Miro a Victoria, y cuando termina de hablar, vuelvo a mirar a Aedalus. Luego miro a Victoria de nuevo, y finalmente digo:
- Aedalus opina igual. Yo opino que los guardias no son estúpidos. O no deberían serlo... - digo pensativa - pero en definitiva, es un preso muy importante. Creo que si se les muere se darían cuenta. Pero supongo que ya sois dos contra uno. Quizá es que aún no conozco lo suficiente vuestros poderes y no sé dónde están los límites.
- Yo sólo he realizado una sugerencia, que en caso de no tener otra alternativa, bien podría valernos. No obstante, cualquier otro plan, con un mínimo de lógica, será bien recibido por mi parte. - Miro a Aedalus, esperando una respuesta.
Tuerzo un poco la cabeza antes de responder como si me estuviera debatiendo sobre lo que decir.
Después de unos instantes me doy por vencido y sentencio. - Puedo sobornar al alcaide para que mueva a Von Die a una zona menos segura o directamente nos lo entregue. -
Me muevo un poco y se nota que me duele por las heridas del día anterior y añado. - Creo que la mejor opción va a ser la discreción. Realmente estos dos días han sido muy... emocionantes pero mi físico se resiente.
- Se dice que todo el mundo tiene un precio, aunque no sé si será cierto. ¿Podrás convencer al alcaide?
Me encojo de hombros y contesto - Realmente no lo sé. Pero no se me ocurre nada mejor.-
-Sé que es mucho pedir pero... un hombre joven y dispuesto como usted...a mí no me sería posible preguntar en los sitios que a usted. ¿Podría informarme si supiera algo de Bastian? Aunque algo me dice que ya no hay nada más que hacer....
Vyktor comenzaba a ver una oportunidad en aquella pantomima. Tener de aliada a la mujer de Amber quizás no fuera una mala opción, cuando se descubriera que había muerto, ella no señalaría como culpable a aquel que la había ayudado...
Aedalus podía seguir con sus intrigas, Vyktor tenía nuevos intereses.
- Lamento reconocer que sólo soy un simple escritor, y llegué hace poco a la ciudad... Así que no conozco la mayoría de rincones de Agartha... Pero si lo desea puede ir a echar un ojo al hospital, quizás su marido se encuentre allí.
-Si estuviera en el hospital ya me hubieran llamado... pero quizá esté en un estado irreconocible...¡Yo no podría soportar eso! Mire usted si quiere. Pero por favor, dese una vuelta también por el puerto, ¿quiere?
- Haré lo que pueda, aunque supongo que me llevará algo de tiempo. Intentaré volver a avisarle de mis progresos lo más pronto que pueda...
Parece que Vyktor espera una respuesta, pero tras unos segundos, añade algo levantando un dedo.
- Debo suponer que prefiere que trate este tema con discreción, ¿no? No es necesario alarmar a nadie si no sabemos si ha ocurrido algo.
-No lo entiende...yo ya sé que ha ocurrido algo. Mi marido era un hombre muy cuidadoso. Extremadamente. Algo ha ocurrido. Puede estar muerto o inconsciente, pero le aseguro que algo ha pasado. Por favor, vuelva a verme cuando sepa algo.- Y entre sollozos se levantó para despedir a Vyktor.
Vyktor se marcha del lugar sin muchas palabras que añadir. Tendría que perder la tarde dando vueltas, consciente de que era imposible encontrar al Dr. Amber cuando ya sabía donde estaba.
El hospital sería una pérdida de tiempo. Llamaría demasiado la atención y no encontraría pistas allí... Si Amber era un hombre tan cuidadoso como aseguraba su mujer, no las dejaría. Su despacho en la mansión sería un buen comienzo para comenzar a indagar sobre sus verdaderos planes, sobre su relación con Goulliard o sobre el paradero del pistolero, pero Vyktor necesitaría antes una razón para que lo dejarán entrar.
Vyktor decidió no dar vueltas sin sentido y se encaminó hacía el puerto. Quizás viera algo de su interés cerca de la zona donde ocurrió el incidente.
El puerto a la tarde era una zona bastante más decente. Había saltimbanquis, tiendas y locales abiertos pero también puestos de mercado improvisado, carga y descarga de mercancías, e incluso recepción de viajeros de reputación limpia.
Vyktor no tenía tiempo de entretenerse con nimiedades. Se encamina hacía el local donde sucedió todo la pasada noche. Intenta no llamar demasiado la atención y cuando más se acerca al local más atento mira a su alrededor por si alguien lo observa con demasiada curiosidad.
- En ese caso, cualquier opción es buena - les miro a ambos a los ojos - cuanto antes lo dispongamos todo y comencemos, mejor - suspiro - así que, ¿sobornaremos al alcaide y usaremos tus marionetas?
No parece que haya nadie mirando especificamente a Vyktor. Hay mucho movimiento. Si bien hay gente alrededor que pudieran parecer sospechosos, ¿dónde no? El local estaba cerrado a cal y canto y la plaza bullía con gente.
Vyktor, aburrido, se sienta en la terraza de un bar desde donde se pueda observar bien el bullicio general de la plaza.
No iba a sacar nada de allí... Pero necesitaba alguna forma de hacer tiempo. Cuando una camarera lo atiende, pide un vino lo bastante caro como para que no le molesten durante bastante tiempo. Deja el vino reposando en la mesa mientras mira con curiosidad la plaza.
-Tendré a Von Die bien vigilado.
Me dirijo a mis hombres.
-Investigad todo lo posible sobre Bastian Amber, amistades, enemigos, último lugar donde fue visto, lugar de trabajo, domicilio etc. Quiero un informe en mi mesa mañana a la mañana, esto es prioridad uno.
Me giro en dirección a Goulliard.
-Tiene algo que dejarme? Quiere una custodia hasta un lugar seguro? Algún último mensaje? Por mi parte me gustaría preguntarle si los nombres de Julius Hunt o Silvia Günter le suenan.
Se muestra pensativo un instante.
-Silvia Günter es la perra del cardenal. No me malinterprete, no sé los pormenores de su relación, pero es quien hace el trabajo sucio para la Iglesia. Torquemada la ha mandado al servicio del cardenal Grimm para avanzar en esta pequeña cruzada antes de que sea una gran cruzada. Aunque ahora, si Bastian no aparece, no sé lo que vamos a hacer con la materia prima... Juluis Hunt no me suena de nada. NECESITO que encuentra a Bastian Amber. Vivo o muerto. Lo que él sabe no lo puede saber nadie más, y menos el cardenal. Te puedo decir que ayer fue al teatro y seguramente luego al puerto. Te recomendaría que hablaras con el inútil de Godoy, al fin y al cabo es su jurisdicción y como Amber entra y sale de ahí a sus anchas. Pon vigilancia por favor en la Isla. Porseacaso. Sé que parece absurdo... Pero hazme caso. No sé si debería darte toda la información, quien menos sepa, menos robarán. Pero solo que sepas que es importante. Si te urge la información, escríbeme a través de un mensajero seguro.- Extendió su mano hacia Lucius
La estrecho
-Por una Agartha brillante, buena suerte en su viaje.
- Esta noche, después de la operación a la joven Marseille le haré una visita de cortesía al alcaide. Depende de cual sea su rango de acción decidideremos como acabar con Von Die. -
Cuando acabo de hablar me levanto. - Tengo algunas cosas que preparar... - Me quedo unos momentos pensando y añado. - Charlotte, aún no te he mostrado ninguna habitación. Esta casa ahora es tuya también puedes explorarla como quieras. -