Partida Rol por web

La drow se quito el polvo de entre la ropa, al finalizar el combate, esos elementales eran duros de pelar. La hechicera estaba agradecida de no haber sido dañada a diferencia de sus compañeros. Pero si Uriel, quien claramente habia sido el que peor parado habia salido del encuentro estaba dispuesto a seguir, no seria ella menos.

-Continuemos entonces, a ver que es lo que perturba a unos honrados enanos trabajadores.

El joven Uriel era todo lo valiente que querías, pero estaba hecho una mierda. Y encima él aseguraba que había recibido palizas peores... ¡Por los dioses! ¿De qué palizas estaba hablando? ¿De las que te dejan en la cama durante un mes?

-¿No había un lugar dónde descansar? Al caballero Uriel le vendría bien un poco de reposo
Y a decir verdad también le vendría bien a Isabella un descanso... Habían caminado mucho

Al escuchar las palabras de Lady Isabella, Mahel alza los brazos como agradeciendo a los Dioses.

- POR FIN ALGO DE SENSATEZ! Apoyo la idea de Lady Isabella, busquemos un logar tranquilo y a descansar.

Mahel quita la tapa de su cantimplora cargada de licor y ofrece:

- Quièn quiere un trago?

Brunilda escucho atentamente las sugerencias de los aventureros, las cuales insistían en descansar y recuperar fuerzas. Cuando hubieron terminado de exponer sus  ideas, la joven enana respondió:

- Como ya dije , este lugar es el mas seguro ahora ,ya que el segundo generador esta lo suficientemente estable para que los elementales de su interior continúen  realizando su cometido.- encogió sus hombros y continuo:- Aunque puede que a alguno de ustedes el zumbido que sale de el sea lo suficientemente  molesto para que no quieran descansar en la fría roca.-

Chasqueó sus dedos y su cara dibujo una expresión de como si se hubiese acordado de algo: - Aunque si lo prefieren creo recordar que en la siguiente galería existe una zona de avituallamiento, donde podemos refrescar el gaznate y sentarnos en cómodos taburetes...si es que todo sigue en pie.- volvió a encoger sus hombros y dibujo una sincera sonrisa.

Bueno... si en la siguiente cámara hay un poco de esa cerveza que probamos en la taberna, creo que puedo hacer el esfuerzo...

Uriel escucha las palabras de sus compañeros.

- Deberíamos pasar a esa galería donde Brunilda comenta que podemos saciarnos. Pero no tengo intención de refrescar el gáznate con alcohol que haga mis movimientos más lentos de lo que ya han sido hasta este momento. Voto por alcanzar aquel lugar descansar 10 o 15 minutos y reemprender la marcha. No me gustaría que la noche del exterior me alcanzara en el interior de este lugar. – comenta el Espadachín mirando a sus compañeros evaluando que es lo que piensan y/o desean hacer.

Lady Isabella levanto una ceja ante el comehtario del bravo Uriel, pero no comentó nada. Se limitó a dar la razón a Mahel.
-Veamos ese oasis y descansemos un poco... Pero no descartaría pasar la noche si fuera necesario

Lastima que en aquel lugar no hubiera forma de calcular el tiempo. Incluso en el Páramo Sombrío, el mundo de origen de la raza shadar-kai, había una penumbra que sus habitantes podían llamar "día".

-Cualquier cosa con tal de no escuchar mas lamentos ni los zumbidos de esa chatarra. -Dijo, indicando a las que consideraba unas máquinas inestables.

En cuanto todos los aventureros estuvieron de acuerdo en proseguir su aventura hasta el pequeño  refugio del cual había hablado la joven Brunilda, todos  comenzaron a andar.  Mientras regresaban a la galería de la entrada, notaron como poco a poco el chirriante zumbido  del generador se ahogaba entre los abruptos pasadizos. Recorrieron una vez mas una marea de telas de araña ,pero esta vez ninguna araña   se atrevía a avalanzarse sobre ellos. De vez en cuando,  veían como un millar de minúsculos  ojos los  espiaban entre las rendijas de la gruta, pero ninguna de esas quitinosas criaturas  ponía una de sus patas fuera de la seguridad de las sombras.

