Partida Rol por web

Fue una lástima que el Escorpión no contara nada, pero al menos algo habíamos sacado. Ante las palabras de Yoto-sama incrementaron mis ganas de hablar con Koichi-sama. Tal vez me equivocara, pero creía que mi interés en la joven grulla estaba más que justificada tras las investigaciones de aquel día. El problema sería conseguir convencer a la muchacha de que nos acompañara en un paseo o en una cortés conversación. 

Inmerso en mis pensamientos, llegó hasta mis oídos el pícaro comentario del cortesano Escorpión sobre el higiene de su parte delantera. A pesar de que mantuve mi gesto sereno, incluso yo me ruboricé un poco ante aquel comentario. 

- Estoy seguro de que Koichi-sama podrá contarnos un buen relato, tal vez podamos tener el honor de escucharla esta noche, durante la cena, o mañana, si nos hace el honor de acompañarnos a dar una vuelta por la ciudad - comenté tranquilamente. 

Al escuchar la última pregunta de Yoto-sama, evalué hasta qué punto podíamos darle una respuesta. Sintiendo la mirada del cortesano, me limité a sonreír y permitir a Asako responderle, para no meterme en medio de su conversación.

El Ikoma había dedicado muy sentidas y protocolares reverencias a cada una de las augustas personalidades que iban ingresando en el salón, aunque sin moverse del apartado rincón que había escogido, y echando una buena ojeada a todos a medida que se dirigían a sus asientos.

Sin embargo, en cuanto la joven Yasuki se presentó ante ellos, no pudo evitar que una sincera sonrisa se dibujara en su rostro, divertido ante la ocurrencia de la muchacha.

Sin embargo, antes de que pudiera contestar nada, las palabras de su camarada Cangrejo enrarecieron un poco el ambiente, y lo volvieron espeso por unos instantes. Afortunadamente, la joven YASUKI parecía toda una experta en aquello de relajar los nervios crispados...

- Conocimiento y sabiduría... - respondió por fin el León con aire pensativo - ... creo que son disciplinas más propias de los Dragón. Recluidos en la tranquilidad de sus montañas, donde el silencio les permite escuchar sus propios pensamientos. A mi Familia le gusta contar historias.  Y escucharlas.

- Junto a un fuego, de ser posible. Y con buen sake a disposición, también. Para cuando se secan nuestras gargantas.

- ¿Hay algún tipo particular de historias que os interese en especial, noble dama? Quizás pueda entreteneros con alguna, si las circunstancias lo permiten.

Quedó claro que a pesar de estar cinco personas dentro de aquella habitación, los presentes había decidido hacer un mutis entre la trivial conversación que compartía con Yoto-sama. Exceptuando por el comentario de Korekiyo-dono, que igual no respondía a la pregunta que realizara el noble Escorpión, me dejaban a mi con la tarea de continuar crear la cercanía con aquel invitado para poder descubrir si estaba de alguna forma relacionado a la razón por la cual nos encontrábamos allí.

-Afortunadamente, a diferencia de otros compañeros magistrados, no se nos exije cumplir con un horario específico. Una vez acabada nuestra labor aquí, estaríamos relativamente libres hasta que se nos vuelva a llamar para otra labor.- Me intrigaba escuchar que propuesta tendría en mente Yoto-sama al hacer esa pregunta. Tal vez estaba llevando demasiado lejos lo de atraer la atención del Escorpión, pero quizás si intentaba cerrarme en banda perdería todo el avance que había logrado hasta ese momento.

Realmente el dragón se sentía muy fuera de lugar en aquel estrecho espacio, en una conversación cortesana que parecía dominar a la perfección el escorpión. Les esperaban en el kyuden y ya empezaba a sentirse francamente incómodo.

Cuando creyó que ya podía salir habiendo cumplido con el deber del baño se disculpó, con una cortés reverencia, y se dispuso a salir del baño.

Samas... Si me disculpan.

Y con otra inclinación se decide por salir, se pone uno de los kimonos celeste dispuestos para después del baño, recoge sus cosas y se dirige con paso diligente a sus estancias para cambiarse por un kimono acorde para la cena y acudir a tiempo.

