Partida Rol por web

Mía asintió ligeramente hacia Magnus y le hizo un pequeño gesto para tomar asiento en una de las zonas más extremas de la mesa, de tal manera que no estuviesen rodeados de Magi por ambos lados, sino solo por uno. Quizás para suerte de los temores de Magnus, al parecer Mía estaba cómoda rodeada de los Magi, aunque se sentase con él. Nada más lejos de la realidad, por supuesto.

Una vez sentados a la mesa, a la espera de la comida, dejo caer:

- Creo que yo tengo que buscarme una Alianza. -explico- Aunque no sé si aportaría demasiado valor a una, la verdad. A fin de cuentas, solo quiero investigar ciertas cosas.

En verdad, tenía bastante temor a haber causado según qué cosas al dedicarme a estas artes, pero ya era tarde para decir que no las quería. Quizás si no me hubiesen pillado siendo una joven estúpida y desesperada... quién sabe.

En cualquier caso, y saltando a temas que al parecer no tenían nada que ver, añado:

- Te recomiendo probar la sopa de verduras, por cierto. -hay algo que suena extraño en el tono, pero difícil de identificar qué es.

Al cruzar el umbral sus ojos se abrieron. Dio un paso lento, mientras su cuello se torcía en todas direcciones. Notó como su respiración se aceleraba mientras avanzaba, dando vueltas, tratando de ver cada maravilla, cada detalle y fracasando de forma miserable. ¡Y tantos magos! Eran un amalgama de colores y formas tan exquisita como las propias corrientes de la magia, formadas por infinitas variaciones. ¿Quiénes eran, que querían? Por un instante ni siquiera el hambre era importante.

Con tal entusiasmo bullendo y brotando por cada poro de su piel, siguió hacia adelante, sin perder de vista a Aysha, hasta que avistó a sus compañeros de viaje. Hizo gestos a Aysha con una mano, animándola a apresurarse, mientras con la otra saludaba a los presentes. 

─¿Todobien? ¿Listospara elbanquete? Angelus deBonisagus, esun placerconocerla ─dijo a la maga que se presentó como Feromina.

Poco a poco, todo se va llenando de magos. Todo se llena de jaleo, bullicio y ruido. Sus compañeros se van acercando poco a poco y puede ver que algunas cosas parecen haberse arreglado, como que Angelus vuelva a acercarse a Aysha. Aunque no se puede decir lo mismo de la actitud de Mía hacia la morena. Sigue siendo reticente. Nunca ha estado con tanta gente en un mismo sitio. Está claro que no le gustan las multitudes para nada.

A pesar que la comida aun no ha comenzado, siente la necesidad de levantarse e irse a algún lugar menos poblado que esa enorme sala. Se pregunta qué es lo que la ha llevado a ir a un lugar repleto de gente. De gente a la que no conoce. Quizá estaría mejor si se dedicase a recorrer los caminos en la solitaria compañía de una misma. 

Intenta calmarse, pero de pronto decide levantarse y comenzar a caminar hacia la salida, sin decir nada a los que están con ella.

Entré junto a Angelus portando una jarra de madera, acercándome hasta nuestros compañeros de viaje. Leonor se cruzaba con nosotros casi cuando llegábamos aún. Fui a ponerle la mano en el antebrazo, pero sin llegar a tocarla.

- Leonor, ¿quieres sentarte conmigo? – era una mala idea abandonar ahora la sala. Quizás tener a alguien cercano le ayudaría si sentía agobiada. Para mí esta situación era un tanto intimidante por la cantidad de magos, pero las situaciones sociales eran algo en lo que me sentía cómoda.

- Aysha ex Miscellanea, es un placer conocerla. - En cuanto pude me presenté a Feromina.

Lentamente todo el sonido en la sala va disminuyendo cuando las 12 figuras que ocupaban la mesa de honor se levantan. Es todo un espectaculo el silencio reverencial formado por una habitación mas de 100 personas reunidas. La magia vibraba en el aire y no era la de un hechizo, si no la de toda una hermandad reunida. Todos y cada uno de los presentes mas alla de sus titulos y su poder eran hermanos unos de otros, compañeros, amigos algunos.

La mesa presidencial estaba conformada mayormente por hombres, aunque habia 3 mujeres repartidas en ella. Ancianos y jovenes. El titulo de Primus y Prima lo habian ganado todos y cada uno con su esfuerzo personal. El mas anciano de todos estaba en el centro y todos parecian estar esperando a su orden.

El anciano de ropaje rojo portaba un baculo. Su barba era larga y tupida y sus ojos reflejaban una sabiduria mas alla de la comprensión de muchos de los presentes en la sala. En medio del silencio se le pudo escuchar tomar aire y de sus pulmones las palabras comenzaron a brotar.

