Partida Rol por web

Karim no deja de sonreír con su gran dentadura, en su gran boca. Parece que ver a Martin contento le hace una gracia especial. Hace todo tipo de gestos con los brazos mientras el otro explica cómo ha hallado su poder.

La situación se calma un poco, y entre las tablas secas, el queroseno de la cantimplora y el cipo intenta prender fuego, para que al menos aquella noche puedan dormir algo mejor, si es que llegan a dormir algo.

Luego, cuando Martin comenta lo de volver a salir, se pregunta si realmente hace falta. Es verdad que no saben que hay fuera, aunque si se encuentra un Vitrux de esos poco podrían hacer, pues no conocen nada acerca de ellos.

Lo peor que puede haber fuera es un bicho feo de esos, pero se ve que alguien no hizo su trabajo, porque no tengo ni la más remota idea de cómo pueden ser. Por el momento me los imagino en plan Alíen, era una peli, creo. Tanto darnos habilidades, y no se les ocurrió darnos datos para cargarnos esos monstruos.

Yo por mi, descansamos, a todos nos hace falta. Pero si que podríamos hacer guardias, aunque suena un poco estúpido. Quizás el fuego mantenga a las fieras alejadas. Creo que eso también lo se de una peli. Que mal rollo.

Karim no está muy dispuesto a salir, pero no iba a dejar a Martin solo, pasara lo que pasara. Además, tenía la sensación, de que quizás le haría falta más de un cuchillo al hombre.

Karim consigue prender fuego con la ayuda del aceite y la insistencia del mechero de Martin, creando una pequeña hoguera cuyo calor y luz ya brinda algo de confort, como si estuvierais en un sitio un poco más cercano a ser seguro.

-Quizá si hervimos el agua y cocinamos la rata eliminemos las toxinas... ¿no....?- propone dubitativa mientras mira con desaliento el animal que Martin ha dejado en un rincón alejado. Se lleva entonces las roñosas manos al vientre como si acabara de notar algo pero al final se limita a resoplar entre dientes.

-Trae aquí- le quita de las manos la cantimplora con agua putrefacta a Karim y se la lleva junto a las llamas, al lado de las cuáles se sienta para intentar llevar a cabo el tosco proceso de esterilización que ha comentado hace apenas un instante.

-A mí no me gusta la idea de que salgáis por ahí a oscuras sin saber ni lo que puede haber. Quizá si nos quedamos aquí y dejamos a los bichos tranquilos se queden durmiendo como nosotros...- recoge un tronco relativamente largo de la pila de "leña" y ata la correa de la cantimplora para sostener ésta encima del fuego. La verdad es que no parece un método muy... fiable.

Miro con curiosidad a los dos hombretones regresar en poco rato, ni siquiera nos ha dado tiempo a llegar a acomodarnos.
Martin trae colgando de una mano una rata sin cabeza que me da bastante asco, y más aún cuando comenta que esa y otras estaban alimentándose de cadáveres.
Menos mal que aquí no había ningún cadáver... pienso para mis adentros ante semejante imagen, aunque no sería el primero que viera... sí lo sería en peor estado, en un estado de putrefacción considerable... Dios... ahora no puedo quitármelo de la cabeza.

Por suerte, sí me lo puedo quitar de la cabeza al percatarme de que también traen algunas cosillas útiles como las cantimploras.

Me acerco a Karim con intención de ayudar en cuanto a lo de hacer fuego, por si hiciera falta -cosa que dudo- mi fuerza para entrechocar un par de piedras, pero sonrío al ver mi ingenuidad al ver que no hace falta.
Miro de reojo a Martin cuando éste menciona algo de haber descubierto su poder. ¿Acaso es un poder lo que tengo yo también? Más bien diría que es un don... La curiosidad me puede y, aunque intuyo lo que puede ser... pregunto antes de pararme a pensar de nuevo en cadáveres putrefactos:

- Oye Martin, ¿y qué don es el que crees que tienes? O poder como lo llamais... - pregunto en voz alta girándome hacia el susodicho. Después miro a Clarisse que permanece callada mirando al resto y la sonrío al cruzar nuestras miradas antes de dirigirme a ella con la misma duda: - ¿Y tú, Clarisse? ¿ya sabes si tienes un don como parecemos tener el resto?

