Partida Rol por web

La entrada por la cuenca de los ojos es bastante estrecha y delicada, como era de esperar yodos nos lanzamos a lo loco a lo que nos encontremos dentro... si al final llegamos hasta el ogro va ser un milagro.

Por puro instinto logro caer sin matarme a una gran altura, pero me siento aturdido y confuso. Con gran dificultad palpo buscando la antorcha de mi mochila para encenderla e iluminar el escenario en el que nos encontramos.

De mayor a menor estruendo, los tres amigos caen a tierra como fardos amontonados. El elfo se lleva la peor parte: el que trataba de salvarse con un conjuro perfecto para la ocasión ve su concentración quebrantada por el súbito batacazo. Sin poder terminar ni de recitar las palabras mágicas, el pobre Nörsil cae con un solo pie que traiciona su pésimo equilibrio y culmina en una dolorosa costalada.

Muy de cerca cae el guerrero. Tal vez más acostumbrado a los golpes, Waldo aterriza con ambos pies y flexiona las fuertes rodillas que saben recibir el impacto sin complicaciones. La última es Cataria: contra todo pronóstico, la maga es capaz de transformar un porrazo seguro en una acrobacia improvisada que, ni ella misma sabe cómo, logra posarla en el suelo prácticamente indemne.

Los ecos ruidosos del grupo rebotan por toda la cavidad, anunciando a los cuatro vientos su llegada. La respuesta a su intromisión no se hace esperar. Akka busca encender una antorcha, pero su luz no es la única que les ilumina. Avanzando hacia ellos, una criatura se aproxima rápida y peligrosa... ¿Tan rápido podría haberles encontrado Blogg, el ogro?

No es así, pero tampoco es motivo de relajo. Doblando esquina aparece un trasgo de rasgos grisáceos y rudos. Sucio y enfermizo, tiene aspecto de no haber visto el sol en meses, o años. Espada en mano diestra y tea en la zurda, el humanoide adopta una postura de guardia, rabioso y disgustado con los fisgones aventureros que perturban su tranquilidad.

— ¡Ladrones! ¡Invasores! ¡Intrusos! — El hobgoblin es capaz de hablar común con un acento un tanto ridículo. — ¿Cómo habéis logrado entrar aquí! ¡Estúpidos! ¡No importa! — Zarandea su espada envalentonado. — ¡Abandonad este lugar! ¡Una sola oportunidad tenéis! ¡Iros de aquí! — Sus pies bestiales se acercan sin miedo y su mirada furiosa advierte que va en serio. — ¡Iros de aquí, AHORA!

- Buscamos a alguien, quizá tu nos puedas ayudar y nos marcharemos sin causarte ningún problema - aunque dolorido y todavía poniéndome en pie recupero el raciocínio, ¿un trasgo? esperemos que quiera hablar.

- Vamos cagarruta de burro, dinos donde esta el ogro y no te arrancaré esa asquerosa cabeza tuya.

Waldo estaba enfadado por la mala caída y estaba deseando desquitarse.

Parece ser que no soy el único que viene con su antorcha, viene un trasgo que nos sorprende. Hago un gesto a mis compañeros para que no ataquen aunque estén en guardia.

Amigo tranquilo que tenemos algo interesarte que ofrecerte... seguro que siempre has soñado con ser jeje de tu clan....si tu nos ayudas nosotros te facilitaremos que seas jefe de tu clan. Tendrías poder, comida y esas cosas que tienen los líderes... Me mantengo a la distancia que no me pueda atacar pero me vea el trasgo muy claro para tratar de persuadirle.

Oscuridad, rodaba y rodaba por la oscuridad de un túnel que, cada vez se iba estrechando más y más hasta que por fin seguía cayendo pero ya ni había cueco para rodar sobre si misma.

La suerte hizo que comenzara a caer hacia le vacío de la oscuridad con los pies por delante, por ello cuando el agujero desapareció y sintió que llegaba la caída final recordó las enseñanzas de su libro sobre un hechizo que convertía a la gente en rana. Éstos podían dar grandes altos gracias a sus piernas dobladas. Dobló las piernas y calló con una gracilidad que jamás habría pensado. 

En el suelo viendo cómo iban todos aterrizando, se quedó unos instantes riéndose de si misma y de el miedo que le había dado ese maldito túnel. 

