Partida Rol por web

Legado Oscuro I: Vitae

Capítulo II: Rouge Rhône

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04/05/2016, 22:19
Narrador

El interior de la Iglesia, de gruesos muros y apenas unas rendijas como únicas ventanas, estaba oscuro, sólo alumbrado por los candelabros con velas que, por la cantidad de cera derretida que habían derramado, supusiste que habían estado encendidas toda la noche. La bóveda de cañón, de piedra, soportada por los arcos de medio punto, conferían al ambiente un cariz austero, pero elevado. Como un recordatorio de lo que al pecador le aguardaría de alejarse del camino del Señor.

Había cuatro personas en la Iglesia. La primera que reconociste fue la más evidente: El Padre Claudio. Arrodillado y encorvado frente al altar, ataviado con su hábito de basta lana, parecía rezar fervientemente, murmurando una plegaria tras otra en la lengua de Roma.

Tras él, sentados en el banco de la primera fila, estaban Gina y Dominique Tavernier. La rechoncha mujer tenía la cabeza apoyada en el potente hombro de su marido, que se mantenía erguido. Por lo que parecía, la mujer había caído exhausta después de la que debió ser una noche terrible. El tabernero, en cambio, permanecía despierto, y acompañaba al padre en sus rezos.

El último individuo era Jean-Paul Lestrange, el forastero herido que Justine había estado cuidando. Se había apartado del resto, quizá por decoro, y se mantenía en una oscura esquina, en silencio, con la mirada perdida.

Frente al altar, en un improvisado pedestal hecho con ramas y trozos sueltos de manera, estaba el cuerpo de Eric. Alguien había tenido la decencia de cerrarle los párpados, que, aunque cerrados, permanecían hundidos por la ausencia de los globos oculares. También le habían lavado y vestido con una sencilla túnica de lino. A pesar de todo, las terribles heridas en su cuerpo eran evidentes. Sus manos, cruzadas sobre su pecho, mostraban las laceraciones propias de ataduras. Extraños símbolos grabados a fuego recorrían su piel. A través de la túnica pudiste incluso intuir que sobre su pecho había otro símbolo, mucho más grande y grabado con más virulencia en su carne, pero no lo pudiste ver con claridad.

Te quedó claro, más allá de toda duda, que debió sufrir un tormento terrible antes de morir.

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05/05/2016, 20:09
Justine Lesauvage

Mientras espero allí fuera a que alguien salga, mis pensamientos recaen sobre Eric nuevamente. Murió en la iglesia. ¿Qué clase de persona asesina en un lugar santo? Mi pobre muchacho....
Sentí nuevamente ese vacío en mi interior. Miré hacia la sacristía. Hacía tiempo que la joven Daphné había entrado y no parecía tener ganas de salir.
Volví a centrarme en el entorno, aunque empezaba a aburrieme de esperar y me empezaba a plantear entrar en la iglesia. Un ratito más y entro. Además, tengo frío.

- Tiradas (1)

Motivo: alerta

Dificultad: 8

Tirada (4 dados): 10, 1, 6, 10

Éxitos: 1

Notas de juego

Quedaba feo hacer una tirada a lo loco de alerta. Si no llegaa ser por el éxito, hubiese entrado en la iglesia en este mismo post.

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05/05/2016, 20:41
Elouan Leclair

Aprovecho la cercanía del río para beber un poco de agua fresca. He recorrido tanto camino para... nada.

Vuelvo hacia la Aldea desilusionado, sabedor de que no, no había ninguna bestia mítica a la que cazar y desollar para hacer un buen guiso. "Qué patético todo". Dan ganas hasta de llorar. Estoy de mal humor, tanto, que ni siquiera intento cazar a la liebre que salta corriendo por mi lado, huyendo asustado de mí.

Decido volver sin más demora, para no llegar tarde al funeral de Eric, si es que lo hay. Me paro un momento a recoger unas pocas bayas, comiéndome más que las que guardo en el zurrón y reanudo la marcha.

"Si lo sé, me quedo en casa durmiendo" me lamento. Es hasta probable que luego busque a Reynaud para chincharle, ya que estoy de mal humor.

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06/05/2016, 00:05
Daphné Sabineau
Sólo para el director

Distinguió su figura, y la de tres personas más. Pues no. Dominique no está en la taberna. Supuse mal, será por eso que me dedico a elaborar cerveza.

Avanzó respetuosamente, calmada y sin hacer ruido. Saludó con un apesadumbrado gesto de cabeza al señor Tavernier, transmitiéndole con él que sentía su pérdida. Gina reposaba exhausta sobre su hombro tras velar durante la noche el maltrecho cuerpo de su hijo.

