Partida Rol por web

El ataque sorpresa al lobo sale con total éxito, la verdad se me hace raro ver como un clérigo, un guerrero honorable y un elfo enigmático se unen tan abiertamente a una estrategia tan poco valorada por la mayoría de la gente, me alegra o la aprobación del grupo en mi faceta mas oscura como asesino y lo ven compatible con mi parte mas altruista y caritativa.

Estando junto al lobo muerto sin guardar a daga empiezo a despellejar al lobo con la piel para poder descuartizar al animal en los trozos justos posibles para llevarlos con nosotros y sea nuestra reserva de alimentos, el lobo se acaba de convertir en nuestra caza y salvación en caso que nuestra aventura se alargue y suframos falta de comida.

Vamos a repartir el peso de la carga de la carne, con esto no nos faltará comida.... Cuando ya tenga todo el animal troceado y envuelto lo reparto con el grupo y también extraigo los cuatro colmillos grandes del lobo para guardarlos en mi equipo.

El animal no tuvo ninguna oportunidad, la lluvia de golpes lo mando al limbo en un parpadeo, todo volvió a quedar en silencio mientras Akka se ponía a despellejar al bicho.

- No tardes mucho con eso, no sabemos si han escuchado los golpes.

- Pobre animal - murmuró. Entendía que era un peligro pero el ataque le había parecido excesivo, esperaba que con el resto de lo que se encontraran corrieran la misma suerte. 

- Yo llevo también mochila, casi vacía porque ya intuía que el camino se me iba ha hacer complicado, puedes cargar aquí algunas raciones si quieres.- y le ofreció la mochila abierta dejando a un lado la antorcha con cuidado para no apagarla. 

Créeme hemos hecho un ataque sin ruido. El lobo estaba para avisar de la presencia de intrusos y al no dar la alarma hemos ganado algo de tiempo, respondo en voz baja a Waldo para tranquilizarle.

Escucho atentamente a la bruja y su pobre animal, odio ser tan cruel con un animal pero en este caso era nuestra caza, si encontramos a su cachorro nos lo llevamos a casa pero tenemos que sobrevivir...

- Eso ya lo veremos, decidisteis dejar al trasgo - trato de recuperar la flecha y con ella o sin ella me aposto ante el camino que sigue por el interior de esta colina vigilando que no venga nadie.

Cada uno por sus motivos, ninguno se interpone cuando Akka, el joven que un día tuvo que mendigar y conoce de cerca el hambre, comienza a despojar la bestia de su carne, piel y colmillos. Mientras el resto del grupo vigila con atención los alrededores, el ladrón envuelve y reparte a cantidades iguales las partes aprovechables de comida y guarda el resto para sí.

Sin mayor ceremonia y ante el apremio nervioso transmitido por la muerte del animal, el grupo sigue su curso con la adrenalina aún fluyendo por las venas. El corredor se hace largo, casi eterno, y su zigzag azaroso e impredecible llega a marear a algunos, pero otros se sienten aliviados cuanto más se alejan del cadáver - o lo que quedó de él. - La antorcha que les ilumina comienza a mermar su fuerza justo en el momento que topan con otra cavidad. 

Vista del exterior parece un tanto extraña; nadie se atreve a entrar en ella todavía - ni tendrían por qué, pues el pasadizo que siguen todavía continúa hacia el sur. - Por lo que puede apreciarse con la débil luz, es bastante amplia: su diámetro debe rondar los diez metros, aunque baja: la altura no llega a alcanzar los dos metros. Con algunas dificultades, un ogro agachado podría operar en su interior, tal vez para utilizarlo como almacén o trastero. Esto parece confirmarse por la abundancia de cachivaches y contenedores en su interior... Qué puedan guardar, todavía es un misterio.

Tras apurar todo lo que podemos del lobo avanzamos por el camino encontrando una cavidad adicional. Revisemos ese camino igual es el almacén de Blogg y voy delante por si hay trampas, con la mano cerca de mi daga avanzo delante por el camino pendiente de que no tenga trampas el camino.

La antorcha estaba ya muy consumida, con un suspiro sacó la suya que estaba entera y la encendió con las llamas que quedaban. No quería tirarla hasta que se acaba de apagar por completo por lo que la asomó ligeramente por la oquedad por la que estaba entrando Akka. Siempre un poco de luz ayuda. 

Oigo suspirar a Cataria mi me giro un poco para que vea la antorcha que tengo amarrada en la mochila.

Almenos nos queda otra de momento...

con voz muy bajita: Tenemos que encontrarlo rápido.

Que preocupada la gente con las antorchas, Waldo aún tenía la suya, no tenían que estar con tantos miedos, no hasta que vieran al ogro, eso ya sería otro cantar.

- No parece estar por aquí, sigamos.

(Akka)

Todo está demasiado tranquilo. Andándote con especial cuidado cuentas cada uno de tus pasos y buscas, del suelo al techo, cualquier posible indicio de sospecha u elemento fuera de lugar. Entonces Cataria presta la luz de su antorcha y puedes ver mejor. Hay algo que no encaja. Casi a punto de pisarlo, detectas un largo y fino alambre en la tierra. El cable ata la entrada a la cavidad de parte a parte; un escalofrío recorre tu espalda. Esto no está aquí por casualidad...

Haciendo un gesto para que se detengan les aviso, una trampa y voy a ocuparme de ella. Dicho eso saco de mi mochila las herramientas para ponerme a examinar la trampa bien tratarla adecuadamente.

Tras un minucioso examen, Akka comienza a atar cabos. El cable conduce a un elevado y sospechoso estante al muro norte sobre el cual hay algo que se sostiene en muy precario equilibrio. ¿Pero qué podría ser? Definitivamente, nada bueno. Todo el aparataje está oculto bajo un lienzo polvoriento y descolorido. El ladrón, consciente de que solo tiene una oportunidad, da lo mejor de sí en comprender el mecanismo y retirarlo sin provocar su siniestro entramado.

Desgraciadamente, la suerte no está de su parte. El alambre está colocado con pérfida y maliciosa intención. Difícilmente un trasgo o un ogro hubieran sido capaz de colocarlo tan enrevesadamente: una inteligencia superior ha estado detrás de esto. Creyendo que puede frustrar la conexión del cable, Akka corta el hilo en el punto equivocado y, contra su voluntad, la desgracia se desencadena.  

La malévola tramoya queda al descubierto cuando el frágil equilibrio del estante se quiebra y el lienzo vuela roñoso, descubriendo lo que sostiene: cinco pesados troncos con toscas púas de madera clavadas, burdamente tallados en punta como arietes listos para un asedio. Tiradas del cable trampa, las estacas gigantes se tambalean y hacen venirse abajo el falso estante, que fracasa en un ruidoso estrépito de madera crujida y astillas voladoras. Akka ahoga un grito cuando contempla, en cuestión de segundos, la aterradora fila de troncos eyectados abalanzarse sobre él y sus amigos...

Yilda, posicionada a la retaguardia del grupo y ya advertida de un oscuro presentimiento, se aparta del camino y consigue esquivar a tiempo la avalancha de púas.

Con el estruendo de la trampa se le escapó un grito ahogado. Quedo en silencio cuando uno de los troncos le impactó. 

Nörsil saltando brevemente se ponte cuerpo a tierra pegando su rostro al suelo y deseando que el balanceo de la trampa no sea tan largo como para aún así alcanzarle. Afortunadamente ha acertado con su movimiento y agilidad.