Le pareces un tipo interesante. - Tú te puedes venir con nosotros si quieres, mendrugo. A lo mejor si nos topamos con un par de borrachos, puedas pegarte tú también con alguien y así demostrar que eres un hombre,... y no un gallina. Odio a los gallinas - Otra gran sonrisa siniestra se dibuja en su cara... - Cuando veo un gallina me dan ganas de ... ¡BOOM! - Detiene el puño a escasos centímetros de tu cara. El tipo parece que es más rápido y ágil de lo que su enorme cuerpo aparenta. Ni siquiera habías visto venir el puñetazo cuando él estaba riéndose de su "broma".

Mi cara reacciona ante el puñetazo como es lógico con un movimiento involuntario de cerrar los ojos y echarse un poco para atrás, pero es un acto reflejo. Le miro con cara impasible.

-Me apunto a esas cervezas, pero no esperes que me pegue con nadie que no me haga nada. No soy un cobarde, eso te lo aseguro, pero podrás comprobarlo en el campo de batalla cuando mate a tantos zergs como pueda, aquí y de momento, sólo quiero emborracharme y pasar el rato, los zergs jodieron mi vida, no los humanos.

Le miro con cara de seriedad para que me tome en serio y empiezo a andar.

Odio a los marines, malditos prepotentes inútiles...

La plática con Bernelli le da ánimos, es un tipo bastante agradable y pasarse el rato con él es justo lo necesario para calmar las ansias.

Una vez sentado recibido su equipo se dirigen a la taberna y se sientan, Bernelli que parece conocer al camarero pide 2 cervezas, a lo cual el joven responde con una mirada de extrañeza, finalmente acepta cuando se entera de que esta vez pagará Sejak.

Parece que no tienes muy buena reputación por estos lados?, eh Bernelli? - dice Sejak en un tono de burla -

Todo lo que necesitaba hacer William era desentumecerse luego del viaje, la hibernación pasaba factura a los músculos y los reflejos de los soldados. Una rutina leve de entrenamiento, carrera, flexiones, abdominales, y un poco de bolsa para recuperar fllexibilidad serían suficientes para estar agudo durante el combate.

Acomodósus cosas en un locker y comenzó por quince minutos de trote alrededor del area, el resto estaba en cualquier manual de entrenamiento, el objetivo era tener el cuerpo a punto, ni frío ni cansado, y desde luego libre de toxinas. Incluso la sesión de puños y patadas a la bolsa fue suave, por un lado no quería lastimarse antes de empezar, por el otro no quería que nadie le dijera a Bones lo que le podía esperar. El problema de los abusones es que creen que con un cuerpo enorme y mucha fuerza para ser un duro, si podía Jensen le enseñaría lo contrario.

Entrenó durante hora y media y comió algo ligero antes del combate, las miradas de los demás lo tenían sin cuidado, sus caras de incredulidad lo decían todo. Podían pensar lo que quisieran, quizá tuvieran razón, pero si había algo que jensen no estaba dispuesto a aceptar era el pisotéo de un bobalicón de cráneo grueso.

Llegas a la cantina con "Bones" y compañía. Es un lugar bastante cutre. En la barra se encuentran seis hombres, repartidos dos y cuatro.

El camarero, que hablaba con uno de los clientes, se gira hacia "Bones" cuando le ve entrar. Entonces mira a sus amigos y se mete en la trastienda.

Los grandotes que te acompañan salen inmediatamente en busca de camorra, se dirigen a la barra y comienzan a meterse con los que están bebiendo. "Bones" te empuja un poco, animándote a que hagas lo propio.

Bernelli te va a responder cuando de pronto ocho tipos irrumpen en la cantina. El tabernero, tras echarles un ojo se retira a la trastienda. Bernelli va a decir algo cuando uno de los tipos os mira.

- Eh, capullos, ¿qué mirais? - se acerca amenazadoramente, está claro que buscan bronca. Parece que el tipo más grande se queda en la puerta junto a otro. ¿Están tapando la huida?

