Partida Rol por web

| DESPACHO DEL REY - COMEDOR |

La conversación se había vuelto de lo más interesante, tanto que habíamos perdido la noción del tiempo. Habíamos estado casi todo el día reunidos en aquel despacho intentando aportar soluciones al problema del colgante. Mi hermano disponía de dos joyas pero le faltaba la tercera para ser invencible. Muchos eran los que se oponían a su reinado y los tres colgantes le otorgarían el suficiente poder como para que todos se inclinaran ante él, pidiendo clemencia. A pesar de eso, morirían todos, conocía de sobra a mi hermano y sabía que los mataría en cuanto tuviera la oportunidad.
De repente aquella sirvienta, con la que había pasado varias noches en mis aposentos, se presentó en el despacho con una reverencia anunciando que la cena ya estaba servida en el comedor. Mi hermano fue el primero en ponerse de pie y yo le seguí bien de cerca, como había hecho toda mi vida. Lo cierto era que estaba hambriento y arrasaría con lo que hubiera en la mesa.

| JUGADA MASTER |

El comedor era una estancia bastante grande a pesar de que pocos eran los que comían con el Rey. Los soldados lo hacían normalmente en la cocina y los sirvientes en cualquier rincón que encontraran despejado.
El comedor tenía una mesa alargada y rectangular en el centro. Un sillón de cuero con varios diamantes rodeando el respaldo presidía la mesa, mientras que los demás asientos eran de madera aunque con respaldos bastante altos. La mesa era de madera negra, como casi todo en aquel castillo. Sobre ésta había bandejas con varios pollos asados, pescado que los mismos sirvientes adquirían en un lago cercano, con gran variedad de frutas y varias jarras de vino. Cada uno tenía su plato y su copa de metal negro, parecido a la plata pero más oscuro.
Repartidos por la mesa había candelabros iluminando la estancia y en cada rincón tenían un sirviente dispuesto a acudir rápidamente en cuanto alguno de los comensales necesitara algo. Para cuando llegara el Rey, uno de los sirvientes retiraría la silla con la intención de ofrecerle asiento al monarca. Los demás sirvientes harían lo mismo con Jairon y Byron, que se sentaban a cada lado de la mesa, uno frente al otro. El Rey era el único que podía presidir la mesa y todos lo sabían.
La comida desprendía un olor embriagador que incitaba a acabar con toda la comida. Sin embargo, los sirvientes preparaban tanta que siempre sobraba algo.

| DESPACHO DEL REY - COMEDOR |

Mientras hablábamos se fue haciendo de noche, la charla se interrumpió ante la hermosa criada que nos dijo que la cena estaba lista, luego de observarla un poco me levante para seguir a su majestad y a Byron, mientras las ideas seguían fluyendo en mi cabeza.

Una vez en el comedor, ocupe  mi asiento a la derecha del Rey en cuanto este se hubo sentado, para comenzar a comer solo después de que su majestad hubiese probado y aprobado la comida, me serví vino y analice su cuerpo, esperando en silencio como seguiría la charla a fin de ver si su majestad había llegado a alguna resolución... 

| DESPACHO DEL REY - COMEDOR |
Por fin la cena estaba servida muchos planes comenzarian a llevarse a cabo.
Hice un gesto al servicio para que viniera mi catador pues muchos no veian con buenos ojos lo que era mio por derecho propio

| JUGADA MASTER |

Todos habían llegado ya al comedor y la cena parecía de lo más apetecible. Sin embargo el Rey no confiaba en las personas que le preparaban la comida y siempre tenía un catador dispuesto a arriesgar su vida por si alguien había envenenado la comida. Uno de los sirvientes, un joven de cabello corto y oscuro, extremadamente delgado y desnutrido, se acercó hasta la mesa. Se posicionó al lado del Rey después de hacerle una pronunciada reverencia. Con un cubierto que había cogido él de la cocina, pues no era lo adecuado usar el del monarca, probó la comida que se había servido en la mesa. Lo hizo primero con el pollo, despues con la fruta, y después con el vino. Cuando probó la bebida en un vaso que había llevado de la cocina, el joven comenzó a ponerse morado. Se llevó las manos al cuello, tirando previamente el vaso al suelo y derramando toda la bebida sobrante, como si le estuviera quemando por dentro, cortándole la respiración. Sus ojos, desorbitados, se posaron directamente en el vino que acababa de beber y después cayó al suelo mientras su cuerpo sufría unos espasmos. Los otros sirvientes que se encontraban en el comedor sintieron el repentino impulso de acudir a ayudarle pero debían esperar a que el Rey les diera permiso pues no podían comportarse como ellos quisieran. Su compañero se estaba asfixiando pero el miedo a ser azotados era más grande que la humildad.