"Yo, Augustus Maximo, por la presente juro lealtad eterna a la Orden de Hermes y sus miembros. No privaré..."
 

Con esa cantinela comenzó a recitar el juramento hermetico. Antes de acabar la primera frase el resto de Primum y Primae estaban recitandolo tambien y ya para la segunda todos los magos estabais recitandolo, como un coro en una iglesia entonando un salmo hasta que finalmente la ultima en acabar fue una anciana situada en uno de los laterales a la cual tuvisteis que esperar pues iba con voz calmada y tediosa. Al fijaros con mas detenimiento notasteis que parte de su cara parecia estar cuarteada y que una especie de corteza la recubría. Seguramente hubiera sido afectada por algun tipo de maldición o informidad que la habia vuelto medio arbol. Sin embargo nadie la apremió ni la cortó, aquel era un momento solemne en el que todos los magos habiais renovado vuestro juramento frente a la Orden, frente a vuestros compañeros y frente a vosotros mismos.

Cuando la magi terminó aun quedasteis en silencio unos pocos segundos, como si nadie se atreviera a romper la magia del momento, mas pronto los Primum y Primae toman asiento y asi lo hace el resto de la sala. Una vez mas Augusto toma la palabra.

- Gracias, sodales, gracias por haber venido, desde todas las partes de Europa y sin importar vuestra condición -su voz era lenta y grave como el redoblar de un tambor- Bienvenidos al Gran Tribunal de Zurich. Me congratula ver cuantos sois y sobretodo la unidad de la Orden. Juntos hemos logrado sobrevivir, hemos logrado ser fuertes y expandirnos, juntos sabemos que muy pocas fuerzas pueden con nosotros.

El discurso y el tono hicieron sospechar a mas de uno que habia un "pero" en todo aquello.

- Debemos recordar de donde venimos, a donde vamos y sobretodo, sodalis, como llegamos hasta aqui. Los avances de la Orden para el bienestar de la humanidad y para el estudio de la magia han sido, son y seran, las maravillas del ingenio de los magi, porque al final, hermanos y hermanas, da igual a que casa pertenezcamos, da igual nuestro rango, da igual nuestro origen. Al final, todos somos miembros de esta Orden, al final somos uno.

Hace una breve pausa.

- Se lo que debeis estar pensando y si, este discurso tiene un porque, pero eso os lo explicara Robert -dice señalando a un magi a su derecha con tunica verde- solo quiero acabar diciendoos, que en los momentos de mayor oscuridad recordeis, como eramos antes de la Orden, como estabamos, eramos debiles, estabamos fraccionados y eso casi nos cuesta algo mas que nuestras vidas. Por ello recordad a quien tengais a vuestro lado y recordad, es vuestro hermano y vosotros sois el suyo, el apoyo y la cooperación nos han llevado hasta donde nos han llevado. No menospreceis el esfuerzo de centurias de magos.

Cuando termina se sienta y el mago que habia señalado se levanta. Era un mago joven de mirada decidida y marcada musculatura, sin que hubiera dicho nada muchos ya podian suponer quien era.

- Salve, sodales, para los que no me conozcais soy Robert de Flambeau, Primus de la casa Flambeau. Como bien ha dicho Augustus, tenemos noticias que si bien aun no son preocupantes -podeis notar que lanza alguna mirada hacia el resto de la mesa- si son merecedoras de nuestra atención.

Como todos sabemos existen 5 tipos de aura en este mundo, el Dominio, la infernal, la fae, la magica y la aura que no es aura, la mundana. Bien, de un tiempo a esta parte un grupo conocido como Orden de la Razón ha estado tratando de degenerar la magia de una manera nunca antes vista. No podemos daros mucha información, simplemente hasta donde sabemos son individuos capaces de generar un tipo nuevo de aura que debilita las otras 4 y por tanto son peligrosos. Sin en algun momento os tropezais con alguno huid o... si no estais solos y entra dentro de las posibilidades, ajusticiadlo.

La ultima palabra sonó como un jarro de agua fria. Hacia mucho tiempo que no se realizaba una marcha de magos, mucho menos un llamamiento a las armas contra un enemigo ajeno a la Orden.

- Como he dicho al principio, no es preocupante, no son muchos y no tienen un excesivo poder, pero si son un enemigo a tener, al menos, bajo vigilancia.

Miró a Augusto y se sentó, ahora sin levantarse Augusto abrió las manos hacia vosotros.

- Tras este amargo anuncio, sodales, os encomio a disfrutar de la hospitalidad de Aalburg durante los proximos dias -alzó la copa y dijo- ¡Por la Orden!

