Partida Rol por web

10 de Agosto de 1923

Esta mañana temprano mientras desayunábais leísteis un artículo en el Adviser que os llamó la atención, decía así:

" BOLA DE FUEGO SOBRE ARKHAM

Visitante Interplanetario sobresalta nuestra ciudad

por el doctor Morris Billings

Departamento de Astronomía de la Universidad de Miskatonic

Un raro espectáculo tuvo lugar en Arkham la pasada noche sobre las 1,15 horas de la madrugada. Se trataba de una bola de fuego, un meteoro lo suficientemente grande como para que fuera su posible su penetración en la atmósfera y su llegada a la Tierra.

Observadores en puntos tan lejanos como Portland y Framingham también informaron haber visto el rastro flamígero.

Nuestro visitante puede haber dejado algún rastro tangible de su presencia. Quien desee saber cómo ayudar a encontrarlo, que siga leyendo este artículo. Los afortunados que pudieron ver el acontecimiento comentaban los sutiles colores verdes y dorados de sus fuegos.

Algunos oyeron silbidos y zumbidos apagados; Un hombre en Nashua afirma haber oído explosiones a cierta distancia.

Los bólidos, comúnmente conocidos como bolas de fuego, por lo general se rompen al aproximarse a la superficie de la Tierra y sólo en raras ocasiones son lo suficientemente grandes y rápidos como para dejar un agujero grande(llamado cráter) cuando toman tierra.

Una formación muy grande de ese tipo se cree que existe cerca de Winslow, Arizona. Los del lugar recuerdan la gran bola de fuego de 1913 que pudo verse desintegrar en una trayectoria que iba desde Saskatchewan a la isla de Bermuda.

Muchos meteoros caen a la Tierra, pero pocos sobrevivien a  los tremendos choques y fricciones que tienen lugar al colisionar con nuestra atmósfera. Los que sobreviven ofrecen importantes conocimientos científicos acerca de nuestro sistema solar y quizá de su historia.

SE BUSCAN CAZADORES DE BOLAS DE FUEGO

Estoy organizando una búsqueda de fragmentos de la bola de fuego de la pasada noche. Para evitar la duplicidad de esfuerzos y también para recibir instrucciones especiales, los ciudadanos interesados deberán ponerse en contacto conmigo en el Departamento de Astronomía en la Universidad, a fin de recibir sus asignaciones de búsqueda.

Esperamos especialmente que entre los voluntarios se encuentren propietarios de vehículos. Es imperativa la repidez en encontrar los fragmentos del bólido puesto que cada hora que pasa aumenta la posibilidad de contaminación con elementos naturales.

A los voluntarios se les explicará cómo buscar los fragmentos y se les asignarán zonas de búsqueda para evitar la duplicidad de esfuerzos.

Los meteoritos descubiertos serán expuestos en la Universidad con mención expresa a los descubridores. Recientemente tuve ocasión de visitar la colección del Naturhistorischen Hofmuseum en Viena y el efecto es como para llenar de orgullo tanto a la ciudad como a la Universidad."

Descubrísteis que era vuestra oportunidad de colaborar con la ciencia, haceros famosos, o simpemente pasar el rato. Así que dejásteis todo lo que teníais entre manos y tras recoger vuestras cosas, os dirigísteis a la Universidad.

Fuísteis llegando al Departamento de Astronomía, un pequeño edificio independiente en el Campus, que constaba de aulas en la primera panta y de despachos en la segunda.

Poco a poco fuísteis llegando hasta la segunda planta, que era un estrecho pasillo con una docena de puertas a cada lado, buscando el despacho del profesor Billings.

Paolo, estaba sentado un preciosa mañana en su cafetería favorita, disfrutando de un genero trozo de tarta y un buen café italiano, mientras leía el Adviser, ese periodico sensacionalista que tanto le gustaba.

Cuando saboreaba el café distraidamente, se le cayó una gota sobre un articulo sin leer...

Bola de Fuego sobre Arkam...

Esta si que es buena.

Mira Mary, mira lo que pone en el periodico... Han caido meteoritos en Arkam!

Dice esto sin esperar respuesta y se enfrasca en la lectura de nuevo del articulo. Es de su gusto sensacionalista y llamativo.

¿Que podría hacer hoy mejor que salir al campo a ver piedras?

Tras decir esto aún termina su tarta, su café, se fuma un puro y decide que lo mejor que puede hacer es acercarse a la universidad para conocer a ese profesor chiflado que ha escrito tan llamativo anuncio.