No esperaba encontrar allí a Jean-Paul, pero tampoco se extrañó de verle. Los Tavernier le habían acogido en su casa como uno más de su familia, y gracias a su hospitalidad y a los cuidados de Justine, había conseguido sobreponerse a sus graves heridas cuando nadie creyó que eso fuese posible.

Daphné se arrodilló en la segunda fila de bancos del lado opuesto del pasillo, lo suficientemente cerca para mostrar su apoyo y lo suficientemente alejada para no invadir su intimidad. No podía alcanzar a imaginar el indescriptible dolor que estaría sufriendo el matrimonio. Era desolador. Estaba realmente triste. Rezó una oración por el alma del pobre Eric, para que el Señor le acogiese en el Cielo y pudiese descansar en paz. Luego alzó la vista y se estremeció al ver de nuevo al muchacho, preguntándose en qué había podido el pueblo de Sérézin ofender a Dios para ser castigado con tan extrema crueldad.

Agradeció la oscuridad que brindaban los altos muros, que si bien no ocultaban la verdad, la hacían más soportable. Se preguntaba qué eran esos símbolos, qué significaban, especialmente el que tenía grabado en el pecho, que parecía tener mayor relevancia. No podía verlo bien desde allí, pero no interrumpiría al Padre Claudio que se hallaba rezando frente al altar. Observó alrededor discretamente, por si hubiese algo que pudiera haberle pasado inadvertido la noche anterior.

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09/05/2016, 16:09
Narrador

Tus ojos no captaban nada en particular, más allá de lo que ya habías visto: los tres labriegos, bregando con los grandes barriles de cerveza vacíos, con la marca de los Sabineau a un costado. Los tres hermanos Chastel, durmiendo a pierna suelta en su larga guardia a las puertas de la iglesia, por la que se había colado Daphné en silencio y por la que se irradiaba hacia el exterior un tenue, titilante, resplandor anaranjado, fruto sin duda de velas encendidas.

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09/05/2016, 16:11
Castigo

Notas de juego

Tengo que ralentizarte un poco para ser consecuente con la línea temporal (tus compañeras han hecho poco más que levantarse aún :P), pero te lo compensaré, prometido ;)

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09/05/2016, 16:14
Narrador

El oscuro interior de La Casa de Dios te impedía captar cualquier detalles que, en otras circunstancias, podría haber sido importante. A la luz de las velas, y con la poca claridad que se colaba por los estrechos ventanucos, más parecidos a aspilleras de una fortaleza que a auténticas ventanas, todo te pareció normal.

Unos pasos, con una cadencia extraña, te sobresaltaron lo suficiente como para sacarte de tus pensamientos. Era Jean-Paul, que con su cojera avanzaba desde una de las naves laterales. Llegó a la altura del banco que ocupabas y ocupó un sitio sentándose a tu lado, en completo y respetuoso silencio.

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09/05/2016, 16:18
Jean Paul Lestrange

Tras unos segundos, en los que se santiguó debidamente mirando al altar, aún ensangrentado, y a la cruz que colgaba sobre él, se dirigió a ti, en velados susurros, inclinándose para acercarse más y no tener que alzar apenas la voz para que le oyeras.

- Un auténtico desastre para Sérézin. Pobre muchacho...

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09/05/2016, 18:18
Justine Lesauvage

Aburrida de esperar y con el fresco de la mañana calándose en mi cuerpo, decido entrar en la iglesia. Doy un pequeño rodeo para no despertar a los bravos guardianes y protectores de la aldea.

Lo acontecimientos de la noche anterior han hecho que mi Fe vuelva a disiparse. Una muerte tan atroz de alguien como Eric en la misma Casa del Señor. Aún así, según entré en el edificio, me acerqué a la pila de agua bendita que estaba junta a la entrada y me santigüé con ella. Luego me giré hacia el enorme Cristo que regía la iglesa por dentro y me incliné hacia él en señal de respeto. Todo lo que haría un buen feligrés entrando en la Casa del Señor. No quería que el Padre Claudio notase mi nueva pérdida de Fe.

Caminé lentamente entre los bancos que quedaban en la iglesia, en silencio. Procurando no hacer demasiado ruido. Mi rostro marcaba el dolor y el pesar que sentía.

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10/05/2016, 10:42
Daphné Sabineau
Sólo para el director

La penumbra no permitía ver si había algo más que pudiera ser relevante. Tal vez pudiese volver más tarde, cuando el sol estuviese en lo alto, aunque desde luego, no pensaba entrar a la iglesia sola.

