Partida Rol por web

El olor denotaba las buenas artes de aquella mujer, Naowën asintió con la cabeza ante el irrechazable ofrecimiento de la mujer a unos cansados viajeros.

El elfo tomo asiento observando el lugar y a las gentes que en ella se encontraban, sin duda gente de lo más pintoresco parecía ser pues no era nada sencillo ver en un mismo lugar a un enano, un elfo un dunedain y lo que a bien seguro parecía ser un mediano.

Sin duda aquellas personas no eran parroquianos del lugar, eran viajeros, aventureros que más que probablemente habían venido a lo mismo que el elfo. Naowën se sirvió algo de agua de las jarras que tan amablemente les había ofrecido la mujer.

¿Habéis venido por el anuncio?

Aprovechando el silencio de la dama, ingreso a la casa con ambos unkas, pues la llegada de otros y la posible reacción de los pequeños hace que el mantenerlos afuera sea algo que no me deje tranquilo.

Ni bien comenzamos a acomodarnos en la estancia dejo a Samman y Viento junto a Mut un momento y me acerco lentamente al animal que se va asando más y más en el fuego, salivando la boca y brillantes mis ojos por el interés que el aroma ya me ha despertado. Sin embargo, el ofrecimiento de fruta termina echando por saco mis esperanzas de degustar tan sabroso animal, debiendo contentarme con una fruta no sin antes lanzar un vistazo a mi compañero para dejarle en evidencia mi decepción.

Las palabras de los recién llegados y de Mut llaman mi atención, a lo que me giro para observarles un momento. El cabello oscuro, la piel pálida, los delicados rasgos y las notables orejas del elfo es lo primero que atrae mi atención, pues de inmediato la imagen de Alisterel viene a mi mente dibujándome una sonrisa por unos instantes. Me acerco al grupo, asintiendo y lanzando de una mano a otra la fruta que aún no atino siquiera a morder.

"- Angainor es mi nombre, como bien ha dicho mi compañero. Un gusto- expreso de modo reservado, paseando mi vista de una a otro para finalmente detenerme en el elfo-. Así es. El anuncio llamó nuestra atención de inmediato y seguramente llamó la atención de varios más- agrego, echando un vistazo a la ventana para ver hacia afuera".

Busco algún asiento cómodo cerca de mí y me dejo caer para relajarme un momento mientras esperamos, acercando ambos unkas para acariciarles y darles un poco de carne, intentando que se relajen un poco.

"- ¿Se han topado con alguien más en el camino? En nuestro caso el viaje desde donde partimos fue de lo más solitario- comento dando un mordisco a la fruta, continuando sin molestarme en terminar de masticar-. ¿Desde dónde vienen?- pregunto a los recién llegados y luego me dirijo al elfo-. Ah, por cierto... ¿su nombre, maese elfo?".

A Axe y a Naowën, les llama la atención que el enano trae consigo un par de felinos, de tamaño un poco más grade que un gato, seguramente por no estar aun en su edad adulta. Dichos felinos sin duda tampoco son de por aquí.

La mujer dio un tiempo prudencial por si aparecía alguien más, pero por lo visto cuatro son los que se habían interesado.

Varios de los presentes se comenzaron a presentar entre ellos y la mujer hizo lo propio – Me llamo Tarien. En primer lugar quiero agradeceros que hayáis venido. Solo por ello os ofrezco la comida y las comodidades de mi humilde casa por esta noche. Podéis comenzar a comer y mientras os explicaré de que se traba mi petición y que ofrezco a cambio.

Hizo una pausa, por si alguien más se quería presentar o intervenir de algún modo antes de comenzar con la explicación del asunto.

Observé a los que me hablaban en un respetuoso silencio. El mediano parecía afable y hablador. También el enano no resultó arisco, como otros de su raza que había conocido en las montañas de Eriador. 

Cada persona es un mundo, solía decir mi padre. ¡Y cuánta razón tenía! El viajar enseña a no prejuzgar demasiado, cosa en la que yo pecaba en exceso. Dar por sentado tópicos y experiencias que otros hubieran tenido me prevenían de cierto tipo de personas que, de no ser por haber vencido mis resquemores primeros, no hubiera conocido ni disfrutado de su compañía. Aún así, gustaba de observar antes de hablar. Y aquí veía a unos amigos cuya camaradería trascendía a los demás presentes en su compañía.

-Conocéis mi nombre porque lo dije antes de saber que érais aquellos a quienes buscaba, y la premura del encuentro me hizo olvidar mis modales. Soy Axe, hijo de Axtar, y provengo de las templadas tierras de los dulendinos. ¡Saludos de nuevo a todos! -respondí a la pregunta del enano-. En mi caso vine solo, pues en solitario era hasta ahora mi viaje por estas tierras. Nadie más me crucé en el camino. Disculpad, pero.. No he podido evitar fijarme en vuestros magníficos acompañantes -señalo a los animales-. Nunca había visto unas criaturas tan asombrosas. ¿Qué animales son?