Ante la propuesta de Epsi de hervir el agua pienso que es mejor eso que nada así que doy mi aprobación al "experimento" alzando el dedo pulgar de mi mano derecha hacia lo alto.

Aproveché el tiempo en la casa para limpiar un poco el lugar. Si íbamos a pasar la noche en aquel sitio por lo menos quería hacerlo sin una capa de polvo y suciedad bajo mi cuerpo. No es que me pusiera a limpiar toda la casa (eso habría sido una tarea imposible), pero sí traté de quitar el polvo y la porquería de uno de los rincones, tratando de crear un lugar más confortable en el que tumbarnos a dormir. Me detuve cuando los chicos llegaron para saludarlos, antes de seguir con mi tarea hasta quedar satisfecha. Me dirigí entonces al centro de la habitación, donde estaban encendiendo el pequeño fuego y me dejé caer agotada.

- Lo siento Martin, pero yo estoy con Epsilon. No creo que sea buena idea que andéis saliendo de noche - le dije encogiéndome de hombros - Aunque si me prometes que puedes conseguir algo más que ratas o agua sucia quizás te acompañe - bromeé guiñándole un ojo - Temo que moriremos de sed si no conseguimos algo de agua potable. Fuimos creados para resistir las toxinas de los Vitrus, pero no sé si nuestra genética nos defiende también de cualquier bacteria, y esa agua parece ser un caldo de ellas.

Respondí a la sonrisa de Selene con otra sonrisa, aunque su pregunta hizo que mi expresión risueña cambiara a una más pensativa - No estoy segura... - respondí frunciendo el ceño - ...pero cuando estábamos en aquella sala de datos sentí algo raro. No sé como describirlo. Fue como si supiera que podía manejar aquellos ordenadores, aunque nunca los hubiera visto antes. Sabía como funcionaban, de alguna manera... - me quedé en silencio de repente y le volví a sonreir encogiéndome de hombros - No sé si eso tiene algún sentido... ¿tu que crees?

Alzo una ceja ante la contestación de Karim, diciendo que no le parece buen plan salir a buscar lo que fuera que yo había escuchado. En principio me parecía raro que se negase, pero en seguida el resto de mis compañeros se unen a su voz. Al parecer ninguno tiene problemas para dormir con algo rondando por ahí fuera. Aunque no les culpo, al fin y al cabo ni siquiera puedo estar seguro de si escuché algo o sólo me jugó una mala pasada mi imaginación.

-Vale, vale, es una mala idea salir fuera, captado.- les respondo encogiéndome de hombros ante la "votación popular".- Pero si por la noche algo nos devora a todos os aseguro que no os libraréis de mi bronca ¿entendido?.- bromeo dejando pasar el tema. Total, a mi tampoco me hacía mucha gracia salir a buscar monstruos en la oscuridad.- Y respecto al tema, agua, rata, tal vez tengo ciertos prejuicios, pero es sólo por que he visto esos dos malditos cadáveres. Porque tengo un hambre como para comerme siete de esas.- digo señalando a la rata decapitada.- Y sin agua no duraremos mucho así que supongo que también tendremos que arriesgarnos con eso...- no me hacía ni puñetera gracia tener que beber el agua estancada que habíamos encontrado pero era lo único que teníamos para hidratarnos y tal vez con hervirla bastaba así que...

