Partida Rol por web

Volviste al coche junto al resto del grupo, pero una vez trataste de arrancarlo parecía no querer funcionar. Debido a lo alarmante de la situación decidísteis que lo mejor era buscar otro método de transporte que agilizase vuestra retirada de aquel lugar. Tuvísteis suerte, en una esquina, casi oculto en su totalidad había una lancha a motor con dos canes de gasolina en su interior. Os mirábais los unos a los otros preguntándoos si sería demasiado difícil conducir semejante máquina sin tener carnet para conducirlo, pero no quedaba otra. Fue Alessandra quien tomó rápidamente las riendas de la lancha, tenía las llaves puestas, todo apuntaba a que alguien había estado a punto de marcharse junto a ella. Dentro también había víveres para sobrevivir cerca de dos meses. Ana había traído consigo medicina suficiente para una única persona, si repartíais el tratamiento entre Alessandra y Karen, las dos se quedarían a medias y el efecto sería incluso peor si tuviesen que dejar la medicación abruptamente.

Al ver aquella lancha un trozo de mi memoria salió a flote. Eramos un hombre y yo, montados en una pequeña lancha, estábamos pescando en medio de alguna parte. La tez de aquel hombre se me hace imposible recordarla en aquel preciso instante por lo que reparo en lo más lógico y útil en el momento. Me dirijo hacia los mandos de la misma y pronto me hago con el control de la maquinaria. - Hemos tenido la suerte de nuestra vida - digo riéndome. Cuando Ana hizo mención a que sólo quedaba medicina para una persona no dudé en mirar a Karen y responder - Tranquila, yo estoy bien. Es toda tuya, en cuanto encontremos una farmacia conseguiré medicina para mi - ella era la que parecía más afectada físicamente hablando. Tampoco es algo que me preocupe ahora mismo.

Arranqué aquella preciosidad, pero, antes de que pudiese separar la lancha del puerto, caí en la cuenta de que no habíamos soltado el cabo. Y no era eso lo peor, mi mirada se dirigió rápidamente hacia el final del puerto, había una persona que corría a una velocidad exagerada hacia nosotros.

Corriendo me dirijo de un salto hacia el puerto, Darren ya me ha salvado la vida una vez, debo devolverle el favor. Debo liberar el cabo antes de que aquel ser venga a por nosotros, las manos me tiemblan como creo que jamás lo han hecho, el nudo está muy tenso y es imposible deshacerlo, cada vez se tensa más y cada vez ese ser monstruoso se acerca más a nosotros. Si corto el cabo la lancha saldrá disparada y no podré montarme, pero si me monto ahora en la lancha ese ser se abalanzará sobre los demás y no me dará tiempo a cortar la cuerda. Miré a Darren y le sonreí mientras cortaba la cuerda - Ya está encendida la lancha, sólo tienes que dirigirla, yo me encargo de éste, ¿vale? - pero cuando devolví la vista hacia la procedencia de aquel ser rabioso, ya no sólo era él, hacia nosotros se acercaban decenas de personas, corrían de forma iracunda y sus miradas decían que no estaban en sus cabales. Debo intentar hacer algo. Mi intención fue la de correr cerca del borde del puerto, haciendo que toda esa masa de seres me persiguiesen. Una vez me hubiesen seguido y los hubiese alejado de la lancha, me lanzaría al agua y bucearía todo lo que pudiese, y allí estaría Darren con la lancha para ayudarme. Era el plan perfecto, ¿verdad?. Pero no fue eso lo que ocurrió. Alcancé a recorrer bastantes metros, logrando que los seres se separasen de la lancha y permitiendo que Darren se alejase del borde. Pero mis piernas me fallaron en el último instante y tropecé, aquellos seres me arroparon con odio y fiereza. No pude hacer nada para defenderme, mi mirada se perdió en el mar así como mi consciencia debido a la pérdida de sangre.

Aquellos seres estaban devorando a Alessandra, ya no había nada que hacer por ella. Karen y Ana se abrazaron horrorizadas mientras lloraban. Aquello era desolador, incomprensible, triste. ¿Qué eran aquellos seres?

