Partida Rol por web

Ser Alarich llega ataviado con su cota de mallas y un jubón con el escudo de su casa.

- Buenos días a todos. Me informan de una buena noticia: Lord Reginald Farman y su flota llegarán hoy o mañana. Farman trae diez barcos y las provisiones que necesitamos. Pronto partiremos para las islas.

TOrmen no parece nada contento de ver a su padre. Se levanta para irse, dando una excusa.

- Iré a tomar el mando de mi nave. Hay que prepararse para el viaje.

- Tu no vas a ningún lado, Tormen. Te quedarás en Puerto Rojo como castellano, cuidando de nuestras nobles invitadas.

- ¿Estás diciendo que me dejarás en tierra? ¿A mí? - el joven parece incapaz de creerse lo que dice su padre.

- Eres mi hijo y heredero. Tiene que quedarse alguien de mi sangre al mando aquí.Sería tu tío Paxter, si estuviera aquí.

- ¡Mi lugar esta en mi barco y lo sabes!

- Vigila tus palabras. No permito que me faltes el respeto. Y menos delante de mis huéspedes.

- ¿Y Julia? ¿A ella te la llevas? Los hombres dirán que prefieres tener a tu lado en la batalla a tu hija que a tu hijo.

- Julia ha demostrado ser de confianza. Cosa que no puedo decir de ti.

El intercambio entre padre e hijo es cada vez más violento en tono de voz.

Myles apareció en última instancia ataviado con ropajes y no armadura. También era notoria la ausencia de armas.

-Damas...caballeros.- Hizo un gesto de saludo inclinando ligeramente la cabeza.

Aunque intentó no darse por enterado de la discusón entre Ser Alarich y su hijo, bien lo hizo al igual que el resto. Los observó un instante con gesto serio. Estaba claro que no parecía tener disposición alguna en interrumpir una disputa familiar.

Buscó con la mirada entre los presentes entonces hasta localizar a su objetivo aproximándose a él.

-Buen día Ser Hector. -Saludó en particular. -Decidme, ¿sabéis bajo el mando de quién he de poner a disposición a mis ballesteros para las maniobras?. No están hechos a la mar, pero estoy seguro de que les vendrá bien este simulacro para ir haciéndose a ella.-

Seguramente su destacamento estaba esperando dicha información para saber en la nave en la que debían embarcar.

- Las repartiremos entre mi nave capitana, la Hazaña, la Lady Jeyne y la Gavilana.

Amanece un nuevo día. Me alegro de que la noche anterior hubíera acabado, y sobretodo, que hubíera acabado bien. Parece ser que al final todo el mundo se entendió, y si bien de los detalles no me acuerdo... bendita sea la resaca, me suena de que ahora tocaban maniobras navales.

La estancia que me han cedido los Alander, es muy digna. Bueno, no tiene grandes pretensiones, pero tampoco es para la plebe, eso desde luego.

Ésta cama, la debe haber echo un brujo, te invita a no levantarte... tan mullidita... tan suave... tan arropado...ZzzzZZzzzzzz

-Milord... milord...

Oigo una voz femenina, temerosa de despertarme pero con la obligatoriedad de despertarme. Alzo la cabeza de la almohada molesto.

-Lo siento... su madre le hace recordar que llega ya tarde a las maniobras señor..

¡JODER! ¡LAS MANIOBRAS!

-Sí, sí, muchas gracias, muchas gracias. ¡Pasame los pantalones!

Miro hacia abajo... uhm...

-¡Y los calzones! Gracias.

Me visto a toda prisa, de toda la bandeja de fruta, que debe llevar rato al lado, tomo solo una manzana y salgo escopeteado al exterior, mientras corro hacia el puerto. En una mano una manzana a medio morder, en la otra aún me estoy pasando la camisa, intentando pasar el brazo por la maldita manga. ¿Quién hace estos diseños tan complicados? JODER, ME MATAN.

-Bwuenogsh -mastico, mientras saludo a la gente que me mira, la educación que no falte- diashg!

¿Dónde estará Patrick? Bueno, pregunta estúpida... en cualquier lado haciendo algo más útil que yo.

Ya casi he terminado la maldita manzana. Ah, estoy alcanzando el puerto, ya veo a un grupo ahí reunido, empiezo a decelerar y a llegar andando, lo más digno que puedo. Madre mía...

-¡Hace un buen día, sin duda, para un poco de mar! Buenos días tengan señores.

Oteo en busca de mi barco, mi familia, cualquier instrucción. Mi padre aún no ha dicho como nos vamos a distribuir, y todos sabemos que le gusta a él encargarse de esas cosas.

- Hijo, no hables con la boca llena. Parece que te hayamos criado en una cuadra.

-Pgerd... -mejor trago la manzana, está de muy mal humor.- Perdón madre.

Observo como me mira fijamente, y me veo obligado a mirarme a mi mismo, en busca de imperfecciones, aliso un poco mi ropa por si eso ayuda a mejorar su humor, le dedico una sonrisa de esas que uso con la esperanza de que se olvide de todo lo negativo del asunto y añado:

-¿Que tal están los preparativos?

- Querida, por favor, deja que los hombres hablemos de cosas de la guerra. - Obediente, Lady Layra se lleva a Calenia a ver los barcos. Lord Roland termina su tostada (manchándose el jubón) y tras limpiarse el bigote, empieza:

- Waylar, Orthen, quiero ver como os manejáis con libertad. Orthen estará al mando de las galeras y Waylar de las partidas de abordaje. Yo me quedaré aquí observándoos.

Miro a mi hermano, que obtiene mayor responsabilidad que la mía, piadosamente. Con lo que me gusta delegar. Luego, me dirijo a mi padre, asintiendo con la cabeza.

-Cómo ordeneis, padre.

Dudo mucho que fuera una sugerencia a decir verdad. Bueeeno, a decir verdad, con las tropas de abordaje me llevo la mar de bien, creo que fui el unico Amberwell, durante el viaje, que no dió demasiado el coñazo.

Mientras nos dirigimos a las embarcaciones, tomo el brazo de mi hermano, asiendolo en gesto de saludo.

-Buena suerte hermano. Demuestrales quien manda. -miro que padre no esté mirando, y luego suelto una leve carcajada- sin presión. Ya sabes. Seguro que padre te está estudiando. No me extrañaria que tuviera un escriba al lado anotando todos tus movimientos y los tiempos en que tardas en maniobrar.

EMPEZAMOS LAS MANIOBRAS!

Primero la iniciativa.

Waylar tira 4 dados por Orthen.

Ulfryd tira 5 guarda 4 para Alarich.

Myles en tierra...en mar pinta poco y como ya ha puesto a disposición a los ballesteros, pues en realidad creo que poco más podría hacer.

Los comitres de las naves Alander no atinan a coordinarse adecuadamente y sus rivales se les adelantan en velocidad.

Myles, Lady Layra te pregunta si quieres apostar. Ella se juega un dragón de oro contra doce piezas de plata a que ganan sus hijos.