Partida Rol por web

En tu mente ves la imagen de unos lobos grandes, muy grandes y grises con tintes negros, con un aspecto altamente amenazador.

La mano de Angelus me calmó como había hecho hasta ahora. Me hacía sentir extrañamente reconfortado. Le miré a los ojos y una sonrisa tonta se dibujó en mi rostro.
- Lo haré. Cuando regresemos de esta expedición. – le prometí. Era una promesa que podría cumplir, además dejaba el momento posterior abierto; promesas indefinidas con agujeros legales por donde colarse, como era costumbre de mi gente. Me salía sin tan siquiera pensar en ello.
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Cerré los ojos antes siquiera de ver a Mia realizar sus gestos. Sus palabras y las de Leonor me llegaron lejanas mientras me concentraba. Quizás mejor así. No merecía la pena que las contestara. Era una lástima que Leonor se hubiera dejado contaminar tanto por los humanos; por un momento había creído que ella entendería mejor que la imagen de las cosas o de las personas es irrelevante, que su verdadera esencia vive más allá de percepciones fácilmente maleables…
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La imagen llegó hasta mí con un nuevo escalofrío. Abrí los ojos recuperando el aliento un momento.
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- Lobos. Grises con tintes negros. Grandes. Muy grandes y muy amenazadores. – dije en general antes de tratar de ponerme en pie.
Busqué con la mirada donde estaba Leonor.
- Te pediría que aminoraras un poco, para poder recuperar el aliento. – le dije aunque ya sabía que sería como hablarle a una roca.

-¿Es que vas a seguirme?

Le molesta mucho la actitud de Alejandro. Primero le recrimina cosas y ahora intenta ser algo como amable. Pero no se va a dejar engañar. Al fin y al cabo, Alejandro no le cae bien. Nunca le ha caído bien. Sigue su camino, buscando el origen de esa especie de brillo.

- De momento, sí - suspiré con resignación.

Cuando Alejandro habla de los lobos, por sumar, respondo:

- Coincido. 

Aunque enseguida vuelven a la carga con discusiones gratuitas. Suelto un "argh" algo molesto y finalmente añado:

- ¿Podéis dejar las discusiones para luego, por favor? -reitero- Leonor, acabamos de decir que puede haber lobos gigantes... ¿Vas para allá por algún motivo? -pregunto, sin haber notado si hacía ningún hechizo ni ver nada en la dirección hacia la que apuntaba.

-Es un bosque, claro que hay lobos... sean gigantes o no.

Como si eso le fuese a impedir que avance hacia el lugar que le interesa. Se detiene un momento mientras comienza a realizar algunos conjuros. Sus manos se mueven acorde a sus palabras y la magia tiene lugar. 

-Algo extraño en el interior del bosque. Un brillo malva... poco natural - dice una vez que finaliza los hechizos.

Continúa avanzando.

No queda otra, parece que el grupo está de acuerdo en seguir a Leonor, aunque solo sea porque no le pase nada malo. Si bien Angelus empezaba a encontrarla bastante insufrible, en modo alguno quería verla víctima de un ataque de lobos. Viendo como Magnus empezaba a recitar una letanía de hechizos, decidió seguir su ejemplo y prepararse para lo que pudiera venir. No estaba seguro de la utilidad de sus poderes, ahora que había visto a los demás, pero al menos debía intentarlo.

Ojos de Gato... recuerdo ese hechizo. Quizás podría intentarlo, era bastante sencillo si mal no recuerdo...

Esta vez, no tuvo problemas para mantener el control. Sus ojos volvieron a iluminarse mientras su mano ardía y después se transformaba en una miriadía de pequeñas chispas voladoras que flotarona su alrededor, listas para seguir sus órdenes.

Suelto otro suspiro más de resignación sin ganas de replicar a Mía. Los humanos seguían sin tener sentido. ¿Más discusión? Para eso hacía falta que hubiera al menos dos posturas contrapuestas y yo me había resignado con Leonor. Haría bien en sermonearla a ella si tenía ganas de seguir haciendo de madre, pero yo no tenía ganas de discutir.