El soldado suspiró cabreado en el instante en el que el vehículo no dio señal de vida. Había funcionado bien, anteriormente. Era sorprendente que, en ese momento, el motor no pareciera responder. - Mierda... ¿En serio? ¿Justo ahora? - Se expresó de mal humor, sabiendo que no tendrían otra opción más que buscar otro medio de transporte que pudiera sacarles de aquel lugar. Era lamentable pero... no tenían otra opción. Por fortuna, tras buscar lo suficiente en las inmediaciones, pudieron encontrar una lancha que no sólo tenía varias provisiones, sino que también parecía tener las llaves puestas, y los víveres eran bastante como para poder sobrevivir por un buen tiempo sin tener que depender de otra fuente de alimento. No había duda de que alguien había preparado todo para escapar de aquel sitio, si bien Darren se sentía un poco mal ante la idea de apoderarse de aquella lancha, cuando era posible que el dueño de la misma podría continuar con vida, habiendo debido de alejarse para buscar algo en particular. Sin embargo, cuando se trataba de asegurar la seguridad de su hermana, así como la del resto que dependían de él, no pensaba dudar demasiado en tomar lo que tenía frente a él para proteger a aquellos que eran más importantes en ese momento. Lo lamentaba por la persona que hubiera preparado todo, si bien era posible que estuviera muerto. Aún así, no dudaría en elegir a aquellos que estaban con él, en vez de a un completo extraño. Sería un iluso si quisiera ayudar a todo el mundo, teniendo en cuenta la situación en la que se encontraban. Por encima de todo, era primordial que su hermana tuviera todo lo que necesitaba, y en ese momento debía alejarla de aquel sitio cuanto antes.

Aún así, todavía quedaba el problema de que ninguno parecía saber cómo conducir una moto, si bien el soldado estaba seguro de que podría arreglárselas por su cuenta. Por fortuna, no fue necesario hacerlo, ya que Alessandra parecía haber recordado algo más de su pasado, lo suficiente como para recordar que había manipulado una lancha en otro momento, información que sería de ayuda en ese momento. - ¡Genial, Ale! - Se expresó de buen humor, alentando a la chica a actuar, si bien no pudo evitar amargarse al escuchar la explicación de la médico, descubriendo que no había suficiente medicina para su hermana y la joven. Si tenía que elegir... optaría por su hermana, sin pensárselo dos veces. Afortunadamente, no fue necesario que tuviera que elegir, ya que quien había sido su compañera de viaje hasta ese momento... decidió cederle la medicina a Karen, algo que ciertamente hizo sentir un poco mal al soldado, a pesar de que sabía que lo habría hecho por su hermana. - Gracias... no te preocupes, me voy a asegurar de buscar una farmacia cuando nos alejemos de aquí. - Afirmó en un tono amable, a medida que observaba cómo Alessandra se hacía cargo de la lancha. A pesar de que su hermana necesitaría la medicina para ella, eso no quería decir que no podría ayudar a Alessandra al buscar más pastillas de quimioterapia que podrían ayudarla a combatir el cáncer en ella. No obstante, mientras pensaba en ello, su atención no tardó en concentrarse en un sujeto que corría hacia ellos como si estuviera enloquecido. - ¡Mierda! ¡No de nuevo! ¡Rápido, tenemos que largarnos de aquí! - Indicó preocupado, en el instante en el que desenfundaba su arma, preparado para acabar con aquella amenaza.