Seguro que ellos pueden entretenerse un poco más. Están más acostumbrados a las cortes, pero yo necesito mi tiempo. Y sentirme más seguro.

-Oh si, las historias de buena fortuna me fascinan… +sonrió+ Pero no puedo estar de acuerdo en minimizar así el valor de una buena narración. ¿Acaso hay alguna de la que no se pueda extraer una pizca de información, una lección o una inspiración

Miro a la sala ornada, las pinturas que ahora colgaban en los muros, e inspiro lentamente el aroma del ambiente. Un sirviente ya se había apresurado a traerle discretamente su bandeja de aperitivos, y tomo una galleta pequeña, pero no la comió, sino que la hizo girar entre sus dedos.

-Aunque claro, no todo vale lo mismo y según para quien, como una moneda de harina… +añadió en un tono algo mas bajo. Pero enseguida parpadeo y se recompuso.+ Que enredada, ¿no? Perdon jajaja.

Doji-san también aprovechó la coyuntura para retirarse con un saludo, aunque espero a que el Dragón se vistiera para salir y hacer lo propio sin estorbarse. Yoto-sama la miro sin mucho disimulo,  y el a su vez se incorporó mientras ella se secaba, aunque lo hizo con deliberada lentitud primero de frente a Korekiyo, y luego girándose hacia las damas.

-En verdad, aunque el agua cálida invite a relajarse, no debemos olvidar que la reunión comienza mientras estamos aquí… +comento desde su erguida desnudez, para luego salir y vestirse junto a la joven Grulla. Este había sido previsor y tenía un kimono liso y rojo propio de reemplazo, pero no aguardo a secarse, sino que lo vistió como iba. Sin embargo se movía bastante al ponérselo, por lo que en alguna ocasión rozo la piel de Majime al pasar. No obstante, no hizo comentario al respecto. + Si hay oportunidad, deberían preguntar a Koichi-dono por su predisposición para acompañarnos mañana en un paseo… Creo que sería más efectivo viniendo de vuestra parte que de mí.

Intercambio una mirada con  Korekiyo, y luego salió con una reverencia general, dejándoles con una estela de vapor que emanaba de su cuerpo, y se hizo aun mas patente al salir al exterior, donde la brisa helada de la noche comenzaba a arreciar...

Corría peligro de empezar a sentir una franca simpatía por la Yasuki, no obstante no podía permitirse apartarse de su camino y pronto ese camino lo llevaría por un sendero diferente al de ella, debía endurecerse ante aquel sentimiento. Jamás sabría si su ensimismamiento era una jugada ensayada o algo anidaba en su cabeza, pero le gustó verla bajar la guardia aunque fuera un momento. Le hizo pensar que quizá confiara un poco en él, que su presencia le hacía sentirse segura y eso le reconfortó, le hizo sentir a si mismo útil. No creo que nadie este exento de una batalla por que sus propios pensamientos no los arrastren a otros lugares, de vez en cuando dichos pensamientos nos ganan, es inevitable.- La disculpó Yoshihara con una sonrisa amable, quitando le toda la importancia a dicho hecho. Fue su única intervención en la conversación, se quedó al margen, escuchando. no le vendría mal relajarse un poco, al menos mientras la sala acababa de llenarse. Y quizá aprendiera algo de la zalamería del Ikoma.

Al final sólo quedábamos mi compañero Korekiyo-dono y yo. Me mantuve en silencio en el agua, pensativa, intentando poner en claro qué habíamos averiguado respecto al noble Bayushi-sama. No gran cosa, pero había algunos indicios de por donde continuar la conversación. Me fijé entonces en el magistrado escorpión, y por primera vez me enrojecí un poco, esperando que mi actuación con Yoto-sama no le hiciera pensar que era tan poco decorosa usualmente.

Me hundí un poco en el agua dejando que mi cabello flotara un poco, y me dediqué a un rápido baño, frotando la pastilla de jabón por mi cuerpo. Miré de reojo a Korekiyo-dono. -¿Qué opinas sobre lo hablado? Estoy segura que hay mucho más entre lo que nos ha dicho. Aunque no estoy segura si soy la indicada para indagar más. Parece... interesado en nuestra compañera Doji.- Admití, habiendo notado las miradas que lanzaba a la dama y el roce que le había dado al salir.

