Partida Rol por web

Veronica alzó los brazos y rio. - ¡Bienvenida a las mierdas en las que nos suele meter Banes! - entonces los bajó para ponerse algo seria. - Os contaré junto con David toda esta mierda, no quiero malgastar saliva ahora mismo. - se acercó un poco, curiosa. - Aunque me sorprende lo bien que te estás tomando todo esto y lo poco sorprendida que pareces...

Parecía que hiciera lo que hiciera, Ashley iba a ser juzgada por Veronica. Lo que estaba claro es que mientras antes terminaran la llamada, antes descubriría que quería contarle.

— Si no te acuerdas de un golpe en la cabeza es que ha habido otra Ashley antes ahí. O eso creo... Ni yo misma sé cómo funciona esto todavía, no soy la que más sabe precisamente. - Guardó silencio cuando escuchó sobre la muerte de Kyle. Le recordaba ligeramente de haber mantenido dos frases con él, pero apenas lo conocía. Pero sí que le parecía importante saber que el tal Dylan había llegado a matar a alguien. Aunque podría haber sido otra persona... — Ten cuidado con lo que hagas ahí, pero busca la forma de resolver esto. Hay una Ashley que ha conseguido algo raro, y por eso está pasando esto. Siento no poder decirte nada más.

— ¿Es ese Banes el responsable de esto? - preguntó Ashley con el ceño fruncido. No podía fiarse del todo de Verónica, pero podría sacar información, toda la que pudiera, y luego juzgar por sí misma si la creía o no. — Ya te dije que no te conozco, ni a ti ni a David. Eso debería ser suficiente explicación para que lo entendieras, pero seré más clara. No es la primera vez que me pasa, esta ya es la segunda. Al principio pensé que estaba volviéndome loca, pero parece que, por cómo hay gente que sabe mucho más que yo de estas cosas, no es una locura. Así que no, sorprendida no estoy. Estoy hasta el coño, asustada y agotada, pero no sorprendida. ¿Te sirve? 

—Dios mío... ¡esto es de locas! —respiraba fuerte por el teléfono—. ¿Cómo que más Ashleys? Dios mío... David, ¿qué coño está pasando? Dime que esta es mi realidad. ¡AAAAAAAAAAAH! —chilló descontrolada. Por su actitud, esta Ashley estaba muy asustada y perdía la cordura cada vez más.

PIIIIIIIIIIIII

La llamada se detuvo.

Ashley colgó el teléfono y lo lanzó por la encimera de recepción. Toda la sala quedó muda ante el chillido de Ashley y algunos policías salieron de las cámaras para ver lo que sucedía. Ashley estaba fuera de control, sufriendo un ataque de ansiedad. No paraba de respirar y de sudar. Todo daba vueltas, se mareó. Con suerte, su padre estaba cerca y pudo sostenerse en su hombro. David, sin embargo, estaba en la puerta. Ashley necesitaba mucho aire y descansar. Necesitaba, más que nada, respuestas.

—Al hospital... o al parque... Necesito aire...

Siempre lo es. - suspiró enfadada. - Él y su dichoso libro. Anda que no nos ha dado dolores de cabeza y a más de uno nos ha arruinado la vida. - Iba a contestarle sarcásticamente a Ashley, pero tras escuchar aquél grito a través del teléfono, solo pudo sonreír con cierta malicia. - Esa es una reacción más natural. - inquirió.

Se acercó y recuperó su móvil, arrebatándolo de las manos de Ashley. - Aunque me alegra que me haya tocado la Ashley que no se pone así, seguramente le habría soltado una buena, por molesta. - sacó las llaves de su moto y se la mostró a su forzada compañera de viaje. - No perdamos más tiempo ¿dónde habéis quedado? Mientras antes acabemos con todo esto, mejor.

Con aquél grito, Ashley causó más de una reacción en más de una persona, algo que era lógico. El primero en reaccionar, fue el agente especial que se hacía llamar Poopy. - ¡¿Era el novio maltratador?! - dijo frotándose las manos. - ¡Si te ha amenazado de muerte o algo así, podemos encerrarlo!