Se hallaba sumida en sus pensamientos, que fluían libremente sobre el silencio, cuando un ruido inesperado la sobresaltó. Jean Paul se sentó a su lado y pocos segundos después se decidió a hablar. Daphné le miró de soslayo cuando se acercó a ella para murmurar.

-Sí, ¡es inconcebible! -dijo entre susurros- ¿quién sería capaz de hacer algo así? Pobre Eric... -añadió apenada negando con la cabeza. Jean Paul había sido guardia antes de llegar a Sérézin. Se preguntaba si alguna vez había visto algo similar, o si había escuchado alguna historia parecida. ¿Colaboraría él con la investigación? -Usted… ¿Cree que atraparán a quien le hizo ésto?

Le interesaba la opinión de Jean Paul. Habría deseado hacer otras preguntas, pero por el momento creyó que éstas servirían para animar al guardia a hablar sin levantar sospechas, ya que la preocupación no dejaba entrever un interés más allá de la misma.

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10/05/2016, 16:42
Narrador

El interior de la Iglesia, de gruesos muros y apenas unas rendijas como únicas ventanas, estaba oscuro, sólo alumbrado por los candelabros con velas que, por la cantidad de cera derretida que habían derramado, supusiste que habían estado encendidas toda la noche. La bóveda de cañón, de piedra, soportada por los arcos de medio punto, conferían al ambiente un cariz austero, pero elevado. Como un recordatorio de lo que al pecador le aguardaría de alejarse del camino del Señor.

Había cinco personas en la Iglesia. La primera que reconociste fue la más evidente: El Padre Claudio. Arrodillado y encorvado frente al altar, ataviado con su hábito de basta lana, parecía rezar fervientemente, murmurando una plegaria tras otra en la lengua de Roma.

Tras él, sentados en el banco de la primera fila, estaban Gina y Dominique Tavernier. La rechoncha mujer tenía la cabeza apoyada en el potente hombro de su marido, que se mantenía erguido. Por lo que parecía, la mujer había caído exhausta después de la que debió ser una noche terrible. El tabernero, en cambio, permanecía despierto, y acompañaba al padre en sus rezos.

Las últimas dos personas fueron las que más te sorprendieron, aunque quzá más por encontrarlos juntos que por encontrarlos allí: Jean-Paul y Daphné. Ambos estaban sentados uno al lado del otro, en un banco al otro lado del que ocupaba el matrimonio de taberneros. El antiguo guardia se mantenía reclinado hacia la joven, susurrándole algo, y ella le contestaba con el mismo tono inaudible.

Frente al altar, en un improvisado pedestal hecho con ramas y trozos sueltos de manera, estaba el cuerpo de Eric. Alguien había tenido la decencia de cerrarle los párpados, que, aunque cerrados, permanecían hundidos por la ausencia de los globos oculares. También le habían lavado y vestido con una sencilla túnica de lino. A pesar de todo, las terribles heridas en su cuerpo eran evidentes. Sus manos, cruzadas sobre su pecho, mostraban las laceraciones propias de ataduras. Extraños símbolos grabados a fuego recorrían su piel. A través de la túnica pudiste incluso intuir que sobre su pecho había otro símbolo, mucho más grande y grabado con más virulencia en su carne, pero no lo pudiste ver con claridad.

Te quedó claro, más allá de toda duda, que debió sufrir un tormento terrible antes de morir.

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10/05/2016, 16:49
Jean Paul Lestrange

El forastero negó con la cabeza, mirando hacia el suelo, antes de contestar, con un tono de voz algo distinto, quizá más alterado que segundos antes.

Lo dudo mucho. Yo habría huído nada más matarlo... Quiero decir - seapresuró a matizar sus palabras - que supongo que es lo que habría hecho, de ser un asesino. Apuesto a que el culpable ya estará muy lejos de aquí.

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10/05/2016, 16:52
Castigo

Notas de juego

Ya que estamos, te voy a compensar ya. Roléame cómo recoges y te comes las bayas. Y ya de paso, aprovechando que el Támesis pasa por Sevilla, hazme una tiradita de Percepción + Supervivencia, a dif 8

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10/05/2016, 17:00
Justine Lesauvage

Después de que mis ojos se habituasen a la oscuridad del lugar, inicié mi marcha hacia el centro de la iglesia lentamente, en silencio. Miré a mis amigos, Gina y Dominique. Sabía que habían dormido algo durante la noche, pero debían estar rendidos los dos. No sabía de donde sacaba Dominique las fuerzas para mantenerse así de firme.