Sejak se ve bastante sorprendido ante la intrusión de tales sujetos. Se acerca un poco a Bernelli y le susurra - ¿Sabes qué carajo está pasando acá?

Le sonrío y le digo:

- Ya hemos hablado de esto, no tengo nada en contra de esa gente. Pero vamos a la barra, te invito a una cerveza.

Ya que no puedo demostrarle que no soy un cobarde aún, por lo menos espero que el invitarle a una cerveza haga que no me preste mucha atención en ese sentido y se vaya a partir dientes al resto de la clientela.

- Eh, capullo, ¿Qué dices? Dilo en alto. ¿Acaso tramas algo contra nosotros? - uno de los tipos te lo dice entre risas. Te empuja hasta que casi caes de la silla. Está claro que los tipos buscan pelea. Bernelli parece haber agachado la cabeza, como si ya les conociera, en cambio te da la impresión de que puede saltar en cualquier momento y pegarse con todos ellos. Aunque eso significaría que quizás te vieses involucrado en una pelea de bastantes personas.

Bones te mira sorprendido y después con rabia.

- Eh, mendrugo, te estoy dando un voto de confianza. No seas un gallina, ¿quieres? - Bones te empuja un poco esta vez, haciendote avanzar un par de pasos. - Estas empezando a ignorarme, y eso no me gusta. No me gustan los rodeos. Y tampoco la cerveza. Para mí, venir a la taberna, es venir a repartirse unos mamporros con un par de borrachos. Asi que, diviértete un poco. Piensa en ésto como en un entrenamiento. No tienes que matar a nadie, sólo pegarte un par de puñetazos. Si mandas a alguien al hospital, no irá a la guerra, y le habrás salvado la vida, puesto que es un débil y un paquete. En el fondo les estamos haciendo un favor.

Primer día y ya metidos en estos líos, sabía que éstos soldaditos no tenían cerebro, sin embargo esta situación parece un tanto excesiva - pensaba mientras veía el espectáculo montado por tanto bruto - Es mejor agachar la cabeza y morir en la rueda - se decía a sí mismo Sejak, claramente no trataba de convencer a nadie más que a él mismo para no entrar en una pelea sin sentido.

Finalmente y luego de meditar bien la situación, Sejak se acomodó en el asiento, agarró su cerveza y siguió actuando como si nada.  Aunque tenía un ojo pegado en las idioteces que hacían esos tipos - Prefiero estar atento a recibir un golpe desprevenido.

Se me está acabando la paciencia, este tío no va a cambiar de opinión, pero no pienso saltarme mis normas morales, y se lo dejo claro de nuevo:

- Yo no soy como tú Bones, guardo mis fuerzas para los zerg, y no para los humanos. He venido a beber cerveza, y te lo e dicho antes. De todas formas, deberías guardar tus fuerzas para Jensen, tengo la impresión de que es más de lo que parece. Ahora si me disculpas, me voy a por una birra.

Posiblemente me acabe odiando, ya cambiará de opinión cuando me vea en acción, pero no soy un jodido animal, y no pienso hacer o que me diga un tipo enorme de dos metros sólo porque sea su deporte favorito.

Te giras hacia la barra. El hombre que está a tu lado te vuelve a empujar.

- Eh, capullo, ¿no me has oido?

En un instante suceden un montón de cosas importantes.

En la puerta los dos tipos comienzan a gritarse. Parece que están distraidos. De pronto uno se gira y avanza hacia vosotros. En ese mismo instante es cuando te empujan, Bernelli no puede más, y se levanta tirando un fuerte puñetazo contra la cara del hombre que le derriba contra el suelo. El hombre gimotéa mientras se agarra la nariz. El suelo se llena de sangre.

Bernelli comienza a gritar como un poseso.

- Venid, capullines... Os voy a dar lo que necesitais, ¡panda de payasos!.

El resto de la gente se gira hacia tí y hacia Bernelli con una cara que refleja una mezcla entre sorpresa e ira. Parece que no vas a salir de ésta sin más...