Coge un taxi, y le pide que le lleve de inmediato a la universidad.

Tras pagar al taxista, Paolo, pregunta a la primera persona que ve donde está el campus de Astronomía, donde se dirige alegremente, saboreando su puro abano, mientras sonríe a las muchachas que ve pasar.

Hasta que llega a ver el despacho del profesor Billing y llama a la puerta.

Toc Toc.

   Cuando estaba sentado en mi solitaria habitación, primeramente había pasado la noticia, restándole importancia a tal evento que aparentaba ser fruto de algún tipo de histeria colectiva. Sin embargo, recordaba que en las épocas en las que las tierras todavía eran vírgenes y los conquistadores de mundos no habían emprendido tal cruel misión, los indígenas de algunos lugares alababan fenómenos naturales poco ocurrentes y los tomaban como presagios de grandes cambios; quizás era por eso que con cierta lentitud el artículo iba cobrando vida, hasta que se fue convirtiendo en un presentimiento que de verdad podría causar cierto cambio, claro que no como otros meteoritos que causaron la reorganización del planeta mismo, pero sí que podría ser el prólogo de algún evento estelar que se fuera a dar por lo pronto. No deseaba buscar la fama con ello, pero creo que debería estar allí, para grabar en palabras escritas lo que sea que fuera a suceder allí mismo, en mis mismísimas narices...

   Tomé lo que pude y casi tiro mi abrigo por sacarlo con presura; si bien pensé que muchas personas se presentarían a la búsqueda, no tenía la más mínima intención de faltar a tal evento. Debo grabar lo que pueda, pues mi destino así lo ha dispuesto, lo siento...Lo sé.

   Con determinante rapidez llego a la universidad, buscando el Departamento de Astronomía. Me introduzco sin casi precisión, pues no frecuentaba la zona de Astronomía hacía demasiado tiempo. Supongo que el doctor a cargo de la investigación y búsqueda estaría presente en el lugar, recibiendo a quienes deseen embarcarse en la aventura que se avecinaba, el cambio inminente, puedo decir.

   Acomodo mis ropas, mi boina y, con sutileza, golpeo la puerta del despacho.

Paolo, espera pacientemente a que el profesor responda a su llamada, cuando llega un tipo sin saludad y llama a la puerta ignorandole.

Buenos días, ¿que modales son esos?. Llega llama a la puerta que yo estaba esperando y ni me saluda.

Dice esto en un tono socarrón, que no expresa resentimiento, sino más bien diversión.

Supongo que viene usted a la caza de las piedras de fuego, ¿verdad?

   Definitivamente aquel hombre me había sacado de mi ensimismamiento crónico, y no sabía si sentirme agradecido o de responderle en el tono que había usado para hacerme volver a la realidad. Pero yo no podía permitirme un mal trato con alguien a quien no conocía y con quien tal vez podría congeniar dentro de la búsqueda, asi que lo mejor era abstenerse de prejuicios públicos y mantener una buena conversación -Disculpe usted mi precaria atención hacia su persona, pero creo que venía demasiado pensativo sobre el significado de tal evento cósmico- procedo a sacarme la boina y me acerco a extenderle mi mano -Mi nombre es Peter Brown y también estoy aquí para la búsqueda de tales misteriosos fragmentos- y esbozo una ligera sonrisa.

Anthony llega apoyado en un bastón de roble con adornos tallados en la madera. Con una larga barba blanca y una boina negra. Aunque lleva unas ropas de colores discretos no parecen baratas ni mucho menos.

Dirigiéndose a Peter, le preguntará -Perdone, sabe usted dónde está el despacho del profesor Billings?

Anthony, sonríe al señor que llega y amablemente le responde.

Pues eso creo, señor.

He llamado a la que se supone es su puerta, pero aún estoy esperando a que me abra.

Me llamo Paolo y estoy esperando al profesor. Bienvenido.

Examina a Perotti con una mirada experta y paciente, con el mismo cuidado y seriedad con la que observaría un antiguo objeto. Segundos más tarde de que haya acabado Perotti, le contestará con una sonrisa que se puede ver entre la abundante barba, que está muy cuidada.

- Muchas gracias señor, entonces esperaremos. ¿También ha venido usted por la bola de fuego? ¿En qué es experto usted? Preguntará divertido, con algo de sorna.

Es una gran pregunta, Señor... Paolo espera a que le diga su nombre y continúa...