Con algo de comida en el estómago y ese ambiente cálido y acogedor, siempre la magia de la buena camaradería se extiende y surgen las charlas.

Estiré mis piernas viendo cómo aquellas criaturas comían la carne que Angainor le daba tan amorosamente. Se notaba que le tenían especial cariño.

-Maese Mut, ¿habéis viajado mucho vosotros?

- Bastante...vengo del Norte, de un lugar llamado La Comarca a muchas millas de aquí. Primero recorrí las cuatro cuadernas defendiendo las fronteras de mi tierra para que no entrara gente extraña ni esos odiados huargos...luego cansado de ver siempre los mismo árboles y piedras embarqué hace tiempo para conocer mundo y vaya si conocí mundo...recorrí toda la costa hasta el Sur de Gondor...luego por avatares del destino conocí a maese Angainor y a otros buenos amigos con los que compartí millas y aventuras...he estado en lugares que ningún hobbit habría soñado conocer aunque también he enfrentado peligros que ningún hobbit quisiera conocer...pero de momento los valar han sido favorables y aquí seguimos... - digo mientras devoro otro trozo de fruta, ya que una sola no me llena.

"- Son uncas- contesto a Axe-. Ella es mi hermosa Samman y este su hermano, Viento- continúo diciendo mientras rasco la cabeza de cada uno de los animales al nombrarlos-. Por cosas de la vida, terminaron a nuestro cuidado hace tiempo cuando recorríamos las tierras de Harad mientras realizábamos un encargo. Ahora nos acompañan en el camino como miembros del grupo- agrego dando unas palmadas en los lomos de ambos uncas mientras sonrío".

Tomo otra fruta para apagar el hambre que la caminata me ha generado y tomo algunos sorbos agua, con cierta desazón dadas mis ganas de disfrutar de alguna cerveza o, mejor aún, un delicioso vino.

Las palabras de la anfitriona llaman mi atención y no puedo sino mirarle mientras le escucho.

"- Agradezco su hospitalidad, mi señora. Eso es algo que los nuestros apreciamos y respetamos mucho- le digo a la mujer-. He de decir que me ha intrigado su llamado y me interesa saber de qué trata esa petición- concluyo, asintiendo con la cabeza".

La conversación estaba dejando claro que algunos de los presentes habían viajado lejos, muy lejos, por tierras que se consideran más bien exóticas.

Las presentaciones podían seguir de forma paralela o ser pospuestas para más tarde, pero no había que olvidar que el motivo de que os encontrarais aquí era otro.

La mujer continuó – Mi hijo Dervorin de 24 años de desapareció cerca de las montañas del norte hace unos diez días. Es un experimentado montañero y sé que no se ha perdido, además – Suspiró y se creó un momento de silencio – Existen rumores sobre esa zona. Que por la noche se ven luces extrañas en los macizos de las montañas, y sobretodo de desapariciones, gente solitaria que se adentra en esas tierras y nunca más se los vuelve a ver.

- Yo no me considero fuerte ni hábil sino lo haría yo misma. Sé que mi hijo está vivo, lo presiento. Le daré cinco monedas de oro a cada uno de los que me traigan a mi hijo con vida. O dos si me traen alguna prueba de su fallecimiento.

Escucho la historia de Tarien, un hijo desaparecido. Parece una causa noble y la historia de desapariciones me hace recordar nuestro enfrentamiento con el hombre pájaro. Será una aventura peligrosa seguramente pero reunir a un hijo con una madre es algo que claramente merece la pena.

- Mi señora, perder un hijo es terrible pero no saber si se ha perdido es una doble angustia...yo por mi parte acepto ayudarla...y creo que mi amigo Angainor también se prestará. - miro a Axe y Naowën y digo - ...nos vendría bien la experiencia de las montañas de un dunledino y los ojos y puntería de un elfo...

Mi idea es intentar convencerlos, cuantos más seamos nos irá mejor. Adentrarse en esa zona parece peligroso de por sí, y más con las desapariciones...por eso mejor aumentar el número.

Naowën es mi nombre digo el elfo contestando a la pregunta sobre su nombre, pronto la mujer quien tan amablemente les había atendido se mostró como la anfitriona del encargo. Naowën había imaginado que aquel tan solo era un lugar de encuentro de viajeros pero no imagniaba que la propia mujer era quien necesitará tan desesperadamente la ayuda.

El vinculo entre un hijo y su madre es sagrado e irrompible, si su corazón siente que esta vivo así será... sin duda estoy dispuesto a ayudar.