El Ikoma había estado a punto de responder a las rebuscadas palabras de la joven. Pero antes de que ningún sonido escapara de sus labios, la repentina intervención del Cangrejo lo tomó por sorpresa. Durante un breve suspiro, el León escrutó el semblante de su camarada, intentando adivinar lo que se ocultaba tras aquella solemne fachada. Pero antes de ahondar demasiado, desistió de sus pesquisas con una sugestiva sonrisa dibujada en su boca.

Había cuestiones que, simplemente, era mejor que permanecieran ocultas... al menos de momento.

Así que pronto se apresuró a distender la extraña atmósfera que había comenzado a caer sobre el reducido grupo, aprovechando para retomar la conversación con la bella joven Yasuki.

- Más allá de todo... - comentó con aire casual, pero sin dejar de pasear su mirada por la distinguida concurrencia que comenzaba a llenar el lugar - ... coincidiréis conmigo, en que siempre se trata de una cuestión de perspectiva.

- O, si lo preferís, de la capacidad de observar las distintas facetas de cada cosa.

- Un pensamiento o una idea pueden resultar arrebatadores bajo cierta óptica. Y quizás al mismo tiempo, completamente intrascendentes bajo otra. ¿Sería prudente entonces dejarse arrastrar por semejante impulso? ¿Honorable, tal vez? Desgraciadamente, no siempre podemos encontrar en el Bushido las respuestas que buscamos. ¿O sí?

- Por eso debo discrepar con vos, noble dama, en cuanto a las lecciones que pueden contener las buenas historias. No hablaré de inspiración, pues eso es terreno de artistas y poetas. Pero está claro que no todas nos aceran a la verdad.

- De hecho, estoy bastante seguro que muchas han sido extendidas a los cuatro vientos con el solo propósito de confundir. Para evitar que podamos apreciar las verdaderas facetas de cada cosa... oscureciendo así nuestras decisiones.

- Tenedlo en cuenta la próxima vez que os dejéis atrapar inocentemente por alguna historia contada con voz suave y aterciopelada. - sentenció el Ikoma con aire sombrío, a la vez que su tono se convertía en un quedo susurro - Vuestro propio Honor puede estar en juego...

Tras ello, y luego de mantener un ominoso silencio durante algunos instantes, dotando de una exagerada teatralidad a su palabras, simplemente sonrió con aire divertido a la joven, disipando de inmediato la tensa atmósfera que él mismo había creado.

- No me hagaís caso... desentrañar las verdades ocultas ha sido mi cruzada personal desde que tengo memoria. Y los Ikoma tenemos una gran memoria.

-Perspectiva y lecciones...- dijo Yoshihara pensativo. - Suena a lo que dicen los que juegan al go...- sonrió sin ahondar en la gracia.
Quizá debían cambiar de perspectiva y guardar al espalda a el heredero sin más y ver como se desarrollaba todo.
-Todas las historias tienen dos caras, como todas las monedas- sugirió divertido. - Siempre es curioso ponerse en el lado de la otra cara y tratar de adivinar como se ven las cosas desde allí, adivinar lo que te condiciona y tratar de averiguar como reaccionarías, aunque es una habilidad difícil de entrenar. Como llamar lo... ¿Empatía? ¿Imaginación?- Yoshihara prolongaba la chachara para rellenar el vacío de la habitación mientras esperaban.
¿Como matar al heredero? No había hecho aquel ejercicio mental y quizá pudiera. Si lo odiara tanto como para asustarle, amenazarle con arruinar su honor en frente de todos... No querían acabar con el heredero querían dejar en entredicho a la familia, entonces debía humillar.
No... aquello era inútil, el no sería igual que la persona taimada que orquestaba todo aquello. Solo podría funcionar si conociera quien era el asesino. Eso si solo era uno el implicado en el complot y no varios.
Quizá cuando tuviera un sospechoso claro y no un regimiento de sospechosos pudiera hacer ese ejercicio.