Sin nada más que hacer hasta que tocara "cenar" me siento en el suelo, con una de las paredes de respaldo, mientras jugueteo con el cuchillo. Entonces Selene me pregunta sobre lo que yo mismo he denominado poder.- Pues...la puntería o lanzar cuchillos.- le respondo con una sonrisa.- Con el cuchillo en las manos tengo la sensación de que puedo acertar a casi cualquier cosa en movimiento o no. Como dijo Épsilon, no es humano.Lo he llamado poder por llamarlo de alguna forma. Lo único que sabemos es que no es normal.-

Epsilon no disimula una sonrisa de satisfacción cuando varios de los presentes apoyan la idea de no salir a merodear por el poblado (o lo que queda de él) y mientras Clarisse y Martin hablan de sus nuevos "poderes" retira la cantimplora del fuego y la deja a un lado para que se enfríe. Evidentemente ahora el recipiente está más ennegrecido quizá haya mermado su resistencia pero de momento sigue entero.

-Estoy de acuerdo con lo de hacer guardias. Haré la primera y le pegaré un trago a la cantimplora. Si mañana mi estómago sigue entero supongo que podréis dar un sorbo cada uno- tras decir eso mira a Karim como si adivinara sus intenciones -Supongo que tú tienes menos riesgo pero por eso mismo que seas el "catador" serviría de poco- espera a que poco a poco os acomodéis lo poco que podéis por el suelo, entre rugidos de estómagos hambrientos, tira otra pata de silla a la chimenea y se queda vigilando los alrededores con mirada escrutadora.

La noche transcurre entre largas guardias y sueños inquietos debido al hambre y la sed. El único que consigue dormir apaciblemente y descansar de verdad es Karim, pero eso ya no sorprende a nadie.
En cuanto empieza a amanecer os empezáis a despertar, pues a pesar de sentiros cansados no estáis tan profundamente dormidos como para ignorar los rayos del primer sol...  y la verdad es que tampoco podríais asegurar cuantas horas han pasado.

Epsilon parece sentirse bastante bien después de haber bebido el agua "hervida" así que tiende su cantimplora a quien lo desee y finalmente se la devuelve a Karim, su propietario original dado que él la encontró junto con Martin.
-Llegó la hora de la búsqueda. ¿Qué tal si nos dividimos en dos grupos? Así iremos más rápido- propone Epsilon mirándoos alternativamente hasta que de repente baja la mirada a sus pies.

Todos lo notáis, el suelo está vibrando levemente con un ritmo inconstante y algunas de las edificaciones más inestables gruñen, como si quisieran quejarse por ese movimiento involuntario.

Me despierto con los ojos todavía pegados después de una noche no demasiado placentera. Entre que el suelo era más duro que la madre que lo parió y el hambre, me he estado despertando intermitentemente durante toda la noche. Durante unos segundos me cuerta  abrir los ojos para acostumbrarse a la luminosidad del día. Los crujidos de mi cuello al estirarme son prueba suficiente para demostrar que dormir en el suelo me deja hecho polvo. Casi hasta me alegro de haber despertado y poder estirar las piernas.

Al parecer Epsilon sigue vivita y coleando después de beber el agua de la cantimplora. Es más que una buena noticia. Cuando termina de beber ella le pido la cantimplora con un gesto y un gruñido. Hasta que el agua no toca mis labios no me doy cuenta de lo sediento que estoy. De hecho tengo que hacer un gran acto de voluntad para no beberme todo el agua.

-Buff...joder. Qué sed tenía. Vamos a tener que encontrar agua potable lo antes posible si no esto va ha ser inaguantable.- digo con un resoplio respondiendo en parte a lo que dice Epsi.- Si me parece buena idea. Si no podríamos eternizarnos. Lo único es...¿cómo nos dividimos? A mi personalmente me da igual...- añado encogiéndome de hombros. Entonces me extraño al ver la expresión de Epsilon cuando mira al suelo. Es entonces cuando me doy cuenta de las vibraciones y las protestas de las paredes de nuestro refugio y los alrededores.- ¿Qué coño es eso?.- es evidente que nadie lo sabe, pero mi pregunta más que eso es una invitación a salir fuera para ver que ocurre...

