Partida Rol por web

El móvil termina de descargarse tras mencionar la última palabra. A lo justo, piensas. Decides salir de aquel búnker, probando tu suerte en el exterior. Rápidamente te equipas con una mochila con provisiones, a la vez que sujetas con tensión tu arma. Te preparas y sales. Una bocanada de aire fresco entra en tus pulmones, respiras profundamente y, para tu sorpresa, no experimentas ningún tipo de reacción adversa. De momento. A primera vista no hay nadie en el exterior.

Caminas durante una hora, lo único de extraño en tu recorrido es que no has visto animales, cuando en un lugar como ese el canto de un pájaro es casi obligatorio. ¿Quizás se hayan escondido en el bosque? en un intento vano por huir de un daño irreparable. Avanzas hasta alcanzar la vivienda en la que se encontraba tu familia.

 Hermoso. Aunque pronto, un llanto lejano   despierta tus sentidos. Se te antoja una voz   familiar, de un hombre, a la que nunca has oído   lamentarse de esa forma. Proviene de dentro de   la casa.

Terminó golpeando el teléfono un par de veces con la palma de su mano al ver que este se habia apagado, para finalmente soltar un suspiro al ver que había sido la batería como era obvio, aun asi podía servir mas adelante, cuando pudiera encontrar alguna batería para este o algun cargador. Se decidió mejor concentrar en esos momentos en su alrededor, estaba en el exterior de un lugar que conocía bastante bien, pero al mismo tiempo se sentía tan diferente ¿La sensación de soledad? Posiblemente fuera esto y es que ni siquiera los pájaros que tan comúnmente cantaban a esas horas se escuchaban, parecía un cementerio. Una vez logró ver que no tenía ningun efecto repentino por estar al aire libre una vez mas, decidió ponerse en marcha hacia su primer destino, en donde su familia estaba viviendo.

Mientras estuvo caminando también pudo notar que otra clase de animales estaban desaparecidos y no solo los pájaros, el silencio era de cierta manera, abrumador para ella y es que no se imaginaba que algo asi sucedería, era una experiencia completamente de ultratumba. Pronto se encontró delante de la casa que tantos recuerdos buenos y malos le traían, una mezcla de sentimientos se hicieron presentes dentro de ella, en su mayoria buenos. Lamentablemente esto no pudo durar mucho pues de un momento a otro el sonido de los llantos de un hombre alteraron todos sus sentidos

​​—¿¡H-hola!?​— Fue lo primero que su boca pudo pronunciar al momento de abrirse, de inmediato con pistola en mano corrió hacia la dirección de donde procedía aquel llanto, su corazón dio un vuelco debido a escuchar el mismo y aunque le sonaba un tanto familiar, no sabía de quien se podría tratar, sea como fuere siguió su camino ​​—¿Quien esta allí?​—

Alexander se subió a la moto y colocó ambas manos en el volante, haciendo un amago de encenderla para probar suerte.

Milagrosamente, la moto funciona. El sonido y la vibración que ejercía ésta resultaba incluso relajante, después de tantos días de silencio. El camino en moto fue tranquilo, incluso reconciliador, todo parecía estar en orden a excepción de que no había señales de vida por ninguna parte.

Llegas al pueblo.

Te adentras con la moto por una de las calles cercanas a la casa donde vive tu familia. Pero, hay algo que te hace detenerte. Hay un cuerpo en mitad de la calle, está tendido en el suelo. ¿Deberías acercarte, o, por el contrario, cambiar de calle y llegar cuanto antes a casa?

Te hallas frente a la puerta de entrada. Esperas obtener respuesta por parte de aquella voz que te resulta escalofriantemente familiar.

- ¿K..Kate?.. - en el momento en el que pronuncia tu nombre, sabes perfectamente de quien se trata. Es tu padre.

La puerta continúa cerrada. Oyes que al otro lado de la puerta se acerca alguien, supuestamente tu padre. Pero aún así no ha abierto la puerta.