Tampoco entendía a Leonor. Probablemente debía tener más de humana que de duende de lo que había estimado inicialmente. Quería aparentar siempre ser una piedra, que nada le importunaba, pero ahora se dedicaba a dibujar un círculo de protección por lo que podía reconocer. ¿Para qué? ¿No estaba buscando algo por el bosque? ¿O se iba a quedar a esperar aquí a que viniera los lobos? Con la prisa que tenía antes… pero ya había aprendido que no tenía sentido señalarle estas cosas, así que la dejé hacer. Mientras podía aprovechar para recuperar el aliento.

Magnus y Angelus se unieron al espectáculo. Benditos árboles que nos ocultaban de los humanos que habíamos dejado atrás en el pueblo.

Miré a Mía como esperando que ella también se uniese. Por mí parte me sentía satisfecho de recuperar al fin la respiración normal.

Vuestro camino os lleva cada vez mas dentro del bosque. Podeis notar un aura opresiva en el ambiente, los arboles cada vez parecen mas irreales, aunque no teneis para nada claro por que.

El sol avanza en su propio camino y ahora mismo esta pasado por poco su cenit.

Están cerca. Lo puede notar. Y se puede ver en lo que les rodea. El mundo está cambiando su realidad. Aunque la sensación no es agradable, continúa caminando. Avanzando hacia el origen de todo eso.

Frente a ti ves como el bosque comienza a tornarse de un color malva que puedes reconocer como los limites de un Regio. Regio magico dirias.
 

Como un festival de color el limite de una genuina Regio magico se alza ante ti. Unas cuantas varas a la derecha de donde estais, reconoces el pliege de una entrada segura a la regio.

Como feerica no sabrias discernirlo, para ti solo seria un aura magica, pero como Maga hermetica, sabes que has encontrado un lugar muy preciado.

Unas cuantas varas a la derecha de donde estais, reconoces el pliege de una entrada segura a la regio.

Como feerica no sabrias discernirlo, para ti solo seria un aura magica, pero como Maga hermetica, sabes que has encontrado un lugar muy preciado.

Estas practicamente seguro que no hay registro de ninguna Regio en esta zona segun los archivos que has leido de la Orden.

- Ahhhhh - expresé con reconocimiento como si fuera capaz de verlo también ahora que lo señalaba.
- Es una Regio... - explico al grupo antes de que me recorra un breve escalofrío - Creo... siento... que pertenece al Reino Mágico... su aura la percivo como... ¿malva? - comento entre extrañado y, sobre todo, divertido, olvidándome por un momento la sensación opresiva que nos rodea.
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Miro alrededor como buscando algo. A unas pocas varas de distancia.
- Por aquí. - indico con resolución - Aquí hay un camino seguro para acceder a la Regio...
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La observo fijamente un momento más.
- Siento... recuerdo...creo... este lugar es importante para los magi... pero... no hay ningún registro en la Orden de que haya una Regio en este lugar... - sigo comentando frunciendo un poco el ceño pensativo mientras se me une el resto del grupo.
Seré la primera si tengo que guiarlos por el camino de entrada, pero no pierdo la esperanza de que Leonor quiera hacer alarde una vez más de su resolución y su deseo de hacerme quedar mal mostrándose valiente (o temeraria, según mi punto de vista) al ser quien vaya delante. Si ese es su deseo, nada más lejos de mi intención el querer contrariarla una vez más e iniciar otra discusión.

En silencio, sus ojos se clavan en ese lugar mágico que hace que la piel se erice. Los colores se entremezclan y forman un espectáculo digno de ver. Como buena observadora que es, y con la curiosidad que siempre le despierta todo, camina lentamente, como perdida en sus pensamientos. Sabe que ese lugar es importante. Lo percibe. 

Tras unos momentos más de silencio e introspección, se acerca a la entrada segura. También la ha visto, pero es Alejandro quien explica todo lo relativo a la Regio. Mientras tanto, intenta buscar algo de información sobre ese lugar en los recovecos de su mente.

-Entremos.