Luego desvié mi mirada hacia Jean-Paul. Me sorprendió su compañía, pero poco me duró la sorpresa cuando le vi susurrarla algo al oido, tan cerca de ella... y luego la joven Daphné responderle. Algo surgió dentro de mi. Celos. Pero no era momento ni lugar para sacar las garras. Apreté mis puños con fuerza y centré mi vista al frente. El Padre Claudio permancecía arrodillado, rezando sin duda alguna.

Frente a él el joven Eric. Mis ojos se ensombrecieron y mis celos se esfumaron al comenzar a ver que le habían hecho. No podía creer que le hubiesen dado una muerte tan atroz. Casi hipnotizada por el cuerpo de quien fue mi amigo y casi un hijo, continué caminando temblorosa hacia él. Mis vista se centraba en el lugar donde antes hubo unos ojos vivos y llenos de energía. Lentamente, iba mirando el resto de sus marcas en el cuerpo.

Paso a paso, iba ascendiendo hacia el improvisado altar. No tenía ojos para nadie más en ese instante. Mis sentidos estaban anulados por la visión que tenía ante mi. Las quemaduras de su cuerpo, esos símbolos... los miré uno a uno, detenidamente, mientras mis dedos se acercaban a tocarlos. No podía ser verdad. Quien y con que fin le haría eso a nadie.. en aquel lugar?

Notas de juego

Marco tambien a Gina, Dominique, al Padre Claudio y Jean-Paul, que no me salen las fotos para hacerlo :P

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10/05/2016, 17:47
Narrador

Los símbolos de su cuerpo eran dolorosamente visibles, pues la piel quemada constrastaba enormemente, como la tinta sobre un lienzo en blanco. Parecían caracteres extraños, de algún tipo que no conseguiste reconocer. Uno parecía destacar por encima de los demás, pues estaba grabado en su pecho, ocupando la mayoría del torso y parte del vientre. Había sido grabado abriendo la piel con poco cuidado, con algún tipo de objeto afilado, y después repasado con un hierro al rojo, como el resto de las marcas.

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10/05/2016, 17:54
Justine Lesauvage

Continuaba como ida mientras repasaba con la yema de mis dedos cada símbolo de su piel, cada quemadura, cada herida. Era como si tratase de memorizarlo todo, o simplemente tratar de entenderlo. Cuanto más grande era la marca, más temblaba mi mano. Procuraba no mirar la cara que acompabaña a tan maltratado y mutilado cuerpo. Si no pensaba en quien era, me resultaba más fácil estar ahí. Y si lograba centrarme sólo en los símbolos y olvidar que era un cuerpo...

Observé con detenimiento lo que sería la obra principal grabada en su piel. Simplemente por el lugar que ocupaba y el tamaño que tenía, se notaba que era la pieza más importante de aquella locura. Mis yemas tocaron nuevamente la piel quemada, sintiendo la rugosidad de las quemaduras en mis dedos. No sabía lo que era. Seguía sin entender nada, pero al menos tendría algo grabado en mi cabeza a parte del cruel estado en el cual quedó Eric. Aquel símbolo que podría delatar al asesino.

Luego deslicé mi mano por el rostro sin vida de Eric, mis ojos iban detrás. Le acaricié con ternura. Sabía que esa era la última vez que vería su cuerpo, al menos tan de cerca. No pude aguantar mucho más, mis ojos comenzaron a empañarse de lágrimas, las sentí deslizarse por mis mejillas mientras notaba aquel intenso dolor en mi pecho. Me abracé al cuerpo sin vida de Eric entre sollozos.

Pagarán por esto... te lo prometo Eric. Le murmuré al cadaver entre llantos y lágrimas.

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11/05/2016, 12:49
Daphné Sabineau

Asintió a Jean Paul. Entendía lo que quería decir, aunque ella tenía cierta reserva en cuanto a eso.

Una silueta avanzaba lentamente pero con decisión por el pasillo principal hacia el altar. Cuando vio a Justine pasar sin vacilar junto al Padre Claudio, sobrepasarle e incluso atreverse a tocar con sus manos el frágil cuerpo de Eric, abrió los ojos de par en par. Le costó dar crédito. Era realmente inoportuno, desagradable y sobretodo intrusivo tocar el cuerpo del pobre muchacho difunto. ¿No se daba cuenta de lo ofensivo y doloroso que podía resultar eso a sus padres? Pensó que por suerte Gina estaba dormida, porque a ninguna madre le gustaría ver tomarse semejantes licencias con su difunto hijo y menos sin buscar siquiera su consentimiento.