Lamentablemente, parecía que se habían olvidado de soltar el cabo, estaban sujetos al puerto, y no había duda de que debían de actuar rápidamente. Por esa razón, las palabras de Alessandra hicieron que el soldado abriera los ojos sorprendido, aún más en cuanto la joven saltó hacia el puerto. - ¡No! ¡¿Qué haces, Ale?! ¡Puedo dispararle a la cuerda! - Exclamó preocupado, en especial en el momento en el que el soldado pudo observar que no había un sólo infectado, sino varios. Aquello era realmente un problema, y el hombretón temía por la vida de la pobre chica. - ¡Regresa, Ale! ¡Te mataran! - Volvió a exclamar preocupado. La pobre chica le había caído en gracia lo suficiente como para querer salvarla, si bien, para su desgracia luego de que la joven hubiera soltado el cabo, no tardó mucho en caer presa de quienes la perseguían. - ¡Nooo! ¡Mierda! ¡Hijos de puta! - Espetó lleno de ira ante lo que ocurría frente a sus ojos, antes de girar en dirección al timón de la lancha, sabiendo muy bien que Alessandra estaba muerta. No había manera de que sobreviviera a eso, y él no haría otra cosa más que desperdiciar munición. Podría haber disparado a las cuerdas, estaba seguro que podría haberlo hecho y evitado que Alessandra muriera. No obstante, la chica no le había dado la oportunidad de hacerlo antes de saltar al puerto para hacer algo que el soldado había lamentado en demasía. Había sido algo heroico pero... No pudo evitar negar con la cabeza, reprimiendo la ira que sentía en ese momento, en el instante en el que conducía la lancha para sacar a los tres de ese maldito lugar. No quería pensar demasiado en ello. No pudo evitar morderse el labio inferior, aún cabreado con esos malditos seres, a la vez que dejaba atrás la horrible escena. Era normal que Ana y su hermana hubieran reaccionado de esa manera. - Joderrr... ¿Por qué? ¡¿Por qué?! - Exclamó lleno de ira mientras conducía la lancha, alejándose cada vez más de la orilla. Ahora sería necesario buscar un buen sitio donde refugiarse. No quería pensar en toda esa mierda.

Te alejaste de aquella desoladora imagen, la joven a la que comenzabas a tomar en estima estaba siendo devorada por personas, no quisiste mirar más ni tuviste que hacerlo, ya habías visto suficiente. Tomaste rápidamente el control de la lancha y con facilidad te deslizabas por el mar, que parecía ajeno a toda aquella barbarie pues se encontraba en perfecta calma. "Mala señal", pensaste, tanta tranquilidad no podía augurar nada bueno. Karen y Ana aún se abrazaban, Karen lloraba en los brazos de la médico; era normal, había sido una situación demasiado repentina como para haber estado preparada.

Sin saber muy bien adonde ir, no quisiste alejarte demasiado de la costa, de adentraros en plena mar podríais quedaros sin gasolina y eso sería un problema añadido. Karen se fue relajando poco a poco mientras observaba el mar, todos estábais en silencio.

Dudaba entre hablar o permanecer en silencio, aquello nos había cogido por sorpresa y ninguno de nosotros sabía demasiado bien si estábamos en el camino correcto. Fuera como fuese, lo correcto por ahora era alejarnos de aquel lugar. Miré a Darren sin saber bien qué decir - Eso era a lo que me refería respecto a los síntomas.. esto.. esto es un completo caos, lo sé. Pero tenemos que sobrevivir, ¿de acuerdo? - era una orden más que una petición, el poco tiempo que había pasado con ellos me había dado esperanzas, no quería quedarme sola, no quiero perder la esperanza. - Creo que lo correcto es buscar un lugar seguro en el que permanecer, si obtenemos señal de radio, mejor, pero de momento no podemos esperar a mi equipo, no en estas circunstancias.

Me quité la blusa, quedándome con una estrecha camiseta de tirantes, el calor comenzaba a agobiarme.