El siguiente en reaccionar fue Geogre, quien estaba al lado de su chiquilla con cara de circunstancia, entendiendo cada vez menos de lo que estaba pasando. - No, no. Imposible. ¿Qué no ha escuchado la conversación que ha tenido mi niña? Estaban hablando de... - fue entonces cuando arqueó una ceja, buscando confirmación por parte de alguien. - ¿Más Ashleys? - parecía realmente confuso ante lo poco que había oído de aquello.

Fue entonces cuando David intervino, intentando calmar la situación. - ¡Se desveló el pastel! - dijo con una risa increíblemente forzada. - Verá, señor Hill, conocí a su hija en la cafetería donde trabajaba y día a día se fue ganando mi confianza con su radiante personalidad. - quizá se estaba pasando de adulador.

Se acercó a ella y le puso una mano en el hombro. - Y no solo su personalidad es brillante, su talento como escritora también. - suspiró, se notaba que no era muy bueno mintiendo y le preocupaba que vieran a través de sus inventadas. - Y llevamos un tiempo hablando sobre una historieta de gente que adopta tu forma y tu aspecto, tu vida ¡incluso tu nombre! - rió otra vez nerviosamente.

Pero a mi editora parece que la idea le pareció insuficiente, quería aún más Ashleys, más doppelgangers. - se rascó la cabeza con gran nerviosismo, le picaba pues estaba empezando a sudar la gota gorda. - ¡Es normal que se haya estresado tanto, tiene que insertar más personajes!

Finalmente, avanzando lentamente junto a Ashley, salió de allí. - ¡Voy a acompañarla a que tome el aire!

Una vez fuera, consiguieron alejarse un poco de la comisaría, donde dejaron a George dando testimonio de la denuncia inicial, después de todo era de los únicos testigos que tenía Ashley contra el abusador de Dylan. Caminaron lentamente, pues David no quería forzarla a apresurarse a ninguna parte, hasta que llegaron a un banco en mitad de una plaza bien abierta donde Ashley pudo descansar. - Sé que todo esto es... Demasiado. Yo he estado en tu misma situación. Bueno no la misma misma, pero una similar. - admitió, dejando así que fuera ella la que continuara la conversación y quien expresara lo que sentía.

No soltó ningún comentario sobre cómo debía ser su reacción natural o no. Tenía ganas de soltarle algún corte, decirle que se metiera su opinión por donde le cupiera, pero era mejor no enemistarse más con esa chica. Pero desde luego no la soportaba, y si la estaba aguantando, por mala cara que tuviera, era simplemente porque las circunstancias no le permitían cruzarle la cara de dos bofetadas, o algo peor.

— ¿Quedar? ¿Quedar con quién? Yo solo quería volver a casa, ver si era "mi casa" o la de otra Ashley. E intentar investigar algo sobre esto para ver si me entero de qué cojones estaba pasando. No había quedado con nadie, esto es lo único que me dejó un tal V.B - dijo, mostrándole la nota que estaba en el coche, sobre el reproductor de audio. — Solo desperté en ese puto coche, y me dijo que me deshiciera de él como si fuera lo más fácil del mundo. Maldito capullo... Pero si me dejas en casa estaría bien, la verdad. Y no me caes muy bien, aunque no sea sorpresa, pero estoy dispuesta a colaborar con lo que sea con tal de arreglar toda esta mierda, por si te sirve de algo. ¿Podemos irnos entonces?

Hola Ashley,

No te preguntes que haces aquí, simplemente usa el coche para volver a casa, aunque te pediría que no te lo quedaras y te deshicieras de él... Aunque bueno, eso ya es cosa tuya.

Las llaves están en la guantera.

Me estás diciendo que has hablado con otra versión de ti misma... ¿Y no te has dignado a quedar con ella? - suspiró y se echó una mano a la cabeza. - Ay que joderse, no sé cual de las dos es más tonta. - alzó los hombros con completa indiferencia. - Bueno, pues te pondré a ti al día, ya se apañará David con la otra tú, tampoco soy vuestra niñera.