Escuché con detenimiento y atención las palabras de Augustus. No auguraban nada bueno. Las palabras de Robert no hicieron más que confirmarlas. Más que palabras eran tambores de guerra.

Lo que planteaba debía ser debatido con largo y tendido, y seguro que lo sería. ¿En qué categoría del Código encajaban aquellos individuos racionales? ¿Son mundanos? ¿Otra tradición mágica? ¿Cómo nos deberíamos guiar? Las implicaciones eran profundas.

¿Deberían ser incluidos como enemigos declarados de la Orden? En el pasado ya se evitó hacer ese tipo de declaraciones contra los fae, lo divino y lo infernal. ¿Qué argumentaran y razonarán esta vez los magos?

Y…

Click…

Me giré a Angelus que lo tenía al lado y le susurré tan bajo como pude.

- Angelus, tenemos que contarle al Primus Bonisagus lo de aquella cueva… - le urgí. Era algo que deberíamos hablar con los demás, no en aquel lugar, pero tenía que poner sobreaviso a Angelus. Estaba segura de que esa era la pieza que nos faltaba de aquel rompecabezas. Algo completamente diferente a lo que conocíamos hasta ahora…

Maldición, maldición, maldición ─pensó para si el enorme ExMiscellanea─ Librado de las garras de la guerra mundana, ahora quieren embarcarse en una mágica. Aciago destino el mío.

Magnus guardó silencio, un profundo y casi reverberante silencio. Quería hablar, gritar aún, pero no se atrevía. Y tenía miedo, sí, de que la guerra empezara por el que quería que fuera su hogar. Porque sí, aún para alguien de su limitado intelecto (para ser mago), los sucesos de la cueva dejaban poco espacio a duda.

Maldición, maldición, maldita sea mi suerte mil veces.

El sangre de gigantes apretaba puños y mandíbula con rabia, pero no por ansia de enfrentarse al nuevo enemigo, no, sino por la impotencia de saber que ese enemigo ya había llegado y había topado sin saberlo con él.

El pan se quedaba frío en la mano de Angelus sin que se diera cuenta. Al principio había estado fascinado por el discurso, dado el ímpetu que profesaba su portavoz y ahora solo deseaba no haber estado allí. Aquellas medidas eran drásticas, por mucho alejadas de algo no urgente. ¡Hablaban de muerte, por Dios bendito! ¡En modo alguno podría considerarse una situación no preocupante!

No, no lo haría. Lo que pedían eran demasiado. Sombríos pensamientos vinieron a él, una época en la que aquellas palabras habrían sido un baño de vino en el que regocijarse y hundirse hasta brotar ebrio, marcado por una inalcanzable necesidad.  Tardó unos segundos en procesar las palabras de Aysha. Su mirada le hizo recobrar algo de control. Sí, debían informar de aquello. Como miembro de la Orden debía ayudar en la medida de sus posibilidades, a pesar de que las palabras de Robert inducían a una locura en la que no estaba dispuesto a caer de nuevo.

De modo que miró a Aysha y asintió. Entonces miró al resto de compañeros. Esperaba poder compartir sus dudas con ellos. Necesitaban más información.

Al principio duda de si seguir a Aysha. Hay demasiada gente en ese lugar y poco le importa lo que piensen de ella. No es una persona que se preocupe por esas cosas. Las puertas son tentadoras, pero al final decide seguir a Aysha hasta la mesa aunque la mayor parte del tiempo está distraída, como si su mente estuviese en otras cosas y se dedicase a ignorar lo que pasa a su alrededor. 

Solo una cosa atrae su atención. La mención de esa Orden que trabaja para degradar las auras que no son la mundana. Eso le recuerda lo que sus compañeros le contaron sobre la cueva, sobre el ser que fue capaz de robarle la magia a Angelus con tan solo tocarlo y eso que era un esqueleto.

Mira a los demás. Sin duda, el lugar que encontraron merece más estudio de que han llevado a cabo y quizá la Orden les ayude a establecer una alianza en aquel lugar si consiguen que ésta tenga el suficiente interés en investigar ese lugar y a lo que hay encerrado bajo la montaña.

Los murmullos no se hicieron esperar pese a que Maximo habia dado ya la bienvenida a la comida. Los magi se iban sirviendo con mas lentitud de la esperada, aunque claro, aquel anuncio lo merecia. Un par de magi se levantaron y se acercaron a otros con los que parecian tener algo mas de confianza y pronto estuvieron enfrascados en conversaciones separadas.

Feromina comenzó a servirse de la bandeja que teniais frente a vosotros.

- ¿La... la Orden de la Razón? Suena peligroso... -dice ofreciendose a serviros a los demas- debe serlo si ha sido meritorio de estar en el discurso inicial. No creo que el Primus Bonisagus lo haya mentado si no fuera asi.