El soldado había desviado su mirada, no sólo para poder concentrarse en manipular la lancha, sino también para apartar su mirada de aquella grotesca escena en el puerto. Realmente no había imaginado que Alessandra moriría de esa manera. Aquello había sido un golpe duro en su propia moral, y habría deseado poder hacer algo más por ella para salvarle la vida. Sin embargo, la pobre chica había muerto de esa horrible manera, cuando aún podría haber disfrutado de una buena vida si trataban su enfermedad con tiempo. El soldado no pudo evitar suspirar frustrado mientras manipulaba aquel vehículo acuático, deseando alejarse lo suficiente de la escena, aunque sabiendo que no sería buena idea separarse mucho de la costa, teniendo en cuenta que algo así podría ser aún más problemático si se quedaban sin combustible durante el recorrido. Aún así, lo que más le preocupaba era el silencio eterno mientras se distanciaban del puerto. Odiaba ese silencio, si bien no había mucho que pudiera hacer más que continuar y esperar a que algo bueno sucediera en el futuro. Tenía que hacer todo lo posible para que  su hermana tuviera un buen futuro, y, la presencia de esos infectados, había servido para recordarle sobre la situación peligrosa en la cual se encontraban, en especial su querida hermana, la cual no era demasiado capaz de defenderse de esa clase de cosas, no cuando carecía del entrenamiento necesario. Tal vez... tal vez eso era algo que debería de considerar en el futuro... entrenar a Karen para que ésta pudiera valerse por sí misma en el peor de los casos. No quería que nada le sucediera, no luego de haber visto lo que le habían hecho a quien había sido su compañera de viaje hasta ese momento. - Mierda... Lo siento, Ale... - Murmuró con claro pesar por lo que había ocurrido, sintiéndose bastante mal por el destino al cual esos infectados habían sometido a la pobre chica.

Tras un instante, el hombretón volvió a mirar a Ana y a su hermana, notando que éstas continuaban ciertamente impactada por lo que había sucedido, aún más su hermana, la cual no parecía estar muy bien, demasiado traumada por la atrocidad que habían presenciado. - K... Tranquila, todo estará bien. Voy a cuidarte sin importar lo que suceda. - Le aseguró en un tono gentil, esperando que aquello sirviera para tranquilizar un poco a la joven, a pesar de que sabía que sería necesario algo más que eso. Tendría que reconfortarla en cuanto tuviera la oportunidad de hacerlo, si bien, de momento, parecía que la médico se estaba haciendo cargo de eso mientras sostenía a Karen entre sus brazos. Luego de suspirar, y centrar su atención en el mar, el soldado pudo escuchar a Ana expresarse respecto a lo que había sucedido, a lo que simplemente respondió con un leve asentimiento antes de abrir la boca con la intención de hablar. - Ya traté con algunos de ellos pero... no había imaginado que habría tantos. ¿No se supone que están infectados? Deberían de estar muertos en su mayoría. - Expresó su preocupación, notando que había algo raro en todo aquello. Como bien le había dicho la médico en su momento, la infección no se demoraba mucho en cobrar la vida del enfermo, por lo que era extraño que hubiera habido tantos en ese instante, cuando atacaron a Alessandra para luego... No, no quería volver a recordar esa maldita escena. Tenía ganas de golpear algo, tal vez aplastarle la cabeza a uno de esos bastardos. - Voy a sobrevivir. Alguien tiene que cuidar de K. No voy a dejarla sola. - Aseguró el soldado, mostrándose ciertamente determinado a mantener a su hermana con vida en aquella situación en la que se encontraban. Aún así, Darren no había ignorado el tono de Ana cuando había dado esa orden, o al menos le había parecido que era una. Parecía que la médico no deseaba que murieran, y posiblemente quedarse sola en aquella situación. De cualquier manera, el soldado volvió a asentir, mostrándose a favor de buscar un sitio donde permanecer. No tendrían combustible por siempre. - Tú encárgate de la radio. Vamos a ver si recibimos algo de señal... yo me encargo de pilotar ésta cosa. Tenemos que alejarnos lo suficiente de la zona y ver si podemos encontrar un buen sitio. El equipo tendrá que encontrarnos luego. No voy a poner a mi hermana en riesgo. - Se explicó en un tono firme, a medida que volvía a concentrarse en el mar, intentando hallar un lugar ideal donde descansar, si bien esperaba que la radio les ofreciera algo de esperanza luego de lo que había sucedido.