Se acercó a la moto que tenía aparcada a escasos metros del lugar, mientras escuchaba a Ashley y se ponía el casco. Fue entonces cuando le llamó la atención el nombre que dijo "V.B.". Su actitud pasota-desentendida desapareció por un instante y se acercó a revisar dicha nota. - Pues o tú o la Ashley que estaba en tu cuerpo ha tenido contacto directo con el tal V.B. - arrugó la nota, con bastante rabia y la tiró al lago también. - ¿Pero quien será ese misterioso V.B.? ¿Tú conoces alguien cuyo apellido empiece por B? - parecía muy sarcástica, como si la respuesta fuera evidente.

Suspiró, se notaba que estaba muy cansada de aquella situación. Subió a su moto y le tendió una mano, invitando a Ashley a subirse de copiloto. - El desagrado es mutuo, pero como dices, hay que solucionar esto. ¿Dónde decías que vives?

Tras recibir las indicaciones por parte de Ashley, un pequeño viaje por carretera les esperaba. Como ninguna de las dos tenía muchas intenciones de hablar y entablar amistad, Veronica puso algo de música que provino de la moto, algo que sorprendió a Ashley, pues las motos no solían llevar dispositivos de audio, pero por lo visto la rubia le había hecho un pequeño apaño y colocado un pequeño altavoz.

Al llegar a la casa, las llaves de Ashley abrieron sin problema. Parecía que la cerradura era la misma para esta casa en concreto. Veronica no dudó ni un momento, se dirigió a la cocina sin pedir permiso ni nada y se abrió una cerveza, se sentó en el sofá y puso los pies sobre la mesa, desde donde parecía que iba a empezar a darle un poco de sentido a todo aquello... Pero unos golpes muy brutos empezaron a sonar a través de la puerta principal, como si alguien la aporreara. - ¿Vas a abrir? - preguntó, esperando la respuesta de la chica antes de hacer nada más.

— Claro, porque todos los días hablo conmigo misma para ir a tomar unas copas. ¿Me estás vacilando? ¡Claro que no se me ha ocurrido! Además, parecía que estaba ocupada con... cosas. Y de todas maneras, ¿seguro que es buena idea que nos veamos físicamente? ¿Cómo funciona eso de que la misma persona esté a la vez...? Mira, da igual. No creo que puedas responderme a eso.

Revisó un momento para encontrar un caso para sí misma mientras Verónica revisaba la nota, y antes de ponérselo se quedó con la cara a cuadros por el corte. Cerró el puño un momento junto a la cintura, conteniendo las ganas de cruzarle la cara a esa gilipollas, pero pudo contenerse a duras penas.

— Escucha, porque no lo voy a repetir dos veces. Podemos seguir con esta gilipollez de tirarnos mierda mutuamente, o podemos empezar a colaborar para conseguir algo. Tú decides, listilla, pero paso de seguir aguantándote solo para recibir hostias. Sí, se apellida Banes, pero yo qué cojones sé si hay más gente involucrada en esto que tenga un puto apellido con una B. No sé cómo te apellidas tú, ni el puto David, ni si hay más gente metida en esta basura. Así que corta el rollo con la condescendencia.

No volvió a abrir la boca en todo el viaje, ni ganas tenía tampoco. Intentó disfrutar aunque fuera de la música de carretera, un breve remanso de paz en el que solo la melodía y el viento la acompañaban. Bueno, exceptuando a Verónica, claro, que estaba conduciendo.

Una vez dentro de casa trató de no decirle nada más y que hiciera lo que quisiera. Verónica era, probablemente, la persona más indeseable y estúpidamente soberbia que había conocido en su vida, y eso ya era decir. Pero lo quisiera o no, era la única por el momento que podía darle más información. No confiaba ni en ella ni en Banes, y hasta que no supiera más no podría decantarse por ningún lado de la balanza.

— Joder, quién será ahora... - murmuró, hastiada, encaminándose a la puerta. Se situó justo detrás, alzando la voz para que pudiera oírsele al otro lado. — ¿Quién es?

Ashley se separó de su padre sin remediarlo, estaba alterada y necesitaba descanso. Supuso que más tarde iría donde estaba ella. Pasearon sin disfrutarlo, pues ella tenía la mirada perdida, pensando en lo que acababa de suceder. En primer lugar, la conversación telefónica confirmaba la existencia de más Ashleys y otros mundos de alguna manera que no comprendía. La otra Ashley tenía más información que ella y se preguntó por qué, qué habría hecho ella para estar más informada. Después, David comentó lo sucedido como si hubiese estado experimentando con ella. Cuando llegaron al banco de aquella plaza, se dio cuenta del tiempo que había pasado y no supo cómo había llegado allí.

