Partida Rol por web

El registro y posterior detención de John Von Die fue fácil. A diferencia de lo que Lucius se esperaba, el hombre se mantuvo en todo momento digno. Ni siquiera parpadeó cuando se encontró la cabeza en su biblioteca. Se le llevó a la torre sin parpadear, pero algo de la dignidad de ese hombre le merecía toda su admiración...y resultaba sospechosa.

En la cárcel, un mensajero le pasó una nota urgente de Gill Goulliard. Tenía que ir a verle enseguida.

Me asusto un poco ante tantas preguntas de parte de Aedalus.

- Pues... creo que él no tiene nada que ver con Ikarus. Y la materia prima la obtenían de cerebros de gente que... que crían bajo tierra.

Me detengo unos segundos antes de culminar mi respuesta.

- Y es curioso, porque lo que buscan no es tan diferente a lo que buscas tú, Aedalus. Ellos quieren una utopía creada gracias a la magia. Pero en vez de hacer énfasis en el individuo, quieren hacerlo en la sociedad.

Escuché atentamente las declaraciones de Charlotte. Poco a poco mi semblante se volvía más sombrío hasta que Charlotte terminó. 

- HAHAHAHA .- Por toda la mansión recorrió un castañeo de risas. Los mayordomos de la habitación estaban castañeando de dentadura con una sincronización perfecta entre ellos. 

En un instante la casa quedó de nuevo en silencio. - Querida Charlotte. Quiero hacerte una pregunta ¿Cual es tu opinión de los actos del Dr Amber ahora que tienes sus recuerdos? -

Suena la puerta.

Al escuchar la puerta, giro la cabeza hacia ella, en espera de no tener que contestar. Pero al ver que Aedalus sigue esperando mi respuesta, decido que no me queda otra opción:

- Creo... que sí realmente creía que su poder era una maldición, habían mejores maneras de terminar con todo en vez de seguir investigando sobre ello. ¿Que si estaba bien o mal lo que hacía? Sinceramente, ya no sé qué está bien ni qué está mal. No sé ni que es lo que pienso yo y qué es lo que pensaba el doctor acerca de ello.

Tras mis palabras, vuelvo a mirar a la puerta, y digo de forma bastante seca, aunque sin dejar de lado la educación:

- Llaman a la puerta.

Uno de tus informantes en la policía te dice que el inspector Lucius Freimann del Barrio Viejo ha registrado la casa de John Von Die y ha encontrado la cabeza robada. Ha sido apresado hoy a las 11 am y llevado a la Torre, en la carcel, en la muralla.

Me quedo realmente extrañado con las declaraciones del informador. Le pregunto se sería posible concertar una visita hoy con el Von Die o al menos con el tal Freimann. 

Le comento que me facilite toda la información que pueda y le recompenso con una bolsita con esmeraldas. 

Cuando vuelvo a la habitación sigo con una expresión de desconcierto. Me dirijo a Victoria y digo sin tener claro con qué tono decirlo. - Von Die está en la cárcel por robar la cabeza de Ikarus. - 

Al oír las palabras de Aedalus enfurezco y destrozo sin darme cuenta la taza de café que tenía sujeta, sin darle importancia cierro los ojos intentando calmarme y susurro - ese maldito viejo... siempre encuentra la forma de enfurecerme - abro los ojos lentamente y me limpio con una servilleta, teniendo cuidado de no cortarme. 

Medito un segundo mientras me concentro en limpiarme y sin apartar la vista de mi trabajo pregunto - ¿hay alguna forma de llevar nuestro plan acabo? me refiero… - suspiro -  aunque esté en prisión.

Mientras extiendo mi pañuelo a Victoria digo - Que esté en prisión solo significa que su final será en un lugar triste y oscuro en lugar de su morada. -  

Después de una pequeña pausa añado. - Mis recursos son extensos y mis trucos indetectables. Por lo que preparaté porque hoy iremos a visitar a nuestro "amigo". 

- Lo único que me intriga es la causa de su detención. Me han dicho que registraron su casa en busca de la cabeza de Ikarus. ¿Cómo es eso  posible? - 

Mientras este pensamiento vuelva en la habitación vuelvo a mi sitio y vuelvo a fijar mi atención a Charlotte. - ¿En qué estás pensando? - 

- En que no creo que necesiten una razón para detener a Von Die. Los Goulliard solo necesitaban aprovechar esta ocasión para librarse de él. Al fin y al cabo, es quien es, y es fácil que le quieran fuera, y ellos son quien son, y les resulta fácil mover los hilos para que eso ocurra.

Pese a que no sabía nada acerca de todo esto unas horas antes, ahora comenzaba a enterarme de lo que pasaba a mi alrededor.

- Lo que realmente desconozco es qué relación tenéis vosotros con él.

Pese a no realizar una pregunta directa, por como mira Charlotte a Aedalus espera una respuesta de él.

Aún siendo consciente de que la pregunta va más dirigida a Aedalus, intervengo - mi relación con el señor Von Die es simple, deseo matarlo… Digamos que hace tiempo decidió deshacerse de mí y destruir toda relación - frunzo el ceño, suspiro - digamos que tenemos una relación un tanto peculiar.

- Ya veo. Algo personal... - tras pensarlo un momento, digo - ¿Y planeáis ir a matarlo a la cárcel?

Todo apunta a que sí - Enarco una ceja - ¿no te convence? dime, ¿qué te preocupa?

- Bueno, se supone que una cárcel es un lugar seguro. Sé que tenemos estos... poderes, o lo que sean, pero aún no estoy segura de las ventajas que nos van a ofrecer. Tampoco conozco exactamente vuestras posibilidades. Y por no conocer, no conozco ni las mías. ¿Como llegaréis hasta él? ¿Podéis... atravesar paredes o algo así? Eso sería bastante útil.

Sonrío - eso no es divertido, querida… Deberías abrir tu mente y ser más imaginativa - sonrío más ampliamente - por otra parte, si algo es sencillo, lo más probable es que no merezca la pena.

Cuando ve sus logros, Vyktor sigue distraidamente probando nuevas formas. Se centra principalmente en espadas poco pesadas y cortantes. Llevaba tiempo sin usar armas y no estaba en forma como para manejar cosas muy pesadas. Al vivir en aquel sotano se había relajado demasiado y había confiado solo en su presencia. Un error que no volvería a cometer, y menos en la ciudad de locos en la que se había convertido Agartha. 

También intenta hacer una guadaña, pero no tiene mucha práctica reuniendo esa cantidad de sombras en un forma y acaba deshaciendose frente a él. Más tarde seguiría intentándolo. 

Dos figuras entran en la habitación ataviadas con ropas clericales. 

- Os presento a Pietro di Bianco y a Casandra Alaster. Esta tarde tienen una cita con Von Die para ofrecerle la redención que ofrece la iglesia de Agartha. 

Sonrió y digo. - Nos llevaremos el alma de Von Die con nosotros cuando nos vayamos de la carcel. Pero, Victoria, estará en tus manos y en tus habilidades  acabar con Von Die puesto que yo no puedo utilizar mis poderes en exceso. 

- Perfecto - me levanto - he de ausentarme y prepararme… - me dirijo hacia la puerta y antes de salir sonrío y añado - volveré en un par de horas - acto seguido abandono el edificio. 

- ¿Yo iré?

Son las únicas palabras que digo cuando se marcha Victoria. Sinceramente, no sé que respuesta esperar.