Partida Rol por web

Arramus hecho un vistazo al interior de la puerta. Dentro uno de los Sacerdotes de Morcar, estaba atareado con unos papeles; seguramente los planes para el asalto que ya estaba pronto. Un Guerrero del Caos hacia guardia o ¿tal vez esperaba los papeles de instrucciones para lanzar la ofensiva?  Sea como fuere, lo cierto es que tenian a dos de los rivales mas temibles alli reunidos. Por suerte estaban bien entrenados e iban bien armados. 

Al divisar al brujo algo se activa en el cerebro de Arramus. El sacerdote irrumpe en la habitación como la encarnacion en la tierra del propio Sigmar. Las baldosas parecen temblar bajo los pies del sacerdote cuando cruza el espacio, e, ignorando al Guerrero de Caos, arremete contra el Hechicero. Arramus desata toda su ira e invoca el poder de Sigmar para volverse tan rápido como un torbellino. Una avalancha de golpes  cae sobre el sirviente del mal como una tormenta de granizo sobre un invernadero de cristal. Cada golpe rompe un hueso, destroza ligamentos, hunde armaduras...así hasta 8 veces. El hechicero se defiende como puede, al principio, rechazando 2 de sus ataques, pero la oleada de golpes del descomunal martillo es demasiado para cualquiera y muere hecho un guiñapo sanguinolento.

Arramus nota una vez mas en entumecimiento habitual despues de recurrir a su fuerza divina y queda unos segundos aturdido...

Arramus abre la puerta y entra como una exalación. Cuando entro yo, veo a Arramus lanzando martillazos contra un ser aparentemente muerto por descarga de golpes del sacerdote.

Pero el rival de Arramus no era el único de la sala, otro guerrero del caos estaba esperándome para batirnos en combate. Me acerco a él y le ataco intentando asestarle algún espadazo en un punto vital para acabar con el combate de forma rápida, pero su armadura es muy resistente y sus movimientos me impiden acertarle con claridad.

Ungrim oyó ruidos de combate proviniendo de la zona por donde se habían marchado sus compañeros asi que sin dudarlo aceleró el ritmo para intentar alcanzarlos. Por desgracia, sus cortas piernas no se lo permitieron.

Arramus entro invadiendo la estancia, las palabras de terror que pronunciaba el Hechicero se disiparon ante la voluntad del Sacerdote Guerrero. Como una bestia desatada, comenzo a lanzar golpes hasta asegurarse de tenerlo tendido y desecho en el suelo. Ni con toda su magia se habria librado de semejante embestida.

Mientras tanto, Ungrim seguia corriendo tratando de alcanzar la muerte, que al igual que su velocidad, le llegaba lentamente.

Agamenon se encaro contra el Guerrero. Dos veteranos combatientes, que se lanzaban golpes repetidamente, pero que en ambos casos siempre quedaban en tablas. Ninguno de los dos, logro herir al contrario.  

El ruido de las pisadas de Ungrim resonaba por el pasillo mientras Ungrim trotaba hacia el los ruidos de lucha que se oían más adelante.

Cuando por fín llegó a la habitación donde estaban sus compañeros, vió como Arramus se erguía sobre un cadaver reciente mientras que Agamenón intercambiaba golpes con otro guerrero cerca de la puerta. El guerrero no parecía haber advertido la llegada de un nuevo combatiente, así que aprovechando la distracción se lanzó al ataque, consiguiendo varios impactos contra zonas vitales antes de que su contrincante pudiese levantar la guardia. El guerrero cayó desangrandose por varias heridas

- ¿Por que siempre teneis que salir corriendo de esa forma? No todos tenemos las piernas tan largas, asi que tened un poco de consideración para con vuestros amigos y bajad un poco el ritmo, si no me voy a acabar perdiendo toda la diversion.

La muerte del guerrero a manos de Ungrim me alivia por unos instantes, pero no hay tiempo que perder, así que me pongo inmediatamente a registrar la habitación en busca de trampas para que no nos pase lo de antes.

Mientras busco contesto a Ungrim. Gracias por la ayuda Ungrim. Nosotros no corremos con andar nos sobra para sacarte ventaja. Digo entre risas. Y no te quejes, que los que nos quedamos sin diversión somos nosotros cuando tu vas delante, que acabas con todo en un instante como un tornado. Vuelvo a reír a carcajadas.

Exacto, Ungrim, nosotros, pobres humanos, tenemos que buscarnos la vida por nuestra cuenta si queremos dar a nuestras armas algo de sangre monstruoso que beber- dijo el sacerdote entre risas.

Y ahora, a por el botín- añadio mientras comenzaba a buscar entre las pertenencias del brujo.

Ja, ja, muy cracioso. Más te valdría tener una espada tan afilada como la lengua. Si no fuese por mi seguro que habrías seguido golpeandole eternamente cual martillo a un yunque.

Tras el combate, el trio de aventureros se relajo un poco. Agamenon buscaba trampas, Ungrim protestaba y Arramus registraba la mesa donde el Sacerdote del Caos redactaba y leia informes. 

En uno de los cajones encontro varios pergaminos, abrio uno y comenzo a leerlo, tardo un poco, casi lo mismo que Agamenon en asegurarse de que no caian en ninguna trampa, finalmente lo doblo, era un Pergamino de Valentia. 

Mientras Agamenón confirmaba que la habitación estaba limpia, Ungrim se dedicó a registrar los cadáveres de sus enemigos en busca de cualquier cosa de valor.

Una vez terminada la búsqueda, volvió a salir al pasillo

Tras cerciorarme de que no había peligro, también pongo patas arriba la habitación por si se les ha escapado algo de valor en algún rincón a mis compañeros.

Una vez he registrado todo sigo a Ungrim hacia el pasillo, pero me detengo un momento en la habitación vacia.

Arramus salio de la habitacion, viendo que todo estaba ya resuelto.

El grupo fue abandonando la sala, pero antes de partir, Ungrim se llevo una joya de uno de los enemigos y Agamenon, un frasquito de tono azulado, un tono ya conocido, el brebaje de Heroes. 

Sin dejar nada en la habitacion, el grupo volvio al pasillo.

Una vez más, el grupo había llegado a un callejón sin salida, así que no quedaba otra opción que volver por donde habían venido

- Hace bastante rato que no sabemos nada de los demás, deberíamos ir a buscarlos.

Antes de seguir a mis compañeros, registro la habitación en busca de algún pasaje oculto. Una vez registrada los sigo, bien para seguir avanzando o bien para avisarles de lo encontrado.

Un incomodo silencio se hizo tras las palabras de Ungrim, algo malo sucedia y si ellos estaban bien... 

-Tienes razón, Ungrim. Busquemos un modo de volver a subir. -dijo Arramus mientras se dirigía al centro de la mazmorra.