- ¿Eres tú Kate?.. oh.. Dios.. Kate.. - parece que se encuentra observándote por la mirilla de la puerta pues ha logrado reconocerte. Escuchas de nuevo un lloro silencioso, aunque inevitable. Pero la puerta sigue sin abrirse.

Al encontrarse cerca de la residencia familiar, un apremio incesante creció en su interior, y pensó en ir directamente a la casa, para ver si sus familiares se encontraban bien.

En el momento que vio el cuerpo tendido en el suelo, se encontró en una disyuntiva moral, y se paró unos segundos a reflexionar.

En su cabeza pensaba :

Es poco probable que ellos sigan aquí, esto está desierto, y en fin, Dios no quiera que estuvieran aquí...

En algún momento dejo de pensar y empezó a hablar en voz alta.

- Cuando cayeron las bombas, ya tuve bastante con ver los efectos en aquellos tres, oh Señor, por favor, que estén bien. Me acercaré a ver si puedo ayudar a este pobre diablo.-

Antes de bajar de la moto, escribió un rápido mensaje a la única persona actualmente viva con la que se podía comunicar, Kate.

Hecho esto, cautelosamente y desde una distancia moderada para intentar garantizar su seguridad, se fue acercando al cuerpo enseñando las manos vacias, distanciandose, y dando pasos lentos y poco bruscos como haría con un animal fiero recién despertado de la anestesia.

^{- Beep, beep MENSAJE DE TEXTO -} 

"Kate, estoy a casi la mitad de camino, he conseguido transporte, si todo va bien la reunión sigue en pie. "

Te acercas con suma cautela a la persona que se encuentra en el suelo. Jurarías que su torso se ondea costosamente, como si aún respirase. Te aproximas aún más hasta que te colocas frente a lo que ahora ves que es un hombre de mediana edad. Éste respira a duras penas, lamentas no llevar guantes para poder examinarle algo mejor, pues aún no sabes si lo que ha provocado eso es contagioso. Sus ojos permanecen fijos en un punto lejano, están ligeramente vidriosos, y su tez, llena de quemaduras y ampollas se muestra inexpresiva. Parece darse cuenta de tu presencia pues sus ojos se fijan directamente en los tuyos, su mirada indica estar sufriendo.

- Yo.. lo intenté...ellos.. - atina a decir a duras penas - ¡¡no te la pongas!! Es..es mentira... - esas fueron sus últimas palabras, sus respiraciones fueron ausentándose hasta que dejó de respirar.

Te quedas pensativo pero decides reiniciar tu rumbo hacia la casa donde solían vivir tu ex mujer y tu hijo. Coges de nuevo la moto y te diriges hacia allí.

No hay nadie fuera, ni ningún medio de transporte más que tu moto. Decides llamar a la puerta pero nadie responde, intentas abrirla.

Mientras Alexander pugnaba para abrir la puerta, miraba por los alrededores para ver si lograba ver algo o alguien, pero no parecía haber rastro de nada.

No tardó mucho para que la voz que se escuchaba del otro lado de la puerta principal fuera reconocida por Kate, de inmediato abrió los ojos en sorpresa y corrió para intentar abrir la puerta, algo que fue sin éxito pues estaba completamente cerrada.

—¿Papa?... dios mio ¿Estas bien? La puerta esta cerrada...—

Comentó tan pronto como el hombre que estaba detrás de la misma puerta le hablaba, se sentía de cierta manera aliviada de escucharle pero por otro lado, no sabia en qué condiciones se encontraba su padre, ni la casa en la que estaba en todo caso. Por un momento estaba pensando en disparar con su arma directo a la puerta para ver si podía volar el seguro, sin embargo su padre estaba allí en esos momentos, el riesgo de darle al hombre era algo que no planeaba correr.

—Mis hermanos... ¿Sabes algo de ellos? ¿Puedes abrir la puerta?—

El tono de voz de Kate era uno que seguía estando en pánico, considerando que todo lo que habia pasado la tenía ya bastante nerviosa, el hecho de no poder acceder a su padre lo hacía todo mucho peor para ella.