Karim anda tirado en el suelo, despierto, y mirando a todo el mundo, la gente va espabilando lentamente. Le sobreviene la sensación de haberse ido de acampada con unos amigos, aunque unos amigos con un pésimo gusto por la ropa y el estilo.

Sonríe mientras se los intenta imaginar con ropa de acampada, Martin con un sombrero, Epsi con un uniforme de escolar, pero llegados a ese punto no puede seguir, algo en su nuca le dice que hay algo mal.

Al principio pensó que era su cuerpo diciéndole algo. Sin embargo, iba a más. Se incorporo, y lentamente se puso de pie. En ese momento ya Epsi estaba comentando que pasaba algo.

El suelo temblaba, era una sensación extraña, aunque no perdía el equilibrio, sabía que el suelo, por poco que fuera, era un lugar menos estable.

Puede que sea un terremoto, debemos ponernos fuera, en mitad de la calle, para evitar que nada de esta mierda se nos venga encima.

Karim, una vez más, hace gestos a todo el mundo, organiza una recogida selectiva de todo lo imprescindible sin decir prácticamente una palabra. Aunque no tiene merito, contando con sus escasas pertenencias.

Se acerca a la puerta, y mira si no hay peligro fuera, y sin pensárselo mucho, o dar tiempo a ver bien, sale al exterior. Su mano derecha a la altura de la frente, evitando que el cambio de luminosidad le dañe los ojos, estos buscan por el suelo del porche y la calle próxima, con la absurda idea de ver una grieta gigante que se los valla a tragar a todos.

De buena gana recibo y bebo de la cantimplora cuando Epsilon la tiende a todos al despertarnos. Ella se ve bien, dentro de lo que cabe, pero bien estomacalmente hablando al menos así que confío en que no nos sucederá nada por beber el agua.
El trago me sienta estupendamente, la verdad, y no tengo reparo alguno en demostrarlo soltando un:

- ¡Dios! ¡Qué sed más inhumana tenía, esto es gloria! - exclamo a la vez que sonrío mirando uno a uno a mis compañeros que beben y se desperezan todavía a partes iguales.

O al menos eso es lo que veo que hacen hasta que el suelo empieza a temblar paulatinamente... primero es como un susurro que apenas llama mi atención (no así sucede con otros) y poco a poco el temblor se va haciendo más audible y notable, cada vez más cerca de donde nos encontramos, cada vez más peligroso...
Sigo a Karim con la mirada, no digo nada pero en mi rostro se vislumbra el asombro y el miedo a lo desconocido. Puede que sea un terremoto normal y corriente, sí, pero esto no es la Tierra y quizá aquí ese tipo de fenómenos naturales no se den... y sea otra cosa.

Intento coger algunas cosas como veo que el hombretón hace y luego lo sigo con mucho cuidado mirando bien dónde piso hacia fuera, aunque no quiero ni mirar. No sé qué esperar de todo aquello pero desde luego mi miedo me hace pensar que nada bueno.

Aunque el agua está caliente y sabe un poco a barro para las bocas y gargantas resecas de Martin y Selene supone un buen alivio y de manera casi inmediata notan su mente un poco más despierta, justo cuando las vibraciones acaban de despertar sus sentidos.

Todos acabáis por salir de la casucha llevándoos con vosotros las armas y pocos enseres de los que disponéis y comprobáis como algunas paredes y señales oxidadas caen al suelo cuando las vibraciones aumentan, aunque nunca hasta un grado peligroso que os haga trastabillar.

Miráis alrededor intentando entender qué puede estar sucediendo y por desgracia encontráis enseguida al causante de todo ello: un escorpión de dimensiones grotescas acaba de detenerse en lo alto de una colina cercana, como si contemplara y estudiara el pequeño poblado.

Repentinamente, tras chasquear sus enormes tenazas con las que sin duda alguna podría partir incluso un coche, se abalanza pendiente abajo dirigiéndose hacia la calle en la que os encontráis y arroyando varias casas y demás mobiliario urbano en desuso en su trayecto.
Según se acerca podéis distinguir en sus dos costados unas pequeñas y abundantes escamas verdosas que desprenden un brillo extraño y de aspecto nocivo, similar a la radiación y otras sustancias altamente tóxicas.