Daphné negó con la cabeza, pero no dijo nada. Aprovechó para acercarse pausadamente al altar, de forma respetuosa. Ya no sería ella quien interrumpiese los rezos en caso de que el párroco guardase silencio. Observó el cuerpo de Eric y se fijó en aquel símbolo grabado en su pecho intentando retener el dibujo en su memoria. Miró después si había algo más que llamase su atención, y luego, se santiguó y rezó una oración en silencio. 

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11/05/2016, 15:16
Narrador

Los símbolos de su cuerpo eran dolorosamente visibles, pues la piel quemada constrastaba enormemente, como la tinta sobre un lienzo en blanco. Parecían caracteres extraños, de algún tipo que no conseguiste reconocer. Uno parecía destacar por encima de los demás, pues estaba grabado en su pecho, ocupando la mayoría del torso y parte del vientre. Había sido grabado abriendo la piel con poco cuidado, con algún tipo de objeto afilado, y después repasado con un hierro al rojo, como el resto de las marcas.

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11/05/2016, 23:24
Elouan Leclair

Abro el zurrón e introduzco mi mano, cogiendo un puñado de las bayas que he recogido previamente. La verdad es que nunca he sido muy fan de las bayas ni de cualquier otro tipo de alimento vegetal, en mi familia somos más de carne. Pero como dice el buen refrán Leclair: "No puedes ser uno con el Bosque sin conocer todo lo que vive y crece en él". Bueno, probablemente me lo acabo de inventar sobre la marcha, pero Padre siempre ha sido muy molesto con que tenía que aprender qué me podía matar y qué no.

Nunca he tenido paciencia para recoger bayas con un cuchillo, poco a poco y cortando por bifurcaciones de las ramas, pero tampoco importa mucho a menos que te moleste hacerte cortes con las zarzas. Bah, ¿qué son uno o dos rasguños más? ¡Con suerte, un depredador captará el olor de mi sangre y podré cazarlo!

Decido llevarme una baya a la boca y masticarla, saboreándola, pero sin ingerir. Si no recuerdo mal, Padre dijo que las venenosas sólo infectaban al ingerirlas... normalmente, vaya. "Si sabe picante, escúpela" decía el viejo.

Por suerte, estas saben dulce. Ñam, ñam, ñam

- Tiradas (1)

Motivo: Cuando el río suena... (P+Superv)

Dificultad: 8

Tirada (6 dados): 7, 8, 3, 3, 10, 5

Éxitos: 2

Notas de juego

Y ya de paso, aprovechando que el Támesis pasa por Sevilla, hazme una tiradita de Percepción + Supervivencia, a dif 8

Pe...pero... ¡El Támesis no pasa por Sevilla...! ¿Ya me quieres envenenar? :(

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17/05/2016, 01:49
Daphné Sabineau
Sólo para el director

Observó el cuerpo del muchacho y recordó el extraño sueño que había tenido. Un sueño... con algunas similitudes con los hechos acontecidos antes de dormir. Los guardianes custodiando la ciudad, al igual que los hermanos Chastel protegiendo la parroquia. Los sacerdotes que habitaban en el ziggurat, como el Padre Claudio en su iglesia. Dioses, religión, temor, muerte. De haber conseguido ver el rostro que puso fin a su onírica aventura, ¿tendría alguna pista sobre el autor del crimen en el mundo real? ¿Tal vez había visto algo y no lo sabía? Era poco probable, pensó. Al fin y al cabo, era natural que la fuerte impresión y la angustia vivida por lo acontecido hubiesen desencadenado en una pesadilla. Aun así, observó los otros símbolos marcados en el cuerpo de Eric con más curiosidad que esperanza. ¿Eran caracteres extraños que no reconocía, pero, le recordaría alguno de ellos a la escritura de la tablilla soñada?

Justine se encontraba junto a ella y más allá estaba quien le había robado la mirada a la cocinera, el señor Lestrange. Recordó la breve conversación de la noche anterior en la iglesia. Elouan escuchó que Fiacre no iba a tolerar algo durante más tiempo... ¿De qué se trataría? ¿Qué había estado tolerando? ¿Y qué era lo que el Padre Claudio debía terminar? ¡Caray! Algo había en el actuar del forastero, así lo había llamado el párroco, que no agradaba a estos hombres. ¿Qué estaba ocurriendo con Jean Paul Lestrange?