Consigues abrir la puerta con las llaves que aún tenías en el interior de tu chaqueta. No sabías con exactitud si tu ex mujer habría cambiado la cerradura pero por lo que puedes ver, no lo hizo. Lo primero que ves al entrar es el salón, es tal y como lo recuerdas, amplio y luminoso, con las paredes blancas y un diseño minimalista en blanco y negro. Tus ojos se dirigen hacia todas partes buscando, o, mejor dicho, esperando no encontrar lo que has estado viendo hasta ahora.

Inmediatamente tu mirada se dirige hacia la cocina, observas unos pies que asoman. Temes lo peor. Corres hacia la cocina para darte cuenta de que quien yace en el suelo es tu ex mujer, los signos que presentan son los mismos que habías visto hasta ahora, quemaduras infectadas y flictenas, además de un alto grado de descomposición, podría haber muerto casi al inicio de la catástrofe. Su mirada permanece fija en un punto, como si desease que vieses algo. Encuentras un bolígrafo tirado en el suelo y, cuando levantas la vista, hay una nota soportada por un imán sobre el frigorífico.

" Alexander, te escribo las últimas palabras de las que soy realmente consciente, a raíz de la explosión todo parecía ser normal pero, además de las quemaduras que ves en mí, algo dentro de mi cambió, algo oscuro y tenebroso se apoderó de mi mente.. cuida de nuestra hija. Se la llevaron unos militares para ponerla a salvo de la catástrofe, solo aceptaban a niños. Monte Sorromero "

- Kate escucha.. no puedo abrirte.. creo.. creo que estoy contagiado - escuchas de nuevo la mirilla de la puerta y sollozos tratando de ser reprimidos - No.. no puedes entrar Kate perdóname no puedes.. tus hermanos están bien.. sí.. lo están, ¿de acuerdo?, déjame que te busque algo que ponerte por favor, y en cuanto te lo pongas abriré la puerta y nos iremos, ¿de acuerdo cariño? - 

Frederick se dirigió hacia una de las habitaciones, donde cogió una chaqueta impermeable y unos guantes. Volvió a pasos acelerados y, abriendo la ventana, los depositó con cuidado sobre el suelo sirviéndose de unas pinzas para evitar el contacto con su piel.

- ¿Kate?, póntelo y salgo.

Cuando vio el percal que le esperaba dentro, se quedo unos instantes en shock. Al ver el cuerpo, se cubrió la cara con la manga de su brazo izquierdo, intentando cubrir tanto la boca como la nariz, y se dirigió aún temblando a la nota.

Mientras la leía, una lagrima le asomaba en el rostro. Cuando terminó, golpeo el frigorífico con la mano que tenía libre.

- Tendría que haber estado aquí...-

Se alejó del cuerpo y se dio unos segundos para recomponer sus ideas. De manera mecánica, comenzó a rebuscar por la casa para ver si podía conseguir algo de utilidad. Pensó en llamar a Kate, pero no tenía ganas de hablar ahora mismo, así que lo dejó en todo momento.

Cuando se hubo aprovisionado se dirigió de nuevo a la moto para retomar el camino.

No encontraste nada de utilidad en la casa, además de un cargador portátil para el móvil, te aseguraste de cogerlo a pesar de que aún te quedaba casi toda la batería. Los móviles de antes no son como los de ahora, pensaste al observar ese robusto Nokia. Con resignación, volviste a montarte en la moto, debías encontrar a tu hija, ella era todo o lo poco que te quedaba. Avanzaste por las calles, la imagen de los cadáveres ya no te sorprendía, pudiste encontrar un par más de cuerpos sin vida por el camino, algunos con mirada inexpresiva, como si aún tratasen de comprender qué era lo que había pasado, otros con dolor aún en su mirada debido al sufrimiento que la enfermedad suponía.

 Y allí estabas, en medio de la nada, buscando lo que podría ser un búnker o un refugio, un campamento militar, no tenías ni idea realmente de lo que estabas buscando pues, las indicaciones de tu mujer fueron todo lo precisas que podían ser en ese momento, es decir, poco o nada. Aunque se te antojó bastante el esfuerzo que hizo dada la enfermedad que la poseyó. Avanzaste en la moto, atravesando la carretera, las autovías y caminos que conformaban aquel lugar. Era diminuto aquel sitio, ¿dónde podría haber un asentamiento militar en un lugar como ese? Era difícil de averiguarlo.