Aunque la tela de araña, cosida con esmero por aquellas tejedoras de ocho patas, retrasaba lo suficiente el viaje hacia la otra galería, pronto llegaron al lugar deseado.  El aire enrarecido con un olor a tierra húmeda fue lo primero que saludo a los aventureros al adentrarse en la nueva galería. Al fondo se podía ver un enorme armatoste metálico cual enorme armario  que  se hundía en el  suelo de la  mina.  Varios útiles de minería repartidos por doquier,seguramente dejados ahí por los obreros enanos que huyeron en su día, decoraban  la estancia. Al igual que las telas de araña que, ocupaban todos aquellos espacios entre los taburetes, toneles, mesas ,armarios y demás enseres  de aquel "oasis".

Por suerte, las arañas que ocupaban el refugio enano eras diminutas comparadas con sus congéneres de la galería anterior; sin embargo, los aventureros notaron que las telas de araña eran semejantes a las que escupían las arañas azules. Durante un rato, revisaron la zona ,para evitar ser sorprendidos por aquellos arácnidos que, por suerte, no estaban cerca.

Brunilda se apresuro a  limpiar los pitones de  un tonel y a sacar un par de  vasos de cobre de su mochila, llenándolos de un denso y ambar liquido que todos los presentes lo identificaron como cerveza. La joven enana,presta a  complacer a sus compañeros ,  adecentó un catre, limpió unos taburetes y limpio de telas de araña una mesa que no haba sido volcada por la marabunta de enanos que huyeron en su día.

Algunos, mientras descansaban en aquel improvisado refugio, notaron signos de lucha en las paredes. Como si hachas  enanas y mandobles orcos hubiesen hundido su acero en la dura roca de aquella galería....

Uriel observaba el lugar y la faena de Brunilda. Parecía que estaban en un lugar que había visto muchas cosas. Y la curiosidad del joven Espadachín no era ara menos.

- Lady Brunilda, ¿sabéis que es lo que paso en este lugar exactamente? – Comenta el Humano mientras evalúa la zona que hay a su alrededor, señalando las muescas de batallas y similares. – Creía que solo los fantasmas y las arañas habían echo acto de presencia pero aquí hay mas cosas de las que nos habéis contado.

-¿Y os sorprende? Desde el principio nos han estado ocultando algo. -Masculló el nigromante, tomando asiento tras apartar con la punta de la daga la telaraña que cubría uno de los taburetes.

Ser "cándido" e "idiota" parecen estar cogidas de la mano... Seguro que la enana responde que esto era información irrelevante para la misión. -Se guardó para si, mientras observaba el lugar en silencio e intentaba recordar algún detalle que por pequeño no había captado su interés y que ahora podría enfocar una nueva luz a su teoría.

Brunilda miro perpleja ante las preguntas de ambos aventureros, como si se sorprendiera de su ignorancia. Como si intentase explicar algo difícil a un niño pequeño, comenzó su intervención:

- Mis señores, me resulta muy extraño que se os comunicase de lo que sucedió aquí hace  mucho tiempo, cuando las incesantes batallas entre orcos y enanos  asolaban estas tierras. En esta mina, un reducto de  estoicos enanos  se defendieron de la horda orca durante semanas. Supongo que  las marcas de pelea que vemos en la dura roca de esta estancia,son fiel reflejo de esas batallas.- señalando a los picos que se esparcían por el suelo.- En cuanto a los enseres de minería, muchos de mis hermanos y hermanas enanos, cuando las arañas emergieron del segundo andar,huyeron despavoridos ,dejando caer lo que tenían en sus manos.-

se encaró al shadar -kai y lo miró con el gesto algo torcido cuando le espetó:

-  Mi señor Akvahn, os sugiero que no volváis a poner en duda  las palabras del señor PicoFerreo. Este tipo de información esta en cualquier libro de historia enana, quizás deberiáis informaros por vuestra cuenta y no despreciar la información dada.-

Mientras escuchas hablar tanto a tus compañeros como a la joven enana, tus ojos  se distraen con el enorme agujero que hace de entrada al  elevador y notas como un extraño humo de color verde se va deslizando por el suelo desde allí. 