Richardson.

Casi todo el mundo me cataloga como un experto en las ciencias ocultas, cuando en lo que realmente soy bueno es interaccionando con la gente.

Digamos que simplemente disfruto de la vida, y me gustaría disfrutar de lo que hay después de ella.... Ja Ja Ja

Con la cortesía necesaria sonríe y contesta - Yo soy el señor Richardson, anticuario de profesión. Experto en libros y objetos antiguos. Apasionado del mundo de lo oculto. Espero tener oportunidad de tomar un café con usted y hablar de su especialidad. Acto seguido esperará hasta que alguien abra la puerta.

  El hombre senil que había llegado al lugar no parecía alguien que pudiera correr o desenvolverse físicamente en la búsqueda, por lo que era fácil suponer que donde su cuerpo fallaría sus altos conocimientos funcionarían a la perfección. Luego que me preguntara de la ubicación del doctor, el señor Perotti me sacaba las palabras de la boca, asi que no había podido articular nada. 

   Antes de introducirme, prestaba atención a la amena charla que ellos habían comenzado, a la vez que mentalmente deducía la función que cada uno de nosotros tendríamos en tal búsqueda. Finalmente, cuando logro encontrar un pequeño pozo en la conversación, dedico adentrarme a la misma -Es un respiro profundo de tranquilidad que el buen humor estuviera presente en éste día, señores - me saco mi boina y le extiendo la mano al anciano -como ya se ha introducido a sí mismo, procederé a hacer lo mismo. Mi nombre es Peter Brown y es un gusto conocerle, señor Richardson - vuelvo a colocarme la boina y continúo con cierta curiosidad -No quiero sonar como un indiscreto, pero podría preguntar el oficio que usted profesa?

En la puerta del despacho del profesor hay una nota que dice:

Voluntarios para la bola de fuego

Nos reuniremos a las 15 horas en el aula S-111. Necesitamos cuanta más gente mejor. Una vez iniciada la sesión explicativa no se permitirá la entrada.

Días enteros sin las respuestas que necesitaba habían obnubilado mis pensamientos. Mis búsquedas infructuosas del conocimiento oculto en el más allá no habían logrado apaciguar mis ansiedad, menoscabando mi paciencia. Las tazas de café estaban mermando la poca tranquilidad y paciencia que tenía y que había logrado atesorar durante todos mis años de carrera y estudio.

Necesito distraer mi mente con alguna actividad diferente. Tal vez eso logre aflorar lo que tengo oculto en mi subconsciente. Tal vez encuentre otro modo de alcanzar mi objetivo. Sí, por ahora esto me vendrá bien. Me levanto, me coloco bien la corbata que tenía desatada colgando flácida sobre mi cuello y me peino (aunque estoy bien peinado, eso siempre se mantiene), dejando el periodico sobre la silla del vestíbulo, con la página de la noticia del meteorito visible. Cierro la puerta y subo en mi Mercedes. Me miro en el espejo del vehículo y termino de comprobar mi apariencia. Compruebo que mi arma está bien guardada en el vehículo y me dirijo a la universidad.

Cuando llego ya hay unas personas esperando. Hay algunas cuyo aspecto me sorprende, pero no entro a pensar en sus necesidades y motivaciones personales. No, eso lo dejaremos de lado. Ahora lo importante es encontrar algo sobre esa bola de fuego. Me presento: Hola, caballeros. Mi nombre es Flint, Harry Flint; a su servicio. Es un placer, digo mientros les dirijo mi mano para saludarles. Supongo que estamos aquí todos por lo mismo, ¿me equivoco? Me aliso el traje y me estiro la camisa bajo los puños de mi chaqueta de seda. Muy bien, caballeros. ¿Les importaría que les acompañara al aula donde se nos requiere? Inclino levemente la espalda, con una mano tras la cadera y señalando con la otra el final del pasillo que baja a las aulas. Ejem... Por favor, ustedes primero, si es menester.

Nadie abre la puerta del despacho del profesor, intentáis abrirla , pero la misma está cerrada. Se ve que el profesor no está su despacho, no os va a quedar más remedio que esperar hasta la reunión de las 15 00 horas.

Me levanto por la mañana y me dispongo a desayunar aun adormilado mientras leo el Adviser donde un articulo sobre un cometa me llama la atencion. Podria ser interesante investigar estos hechos ultimamente estoy muy ocioso pense. -¡Oh dios! Ya es mediodia pasado- exclamo mirando el reloj de la chimenea. Acto seguido me preparo  lo mas rapido posible  y de cualquier manera para ir lo mas rapido posible a pedir un puesto en esa investigacion.

