Partida Rol por web

Notando que el hechizo surte efecto, decido avisar a mis sodales, sin desviar la vista del ave, solo levantando la voz ligeramente para informarles.

- Chicos, atentos a ese halcón, le he sugerido que se pose en las cuevas de la zona. -indico con tranquilidad, pues cuanta más ayuda, mejor.

Al principio se posa en varios lugares que son más agujeros que cuevas, y lo que me hace pensar que esto puede llevar un rato, pero al parecer solo hay cuatro cosas que considera "cuevas", y finalmente llegando a un risco, decide finalmente "ignorar mi orden y largarse, lo que me deja muy confusa al no ver nada especial en ese sitio.

- ¡Vittu! -exclamo, y tiene toda la pinta de ser una maldición, con lo que me tapo la boca y hago por serenarme- Debo haber formulado mal la idea. Quería que se posase frente a cuevas, pero aquí no veo nada. -mascullo, molesta por perder tiempo que puede ser crucial para la criatura.

Puedes ver claramente que debajo de la vegetación la piedra se encuentra amontonada, como si hubiera habido un alud.

Me acerco a la vegetación de la zona y la retiro un poco dejando ver debajo una serie de piedras amontonadas.

- Mirad, es como si hubiese habido un alud - me giro agachado a los demás - ¿Estará detrás lo que buscamos?

Por un momento se me pasa una pregunta inquietante por la cabeza.

¿Y si nuestras acciones nos llevan a liberar algo que está atrapado ahí dentro?

Magnus asintió a Mia, una vez más salvando la situación gracias al empleo del sentido común y la practicidad. El uso de un hechizo para que un animal con mejor vista que ellos nos ayudara resultó tan inteligente como efectivo y pronto estuvieron ante una cueva del tamaño deseado... si es que podían acceder a ella.

Si se trataba de quitar piedras, el más dotado para ello era sin duda el gigantesco vascón, que no contento con sus enormes manazas y poderosos músculos, invocó el poder de la magia para crecer todavía más (previo paso por quitarse la armadura, para mayor comodidad). Y no dudó en aplicarse a la tarea de limpiar la entrada de la cueva. En un abrir y cerrar de ojos estaría libre de obstáculos para acceder a su interior.

El giganton se pone a la tarea de retirar piedras con gran facilidad, parece que no tardará mucho en retirarlas si continua asi.

Un último gruñido por el esfuerzo hizo que la última piedra, una de considerable tamaño que un hombre de estatura normal seguramente hubiera sido incapaz de mover, no ya de levantar, marcó el fin del despeje de la entrada a la cueva. Pero el gigante ni siquiera había sudado especialmente. Bueno, en su tierra aquello era un deporte, ¿no?

El polvo no se había acabado de asentar cuando Magnus ya estaba recogiendo su pesado mayal, presto a enfrentarse a cualquier cosa que pudiera abalanzárseles desde el interior de la cueva.

─Es demasiado tarde, esperemos a que sea de noche para volver a alzar nuestras parmas y lanzar los hechizos de duración solar que creáis pertinentes. Luego entramos ─sentenció en su tono neutro y falto de emoción que le caracterizaba. Su tono grave y su potencia hacía que más que una sugerencia pudiera entenderse como algo imperativo, pero para los que ya habían tratado con él empezaba a poder entenderse de la otra manera.

Cuando veo lo que "Alejandro" señala me muestro sorprendida, no había notado el desprendimiento, pero el mismo hecho de que me lo haga notar me hace fruncir el ceño, pensando por un instante, y cuando veo que Magnus se empieza a quitar la armadura para trabajar, coloco una mano en el brazo del vascón para que me de un momento, y entonces alzo la vista hacia el "cambiaaspectos".

- Espera, espera... tú dijiste que habías oído a esa cosa decir algo y luego tapó la entrada de la cueva. -le digo con el ceño fruncido- ¿Y no oíste un derrumbe? Si lo que oíste fue taponarlo con una sola roca, esto no estaría así. -reflexiono- A esas... criaturas les gusta jugar a que los mortales hagamos lo que quieren, y ya sabemos que hay algo malo en esta montaña por el lobo ese. -indico, mirándolo con el ceño fruncido aún.

Niego con la cabeza aunque no parezco sorprendido. - No, no lo oí, pero una visión no es lo mismo que vivir algo. Todo es siempre confuso y los detalles inexactos. - explico

Angelus ya notaba su pierna temblar en anticipación cuando Mía hizo una apreciación tan aguda como inquietante. Bueno, no tan inquietante, si tenían en cuenta las circunstancias. De todas formas sus palabras atemperaron un poco sus ansias de búsqueda. Él no veía ni oía nada sospechoso, pero quizás los demás pudieran.

─Estamosen territoriohostil. Soloacampar yaes unpeligro ─replicó a Mía─. Abriremosla cuevay enfrentaremosa loque salga. Aunquele condedoa Magnusque deberíamosrearmar nuestrasdefensas.

Creyendo aun que es una temeridad ponerse a buscar y a abrir cuevas a esas alturas del día, cree que lo mejor es quedarse atrás. Y más si lo que puede salir de ahí es algo que no debería ser liberado. Aunque parece que sus compañeros de viaje no lo ven de esa forma. 

Se mantiene desde donde está, observando en la distancia.

Te quedas en la zona de la planicie descansando, realmente el ajetreo con los lobos te ha agotado. Sientes paz y tranquilidad mientras que observas el agua fluir. Notas que hay mas magia rezumando en el ambiente, probablemente haya otras fuentes de vis cerca, pero sabes que necesitas descansar.

Con las respuestas, frunzo ligeramente los labios, no me gusta tanta incógnita, pero asiento.

- Está bien. Confiemos en no empeorar la situación. -digo, aunque eso no me termina de gustar.

Mientras Magnus comienza a retirar lo de la cueva, me llevo las manos al pecho y rezo sin ponerle voz a las palabras, esperando que el Señor nos guarde y ayude si resultamos estar equivocados.

Asiento a las palabras de Mía sin añadir nada más.

Magnus prosigue con la labor y en pocos minutos retira las suficientes rocas como para vislumbrar el interior y ser capaces de entrar de 1 en 1. La cueva se os hace oscura y si bien la luz entra por el hueco horadado por el gigante solo vislumbrais siluetas en las sombras.

Cuando tus ojos se adecuan a la oscuridad puedes ver que hay ciertas marcas en las paredes, por tus pocos conocimientos dirias que son simbolos de proteccion, aunque no tienes muy claro de que.

Cuando tus ojos se adecuan a la oscuridad puedes ver que hay ciertas marcas en las paredes, no tienes muy claro que significan, pero puedes verlas.

─Hay marcas en las paredes ─sentenció el gigantón─ Pero antes de entrar haceros la Parma, los hechizos que os parezca y estaría bien que alguien hiciera luz o encendiera una antorcha... ─finalizó. Por el tono empleado (que no las palabras) bien podría haberse entendido un "seríais imbéciles si no os preparáis y entramos a oscuras a este lugar", pero sus inflexiones también indicaban cierta tensión, quizás incluso preocupación por conservar a los miembros del grupo de una pieza. Se ponía nervioso, sí, pero seguro que no era por él mismo, aunque se le notaba a disgusto con la situación.

Y Magnus se dispuso a esperar a que se ocultara el sol (para lo que ya no faltaba demasiado).