- Pues empezamos bien.- pensó para si misma justo cuando vio a Akka ir a buscarla entre los compañeros que caían. La vio allí en el suelo totalmente indemne y rápidamente sus miradas se fueron hacia un punto en el túnel donde una luz se acercaba a ellos. Era un trasgo. 

No le gustaban esos seres, pero la técnica de Akka, Norsil y Waldo si le había parecido la más adecuada: primero hablar y luego pelear. 

Se puso tras los tres hombres, después de la experiencia en el camino y en el túnel, estaba claro que las artes físicas no eran lo suyo. 

Gurt responde tajante a la elocuencia de Akka, creyendo en sus palabras pero rechazando la oferta. — ¡No! Yo era parte de tribu hace mucho, pero no quería luchar guerra estúpida contra otra tribu. Entonces jefe estúpido expulsarme. ¡Las tribus son para estúpidos! Los trasgos solitarios son inteligentes. — Evidentemente, se refiere a sí mismo.  

Tan pronto el trasgo descubre la identidad élfica de Nörsil, arruga la nariz profundamente irritado. — ¡Tsssssk! ¡Esto es malo, muy malo! — Luego oye como Waldo inquiere el paradero del ogro. — ¡No, no y no! ¡He vagado durante meses perdido hasta que Blogg me acepta como lacayo! ¡Vosotros queréis hacer daño a Blogg, y no lo permitiré! ¡No, no y no! —  Enarbola su espada, sordo a las palabras y decidido a luchar.

Ven conmigo, te daré una oportunidad mejor. Cuando acabemos con Blogg si nos ayudas te conseguiré un hogar, compañía que no estarás solo y comida. Eres inteligente y sabes que la paz y un futuro es mejor que lo que te espera con Blogg... ¿no te gustaría ser importante para gente que te trate bien?.

Este trasgo no es tonto y solo necesita un camino para sentirse aceptado y con una meta en su vida, eso es algo que yo puedo ofrecerle puesto que no es nada diferente a lo que necesitan mis críos y además el los protegerá con lealtad además de ser querido.

- Escucha lo que te dice. Somos muchos y la violencia solo lleva a tu muerte sin sentido. Juntos podemos llegar las lejos. - dijo intentando ayudar a Akka para convencer al Trasgo asustado. 

Una vez en pie doy un paso por detrás de mis compañeros que han insistido en una salida diplomática. Llevo una mano al mango de la espada pero no me muevo más. Intento estar listo para parar un ataque.

¿En serio pretendía llevarse a ese trasgo a la ciudad, a un sitio rodeado de niños? Akka parece que no esa en sus cabales, pero lo primero es convencer al verdoso para que no sea un problema, así que Waldo deja la punta del espadón apoyada en el suelo, esperando ser menos amenazador.

Con el rabillo del ojo me quedo mirando a Nörsil como diciendo: No alejes la mano de la espada ya que a estos bichos no les gustan los elfos.

Mientras mis dedos van tamborileando en el pomo de mi maza.

Más que dispuesto a cargar contra el grupo entero, algo hace frenar a Gurt: no es seguro si las convincentes palabras de Akka y Cataria o si la pose silenciosa y defensiva del resto. — ¡No! ¡Tribu de humanos mucho peor que tribu de trasgos! ¡No pienso irme de aquí! Aquí estoy muy bien, cultivo hongos sabrosos, solo y contento... — Teniendo todas las de perder, el gris humanoide hace una confesión. 

— Amo Blogg está muy extraño. Se comporta como humanos estúpidos. Acumula trastos inútiles. Duerme poco, come mal, no ríe nunca. ¿Por qué ese cambio? No lo sé. — Gurt baja el arma muy lentamente. — No ayudaré a humanos. Tampoco haré daño a amo Blogg. Vosotros libres de marcharos o encontrar la muerte aquí. — Abre tanto como puede sus ojos diminutos. — ¡Amo Blogg es muy fuerte! ¡Os machacará!

Con talante de perdonavidas, se echa a un lado. Parecen habérsele pasado las ganas de pelea.

- Oye tu, ¿Y quien me dice a mi que no estés pensando en ir a ver a tu "Amo"? - preguntó la maga moviendo sus manos que ya empezaban a ponerse nerviosa.