Sigo a Karim que es el primero en salir de nuestro pequeño refugio. Durante los pocos segundos que tardamos en llegar al exterior pienso que un terremoto en esos momentos era de lo más inoportuno y engorroso. Para empezar porque los terremotos nunca son buena señal. Y para seguir el poblado estaba hecho verdadera mierda, así que con poca intensidad que tuviera seguramente la mitad de las casas se vendrían abajo, enterrando posibles "tesoros" que podríamos encontrar. Sin embargo una vez fuera, cuando mis ojos pueden ver lo que causa los temblores, por mi mente pasa el mismo pensamiento que posiblemente esté en las cabezas de mis compañeros: Ojalá fuera un terremoto.

-¡Me cago en la hostia!. ¡Joder!. ¡¿Pero de dónde coño ha salido eso?!. ¡Es un puto escorpión gigante!.- mis ojos están abiertos como platos mientras maldigo y blasfemo. Aunque ya no recuerdo casi nada de mi anterior vida hay cosas que se saben. Por ejemplo se que soy un hombre que no se suele alterar ni sorprender por casi nada. Un poco pasota e indiferente. Pero mierda...es un puto escorpión gigante. Creo que cualquiera se alteraría por eso. Instintivamente saco el cuchillo que en esos momentos es totalmente insignificante.- Tenemos que largarnos de aqui, aunque no se si seremos más rápidos que esa cosa. ¿Votación?- digo medio en broma medio desesperado mirando alternativamente a los demás y al enorme bicho. No será un vytros de esos o como se llamen pero desde luego con cuchillos y piedras no veo la manera de hacer frente a esa cosa...

¡Corred, tenemos que salir de aquí!

Karim lo tenía claro, una pelea con un escorpión gigante, con un machete, un lanzador de cuchillos, y quizás el agua rancia de una cantimplora no les iba a ayudar.

En su mente se dibujaron las palabras de Phoena, que si veía a un "ViCHO" saliera por patas, no tardaría ni un segundo en hacer caso de ese consejo.

Empezó a correr en cuanto el descomunal bicho se abalanzó colina arriba. Si todos eran iguales, no seria difícil esconderse de ellos. Ahora ya lo sabía, solo tenía que sobrevivir para poder ponerlo en práctica.

Avanzo hacia a dentro del pueblo, seguido de sus compañeros, y mientras tanto, aprovecho para dar una serie de indicaciones, que si bien le parecían obvias, no perdía nada en explicar.

Debemos de mantenernos en movimiento, porque nos ha visto, nada de entrar en casas, nos las tirara encima. Nada de esconderse, hasta que tengamos alternativa solo correr.

Vio una calle un poco más estrecha, a donde se dirigió, convencido, de que si el animal tenía menos espacio, tendría mas dificultad para atraparlos.

Salí tras Karim y me quedé tras su enorme espalda cuando paró en seco. Con el suelo temblando bajo mis pies y los gritos de Martin me asomo por un lateral de su espalda para ver que, efectivamente... al parecer a martin no se le habían cruzado los cables como había temido en un principio.

Abro la boca, totalmente sorprendida ante semejante gigantesco bicharraco y tardo un poco en reaccionar a causa de ello antes de echar a correr detrás del resto. Espero que eso no sea un Vitrus de esos... porque como este sitio esté plagado de ellos no creo poder llegar viva a pasado mañana.

- No sé si conseguiremos distraerle de este modo... pero va a destrozar lo poco que quedase en estas ruinas. - digo en voz alta corriendo tras los hombres del grupo todo lo rápido que puedo.