- Sí, yo tampoco lo entiendo, es como si el virus hubiese mutado y ahora dejase al portador con vida pero quitándole por completo el sentido común - por un momento pensé en la cantidad de películas, series y novelas de terror que había conocido con enfermedades de tal calibre. Es como si estuviésemos en una novela de ficción, pensé seriamente. Traté de establecer conexión con alguien de mi equipo por medio de la radio - .. Soy Ana, ¿me recibís?, he tenido que abandonar el puerto, cambio .. - esperé unos segundos, incluso minutos hasta que pensé que ya nadie me contestaría. Pero algo parecido a una interferencia me hizo seguir insistiendo, miré a Darren instintivamente, pero mis intentos fueron en vano. Nadie respondía. Quizás estábamos demasiado lejos de la señal como para poder oír algo.

Cuando Darren dijo que no pondría a su hermana en peligro por el equipo asentí. Envidiaba a Karen, ella tenía a alguien que cuidaba de ella y que le quería sin límites. Yo, sin embargo, siempre he estado sola y nunca he establecido ninguna relación duradera con nadie. El mar estaba en completa calma por lo que pude relajarme, le ofrecí un zumo a Karen junto a su tratamiento y lo tomó sin decir nada. - ¿Habéis estado alguna vez en Ceuta? - pregunté pensando en si aquel lugar sería el más indicado para ir.

La teoría de la médico hizo que el soldado abriera los ojos de par en par, sorprendido ante semejante idea. Era verdad que le había resultado extraño que los infectados continuaran con vida, cuando ya hacía tiempo que las bombas habían caído. Deberían de haber muerto hace días. Sin embargo, allí estaban, con vida, y atacando a todo aquel que estuviera cerca y provocara su ira. No había duda de que aquello era una situación digna de una de esas clásicas películas de zombis o infectados a las que el soldado se había acostumbrado a ver en sus años de vida. Una locura, teniendo en cuenta que aquello era la realidad y no una maldita ficción. La vida de Alessandra no había sido una broma o algo para el entretenimiento de un montón de espectadores. La pobre chica había muerto de una forma horrible, una que el hombretón no le desearía a nadie tan inocente como aquella chica. Y, sin embargo, había muerto... devorada por aquellos seres que ya no podían considerarse humanos. Por un instante, no pudo evitar preguntarse si toda aquella situación le cambiaría a él para mal, o qué pasaría si no podía proteger a su hermana como deseaba hacerlo. - ¿Crees que podría haberme convertido en algo así cuando fui infectado o... también K? Mierda... esto no es una maldita película... Ale no merecía morir así... - Comentó de mal humor, incluso si sabía que aquello parecía ser la clásica trama de una de esas películas, por más que fuera algo real. Nunca había imaginado que se vería involucrado en algo así. Tan sólo había deseado proveer a su familia con el dinero que necesitaba, mientras trabajaba para el ejército norteamericano como un soldado más en sus filas. En cambio, ahora debía de asegurarse que nada malo le sucediera a su querida hermana, ni tampoco a aquellos que se habían ganado su favor, como era el caso de Ana. La muerte de Ale había sido suficiente para él.

De cualquier manera, no dudó en permanecer en silencio mientras la médico se comunicaba por medio de la radio, intentando contactar con alguno de los soldados que habían abandonado la base. No obstante, a pesar de intentarlo un buen tiempo, no logró obtener ninguna respuesta, incluso si había algo de interferencia, lo que parecía significar que podría haber alguien del otro lado. Por su parte, Darren miró a Ana, la cual había sido ciertamente amable con él y su hermana, esperando alguna buena noticia, si bien, por más que la médico se esforzara, no logró entrar en comunicación con nadie por medio de la radio. Parecía que estaban solos, de momento, lo cual era tanto algo bueno como algo malo. Por un lado, no tendrían que lidiar con posibles amenazas de desconocidos que serían difíciles de confiar hasta que no les conocieran lo suficiente, si bien, por otro lado, también estarían solos, lo que significaba que serían pocos para poder defenderse, aún más cuando Darren era el más capacitado para combatir, si bien, al menos, Ana poseía cierto entrenamiento. En el peor de los casos, tendría que contar con ella para que le cuidara la espalda en un algún posible enfrentamiento. - Tranquila. Ya encontraremos algo. De momento... tenemos que preocuparnos por pensar a dónde ir. - Le explicó a la mujer, esperando que no se desanimara al no poder contactar con alguien a través de la radio. Tarde o temprano darían con alguien, si bien esperaba que no fuera una persona conflictiva. De lo contrario, el soldado tendría que acabar rápidamente con su vida. Aún así, la pregunta de la médico le tomó por sorpresa, si bien no tardó mucho en negar con la cabeza en respuesta. - No conozco mucho. Estaba aquí por una misión pero no soy realmente de aquí, como ya te imaginas. - Se explicó divertido, teniendo en cuenta que era norteamericano, a pesar de que sabía hablar español ya que había aprendido lo suficiente durante el tiempo que había permanecido allí. - ¿Piensas que podríamos llegar a Ceuta con esto? Es posible que necesitemos más combustible... aunque no tengo problema en dirigirnos hacia allí. Quiero que K esté bien. - Se explicó a medida que se preparaba para dirigir la lancha a donde sea que la médico le indicara.