Así que de eso se trataba... Un chico desaparecido. Alguna vez ocurrió en mis tierras, y apareció algunos días más tarde borracho en alguna taberna de los alrededores. Éste no parecía el caso, y las palabras de la madre conmovieron mi corazón. Aún así, algo de lo dicho llamaba más que otras cosas mi atención.

Luces extrañas en la oscuridad... -murmuré, para acto seguido responder en voz alta a todos-.. Admito que los de mi pueblo estamos acostumbrados a lidiar con la tierra y sus problemas. Somos gente sencilla, que no entendemos de magia ni cosas extrañas. Una buena cerveza tras un largo día de trabajo, y un hogar confortable es todo lo que necesitamos para ser felices. Pero sé que no hay hogar confortable si alguien falta de él en el modo en que vos habéis perdido a vuestro hijo. También ayudaré en su búsqueda con estos nuevos amigos, si os parece bien.

Poco podría aportar a la compañía de guerreros experimentados, tal vez. Pero la voluntad es algo que mejora cualquier vana habilidad que uno tenga. Estar dispuesto a aprender de los mejores era una cualidad necesaria que quería mejorar, y esta oportunidad era ciertamente adecuada.

Tras las presentaciones iniciales, escucho a la anfitriona que de a poco nos va poniendo al tanto del encargo que nos trajo hasta aquí. Mientras la mujer habla, la mención de las luces y desapariciones llama mi atención de inmediato haciendo que me intrigue aún más la situación.

Asiento una vez mi compañero mediano me menciona y escucho al resto de los presentes, rascando mi barba y tomando algunos tragos de agua antes de hablar.

"- También puede contar conmigo, señora. Haremos lo posible por encontrar y traer a su muchacho- le digo con seriedad y luego hecho mi cuerpo hacia adelante, apoyando los antebrazos sobre cada pierna-. Usted mencionó luces y anteriores desapariciones de algunos solitarios en el lugar... sabiendo esto, ¿por qué se adentró su hijo solo por la zona? No es mi intención importunarle, pero entienda que me parece atinado el preguntarle- aclaro a la mujer mostrándome respetuoso-. Asimismo, sería bueno saber si hay otras gentes en la zona que puedan hablarnos de las montañas y de las cosas extrañas que se han ido sucediendo. Mientras más información tengamos sobre el lugar y sobre estos hechos, mayores posibilidades tendremos de encontrar a Dervorin".

La mujer bajó los hombros, visiblemente más relajada cuando vio que su petición estaba resultando aceptada. Aunque si hijo, con 24 años, ya debía de ser todo un hombre, resultaba difícil de imaginar la angustia que debía de sentir la mujer como madre.

El enano propuso interesantes peguntas, seguramente con la idea de hacerse una idea global de todo o porque todo nuevo dato sería bueno para saber que podía haber sucedido. La mujer le respondió – Le gustaba cazar liebres, ponía trampas en las colinas y al anochecer iba a ver si habían dado resultado antes de que apareciesen los coyotes antes de que se los zampasen. Como tantos días salió... Pero no regresó.

En cuanto a la otra cuestión – No hay muchos habitantes por aquí… Hay un pastor, vive a un par de horas al este, en una casa de piedra.

- La casa del pastor puede ser un buen punto de partida, si lleva el ganado a pastar a esas colinas es posible que nos pueda comentar algo más de lo que hay en esa zona...o de lo que él ha podido ver... - digo entre bocado y bocado - ...además puede que conozca los senderos por los que su hijo se desplazaba, ya que seguramente tenía unos caminos preferidos que conocía mejor que otros...

En mis tiempos de pastor hacía eso, tenía un par de cañadas donde prefería llevar las ovejas porque sabía que no correría riesgos y lo mismo cuando me dedicaba a cazar venados al norte de La Comarca, siempre iba por rutas conocidas por las que podría caminar incluso de noche porque sabía que no había zanjas donde pudiera caer por error.

- Lo mejor es que partamos con día y lleguemos a la casa del pastor antes de anochecer... -  comento - ...si hacemos allí noche, podremos salir al amanecer y tener más horas de luz para la búsqueda...

-Cierto. Los que vivimos del campo conocemos nuestra zona y sabemos de senderos y lugares donde otros no repararían. Quizás vuestro hijo al ser cazador use alguno de esos atajos y el pastor, como bien dice Mut, los conozca. Hablemos con él antes de adentrarnos en las montañas.

El cuidado de la tierra y el pastoreo requieren de buenos conocimientos del terreno. Aunque solo sea por aligerar el trabajo y los caminos, hay atajos que mucha gente corriente no se atreve a cruzar. Conviene saber sobre la zona y sobre pequeños detalles como cuándo oscurecerá o si va a llover y embarrarse el camino, antes de tomarlo. Mi abuelo me mostró los secretos de nuestro valle hasta que los supe como la palma de mi mano. Pero en estos nuevos lugares me sentía perdido.