Podría lanzarle alguna piedra enorme... quizá pudiera con eso detenerlo... o enfurecerlo más, no sé qué es lo mejor ahora mismo aparte de correr, pienso de pronto dándome cuenta de que mi increíble fuerza puede sernos de ayuda en estos monentos más de lo que lo fue con aquella puerta blindada.
- ¡Chicos, si nos gana terreno puedo lanzarle alguna piedra lo suficientemente grande como para dañarlo con la consecuencia de que se enfadará más... pero quiero que sepais que sé que puedo hacerlo! - exclamo alzando la voz para que todos puedan oírme.

Sé que ninguno queremos llegar a tener que enfrentarnos a semajente bicho pero está bien saber las posibilidades con que contamos.

Apenas me había terminado de despertar cuando mis compañeros ya estaban en pie y dispuestos a continuar con su búsqueda - ¡Dios! ¿Tan pronto? ¿No podemos dormir un rato más? - pensé para mí misma. Estaba agotada, y aunque sabía que era mejor seguir adelante hasta encontrar un lugar más adecuado, una parte de mí misma deseaba seguir tumbada, aunque no tardó en desaparecer. Tan pronto como empezaron las sacudidas me levanté y me uní al resto del grupo. Estaba tan desconcertada como los demás - ¿Un movimiento sísmico? - deduje. Ilusa de mí. Lo que nos esperaba a la salida no era nada en comparación a un terremoto, sino algo mucho más aterrador. Ese bicho debía medir más que todos nosotros, y parecía dispuesto a aplastarnos. Mis ojos se abrieron a más no poder al contemplarlo, al igual que mi boca. El miedo que sentía en ese momento era demasiado fuerte para disimularlo y se podía ver claramente reflejado en mi rostro - ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios mío...! - fueron las únicas palabras que alcancé a decir mientras me daba la vuelta y trataba de correr a toda prisa. Temía que me alcanzara. No quería morir, no ahí, no de esa manera, aunque algo en mi interior me dijera que tenía todas las de perder contra una cosa de ese tamaño.

Epsilon parece dudar un poco más que la mayoría pero al final os sigue a la carrera y de hecho en poco rato adelanta a todos hasta ir en primera posición y empezar a sacaros ventaja. Si consiguiera mantener el ritmo quizá sería la única capaz realmente de dejar atrás a la mole en forma de escorpión que cada vez se os acerca más destrozando la mitad de edificios a vuestro paso a base de golpes de tenazas e incluso de cola.

Pronto os dais cuenta de que esa táctica no os va a servir por mucho rato, no le ganáis suficiente terreno para despistarle y sólo os estáis empezando a agotar.

Así pues llegáis al final de la calle topándoos con una pequeña encrucijada: a vuestra derecha se levanta la colina por la que llegasteis al pequeño pueblucho y en cuya cima quizá encontraríais alguna de esas rocas gigantes que mencionó Selene; recto se extiende un desierto salpicado de helechos y algunas montañas yermas que no parece muy recomendable y a vuestra izquierda comienza otra calle en paralelo a la que acabáis de recorrer.

-Hmph... voy a intentar distraerle, ¡dame impulso!- espeta repentinamente Epsilon acercándose a Selene, la cual no tiene muy claro lo que le está pidiendo. Epsilon le entrelaza entonces las manos y apoya un pie en ellas -¡Lánzame!- grita con un tono imperativo que consigue hacer reaccionar a Selene aunque no sin cierto titubeo.

En otra situación seguro que se hubiera negado a hacer tal cosa pero teniendo a un escorpión de varias toneladas acercándose a vosotros a un ritmo alarmante no se puede decir que tengáis las ideas muy claras así que el cuerpo de Epsilon enseguida está volando por los aires... hasta aterrizar limpiamente sobre el lomo de la enorme bestia, que se detiene repentinamente como si no entendiera lo que acaba de ocurrir.

Sin embargo esa reacción sólo dura un segundo, enseguida empieza a revolverse y su cola con aguijón se eleva peligrosamente para tomar impulso...