| DESPACHO DEL REY - COMEDOR |
Veo la tragica escena y no puedo mas que enojarme y no por que el pobre diablo del sirviente este apunto de morir si no por la osadia que han tenido a cabo de intentar acabar con la vida de su propio monarca.
Miro a mi alrededor.
-No se quien ha sido el osado,pero esto-digo señalando al que se esta ahogando.
Es el resultado ,por su osadia .Este va a ser su castigo ,va a ver morir o mas bien como mata a un hombre inocente .Se me quito el hambre.-digo mientras me levanto.
Llevadme hasta la cocina y traer al tipo este antes de que se muera.

| COMEDOR |

Quedé asombrado por la cantidad de comida que había sobre la mesa y en parte me sentí enfurecido porque la mayoría iba a ser derrochada, pero primero debíamos saciarnos nosotros y después los demás.
Mi hermano hizo llamar a su catador particular, el que siempre se encargaba de probar la comida antes que el Rey, y con sus propios cubiertos comenzó a comer. Cuando llegó a la parte en la que probaba el vino, cayó redondo al suelo con el rostro amoratado. No pude evitar ponerme en pie repentinamente, apartando de manera brusca la silla, observando la escena con asombro. Nunca se habían atrevido a envenenar al Rey, ¿por qué ahora? ¿Qué les estaba haciendo cambiar de opinión? ¿Habrían sido los sirvientes?
- ¡Rápido, haced lo que el Rey ha ordenado!- exclamé. No me solían importar los esclavos pero aquel hombre parecía estar pasándolo mal y no podía evitar imaginar a mi hermano en esa misma situación. Era horroroso.

| JUGADA MASTER |

Uno de los sirvientes se apresuró a mostrarle el camino hacia la cocina. El trayecto era muy corto pues a la cocina se accedía por la pequeña puerta que había en el comedor. Cuando se construyó se hizo para que los sirvientes no se demoraran en servir la cena y retirar la comida sobrante.
El sirviente abrió la puerta y dejó pasar a su Rey con una pronunciada reverencia, mientras que los sirvientes que se habían quedado en el comedor cogieron a su compañero que se ahogaba por momentos y lo llevaron también a la cocina. El joven cogía aire intentando respirar pero no podía soltarlo. Por el aspecto de su rostro, que había cambiado a rojo, le quedaban unos minutos. Sus compañeros intentaron reanimarle, buscaron remedios caseros entre la despensa, pero no había nada para curar un envenenamiento.
- Por favor, señor... Se lo suplico- dijo la sirvienta que había estado en el despacho del Rey anunciando la llegada de la cena. Se había inclinado ante él, pegando su nariz al suelo, suplicando-. Es mi hermano... Por favor, él no tiene la culpa de nada... Se lo suplico, salve su vida y tome la mía si lo desea, pero no deje que muera... Haré lo que sea, ¡lo que sea!- decía una y otra vez, entre sollozos. Las lágrimas cayeron a la fría roca, pasando desapercibidas, pero todos sabían que estaba llorando.

| COCINA |

Me había arrodillado ante el Rey para suplicarle clemencia con mi hermano, pues él no tenía la culpa de que alguien hubiera querido envenenarlo.

- Mi señor, le seré fiel y le serviré en todo lo que me pida... Puedo viajar hasta donde me diga y ser su espía, infiltrarme, lo que usted quiera... Pero usted con su magia puede salvar a mi hermano- le dije, aún arrodillada a sus pies, con la nariz tocando el suelo-. Por favor, clemencia... No le deje morir, se lo ruego. Haré lo que me pida- añadí, levantando dos segundos la cabeza para mirarle directamente a los ojos y volver a agacharla.

| COCINA |

Cuando el catador se puso a probar la comida lo analice a conciencia, hasta que llego al vino y fue cuando cayo redondo y comenzó a ahogarse, me quede sentado como el que mas mientras miraba la escena, a mi nunca me habían interesado las demás personas, salvo para usarlas a mi antojo, por lo que me quede mirando al joven mientras Byron se sobresaltaba y levantaba de la mesa.

Me lamente cuando tuvimos que levantarnos para ir a la cocina, su majestad quería encontrar al culpable del intento de asesinato y mientras la hermosa criada le pedía clemencia, dispuesta a hacer cualquier cosa...me preguntaba que pasaría, mientras una leve sonrisa aparecía en u mi rostro.

| COCINA |

-¿Quien tenia acceso al vino ,quien lo sirvio,hubo algun cambio hoy en el servicio que no fuera como todos los dias?No tienes mucho tiempo mujer.-le digo a la hermana del que esta ahogandose.Si habia sido hoy y no otro dia algo habria cambiado en la rutina,alguna pista habria o alguien sabria algo.

| COCINA |

Empecé a sollozar aún más fuerte pues desconocía por completo las respuestas a todas las preguntas que me estaba formulando el monarca. Nada había cambiado con respecto al día anterior.