Al menos sus enseñanzas no fueron en vano, y podría quizás aplicarlas aquí.

-Lo de las luces misteriosas y otras desapariciones no me da buena espina- comenté más bajo a mis nuevos amigos.

Naowën asintió ante las palabras de los que serían sus compañeros, estaba claro que era una situación extraña y recabar más información sería de vital importancia.

El elfo volvió a girar su atención sobre la señora, todavía pensando en sus palabras... luces extrañas... no es la primera desaparición... sin duda el muchacho no se había perdido y aquellos hechos podían esconder un mal que todavía aquellas gentes no estaban preparadas para ver ni este para ser descubierto. Naowën aferro su bastón fuertemente como si tratara de probar sus propias fuerzas.

¿Como reconoceremos a su hijo? nos sera de ayuda cualquier cosa

"- Tienen razón, partir con lo que queda de día nos permitiría llegar incluso con algo de luz donde el pastor. Allí veremos si conviene hacer noche o, tal vez, nos vendría bien continuar con algo de camino para intentar encontrar esas luces extrañas que se han mencionado- comento, haciendo unas muecas con mi boca mientras sopeso las posibilidades que tenemos".

Que el muchacho sea un cazador y, además, un conocedor de la zona vuelve cuando menos algo peligroso lo que sea que haya tenido que enfrentar antes de esfumarse. Sin duda las cosas que menciona la mujer llaman mi atención, como la existencia de más personas desaparecidas, pero de inmediato lo que más me preocupa es todo el tiempo que ha pasado desde la desaparición de Dervorin.

"- Diría que intentemos irnos cuanto antes... el muchacho nos espera- expreso sonriendo y asiento mirando a la madre, tratando de mostrarme seguro por nuestra empresa".

Los interesados estaban en vías de formarse como grupo y ya estaban trazando sus planes iniciales.

- Bien. Podéis partir cuando queráis; mis deseos son grandes de tenerlo pronto de regreso – Por primera vez esbozó una ligera sonrisa al ver la iniciativa de los presentes.

Parecía mostrarse conforma con todo, y le gustaría poder daros más información, pero al fin y al cabo para eso estabais vosotros ahí, para conseguirla.

A lo que si que podía aportar luz era a la descripción de su hijo – Responde al nombre de Dervorin. Es alto... no tanto como el elfo. Bien parecido, pelo castaño con brillos rojizos, el pelo le llega hasta los hombros, rasgos afilados. Le gustaba vestir bien, llevaba ropa verde oscuro la última vez que salió.

Por lo visto aquí ya estaba todo y tal vez como dijo el enanos, el factor tiempo pudiera ser importante.

Tras comer decentemente nos ponemos en camino. Como siempre y seguramente por la costumbre decido ir encabezando la marcha.

- Si os parece bien compañeros me gustaría ir delante...así podré echar un vistazo...soy pequeño y es posible que si nos encontramos con alguien no detecten mi presencia, además tengo buenos ojos aunque no como los del señor elfo.

Dicho esto tomo unos metros de ventaja con respecto a mis compañeros y encabezo la marcha, siempre me deben tener en su campo de visión para poder alertarlos aunque por si acaso les comento:

- Si veis que me escondo es que viene alguien...si cargo el arco compañeros prepararos porque es que algo me pareció peligroso...

Dicho esto compruebo que llevo todo lo necesario y me pongo a "liderar" el grupo mientras el resto decide en qué situación caminar.

Naowën acostumbraba a viajar solo, por lo que no temía lo que pudieran encontrarse yendo con un grupo de 4. No obstante no tenía problemas en que el mediano quisiera ir por delante, siempre estaba bien ser precavidos. El elfo partiría junto al grueso con el arco a su espalda y la viaja vara en su mano que le ayudaba en los largos caminos.

No debían demorarse más de lo necesario si querían llegar al refugió antes de que el sol cayera, Naowën se despidió de la mujer con un mensaje tranquilizador. Le traeremos de vuelta.

Poco más había que decir, sino despedirse de la amable señora deseándole una corta espera. A cambio ella nos auguró éxito en nuestra misión, cosa que los buenos auspicios sin duda tendrían en cuenta.

Repasé mis armas y equipaje, comprobando que todo estuviese correcto, y me dispuse a acompañar a la formación que se estaba haciendo entre mis ya nuevos amigos.

-Claro, Mut. Estupenda idea. De momento no creo que tengamos graves problemas y que podremos viajar más despreocupadamente, pero nunca se sabe. ¡Tengamos las armas prestas y la atención aguda! 

Los uncas también nos acompañaban, y seguro que ellos quizás prefiriesen un poco más de libertad a la hora de corretear. Estaba deseando verlos en acción. Sin duda serían unos enemigos formidables.