Aunque la idea de Epsilon me pilla desprevenida y, dicho sea de paso, cansada de correr y ver que al final no ha servido más que para quedar casi acorralados. De todos modos la muchacha al ver que no reacciono va poniendo mis manos en posición hasta que me doy cuenta realmente de lo que quiere hacer y sin mucho esfuerzo por mi parte la lanzo bastante alto y en dirección al bicharraco.

Espero que sepa caer de pie... como los gatos... pienso mientras sigo su desplazamiento por el aire para comprobar aliviada que así es, tiene la agilidad de un gato, sin ningún tipo de duda.

Yo, por mi parte, sintiendo que estamos acorralados y sabiendo que las piedras más grandes están arriba dudo entre subir arriba a por ellas o intentar lanzar al escorpión cualquier cosa grande que tenga a mano... y que no sea Karim.
Mi vista vuela de un lado a otro buscando entre los escombros cualquier cosa con el tamaño de, por lo menos, un gorila, aunque un coche de esos oxidados me vendría bien... con intención de lanzárselo al animal engrandecido en cuestión.

Como ya había sospechado al principio esa cosa, llamémosla "escorpión", era más rápida que nosotros, y por varias razónes. Para empezar era enorme y con un montón de patas, además ni siquiera tenía que girar ni nada por el estilo...simplemente arrollaba las casas que se ponían delante. Así que ahí estábamos, con la bestia cada vez más cerca y menos opciones.

Mientras pensaba en cual era el mejor paso a tomar en esos momentos, Epsilon decidió tomar la iniciativa. Y de qué manera. Había que tenerlos bien puestos para saltar encima de un escorpión gigante. Y eso es exactamente lo que hizo. Por ello nuestras opciones se redujeron a dos: abandonarla y escapar mientras el escorpión s ela comía o lo que fuera, o luchar contra aquella cosa. Estaba claro cual ibámos a elegir. No se los demás pero yo no habría salido del agujero en el que desperté si no llega a ser por ella. Así que saqué el cuchillo que tenía y me dispuse a enfrentarme a aquella cosa.

Rápidamente mis ojos captaron el objetivo principal: su aguijón. Sobre todo porque estaba preparado para atacar a Epsilon con él. Igual que con la rata alcé el cuchillo para lanzarlo.

-¡Atentos! Esto le va a cabrear...- y el cuchillo voló certero hacia su objetivo. Sabía que eso no le haría gracia albichejo, y lo más probable es que el muy hijo de perra empezara a lanzar pinzazos a todo el mundo. Pero hacía eso o Epsilon podría recibir un picotazo de lo más mortal...

El hombre de color freno en seco cuando Epsi se dio la vuelta. Parecía que tenía un plan, o bien eso, o sus ojos decían de ella que se había vuelto loca. Al verla volar, entendió que era lo que pretendía, y estuvo seguro de que estaba totalmente loca.

No había tiempo para reaccionar, así que improviso. Martin tenía el cuchillo a punto. Así que había que montar una contraofensiva.

Clarisse, busca algo que podamos usar como lanzas, y como armas arrojadizas, vamos a tumbar esa cosa. Selene en cuanto tengas algo parecido a una lanza, vete a por esa cosa.

Giro la cabeza mirando al alacrán con determinación. Iba a moverse.

Yo voy a ayudar a Epsi.

El hombre de color avanzo corriendo contra aquel tanque quitinoso. Su única idea era cargar contra aquella cosa. No estaba seguro mientras sus músculos se contraían y estiraban con fuerza, pero creía que aquella mole no podría tener la atención suficiente para ocuparse de la muchacha que tenia encima, y de él cargando por tierra. Ojala fuera así.

Sin miramientos, cargo su brazo hacia atrás, asió el mango del machete con fuerza, y lo saco en un movimiento circular mientras sus pies frenaban y se deslizaban por el árido suelo de aquel polvoriento pueblo.

Apretó los dientes con fuerza, pues sabía, que el impacto del machete contra la pinza derecha delantera de la bestia iba a ser brutal. Había llegado el momento de medir sus fuerzas contra aquella cosa.