Mia rechazo con una sonrisa el ofrecimiento de Feromina y se comenzó a servir una sopa de guisantes que habia en medio de la mesa con aire despreocupado, aunque con el ceño fruncido.

- Hum... puede que si lo sean, pero ya has escuchado a Robert, de momento son una amenaza leve. No deberiamos de preocuparnos en exceso, si los Flambeau ya estan en el asunto no deberia de durar mucho el problema.

- Tienes razón... pese a ello hay que ir con cuidado -respondió Feromina quien le alcanzaba un trozo de cerdo asado a su hurraca- ¿Vosotros habeis tenido algun percance con alguno de estos individuos mientras veniais?

Mia, mujer cauta, miró al resto mientras sorbía su cuchara. ¿Sería prudente desvelar vuestro pequeño secreto tan rapido?

Negué levemente a la pregunta de Feromina.

- Por suerte no hemos tenido que enfrentarnos a ninguno de esos individuos – aseveré entre preocupada y aliviada - ¿Qué más se sabe de esa Orden? ¿De dónde vienen? ¿Están muy extendidos? – pregunté confiando en que ella tuviera más información.

El enorme ExMiscellanea se reclinó en su asiento, haciéndolo crujir (algo a lo que parecía bastante acostumbrado) pero sin llegar a romperlo. Sus voluminosos brazos cruzados, ceñudo y callado como estaba, daba la impresión de que no estaba de acuerdo con nada de lo que se decía a su alrededor.

Lo que estaba Magnus era molesto con su suerte y enfrascado en una lucha mental para decidir si abría su (también enorme) bocaza o la mantenía (convenientemente) cerrada. De momento ganaba el mantenerse callado.

"Si no tienes nada inteligente que aportar, mejor calla" le decía su mater, y no le faltaba razón.

Se mantiene callada mientras Aysha es la que responde. Parece que ninguno quiere decir la verdad sobre lo que encontraron en la montaña y quizá es que no sea el momento adecuado, con tanta gente ahí. Mantiene su mirada en el plato que tiene delante y se concentra en escuchar las respuestas de Feromina.

Aunque seguramente, la mujer tenga las mismas preguntas y las mismas respuestas que ellos mismos tienen. Ahora le parece casi urgente volver a la montaña a investigar más y encontrar las respuestas necesarias y, quizá, una forma de mantener a la Orden de la Razón alejada de ellos.

Tras dejar el plato de servir se sienta y comienza a dar cuenta de su comida.

- No... la verdad es que es la primera vez que oigo hablar de ellos -mira hacia la mesa de los primi que parecen estar debatiendo la reaccion de los miembros- aunque...

Coge a su hurraca y la deja en el suelo dandole una orden con la mirada. Esta gira la cabeza hacia los primi y vuelve a mirar a Feromina lanzandole un graznido ofendido.

- ¡Oh! ¡Vamos! Ni que fuera la primera vez... -la hurraca vuelve a graznar levantando las plumas de la cola- ¡Que vayas! Es una orden de tu maestra, si no quieres seguir en forma de hurraca hasta que acabe el proximo ciclo lunar iras ahora.

Ahora si hinchó su pecho airado y fue andando entre los magi silenciosamente. Feromina os miró complice.

- En breve tendremos noticias.

Miré con los ojos abiertos como platos a Feromina, no sabía si impresionada por su desparpajo o por su inconsciencia.

- ¿Ese es tú aprendiz? ¿Tú filius? – pregunté en un susurro mirando al cuervo que se marchaba.

Feromina se sonríe.

- Si... esta castigado a estar así hasta dentro de dos dias por una chiquillada.
 

Abrí la boca entre impresionada y alarmada.

- Wow, es impresionante, Feromina – reconocí plenamente consciente de que el dominio de Muto, Corporem y Animal que requería algo así estaba muy lejos de lo que yo era capaz de hacer – pero, Feromina, si le pillan a él se le caerán las plumas y a ti el pelo… - le avisé alarmada – es una infracción del Código grave… es espiar a otros magi usando medios mágicos… - le aclaré urgiéndola a abortar su plan.  

Algo extraño había en el pájaro cuando se conocieron y ahora se revela que es verdad. 

-Pero no está usando medios mágicos para espiar a otros magi... la magia que ha usado no la ha creado para ese uso específico, ¿no? Siempre puede decir que su filius estaba por ahí cuando escuchó algo.

No deja de mirar el plato mientras decide qué será lo siguiente que comerá.

-El cuervo está convertido en cuervo antes de comenzar la cena. Y, de todas formas, a todos nos interesa lo que ese cuervo pueda aportar.