 A medida que avanzaba el tiempo en el que no encontrabas nada, tu frustración crecía, sentías haber recorrido hasta el último metro de aquel lugar y no habías sido capaz de ver nada. Nada más que cadáveres, y un accidente de coche, con sus correspondientes muertos dentro. Insalvable. 

Mientras volvías a subirte a la moto para reemprender la búsqueda de tu hija, una mujer, vestida con ropa militar y un fusil en la mano, te apunta mientras te da órdenes específicas.

- ¡Alto ahí!, manos sobre la cabeza, identifíquese o disparo.

-Eh, eh eh, no estoy haciendo nada!- -Medio gritó asustado Alexander al recibir la orden- -Solo estaba buscando a mi familia.- Cuando terminó de decir esto, llevó las manos lentamente a su cabeza como le habían indicado.

-Me llamo Alexander, Alexander Majors. Me han envíado a Monte Sorromero pero no soy capaz de encontrarlo.- 

—¿Infectado? C-como que infectado... ¡Papá! ¿Qué es lo que sucedió? Debes saber algo ¿Verdad?... Si lo sabes por favor dimelo, que clase de infección es la que piensas que tienes...— Comentó de inmediato Kate, tratando lo mejor posible de contener el pánico que la estaba invadiendo rápidamente, no sabia ni siquiera que aquellas "bombas biológicas" eran reales, ahora su padre le estaba diciendo que estaba infectado por algo que desconocía completamente, necesitaba respuestas, tal vez su padre podía decirle mas de lo que pensaba. Aunque por el momento Kate tan solo se limitó a seguir las órdenes del hombre y esperar un tanto impaciente a que su padre pudiera salir.

Mirando como su padre lanzaba aquella vestimenta por la ventana, se quedo mirando la misma por un par de segundos, con el ceño ligeramente fruncido, no entendía nada, a ese ritmo se volvería loca seguramente pero al final obedeció, casi como siempre hacía ante una orden y bueno, necesitaba ver a su padre y no detrás de una puerta solamente, por lo que sin mas procedió a ponerse el traje que le habia dado el mayor.

—Ya esta... ahora si puedes salir ¿Que esta pasando papá?— Comentó, soltando un suspiro al ver que tenía aquel nuevo traje puesto encima de ella, se acomodó un poco sus armas para que tuviera rápido acceso a ellas una vez mas y revisó que todas estuvieran bien cargadas, mientras esperaba a que el hombre saliera de la casa.

Frederick quitó el pestillo de la puerta y la abrió, a simple vista estaba como lo recordabas. Quisiste ver qué es lo que había dentro de la casa y pasar, pero tu padre no te lo permitió. Nervioso, cerró la puerta tras de sí y, sonriéndote, tratando de reprimir las lágrimas, te dijo - Me alegro de que estés bien Kate.. pensaba que te había perdido, no sabía cómo encontrarte..- se detuvo un segundo para respirar profundamente, su mirada deseaba abrazarte, pero se contuvo.

Se quedó callado unos segundos que se te antojaron eternos, estaba deseando contarte algo pero a la vez no deseaba hacerlo. Pero, tras pensarlo, Frederick decidió contarte toda la verdad.

- Tus.. tus hermanos.. han muerto Kate.. no he podido hacer nada para evitarlo.. no puedo perderte a ti también por favor Kate, no te acerques a mi.. no entres dentro de la casa por favor, vámonos de aquí, te llevaré a un lugar seguro - jurarías que por primera vez le estabas escuchando rogar.

La joven te examinó de pies a cabeza, registrándote por si portabas algún arma. Te miró detenidamente la cara y suspiró.

- De acuerdo, de momento no pareces estar infectado. Soy Marta Moreno, Teniente del ejército de tierra. ¿Quién te envía al Monte Sorromero?- dijo desconfiada mientras te miraba nuevamente de forma despectiva y examinativa.