Partida Rol por web

Bellatrix alzó una ceja con incredulidad al escuchar la clara insinuación del profesor Lockhart. Sus dedos empezaron a apretarse alrededor de su varita y una risa llena de desprecio salió de su garganta. - La única forma que tendrías de conseguir que te rozase para algo más que para torturarte sería que me borrases la memoria, escoria farsante.  - Espetó con claro desdén. 

Su mirada entonces se empañó y su expresión se volvió confusa durante algunos instantes. Sus manos temblaron y tardó varios segundos en parpadear haciendo que sus ojos se centrasen. Contempló al squib levantarse y al escuchar su pregunta la herida de su pierna volvió a escocer. - Ese animal inmundo haría bien en mantenerse alejado de mí si quiere seguir caminando. - Respondió, fulminando a Argus con una mirada desquiciada. 

Volvió a fijarse en Gilderoy entonces y sin dejar de juguetear con la varita, habló de nuevo hacia el hombre, empezando a esbozar una sonrisa desquiciada. - Bien, dime quiénes son tus compañeros inquisidores. Y te diré quién es el líder de los mortífagos. - Ofreció, abriendo las manos en un gesto de "Es lo que hay".

- Pero querida, no puedo borrarte la memoria y tú no puedes torturarme, estoy muerto, ¿recuerdas? - le guiñó un ojo tranquilizador a Filch, aunque su habitual alegría no parecía estar presente en aquel gesto, a pesar de la sonrisa -. Me temo que no hay trato, pues. No me interesa mucho negociar nuestro acuerdo. Ya sabes dónde encontrarme si cambias de idea, no me alejaré mucho.

Y sin decir nada más, se quitó la capa, la colocó en un banco cercano y se estiró encima. Era curioso, ni siquiera parecía molestarle la evidente incomodidad.

- Oh, puedes hablar y también puedes sentir dolor. Tu alma aún no se ha desvanecido, farsante. Estás en el limbo. En mi limbo. - Matizó, soltando una risita aguda. - Pero no voy a perder más tiempo con cobardes como vosotros. - Terminó, encogiéndose de hombros. - En realidad no tienes nada que pueda interesarme.

Se desentendió del hombre y su mirada se dirigió al techo mientras jugueteaba con la varita con expresión ausente. Sus labios se movían en un murmullo y en ocasiones fruncía el ceño o sonreía. - La noche se acerca y estará llena de horrores. Creo que pronto tendremos compañía. 

El tren viaja veloz en la oscuridad de los túneles, tan sólo salpicados por algunas pequeñas luces amarillentas de vez en cuando, hasta que se detiene en seco en una estación. La puerta del vagón, que había permanecido cerrada hasta ese momento, se abre con un chirrido y unos escalones descienden hasta el andén. 

Es un lugar oscuro y silencioso el que se presenta ante la mirada del recién llegado. Cuesta reconocer a simple vista la estación de King's Cross, pero se trata sin duda de ella. O de una versión anclada en el pasado, retorcida y apagada de sí misma. Se diría que los colores son más tenues en este lugar y la luz de la luna se cuela por el enrejado de las ventanas, dibujando intrincadas sombras en el suelo. 

Pegados a las paredes se pueden ver algunos bancos metálicos, forjados de barras negras que forman un dibujo ensortijado. Y en uno de ellos, se puede ver una figura sentada que, de alguna manera, parece estar en sintonía perfecta con el lugar. Como si fuese tan sólo una extensión de su desquiciada, retorcida y perturbada mente. Vestida de negro y con los cabellos despeinados, demacrada y perdida, tan abandonada en el tiempo como parece estarlo la estación entera. No es el lugar más que un reflejo de lo que los ojos de la mujer permiten vislumbrar en su fondo.

La mujer miró a su alrededor mientras el tren llegaba y cuando los recién llegados bajaron de él hizo un ademán aburrido con la mano, como si hubiera repetido sus palabras miles de veces. - Bienvenidos a la última estación. 

Miró hacia el banco que había sido ocupado por Gilderoy y hacia el lugar en el que Viktor había permanecido todo el rato de pie y soltó una pequeña risita aguda. - Unos llegan y otros se van... - Sus ojos se posaron en Argus e hizo una mueca despectiva con la boca. - Pero la escoria me la dejan aquí. 

Después se echó hacia atrás, apoyando la espalda en el asiento y mirando hacia el techo. - No voy a echar de menos al teñido, eso seguro. Pero me pregunto por las intenciones de quién se ha llevado a esos dos de vuelta. Un asesino y un protector. Serían una buena adquisición como esclavos guardaespaldas, sin duda. 

Y tras unos segundos de silencio, bajó los ojos y miró a Tom primero, haciendo una pequeña inclinación de cabeza. - Bienvenido, milord. Espero que le resulte agradable mi estación. - Y tras estas palabras, miró a Nymphadora ladeando la cabeza y esbozando una sonrisita desquiciada. - ¿Y bien, sobrina? ¿Hay algo que quieras confesar? ¿Algo que decir en tu favor para transmitir a los que aún viven?

Tom estaba tranquilo en aquel tren. Un sitio lúgubre, quizás el mismísimo purgatorio. Al llegar a una parada, la última, el tren se tambaleó un poco y con un pequeño chirrido las puertas se abrieron. Sonaban gotas cayendo en charcos desde cañerías rotas, sonidos de chispas provenientes de lamparas con mala conexión, susurros lejanos procedentes de no se sabía donde...........

Allí frente a él Bellatrix recibiéndolo con una reverencia, una vieja amiga como la muerte. Con ella estaban la señorita Norris y el squib de Argus.- Hola Bella, ¿como van las cosas por aquí? Todo esto es de lo más agradable. Diles a Dolores y a nuestro amigo Draco que los mortífagos los tienen en la mira.

XDDXDXDXD

Pues, felicidades, porque es tela de difícil :D 

Los Cupidos te quieren, eso es así :P

XDXDXDXDXDXDXDXD

Demasiados bandos a los que tiene que parecer que quiero tener contentos. Esto va a ser un festival XD.

XDXDXDXDXDXD Qué verdad esa >.<

XDXDXDXDXDXD

-Yo... yo no soy escoria. - Refunfuñó mientras se ponía en pie. - Estoy seguro de que el profesor Dumbledor me llevará de vuelta y tu... tu irás a Azkaban donde te pudrirás por el resto de tus días. Se sacudió el abrigo y luego miró de reojo a la mujer.

Claro, primero se llevan a los profesores y estudiantes... El viejo Argus sería el último en regresar. Malditos sean todos ellos.

Divertido, ¿eh? :P

XDXDXDXDXXD

Al escuchar las palabras de Argus Bellatrix soltó una sonora carcajada que reverberó en las paredes de la estación alargando su eco más de lo físicamente razonable. 

- ¿Te has envalentonado con la presencia de mi sobrina, escoria? - Preguntó enarcando una ceja con expresión divertida. - No hace mucho que suplicabas en el suelo por mi clemencia. Nadie te va a llevar de vuelta. Y ya he estado en Azkaban, ¿crees que me da miedo volver? - Negó con la cabeza sin apartar la mirada de él. - Te equivocas conmigo. Yo no soy una cobarde... Como tú.