—Lo que comentaste a mi padre es mentira, ¿verdad? —murmuró. Ya no sabía qué era real y qué no—. Fue para eludir a mi padre. No existe esa fábrica de personajes, ¿no? —Dejó un silencio y luego continuó—: En ese caso, ¿qué está ocurriendo realmente? Acabas de decir que estuviste en una situación similar, entonces... —se giró hacia él de repente, la brillantez de sus denotaba algún rasgo de locura—, ¿qué debo hacer para que termine?

¿¡Cómo qué quien es!? ¡Maldita zorra desagradecida! - los golpes se hicieron más fuertes de la reconocible voz, pues aunque hacía años que no la escuchaba, ya sabía por la vez que la había escuchado hoy por el teléfono de que se trataba ni más ni menos que de Dylan Duncan. - ¡Soy el tío al que has intentado arruinar la vida dejándolo de maltratador! ¡Que la policía me ha fichado y me ha puesto antecedentes, maldita puta!

Los golpes de repente cesaron, Verónica permanecía inmutable en el asiento, incluso solo arqueó una ceja, mostrando así su indiferencia. Si Ashley revisaba por la mirilla, vería que ya no había nadie a través de la puerta, pero pronto se escuchó un montón de ruido por la parte trasera y es que la puerta que daba al patio desde la cocina, nunca se solía cerrar y por allí se adentró el individuo. Cogió un cuchillo, antes de que nadie pudiera hacer nada y se acercó a Ashley, la estampó contra una pared y le puso el cuchillo en el cuello. - Te has planeado arruinarme la vida ¿no es así? - se relamió, su mirada estaba perdida, a penas podía mantenerla fija en Ashley, apretó un poco el filo del cuchillo, un ligero hilo de sangre apareció. - ¿Y si te doy motivos para arruinarmela de verdad? Me llamas asesino y maltratador, cuando yo no he hecho nada... ¡Nada! ¡PERO TENGO MUCHAS GANAS DE HACERLO AHORA MISMO, HACER TUS DELIRIOS Y MENTIRAS UNA REALIDAD!

Veronica, quien hasta el momento se había mantenido impasible, como si todo aquello no fuera con ello, se levantó con un suspiro. Agarró algunos pelos de Dylan, lo cual hizo que se sorprendiera y apuntara con el cuchillo hacia ella. - Oh... Que mono, se piensa que soy tan débil como tú. - empezó a reír y sopló aquellos cabellos encima de Dylan. Parecía que no le había hecho nada, pero cuando iba a insultarla y amenazarla... No pudo. Sus labios habían desaparecido.

Presa del pánico, dejo caer el cuchillo y empezó a rascarse la piel donde antes estaban sus labios, cayó de rodillas al suelo, asustado, estaba teniendo un ataque de pánico y solo podía coger aire por las fosas nasales. Dando un simple paso hacia delante, Veronica tapó dichas fosas con sus dedos y aunque el chico luchaba por zafarse de ella, parecía que no podía. - ¿Qué hago? ¿Lo dejo marchar? ¿O crees que volverá y no nos dejará hablar con calma? Tú decides. - comentó, mirando ciertamente desafiante a Ashley.

David asintió ante la pregunta de Ashley. - Sí, tranquila, era solo para tranquilizar a tu padre. Por otra parte. - suspiró y se puso a mirar hacia el horizonte. - Similar, pero no igual. - miró entonces hacia el cielo, intentando recordarlo todo. - Eso fue una época que no recuerdo con mucha claridad, pero me vi obligado a revivir el mismo día una y otra vez, todo el rato.

La miró a ella entonces. - No solo eso, si no que cada vez, tenía voces en mi cabeza que me hacían hacer cosas diferentes, a recordar cosas distintas a lo que debería recordar. - se miró entonces una mano. - A veces no sé que "yo" se quedó aquí. O si soy el mejor "yo" que pudo quedar.

