Partida Rol por web

- Buen trabajo. Tal vez sea adecuado visitar primero la casa del profesor, que es la más cercana, y mientras aún tenemos las llaves. Si nos encontramos con alguien que le haya conocido más adelante, tendríamos que dárselas...

-Estoy de acuerdo-dijo Farid.

Adam hizo un gesto afirmativo con la cabeza, demostrando su aprobación. 

-Cojamos lo que necesitemos y vayamos.

Os dirigís hacia la casa del profesor, situada al inicio del pueblo. Está un poco alejada del centro y separada de la vía principal. Al no ser un pueblo muy grande podéis llegar andando prácticamente a cualquier lugar de Cannich tardando menos de 10 minutos.  

Al llegara la zona indicada distinguís una casa de piedra de dos plantas de estilo georgiano, al final de un camino de tierra. No hay ninguna casa cercana por los alrededores. Os acercáis hasta su puerta principal. 

El que no hubiera vecinos cercanos facilitaba la operación: cogí las llaves y me dispuse a abrir la puerta principal.

Farid y Adam siguieron a Joan. Mientras ella abría la puerta, vigilaron la calle por si alguien les observaba.

Al entrar os encontráis ante un recibidor que dispone de un paragüero cerca de la puerta principal en el que puede verse un bastón de paseo. Aunque la mayoría de las ventanas están cerradas, provocando cierta penumbra en el interior de la casa, puede apreciarse que la casa es bastante grande, al contrario de lo que puede parecer desde fuera. 

A vuestra derecha el recibidor se abre a otra estancia más grande, frente a vosotros hay unas escaleras que suben al piso superior y un pasillo que se adentra al interior del caserón, y a vuestra izquierda, una puerta cerrada.

Susurré a mis compañeros:

- ¿Deberíamos avisar por si hay alguien en casa?

-Como quieras, aunque creo que no habrá nadie. Por lo que nos han contado, el doctor se marchó de aquí, y esto tiene pinta de haber estado cerrado un tiempo. En cualquier caso, vamos a cerrar la puerta para evitar miradas indiscretas...-dijo Farid.

Como si hubiese sido una orden, Adam cerró la puerta tras de sí. Aprovechó también para mirar el suelo, por si hubiese alguna huella de pisada sobre el polvo, o indicio de que hubiesen entrado. Aunque Farid era más confiado, el mercenario tenía la mosca detrás de las oreja tras las palabras de Joan.

Farid, por su parte, se animó a adentrarse en la sala más grande, de la derecha.

Aunque parecía no haber nadie y tampoco había muchos indicios de vida en la casa, esta no tenía el aspecto de estar abandonada. En un primer vistazo no encontráis alguna pista que seguir.

Si seguís a Farid descubrís que la estancia de la derecha es un comedor, con una gran mesa alargada en el centro, rodeada de varias sillas. La decoración no es muy ostentosa, y permite ver varias fotografías de un hombre en un safari, posiblemente en algún lugar de África, en ellas aparece con distintas presas abatidas. Una con un elefante, otra con un león y una tercera con un gorila. Siempre la misma persona posando, que suponéis es el profesor Henry Hancock.

Finalmente me decidí por no advertir nuestra presencia a posibles inquilinos de la casa y seguí a Farid y Adam. Después de mirar con rapidez sus fotografías con presumibles trofeos de caza, busco cualquier lugar en el comedor donde pudiera almacenarse información sobre su última excavación.

Mientras Joan buscaba posibles documentos, Farid se acercó a la chimenea a observar si había sido usada. Adam, por su parte, se quedó vigilante, atento a posibles sonidos o movimientos en la casa. 

Empezáis a investigar por toda la estancia. Joan inspecciona una vitrina en la pared oeste que muestra un juego de tazas, que no tienen nada de especial excepto que parecen de buena calidad; y Farid hace lo propio con la chimenea que hay en la pared este, deduciendo que había sido usada, pero ahora estaba limpia. Mientras, Adam permanece alerta ante cualquier suceso.

Después de un breve tiempo buscando llegáis a la conclusión de que, excepto las fotografías, no hay nada de interés allí que os proporcione la información que buscáis. 

Al fondo hay una puerta que lleva a otra habitación. Farid se dirige hacia allí.

Adam siguió a Farid hacia la habitación contigua.

Seguí a mis compañeros a la nueva habitación.

Esta estancia se abre a la derecha hacia un pasillo que cruza la casa de este a oeste. Es una cocina.

Una bancada de madera y piedra rodea toda la pared este y sur. Si os fijáis bien observáis que está hecha con la pretensión de cocinar sobre la chimenea, a pesar de ello, hay una estufa de leña en el centro con una pequeña sartén sobre ella. En la pared frente a la chimenea hay un mueble con estantes que contienen una vajilla de varios platos y cristalería. 

Al norte una puerta lleva al exterior de la casa y a vuestra derecha una puerta abierta descubre lo que parece ser una despensa (Habitación 9). Parece ser que estaba bien provista porque todos los alimentos están desparramados por el suelo; verduras, conservas, algún embutido, además de algunos pequeños troncos de leña y varias cacerolas. Todo ha sido sacado de la estancia y está desparramado por la cocina y una parte del pasillo.

- Algo tuvo que pasar para que la comida este tirada por el suelo... -dije, indecisa entre las opciones a investigar y la posibilidad de desenfundar por seguridad el revolver, aunque un disparo en la casa llamara la atención de todo el poblado.

Como primera opción, me quedé cerca de la entrada que habíamos tomado, cubriendo a mis dos compañeros en sus acciones con mi radio de visión.

Adam imitó a su compañera, desenfundando la pistola por si había problemas. El mercenario avanzó hasta la despensa para echar un vistazo.