Tras despedirme de los que se iban fui tomando una posición algo más cómoda en la enorme bañera. Estaba bien compartir el lugar y socializar, pero había momentos en los que se agradecía un poco de privacidad. Mientras me daba tiempo a pensar en los siguientes movimientos que debía hacer.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por Asako-san, quien también parecía haber estado inmersa en sus cavilaciones. Por alguna razón sus mejillas se encontraban arreboladas, lo que le daban un aire encantador en aquel lugar.

- Creo que Yoto-sama es un hombre de muchos secretos, un hombre refinado y ágil lengua que sabe dirigir las conversaciones hacia dónde le interesa. Sin embargo, tengo mis serias dudas de que el cortesano Escorpión esté detrás de los ataques a Kakita Hitori-sama, es un objetivo demasiado conveniente de culpar - dije con toda sinceridad - a parte de eso, he comprobado que le gusta admirar la belleza, tanto del arte como de las hermosas mujeres. Como bien has dicho parece tener cierto interés en Doji-san, aunque también ha mostrado cierto interés por Koichi-sama. Y además, hay algo que me dijo mientras estábamos en el mausoleo... bueno, no es algo que tenga directamente que ver con él, pero dijo algo sobre algunos tesoros guardados tras una puerta. No sé exactamente a qué se refería, pero pude apreciar que en el mausoleo todas la obras eran antiguas, no había nada nuevo, una gran ostentación con la única finalidad de ocultar algo, una realidad tal vez que no quieren mostrar - dije pensativo antes de sonreír con tranquilidad - creo que sería buena idea poder echarle un vistazo a esas salas de nuevo, pero sin nadie que nos vigile. Podemos decir que queremos contemplar de nuevo las exquisitas pinturas.

Seguí las ideas de Korekiyo-dono, asintiendo a lo que comentaba. -¿Es posible que esté en su interés el cortejar a la dama Koichi-sama? ¿O que haya algún acuerdo silencioso entre ellos que el resto de la familia no conoce?- Ciertamente Yoto-sama había pronunciado el nombre de la noble varias veces en la conversación, tanto como posible fuente de información para conocer más historias como compañera para pasear. Mi curiosidad fue mayor al escuchar sobre el mausoleo, y lo que pudiera encontrarse allí. -Es otro punto de investigación que pudiera ser interesante. Sin embargo no puedo dejar de sentir que hemos averiguado poco o nada en el tiempo que llevamos aquí.- Suspiré, dejando la pastilla de jabón aparte y lavando mi rostro en el agua. -No sé si tendremos tiempo de hablar con los otros antes de la cena. ¿Sugieres algún plan de interés? ¿Conocemos quienes serán los invitados, además de Bayushi Yoto-sama y la noble Cangrejo?- Pregunté.

La joven hizo un mohin, llevando el índice delicadamente a sus dedos. Sus pestañas bajaron una, dos veces, antes que volviera a separarlos y tomara un bocadillo de su bandeja.

-Se nota que ambos no son cortesanos, desde luego... Ikoma-san, vuestra noble cruzada adolece de un defecto fatal me temo; la definición de verdad. Cualquiera que pase tiempo en una corte os podrá responder con la misma frase que usasteis al inicio… siempre se trata de una cuestión de perspectiva. Lo que importa, a fin de cuentas, no es que algo sea cierto sino que lo parezca, que es el momento donde entran las historias. Puede ser porque sea bien contado, o por la reputación de quien lo cuente, o porque quien lo oye desea creerla. Cualquiera de estas razones basta para que un buen relato, defina lo que es real, lo que es verdad. Lo que venga de otras fuentes… no tiene importancia.  ¿O acaso pensáis como los Dragón, en eso de los hechos y las pruebas?

Se llevó el bocado adentro finalmente, disolviendo los granos en un segundo al presionar su lengua contra el paladar, y trago.