-Las historias de los enanos son todas iguales... Minas, oro y orcos. Siempre con los mismos elementos... Leída una, leídas todas. -Una cavilación que le hizo gracia y sonreír de medio lado. - Pero quizás este sea distinto. Si disponéis de un tomo que narre la historia de estas minas gustoso le echaré un vistazo.

-Un pueblo noble los enanos, primero tuvieron que defender esta mina del orcos y ahora de arácnidos gigantes... Parece que tienen facilidad para encontrar cosas de valor y también para atraer a los problemas...

Reflexiona la mujer en voz alta, observando los detalles de la estancia.

-Bien, parece un buen lugar para reponer fuerzas, descansemos lo que sea necesario y avancemos... Los bichos se reproducen muy rápido y no quiero que crezcan mas de los que somos capaces de destruir.

Uriel asintió a las palabras, y se dispuso a colocarse en un lugar dónde descanar mientras esperaba ver que más hacían los compañeros. Estaba claro que las primeras sorpresas habían minado la confianza del grupo. Por su parte deseaba de nuevo retomar la acción y averiguar algo más.

Menuda porquería...

La sala estaba muy lejos de lo que Lady Isabella entendía como "un lugar dónde descansar". A parte de la poca delicadeza de los detalles enaniles, la omnipresencia de las telarañas era desesperante. ¿Acaso soy la única que le molestan las arañas? A la mujer noble no le hubiese estrañado que los mismos arácnidos les sirvieran el licor.
Quizás fuera por esto por lo que no aceptó la cerveza... Quizás fuera por que le venía de gusto "pippermint". Pero el caso era que no sabía qué hacer con su "descanso" y tenía su mente ociosa. No le complacía la visión de las telarañas, por lo que tampoco sabía bien hacia dónde mirar.

Y al final encontró donde centrar su atención: El montacargas (¿lo llamaban así?) y aquello que parecía que subía por él... ¿Qué leches era?

-Ehhh... Caballeros... Siento interrumpir vuestra tertulia... Pero creo que ya sé qué volvió locos a los mineros... -Y cuando tuvo la certeza que era el centro de atención, señaló al monta cargas y añadió: -¡Ese humo que sale de ese artilugio!

Por un momento Akvahn prestó atención a lo que tenia que decir Isabella. Aunque lo que el grupo pudiera decir le importaba mas bien poco, los detalles sobre el lugar que les rodeaba merecían su atención, sin importar quien lo descubriera. El hecho de que un apestoso goblin encontrara de casualidad el antiguo cubil de un dragón repleto de trofeos históricos no disminuía el valor del hallazgo.

-Lastima que no tengamos un ave a la que hacer inhalar el humo. Así podríamos comprobar si es tóxico y si sus efectos son inmediatos...

Isabella se levantó de golpe
-¡Puaj! ¡Y sigue subiendo!- La mujer se alejó ligeramente de la entrada del elevador y añadió -Yo diría que se está adueñando del suelo de esta cavidad... habitación... ¡lo que sea!

Instintivamente se tapó la nariz, quien sabe si para evitar los posibles efectos del humo o si era para evitar su provable mal olor

Al grito de advertencia de Lady Isabella se le sumo la imagen de un manto de niebla verde que subía por el hueco del elevador; adueñándose poco a poco de la estancia.  Poco apoco, como si de un reptil se tratase, aquella niebla fue  repartiéndose por el suelo de la galería, trepando tímidamente por las paredes cubiertas de las telas de araña hasta  mezclarse con la fría tierra que los rodeaba.

Cualquiera de los presentes podía notar como aquella nube  los estaba cercando, dejándolos como único espacio vital aquella improvisada taberna....