- Bueno, algo así suponía - le dije a Darren sonriendo cuando dijo que no era de aquí, su altura y complexión dejaban claro que así era, no por el hecho de que en España no hubiese gente de grandes proporciones, sino porque éste cumplía con ciertos estereotipos, y también, para qué engañarnos, los españoles somos hormigas al lado de los americanos (los de los EEUU por supuesto). Pensé durante unos segundos mientras me recogía el pelo cuidadosamente apretado en un moño, realmente no sabía demasiado de geografía de este área pero daba por hecho que tendría que haber otro puerto cerca, quizás el de la capital; Cádiz, aunque, por situación geográfica, Algeciras era el lugar más cercano al continente africano. Por lo tanto, teníamos dos opciones, o bien probamos suerte con los dos canes de gasolina y partimos directamente hacia Ceuta o bien nos dirigíamos primero hacia el puerto de Cádiz para coger aún más combustible. Le trasladé a Darren mis pensamientos, dándole voz y voto para que ayudase a tomar una decisión, quizás él podía ver las cosas de forma más clara pues yo me encontraba aún aturdida por el calor y la reciente imagen rocambolesca. 

El soldado se rió al escuchar la respuesta de la médico, estando seguro que aquello habría sido algo más que notable, teniendo en cuenta su acento como estadounidense al tener que hablar en español, o el hecho de su propia apariencia era ciertamente de destacar y remarcar su procedencia extranjera. - Sí, estoy seguro que algo suponías... - Comentó aún divertido, algo que le ayudó en demasía para relajarse luego de lo que había visto anteriormente. Aún estaba apenado por lo que le había sucedido a Alessandra, en especial luego de que ésta se había sacrificado para que ellos pudieran escapar, incluso si el soldado estaba seguro de que habría podido soltar la lancha al dispararle a las cuerdas con su arma. Sin embargo, no había mucho que pudiera hacer en ese momento. La pobre chica estaba muerta, aquello era algo que debía de aceptar. De cualquier manera, mientras se relajaba un poco tras el comentario de Ana, el hombretón escuchó con atención las sugerencias de la mujer respecto a los lugares que podrían visitar. Sin duda, Cadiz sería una buena opción, si consideraba el hecho de que sería mejor parar allí para obtener algo más de combustible para su transporte. Sin embargo, también estaba la cuestión de que podrían encontrarse con más problemas allí, tan sólo para obtener algo de combustible. Además, si mal no recordaba, Cadiz se encontraba mucho más lejos de Almería que Ceuta. En teoría, perderían más combustible llegando a Cadiz que a Ceuta, por lo que la decisión más sabia sería viajar directamente a Ceuta, como era el plan originalmente. Era posible que la médico se hubiera confundido respecto a aquel detalle principalmente por el calor al cual se estaba viendo sometida durante el viaje. - Creo que iremos directamente a Ceuta. ¿Cadiz no está un poco más lejos? Además, en Ceuta deberíamos encontrar también algo de combustible por si tenemos que marcharnos en algún momento. - Le explicó a Ana, en el momento en el que llegaba a la conclusión de guiar la lancha hacia el destino elegido. - Será mejor que descanses. Tú y K. - Le sugirió a la mujer, la cual se veía realmente cansada luego de todo lo que había tenido que experimentar en tan poco tiempo.