Cerró el puño, negó con la cabeza. - Al final todas mis voces se "personificaron" si se puede decir de alguna forma y gracias a ellos, convencieron a Vincent Banes que pusiera el libro que estaba escribiendo a buen recaudo. - viendo que la chica se quedaba ciertamente atónita ante aquél nombre, decidió explicarlo con una pequeña sonrisa que intentó ser reconfortante. - Quien me llamó es una compañera del trabajo, junto con ella viví aquella experiencia que te he contado y según ella, todo esto que está pasando es cosa de Vincent. Me gustaría habéroslo explicado a las dos Ashleys a la vez, pero parece que el shock sería muy fuerte para ambas.

Pero escúchame Ashley, Vincent es un buen tipo, si bien puede que él y su libro tengan que ver con todo esto, no creo que nada lo haya hecho con mala intención. ¡Si lo encontramos seguro que nos puede ayudar y nos lo explica todo! - pero sus ánimos pronto se desvanecieron. - Aunque desapareció hace un tiempo y nadie sabe donde está...

Ashley escuchó incrédula todo lo que dijo David, no podía imaginar que esas cosas sucedieran en la vida real, más bien parecía una historia sacada de un libro de ficción. Sin embargo, la historia de despertar en la misma realidad pro con detalles cambiados también lo era y sabía perfectamente que eso había ocurrido. Ahora sí lo sabía tras hablar con su yo del sueño, o de la otra realidad. Tanto David como la otra Ashley decían que existían varias versiones de ella, no solo dos. Miró su móvil con temor. La única manera de comunicarse con todas, por alguna extra razón, era a través de este aparato.

—¿Quieres decir que la Ashley con la que hablé está en la misma realidad que yo ahora mismo? —abrió su teléfono para enseñarle los mensajes que no eran suyos y el diario—. Todo eso no lo escribí yo y ayer, cuando estuve en el otro lugar, usé otro teléfono... la otra versión ahora tendrá los mensajes que yo escribí. —Le miró y luego volvió hacia su móvil—. Si Vincent Banes está detrás de todo esto, lo escribiré aquí, por si da a parar a otra versión.

Lo escribió en su diario, sin saber muy bien lo que estaba haciendo, todo tenía un punto esquizofrénico que asustaba. Después agarró fuerte de su mano para no perderle.

—Empecemos por su libro, quizás allí esté escrito lo que debamos hacer —de modo que debían ir a la biblioteca o a un lugar seguro si él ya tenía el libro.

Puso cara de asco cuando Dylan habló, reconociéndolo al instante. Ya había respondido así que sabía que estaba en casa, pero no tenía ganas de hablar con él, menos aún si pensaba que era la otra Ashley, y aún mucho menos teniendo a Verónica delante para empeorarlo todo. No obstante, lo que no esperaba era que Dylan usara la puerta de atrás de la casa para colarse cogiendo un cuchillo. Ni siquiera supo por qué no se pudo mover, como si algo la hubiera retenido en aquel momento para no intentar huir siquiera. No se sentía como ella misma.

— Espera, Dylan, no hace falta que... ¡Ah! - gritó cuando sintió el fino corte del cuchillo en su cuello. Afortunadamente no había apretado demasiado aún, pero sintió un hilo de sangre recorrerle el cuello hasta la clavícula. Su corazón estaba latiendo a mil por hora, pensando en maneras de librarse de aquel embrollo de alguna manera, cuando Verónica intervino.

— ¿Qué coño has hecho? ¿Cómo... cómo? - preguntó, incapaz de articular una pregunta lógica. No comprendía lo que estaba pasando, pero se sentía como si de repente la hubieran metido en una película de terror. — ¡N-no lo sé! Solo haz que se calle y que se largue de aquí. ¿Qué coño le has hecho? - repitió de nuevo, incapaz de procesar aquella imagen que tenía delante.

David asintió algo más tranquilo al ver que Ashley empezaba a entender todo aquello, aunque su rostro cambió un poco al escuchar lo de buscar el libro. - Pues... Verás, el libro se lo llevó él. - se rascó la cabeza, con cierta gota de sudor cayéndole por la frente, intentando no decepcionar con su respuesta a Ashley.