-Hiruma-san, por vuestra parte, creo que ir tan lejos como intentar ponerse del otro lado… es un esfuerzo vano y agotador. E incluso peligroso, según el objetivo. ¿En verdad intentaríais pensar igual que un… oni? ¿O peor, que un Escorpión? +su comentario estuvo teñido por una sonrisa pícara+ En verdad os digo que es mejor hacer que los otros deseen acercarse y definir las bases de la negociación en vuestros términos, que hacerlos en los del rival. Y creo que algo parecido es lo que aplica para la lucha. ¿Me equivoco?

Ambos regresaron por el mismo camino, después de todo tenían cuartos contiguos, a vestirse adecuadamente para la cena. Por otro lado Bayushi-sama siguió en una dirección diferente. Al parecer, se alojaba en el ala Oeste del kyuden, en la misma planta baja.

Una vez alistados como deseaban, pudieron bajar al comedor juntos. A decir verdad era mas temprano que tarde, aunque ya había varios reunidos. En la puerta, Koichi-sama los esperaba para darles la bienvenida, y desde allí pudieron tener un panorama general. Los habían dispuesto en ronda, de forma tal que todos podían verse claramente.

Dos cortesanos Grulla a un lado, eran la pareja que Majime había encontrado en el muelle, con la mujer arrogante y el risueño hombre a su lado, elegantemente ataviados con kimonos de las familias Doji ambos. Mas alla, el Ikoma y Hiruma hacían tercio con la Embajadora Cangrejo en medio. Al otro lado del Hiruma se encontraba uno que por el porte sin duda era un bushi Escorpion, el cual había venido con Bayushi-sama de seguro. Pero no participaba en la conversación ni comia de las bandejas de tentempiés dispuestas, sino que vigilaba seriamente la sala. Quedaba mucho espacio disponible; evidentemente, se esperaban a varios mas, aparte de los Magistrados.

El Kitsuki amenizó brevemente el camino de vuelta hasta sus estancias con algunas observaciones bastante obvias sobre los preciosos jardines del Kyuden y, en general, sobre la cuidada estética grulla. Más que nada para así elogiar, de forma sutil, las habilidades de Doji Majime, sin tener por ello que decirlo abiertamente. Al mostrar su propia torpeza hacía brillar más las virtudes de la grulla.

Una vez en sus estancias se vistió con su kimono bueno, que había traido doblado con esmero en su equipaje. Apenas se lo había puesto. Era un kimono de colores pardos pero hecho con algodón en entramado muy prieto, de excelente calidad. Los dragón no gustaban de las extravagantes telas de seda y aquel kimono era un recordatorio que las tierras dragón eran austeras, pero dignas.

Acarició con respeto el mon de su clan, que estaba cosido sobre el corazón.

Salió y esperó a la grulla en el descansillo exterior. Se aseguró que llevaba bien puesto el wakizashi mientras esperaba, a la vez que pensaba donde se colocaría en la mesa.

Sin duda, habrá de ser en el punto más alejado de los anfitriones. Habrá invitados más dignos que yo para ese lugar, y no es el momento de abrir una disputa por ese detalle... Aunque si nos ponemos muy alejados parecerá que nuestro cometido aquí no es importante. Mmmm... Interesante dilema. Hai, debemos mostrar firmeza en este asunto. hacer valer nuestra condición como parte de la magistratura. Quizás eso crea algunas reacciones interesantes...

Al final, por eso, decidió ver qué decidía Doji Majime para actuar. No dejaba de ser su referente en lo tratante a etiqueta grulla.

Cita:

-Si le preguntáis a un Matsu, dadas las historias de su arrojo y coraje obtendréis una respuesta diferente que si le preguntáis a un Akodo, probablemente. Hay un momento para esperar un hueco en la defensa y otro para atacar pretendiendo originar dicho hueco.- Se encogió de hombros - Si le preguntáis a casi cualquier cangrejo, ninguno deseará adentrarse en las tierras sombrías, y si le preguntáis a cualquier Hiruma os responderemos todos que estamos ansiosos por contra atacar... - La última parte le salió del alma en un arranque de vehemencia controlada.
Se encogió de hombros.
-Aunque sin duda me queda por aprender de las artes de la lucha y del resto, estoy lejos de ser un maestro en nada.- reconoció.

