Partida Rol por web

Con cuidado y ayudándoos entre vosotros apartáis un par de rocas. Tras ellas descubrís lo que parece ser una cueva o entrada subterránea que estaba oculta. 

Dicha entrada parece ser abierta desde el interior, a pesar de ello, un primer vistazo os permite apreciar que tiene unos escalones que descienden. La poca luz que entra del exterior, aunque permite avanzar unos primeros metros no ayuda a ver el final de las escaleras, que se adentran en una oscuridad misteriosa.

Aquello tenía muy mala pinta... pero para eso habíamos ido.

- Señor Highlay, hay una entrada a las entrañas de la colina. Probablemente abajo se le necesitará más que aquí arriba. Yo bajaré contigo. Señor El Seoud, en su caso usted debería decidir: si nos ocurre algo ahí abajo, al menos no perderíamos el trozo del disco en su poder, y podrías avisar a la sociedad. Aunque reconozco que quedarse afuera solo tampoco es una opción segura...

Farid meditó lo que planteaba Joan.

-No le falta razón... pero voy bajar con ustedes. Ya que hemos llegado hasta aquí, mentiría si no confieso que quiero ver qué demonios esconde esta gruta. Además, como bien dice, quedarme aquí arriba tampoco me garantiza seguridad. Creo realmente que nuestra mejor opción es permanecer juntos.

Decidido, Farid volvió a tomar su escopeta, sacó la linterna de su mochila y la encendió, dispuesto ya a descender junto a sus compañeros hacia esas inquietantes tinieblas.

Adam, como era habitual en él, se limitó a hacer un gesto de aprobación y seguir a Joan y Farid.

Descendéis por los escalones hasta una caverna de forma alargada. Es una caverna natural que ha sido modificada en la propia roca para convertirla en un templo, tiene unos 15 metros de longitud y unos 6 metros de ancho, estrechándose en los extremos.

Puede distinguirse una especie de altar de roca cerca de uno de los extremos y 4 entradas; una justo a vuestra derecha, otra en uno de los extremos, tras el altar, una tercera en la pared de vuestra izquierda y una cuarta al fondo frente a vosotros.

- Señor El Seoud, yo llevaré la linterna e iré delante. ¿Hacía dónde vamos primero?

-De acuerdo.

Farid entregó la linterna a Joan.

-Echemos un vistazo a este acceso más cercano.

Os adentráis por el pasillo que tenéis a vuestra derecha. El corto pasadizo da acceso a una caverna de donde sale un hedor pestilente. La luz de vuestra linterna ilumina a tres figuras ataviadas con una especie de túnicas que estaán en el interior de la estancia.

Estos seres tienen el aspecto de un humano pero con la cabeza de un lagarto o reptil, parecen serpientes erguidas con brazos y piernas, parecen seres de otro mundo o de otra era.

Los seres se han dado cuenta de vuestra presencia y comienzan a sisear y a vibrar sus colas.

—¡Yalatl nachssss!.. ¡Yalatl nachssss!— os gritan de forma amenazante.

- ¡Dios santo!

-¡Son ellos! ¡Los malditos seres descritos en los documentos!

Farid se preparó para disparar.

Adam notó sus manos temblar. Había visto algunas cosas extrañas, pero aquellos seres eran terriblemente monstruosos. Además, emitían esas palabras.... esos susurros... que penetraban en su mente como miles de agujas.

El mercenario intentaría frenar su impulso de huir desesperadamente y disparar a las criaturas.

El descubrimiento de estos monstruos ha afectado a algunos de vosotros, pero por ahora conseguís manteneros firmes actuando con rapidez, disparando a cada uno de ellos.

Disparé al más cercano, intentando evadirme de la atmósfera y del miedo que emanaba de mi razón.

Farid disparó sin miramientos los dos cartuchos de su escopeta.

Adam respiraba pesadamente. Aunque mantenía la compostura, seguía atemorizado por aquellas criaturas. Disparó con tal nerviosismo que la bala salió desviada y casi impacta en uno de sus compañeros.

Joan no se lo piensa y realiza un disparo certero a uno de los hombres serpientes que cae desplomado, Farid hace lo mismo con su escopeta y con un primer disparo abre un boquete en el escamoso pecho a la criatura, pero antes de que dispare su segundo cartucho el tercer hombre serpiente se abalanza con rapidez hacía el egipcio atacando con una daga.

Farid intenta esquivar al odioso reptil antes de apretar el gatillo por segunda vez, pero sus reflejos no son tan buenos como la agilidad de aquel ser, que consigue propinarle un tajo desgarrador.

Sacando fuerzas de la pura desesperación, Farid consigue mantener la consciencia a pesar de la grave herida.

El hombre serpiente asesta un golpe sangriento a Farid clavándole la daga en su cuerpo.

Aquellas monstruosidades con reminiscencias de serpiente habían actuado con una velocidad inesperada. Giré rápidamente de posición para disparar al que se había avalanzado sobre Farid, esperando que no fuera demasiado tarde y que no errara el disparo.

Adam se repuso al fin, tras ver a su compañero Farid en serio peligro. Esta vez su disparo fue más certero.