Partida Rol por web

El comentario de Kitsuki obtuvo por parte de la Doji un cabeceo de asentimiento y aquiescencia. 

-Así es, me sumo a las palabras de mi compañero Tadashi san. De hecho, esta es mi preocupación, nuestra preocupación me atrevería a decir. No tanto el aleteo que todos percibimos, sino sus consecuencias. No nos olvidemos que nada es gratuito, nada es casual. No despreciemos el por qué de ese aleteo inusitado. ¿Por qué alterar la tranquilidad de un plácido lago revolviendo con la mano la cristalina superficie, si no es para que acudan peces que pescar? 

Intereses. Todo acababa siempre derivando en esa dirección. Alguien tenía intereses centrados en que los sucesos fueran unos, y no otros. Continuidad versus discontinuidad, paz versus disturbios, ganadores y perdedores. Causas y consecuencias. Pero, aquí y ahora, ¿quién deseaba la muerte de Hitori sama, y por qué? ¿Quién ganaba con ello?

El Hiruma seguía a lo suyo. Una conversación inocua y un tanto insustancial con Mako, aprovechaba paraintentar averiguar por que círculos se movía en las tierras de su clan.

Algún que otro chiste. Y una risilla que otra. Yoshihara no era un gran conversador, pero tampoco era una persona que se dijera aburrida. Le costó no intervenir para apostillar nada, estaba expectante de como iba a manejar la situación el Ikoma.

La verdad es que con el mudo al lado la cosa era complicada, casi podía hablar con exclusividad con Mako, pero sabiendo que el escorpión escuchaba y anotaba todo cuanto decía.

- Pues la verdad es que el mundo más allá de nuestras tierras parece bastante diferente, aunque me lo habían advertido uno no acaba de creerselo hasta que lo ve. - Dijo Yoshihara retomando su anterior conversación con Mako, privada a excepción quizá del mudo a su izquierda  - ¿Cuantos lugares más habéis visitado?  -Se intersó

Seguía la conversación atentamente, sin interrumpir entre ambos. El cortesano Doji no parecía a gusto con la presencia de tantos magistrados en el recinto, y agradecí que mi compañero Ikoma-dono fuera quien tomara las riendas de la conversación, puesto que de haber intervenido yo muy posiblemente hubiera revelado nuestra condición de magistrados de una forma mucho menos sutil que la mostrada por el sabio León.

Mi mirada paseó por la mesa, estudiando las conversaciones que se mantenían privadamente entre unos y otros. Cada uno estaba de alguna forma cubriendo las bases en cuando a que información podríamos sacar en claro de los invitados a esta reunión. Quise ver también que sucedía en la mesa donde los anfitriones se encontraban, habiendo notado la apariencia inicial de ellos, y si ésta seguía presente en este momento o si se había distendido en el tiempo que llevábamos a la mesa.

Sonreí ante el comentario de la dama, parecía que mis palabras estaban causando una buena impresión. Con un suave gesto de agradecimiento acerqué el vaso para que me lo llenara.

- Mis padres y mis maestros se aseguraron de que tuviera una buena educación - comenté levantando el vaso y bebiendo de ella - a partir de ahí las experiencias de la vida y las situaciones complicadas te enseñan a guardar la compostura y medir las palabras. Especialmente si hay una mujer extraordinaria de por medio - estás últimas palabras las dije casi en un susurro, acordándome de mi maestra. Sacudí la cabeza y volví a la conversación.