Si a la Dama Doji el desparpajo y el contacto del noble Bayushi la habían incomodado, no lo mostró en absoluto. La faz ahora sin maquillaje seguía perfecta, y su cabello blanco, húmedo y brillante, lucía como si tuviera luz propia. 

Anduvo junto al Kitsuki, escuchándole, sonriendo y asintiendo, dándole a entender que agradecía sus comentarios, y que comprendía su intención.

Cuando llegaron  a sus aposentos ambos se separaron, preparándose para la cena y evento de bienvenida.

La llegada a la Sala comedor de los dos Magistrados fue atendida por la bella Koichi sama, a la que saludaron con impecable etiqueta. 

La igualmente bella Majime se había vestido con su kimono más preciado, celeste y blanco como el de las demás Grulla presentes, bordado con filigrana de plata sobre el fino tejido de seda de un modo primoroso. 

Saludó a unos y otros, y estudió veladamente los sitios libres en el círculo preparado para la cena.

Sin aparentar duda alguna avanzó y se sentó dejando un sitio entre el silencioso bushi Escorpión y ella. El sitio libre junto a éste podía ser ocupado por su acompañante Kitsuki dono, si así lo deseaba, o se podía uno imaginar que lo dejaba en deferencia al invitado Bayushi, quien aún no había llegado. A pesar de que habían salido juntos de los baños, y que dudaba que Yoto sama hubiera tenido que dedicar más tiempo que ella, que se había vestido, peinado y maquillado con absoluto detalle, a su aspecto. 

El dragón dudó unos instantes, intentando adivinar cual sería el lugar más adecuado. Colocarse más cerca de los anfitriones que Majime podía parecer una muestra de soberbia. Se iba a colocar en el otro lado pero entonces, quizás por un gesto imperceptible de la cortesana grulla, cayó en la cuenta que podía ser ese lugar uno reservado para Korekiyo.

Con algo de embarzo se sentó al otro lado de dama Majime pero no quería quedar mal con ella por aquello.

Los cardos suben alto,

para robar del sol un rayo,

reservado a flores más bellas.

Musita a ella, pero lo bastante alto como para ser escuchado por los demás.

Al escuchar las palabras de Asako -san negué suavemente con la cabeza a la vez que me sumergía un poco más en las cálidas aguas.

- No creo que tengan ningún acuerdo, es simplemente que demostró cierto interés por la dama cuando fui a buscarlo para ir a ver los cuadros del mausoleo del tercer piso. Yoto-sama no le quitaba el ojo de encima a Koichi-sama mientras esta atendía a los invitados en la comida e hizo algunos comentarios apreciativos hacia ella, que aunque no los considero una falta de respeto, posiblemente hubieran enfurecido a Kakita Hitori - dudaba que el cortesano Escorpión pudiera causar ningún problema de aquel tipo, después de todo, era un cortesano con sobrada carisma.

- Yo también tengo la sensación de que hemos averiguado pocas cosas este primer día, pero creo que vamos bastante bien encaminados. Los cual me lleva a otro punto, hablando del mausoleo - fue entonces cuando un nuevo recuerdo cruzó mi mente - cuando sugerí a Yoto-sama ir a ver las pinturas me pareció que Koichi-sama se ponía nerviosa. Si no fue mi imaginación, me lleva a pensar de nuevo que aquel lugar se esconde algo. De ahí también mi insistencia en hablar con la joven Grulla. Es más fácil hablar con ella que con su hermano y tal vez con las palabras adecuadas podamos sacar alguna información. Siempre, por supuesto, de manera discreta.

Tomé yo también una pastilla de jabón y comencé a lavarme mientras respondía a sus preguntas.

- No creo que sea el más indicado para decidir qué hacer, pero sugeriría que quedáramos mañana a la mañana, descansados, para hablar de todo lo que hemos descubierto hasta ahora y decidir qué hacer. Deberíamos dividirnos y coordinarnos. Esta noche podemos relajarnos en la cena, descansar, y de paso prestar atención a las conversaciones que se den en el lugar. Se suelen escuchar muchas cosas en eventos como estos - contesté negando a la última pregunta - me temo que no conozco a nadie más.