Antes de que Ana pueda darte una respuesta la radio emite una interferencia y seguidamente se oye la voz de Komoi - ¿Darren? - Ana te mira sorprendida y te entrega la radio para que puedas comunicarte con él.

Al escuchar la voz de Komoi siendo emitida desde la radio, el soldado se mostró igual de sorprendido que la médica, en especial cuando había pensado que algo le había sucedido al muchacho, luego de que no hubiera continuado comunicándose con él. Parecía que tenía más suerte que el resto, al menos más que Alessandra. Sin embargo, al ver que Ana le cedía la radio, la miró un momento antes de asentir. - Es un chico con el que tuve algo de contacto en estos días. No le di mucha información sobre dónde estoy. - Le explicó a la mujer, dejando en claro que no tenía que preocuparse por ello. Aún no sabía si Komoi era de confianza, y la verdad era que prefería evitar cualquier posible problema. Incluso si el joven era de confiar, no iba a correr ese riesgo, no cuando debía de preocuparse por su hermana, así como Ana. Lo que menos quería era que se repitiera algo similar como lo que le había ocurrido a Alessandra. - No sé si puedo confiar en él o en su padre. Prefiero no arriesgarme. - Continuó explicando mientras sujetaba la radio con una de sus manos, al mismo tiempo que dirigía la lancha en la dirección que había decidido que irían. No tardó mucho en responder al llamado de atención de Komoi, dispuesto a conversar un poco con él, e incluso revelarle algo de lo que había aprendido en ese tiempo. Si bien no podía decirle dónde estaban, eso no quería decir que no pudiera hablarle sobre la evolución de la infección, sobre cómo los enfermos habían mutado, manteniéndose con vida en la forma de criaturas guiadas tan sólo por la violencia.

- ¿Komoi? - Se escucha la voz en la radio en respuesta al llamado de atención del chico.

- ¿Qué sucede? - Preguntó, esperando saber si el joven necesitaba algo de él. Había pensado que con su padre estaría seguro.

- Mantente alejado de los infectados. Parece que la infección evolucionó o algo parecido... ya no mueren. Tan sólo continúan con vida aunque como si odiaran a los que no están infectados. Mataron a una amiga en grupo. Son muy peligrosos. - Le explicó al muchacho, esperando que escuchara su advertencia.

- ¿Darren? ¡Sigues ahí! -exclama Komoi- Estoy con dos personas. Estaba yendo hacia Almería cuando me encontraron. ¡Me han salvado la vida! ¿Dónde estás? ¡Podemos ir a buscarte!

- Sí. Sigo aquí. - Afirmó con total tranquilidad ante las palabras de Komoi, si bien estaba claro que no se encontraba muy contento por todo lo que había sucedido.

- No importa dónde estoy. Mejor pónganse a salvo. Yo estoy bien, es lo único que importa. - Le explicó, manteniendo aquel tono neutral. No iba a decirle dónde estaba. No sabía si podía confiar en el padre del chico, incluso si Komoi no parecía una mala persona.

- No creo que puedan buscarme. No estoy cerca. - Intercambió una mirada con la médico, observándola como si deseara saber lo que pensaba ella respecto a la idea de compartir esa información con el chico. Por su parte, no estaba convencido. Siempre había confiado en su paranoia, en especial cuando se trataba de proteger a sus seres queridos.

- Recuerda lo de los infectados. Evita contacto con ellos. Son muy peligrosos. - Volvió a advertirle, mientras se preparaba para finalizar la comunicación. Debía de concentrarse en otras cosas, y en el viaje que les esperaba.

Voz femenina: ¿Hola? Habla Kate Keneth, encontramos a Komoi en el camino, está a salvo.