Partida Rol por web

Veo como el poderoso enano destroza a su oponente mientras que el orco con el que pelea Arramus se defiende de sus hábiles estocadas. El fimir tiene el paso libre para embestir y el orco puede cotraatacar sobre el sacerdote guerrero.

Por un momento pienso en desenfundar la daga y arremeter contra el orco pero me decido por algo más prudente.

Junto ambas manos, agacho la cabeza para concentrarme en una tremenda tempestad que hechiza al fimir, dejandolo completamente fuera de juego, al menos durante un rato.

La confianza de Durgin me otorga nuevas fuerzas después de mi torpe tropiezo. Se le ve confiado, será mejor ir junto a él. Pienso mientras sigo sus pasos.

Así se habla Durgin. Le digo dándole la razón a sus palabras.

Con un ágil golpe cuelo mi acero entre la defensa del orco atravesando su maligno corazón.

El fimir blandio sobre su cabeza el hacha doble, pero un viento salido de la nada, le impedia avanzar. Saco los dientes mostrando su furia y golpeo el viento con el hacha. Poco a poco se desvanecia la tempestad y sus ojos se centraron en el matador.

Aenur acababa con otro orco, pero para su desgracia aun quedaba alguno mas con vida. Tambien se sintio en peligro cuando por una de las esquinas aparecio otro pielverde con la cimitarra cortando el aire.

Agamenon y Durgin, fueron menos afortunados, por que al salir de la sala, lo que se econtraron fue con un camino cortado y un orco dispuesto a alimentarse de carne enana.

Ancestros acudid en mi ayuda.  Pero mi petición de ayuda no obtiene respuesta y mis dos golpes fallan el objetivo y viendo como otro piel verde se acerca temo que desenlace resulte fatal.

El enano vio como el fimir se lanzaba a por el, pero por algun motivo, su ataque se paró en mitad del aire. Un vistazo al mago, que desde su rincon murmuraba palabras extrañas con los ojos en blanco le confirmó cual era la causa.

Aprovechando el momento de distraccion que el mago le había brindado se lanzó al ataque, pero descubrió pronto que el efecto del hechizo se había desvanecido, y que el fimir era un enemigo diestro. Las hachas de ambos contrincantes entrechocaro varias veces, hasta que el enano consiguió atravesar la guardia del mostruo y le hirió en un brazo. No era una herida mortal, pero el fimir dejo escapar in grito de dolor, el cual fue como musica para los oidos del enano.

Vuelvo a lanzar un ofensiva de golpes pero, lamentablemente, fallo todos mis golpes excepto uno que aturde al orco al alcanzarle en el estómago.

La presencia del piel verde le pilló por sorpresa... pero no lo suficiente porque Durgin ya llevaba el hacha preparada.

Ungrim y el fimir se batieron a golpes de hacha, el enano logro herirle, pero el fimir no parecia dispuesto a ceder y asi continuo combatiendo. En un momento lanzo un golpe muy rapido pero el hacha del matador logro frenarlo a tiempo. Le gruñó y continuo atacando.
Mientras tanto Arramus golpeaba sin piedad al orco que acobardado se acurruco recibiendo golpe tras golpe, causandole tal confusion que no sabia donde estaba.

No muy lejos de ellos. El elfo combatia golpe a golpe, contra el ultimo de los orcos, para su desgracia, un orco no muy lejando, habia escuchado la batalla y tan rapido como pudo corrio al encuentro, sonrio al verlo y con un feroz grito de guerra se lanzo a la carga. Aenur, se vio de repente, atacado por dos frentes, dos asquerosas criaturas que trataban de acabar con su vida. En un doble ataque, uno de ellos consiguio herirle arrancandole un grito de dolor al elfo.

Al sur del todo, Durgin tanteaba el terreno, lanzando pequeños golpes contra el pielverde. Este con una sonrisa burlona le imitaba en movimientos.

La lucha entre el enano y el fimir continua de forma encarnizada. El matador lanza una serie de golpes de su hacha, pero el fimir consigue bloquearlos todos sin problemas

Mi combate con el orco continuaba. Toda una nueva serie de golpes de martillos se ven frenados por su cimitarra. Empiezo a desesperarme, sobretodo cuando veo que el enano se enfrenta a un rival peligroso, el Fimir.

- Vaya, parece que Bragni vuelve a reirse de mi.

Y de nuevo el enano balanceó su hacha contra el orco que tenía enfrente.

Agotado mentalmente por el esfuerzo necesario para conjurar la Tempestad, he necesitado un rato para recuperarme un poco. Cuando lo hago, me lanzo inconscientemente contra el orco, daga en mano.

El orco, sorprendido por el ataque, no reacciona a tiempo y se lleva un bonito cuchillazo en la garganta. Me parece intuir algo de vida en su mirada, y, atemorizado por el odio que veo en ella, engullo rápidamente la poción que encontré para reponerme rápidamente y lanzar un nuevo tajo. Creo que mi daga se clava en la carne de un cadáver.

Retiro el cuchillo ensangrentado y miro al sacerdote, indicándole que ya tiene vía libre para destrozar al fimir.

Desde la puerta veo como Durgin combate contra un orco, sin dejarme un pequeño hueco para poder echarle una mano.

Parece que ha tenido un buen impacto y que por fin vamos a poder seguir nuestro camino.

A pesar de estar dos contra uno, Aenur repelia con maestria los golpes de aquellas criaturas. Su talento con la espada, era magnifico, su destreza para la esquiva, brillante. Los orcos, comenzabana preguntarse si podrian con el.

El fimir rugió con fuerza para tratar de asustar a su rival, pero nada atemoriza a un matador. El enano golpeo con fuerza, pero su rival repelia sus golpes. Cuando le toco la ocasion, viendo como el orco moria por la mano del hechicero, sintio temor y erró cada uno de los golpes que intento dar.

Agamenon seguia esperando que se despejara el pasillo, el enano combatia con gracia, asesto un golpe brutal, que termino con la vida del pielverde, al cual le costo un rato caer muerto al suelo.

Increible pero cierto. Habia sido el mago el que habia acabado con el orco finalmente. Una puñalada por la espalda mientras luchaba conmigo. Feo pero eficaz.

Buen trabajo, Jandrus.

Me uno entonces a Ungrim y empiezo a aporrear al Fimir pero la bestia detiene cada uno de mis martillazos con su hacha.

Tras la caida del orco, el martillo de Arramus se une a la lucha contra el fimir. La bestia continua bloqueando la mayor parte de los golpes, pero la presion combinada de ambos luchadores hace que al final baje la guardia y acabe con el hacha del enano incrustada en su pecho.

La lucha habia sido intensa, asi que Ungrim estaba jadeante y sudoroso, pero no por ello menos orgulloso de su victoria.

- No hacia falta tu ayuda, tenia la situacion totalmente bajo control, pero... gracias de todas formas

-Sabía que no me necesitabas pero no tenemos todo el día!

Arramus palmea la espalda del enano, sonriendo.