Era... - negó con la cabeza y se corrigió. - Es un libro muy peligroso, si bien cuesta muchísimo descifrarlo, eventualmente cualquiera puede utilizarlo y hacer cualquier barbaridad con él. En mi empresa varios lo usaron, el antiguo director, Veronica, a quien ya conociste ayer. - resopló e intentó hablar un poco más bajo. - _Yo...

Rápidamente cambio de postura y miró a Ashley con cierta determinación para evitar más preguntas. - ¡Por eso mismo se lo llevó, para ponerlo a buen recaudo! - entonces alzó la mirada. - Y tampoco sabemos muy bien dónde fue a parar, concluimos que era lo mejor para todos.

Miró su reloj, aunque no hacía falta mirarlo para darse cuenta de que estaba atardeciendo. - Siento no poder ser de más ayuda con este tema, pero se acaba el día y creo que deberías descansar, está siendo un día de bastantes emociones. - admitió. - Aunque si puedo hacer algo más por ti ahora mismo antes de que acabe el día, solo dilo.

Se notaba que estaba disfrutando de aquello, hasta que finalmente decidió soltar la nariz del chico, lo agarró del cuello de la camisa y abriendo la puerta, lo echó fuera de la casa. - ¡Y no vuelvas! - la cerró y su sonrisa desapareció al ver la cara de atónita de Ashley. - O venga, estás cambiando de realidades ¿y lo mío es lo que te parece impresionante?

Se sentó nuevamente en el sofá, con aquella pose relajada. - Mis truquitos se deben al dichoso libro de Banes. También que puedas cambiar de realidad, vamos, estoy segura. - suspiró. - Si tuviera el libro yo... Estoy segura de que le daría mucho mejor uso que el capullo ese. - se la notaba mosqueada, pero viendo la cara de confusión de Ashley, decidió empezar desde el principio.

Verás, encontré ese libro hace bastante tiempo, el imbécil lo había dejado en una cueva, como si se tratara de un objeto místico o algo así ¿sabes? - negó con la cabeza, se notaba que no le gustaban los jueguecitos y recordar su primer encuentro con el libro le dio ciertos dolores de cabeza. - Pero claro, en primera instancia es imposible de leer, está en un idioma que nunca nadie ha visto ni podido imaginar... Pero a medida que pasas tiempo con él, a medida que vives experiencias, el libro va cobrando sentido, como por arte de magia.

Le dio un largo, largo trago a su cerveza. - Todo tiene un coste y el antiguo dueño de la empresa de traducción donde ahora trabajo, no solo secuestró a mi hermana tras enterarse de que estaba en mi posesión, si no que intentando un ritual de los que en ese libro había, la mutiló, e incluso cometió canibalismo con ella. - apretó la botella con fuerza, con tanta fuerza que la rompió, la cerveza y la sangre empezaron a brotar.

Negó con la cabeza, aquello ya había pasado. - Me vi en una muy mala situación, obligada a ser parte de sus juegos si quería que mi hermana viviera y no veía salida a aquella situación hasta que apareció David a quien a lo mejor conoces... Es el dueño de la empresa de traducción, aunque no lo conozcas en persona. - aclaró, recordando que no fue ella la de la visita de ayer.

Lo contrataron para traducir el libro junto con Banes, un "veterano" de la traducción. _{Aunque el hijo de puta se hacía el sueco y decía no entender el libro, como si no fuera con él la cosa.} - murmuró, aunque Ashley la pudo oír perfectamente. - Resultó que el día en que entró en contacto con el libro el pobre David, dio comienzo un bucle temporal del que nos costó bastante escapar.

Al final tanto Banes como el libro se fueron, David sigue pensando que todo fue gracias a Banes y a imponerse a la deidad que le creó y le hizo escribir el libro... - gruñó. - ¿Pero como va a ser todo gracias al tío que nos metió en el lío? ¡Al contrario, todo es culpa suya!

Respiró, se empezó a quitar los cristales de la mano. - Y bueno, eso es todo lo que sé, si quieres saber más, tendrás que encontrar a Banes. Si una de tus otras Ashleys lo consiguió, tú también deberías poder. - miró el reloj, era relativamente tarde. - Me gustaría vendarme esto ¿dudas, sugerencias? - inquirió, pues se acercaba la hora en la que ambas se irían, aunque una de forma más forzada.