Llego a la universidad corriendo y cansado por la velocidad que llevaba. Mi pelo estaba totalmente despeinado asi que me lo recoloco rapida y nerviosamente despues de tomar un poco de aire. -Buenos dias señores -digo aun con la respiracion resentida- es aqui verdad? Ya saben, lo de la bola de fuego. Espero no haver llegado tarde.- Me recoloco la chaqueta y le tiendo la mano al primer hombre que veo, un hombre mayor.-Disculpen mis modales, Dean, Dean Holgur.

En un vistazo a la puerta leo el cartel. Efectivamente es aqui a las 15h. Habra que esperar.

Veo llegar a un nuevo buscador. Tras escuchar su saludo, me presento de nuevo. Como decía, debemos ir al aula S-111. Vayamos y charlemos mientras tanto. Así nuestra espera será... más entretenida.

Espero que todos bajen al aula y les sigo.

A la hora indicada, el inmeso aula está a rebosar, por lo que tenéis que tomar asiento en las últimas filas. Hay más de 90 personas allí reunidas, las paredes del aula con forma de anfiteatro están recubiertas de nogal.

La gente allí congregada habla a voces denotando una impaciencia creciente...

Al aparecer el hombre la multitud poco a poco va callando.

Es el profesor un hombre bajito,delgado y algo nervioso, con gafas de montura metálica. Lleva un traje de excelente factura y estilo conservador, a la última moda de Cambridge.

Se ajusta el nudo de la corbata antes de comenzar

- Buenas tardes y saludos cordiales a todos. No esperaba tener tantísimos voluntarios de tanta valía como la suya - hace un rápido barrido con la mirada - como ya sabrán, anoche sobrevoló nuestras cabezas una bola de fuego. ¿ Y Qué es una bola de fuego se preguntarán?

Pues una bola de fuego es un meteoroide que alcanza la superficie de un planeta debido a que no se desintegra por completo en la atmósfera. La luminosidad dejada al desintegrarse se denomina meteoro.

El término meteoro proviene del griego meteoron, que significa "fenómeno en el cielo". Se emplea para describir el destello luminoso que acompaña la caída de materia del sistema solar sobre la atmósfera terrestre. Dicho destello se produce por la incandescencia temporal que sufre el meteoroide a causa de la presión de choque (el aire atmosférico se comprime al chocar con el cuerpo y, al aumentar la presión, aumenta la temperatura, que se transfiere al meteoroide), no de la fricción . Esto ocurre generalmente a alturas entre 80 y 110 kilómetros (50 a 68 millas) sobre la superficie de la Tierra.Este término se emplea también en la palabra meteoroide con la que nos referimos a la propia partícula sin ninguna relación con el fenómeno que produce cuando entra en la atmósfera de la Tierra. Un meteoroide es materia que gira alrededor del Sol o cualquier objeto del espacio interplanetario que es demasiado pequeño para ser considerado como un asteroide o un cometa. Las partículas que son más pequeñas todavía reciben el nombre de micrometeoroides o granos de polvo estelar, lo que incluye cualquier materia interestelar que pudiera entrar en el sistema solar. Un meteorito es un meteoroide que alcanza la superficie de la Tierra sin que se haya vaporizado completamente.Se denominará bólido a aquellos meteoros cuya luminosidad sea superior a la del Planeta Venus (magnitud -4). Generalmente, un meteorito en la superficie de cualquier cuerpo celeste es un objeto que ha venido desde otra parte del espacio

   Antes que pudiera terminar de introducirme con los presentes, se nos indicó reunirnos en un punto para que se nos diera la información propia del fenómeno que había surgido y rápidamente el profesor a cargo comenzó su explicación. La verdad que le encontraba fascinante y bastante instructiva y, si bien todavía no nos daba instrucciones, no iba a interrumpir tal cátedra astronómica.

   Me quedé forzando la atención en los detalles de la información y permanecí en silencio, aunque de vez en cuando lanzaba algunas miradas hacia mi alrededor, sólo para chequear que tal vez no era el único que estaba enteramente interesado en el tema que se desarrollaba.

Escuchaba la charla con sumo interés e iba analizando cada detalle como si uno de sus objetos antiguos se tratara. Después Anthony sacó su elegante pipa de fumar para empezar a dar unas profundas pipadas.