- Majestad, le juro que no sé quién sirvió la cena. Todo ha sido como siempre, todo cocinado por las mismas personas y el vino importado desde Glenders...- respondí con la voz temblorosa. Justo cuando terminé la frase me di cuenta de que en ella estaba la respuesta. No teníamos manera de fabricar nuestro propio vino y al Rey se le abastecía con el vino de otras ciudades, la más importante Glenders. Allí estaban los mejores viñedos-. Mi señor, ésta misma mañana ha venido la mercancía, quizá alguien de Glenders haya querido envenenaros... Le juro que no sé nada más, por favor, salve a mi hermano... Usted es un rey justo...- añadí, mientras me incorporé ligeramente aún arrodillada en el suelo, para unir mis manos como gesto añadido a mis plegarias y dirigirle una mirada de súplica, entre lágrimas.

| COCINA |

Había acudido rápidamente hacia la cocina para presenciar la escena. El hermano de la sirvienta, que se llamaba Ilse, se estaba ahogando por momentos. Le quedaban pocos segundos para morir y su hermana no podía hacer otra cosa que implorarle clemencia al Rey. Estaba seguro de que lo haría hasta el último suspiro de su hermano. Quise ayudarle pues ella me había ayudado en muchas ocasiones, aunque realmente estaba para eso.

- Mi señor- empecé a decir, hablándole como rey mío que era. Aunque fuera mi hermano, cuando se trataba de asuntos oficiales y en presencia de otras personas siempre respetaba el protocolo-. Quizá podríamos enviarla a Glenders para investigar el tema de los viñedos. Si no recuerdo mal, Cassandra también se encuentra allí...-

| COCINA |

Analice las palabras de la joven, en ella había mucho, si el vino venia de Glenders entonces allí habían preparado la botella con veneno, por ende allí había enemigos del rey, como en todos lados, pero al menos en este lugar se atrevieron a hacer algo al respecto. Mi hija estaba allí investigando a alguien que parecía importante y podría ser que quizás hubiese mucho mas en esa ciudad de lo que imaginábamos.

-"Su majestad, no se hasta que punto sea bueno enviar sola a una criada, si quiere puede encargarme de salvar al muchacho y ella puede partir conmigo cuando vaya a investigar, no me vendría mal alguien que se encargase de las tareas mundanas..."- 

| COCINA |

Asentí con la cabeza de manera nerviosa y energética, mostrándome de acuerdo con las palabras que había pronunciado el señor Jairon. Cualquier solución me parecía buena y no importaba lo que tuviera que hacer a cambio de salvar a mi hermano, pero no quería otra cosa que verle vivo. No quería que siguiera sufriendo pues estaba haciéndolo yo también, y si para ello debía acompañar a Jairon lo haría. Le serviría en lo que hiciera falta, pero esperaba ansiosa a que el Rey salvara a mi hermano.

| COCINA |

Alargo mi mano y la abro parandola delante del pobre desgraciado que se ahoga. Cierros los ojos y mi mente se concentra ,mientras espero la suave calidez de la magia ,la sensacion de que tengo el poder ,el poder de impartir la vida y la muerte el de elegir o truncar el destino. Y mientras lo hago doy una orden al poder que se arrastra ante mi que me sirve, salvalo .

| JUGADA MASTER |

La joven sirvienta llamada Ilse había suplicado hasta humillarse al máximo. No podía arrastrarse más, no podía dar nada más a cambio de la salvación de su hermano, pero sus palabras convencieron al monarca o al menos eso era lo que parecía. El Rey alargó la mano y la colocó en dirección al joven que se retorcía, sujetado por varios sirvientes. La magia del monarca comenzó a hacer efecto pues el muchacho se detuvo repentinamente y comenzó a recuperar su color de piel habitual. Su respiración fue cobrando la normalidad poco a poco, para alivio de su hermana que besó los pies del monarca con lágrimas en los ojos.
- ¡Gracias, señor, muchísimas gracias! ¡No se arrepentirá, se lo juro!- decía, una y otra vez, hasta que decidió que era el momento de acudir rápidamente al lado de su hermano para intentar tranquilizarle-. Hermano, ya pasó... Todo está bien... Tranquilo- decía la joven mientras le secaba el sudor del rostro con un trozo de sus ropajes. Después comenzó a acariciarle con delicadeza, aún con lágrimas en los ojos. Dirigió una fugaz mirada al Rey y le dedicó la más agradable de sus sonrisas a modo de agradecimiento, pero la joven tenía claro que sus servicios irían más allá.

| COCINA |

El rey había decidido intervenir el mismo para salvar al muchacho, después de un tiempo este recupero su color y la mujer comenzó a agradecérselo con lagrimas en los ojos.

Me cruce de brazos esperando lo que segura a continuación, nunca se podría saber con que saldría su majestad...