Partida Rol por web

Karim pone todos sus sentidos y empeño en intentar descrifrar el código... y hay que admitir que teniendo en cuenta lo mal que se le da habitualmente la tecnología en esa ocasión ha estado a punto de descubrir "algo", pero no lo suficiente... quizá debido a la presión del momento y al poco tiempo del que disponéis.

"Atención, un minuto para cierre de seguridad hermético"

Avisa nuevamente la voz acompañada de varios chasquidos metálicos y algún que otro derrumbe lejano provocado por los movimientos de las paredes y compuertas que llevan demasiado tiempo inactivas.
Ese protocolo incluye una gruesa puerta que se cierra a vuestra izquierda, provocando un temblor parecido al de la anterior, cuando Selene la dejó caer, sin embargo esta vez varias rocas y tuberías caen del techo.

Karim y su instinto de protección innato se interpone entre ellos y las chicas y éstas contemplan con cierto espanto como varias rocas pesadas le caen encima tirándole al suelo... aunque poco después el corpulento hombetón se levanta con apenas un par de rasguños.

El haber levantado la puerta sin apenas notar su peso me taladra la mente pero me esfuerzo al máximo en concentrarme en correr, en seguir al resto esquivando escombros y doblando esquinas.
Si salgo viva de este sitio ya tendré tiempo de pensar en lo sucedido y sino... no habrá servido de nada comerse el coco.

Tras el susto que me llevo con la voz que avisa nuevamente de que se nos acaba el tiempo y que, para colmo, algunas piedras caen encima del hombre; tras ayudarle a quitárselas de encima (sin mucho esfuerzo entre los dos, dicho sea de paso) me acerco furiosa al panel de seguridad y tras haber estado un minuto entero observando las teclas empiezo a teclear con energía, sin ningún orden en concreto y sin saber si tendrá algún resultado, sin muchas esperanzas que digamos... pero finalmente parece que en algún momento he tocado donde debía y he conseguido algo. Sonrío un microsegundo y sin dejarme llevar por la repentina alegría miro qué sucede ahora.

¿Ya estamos a salvo o habrá más de estos?, pienso algo frustrada por el estrés en que me veo envuelta desde que he despertado en esa rara probeta.

Selene aprieta varias veces combinaciones de números, evitando los que su propio compañero indicó antes lo cuál facilita un poco las cosas. Al cuarto intento consigue dar con la combinación apropiada y la puerta se abre por lo que los tres os lanzáis fuera del recinto sin pensároslo dos veces.

Inmediatamente quedáis cegados largos e incómodos segundos hasta que la vista se os adapta al cambio repentino de luz, momento en el que podéis contemplar el paisaje que os rodea.

Os encontráis en un estrecho cañón árido y de piedras rojizas sin una pizca de vegatación, hace bastante calor pero por suerte parece que está atardeciendo y por ello el sol no resulta tan sofocante. De haber sido mediodía habría sido posible que os quedarais ciegos al salir del laboratorio.

Por un segundo llegáis a pensar que podría tratarse del famoso Gran Cañón del Colorado, aunque no habéis estado nunca ahí os suena lejanamente el nombre y su geografía... pero os dais cuenta muy pronto de que es imposible dado que no hay un sol alumbrando el lugar si no dos. Uno casi escondido entre las montañas y otro que todavía ilumina el lugar prolongando vuestras sombras.

Tenéis entonces unos momentos de tranquilidad y silencio para reflexionar y hablar de lo sucedido. Detrás de vosotros la compuerta vuelve a cerrarse con contundencia y distinguís el sonido de varios derrumbes en el interior del laboratorio, escondido en el interior de una de las grandes montañas escarpadas del lugar.

Algunas rocas y piedras ruedan desde lo alto debido al movimiento del interior así que optáis por apartaros un poco, no sería bueno que después de conseguir salir de ahí os aplaste una simple roca.
Al estar algo más tranquilos os percatáis de que ya no recordáis los nombres ni los rostros de las personas que en teoría eran importantes en vuestras vidas, en lo que vosotros creíais que eran vuestras vidas. Los datos "útiles" como climatología, geografía, historia y demás siguen claros pero los concretos que conciernen a vuestras propias vivencias se disipan con rapidez y probablemente pronto dejen de existir.

Karim busca un saliente un poco más ancho, y parece que cerca de la compuerta ahora cerrada del aquel estrambótico complejo hay uno perfecto, de unos 6 metros de ancho y con escasa vegetación, con cierta cantidad de piedras que podían usarse o bien como escombros o bien para sentarse.

Da un vistazo a su alrededor, aun no tiene claro en donde están, ni muchas otras cosas. Los dos soles le habían quemado la vista durante demasiados segundos, así que se froto los ojos, y se prometió no volver a mirar al menos hasta que el segundo se ocultara detrás de alguna montaña.

Había cosas que le preocupaban, quizás demasiadas, pero no podía centrarse en una sola, y su mente viajaba rápidamente de una a otra. Sin embargo, aunque sabía que había muchas preguntas sin respuestas empezó por lo más obvio. Quien era y que iba a hacer a partir de ahora.

Miro a las dos mujeres. Si bien eran atractivas, guapas, según los cánones que recordaba, ninguna de las dos le resultaba mínimamente atrayente. Y eso casaba perfectamente con las primeras palabras que se atrevió a pronunciar cuando recupero el aliento después de la carrera por las entrañas de la montaña.

Bien, hay muchas cosas que no sabemos. Y seguramente tardemos en conseguir las respuestas. Lo que si tengo claro, es que para mí, ahora mismo, sois mi única familia.

Vio el asombro en las caras de sus compañeras.

Sea como sea que hemos venido a parar aquí, los tres acabamos de jugarnos el culo para salir de allí vivos. Me habéis salvado la vida, y solo espero poder devolveros el favor. Según mi percepción de valores, eso es importante. Solo os tengo a vosotras, solo me puedo fiar de vosotras, y prefiero que sea así.

Después de esta breve pero intensa experiencia tengo claro que este mundo, este lugar, esta vida, no va a ser precisamente un jardín de rosas, seguramente tengamos que luchar cada día por sobrevivir. Y me gustaría poder decir que tengo una familia en la que apoyarme para lograrlo.

Ahora mismo no tengo mayor objetivo que buscar un lugar seguro para pasar la noche. Pronto se irá este segundo sol, y seguramente bajen mucho las temperaturas. Si alguna quiere ahora seguir un camino individual, no me opondré, pero preferiría que siguiéramos juntos.

No sabía cómo explicarse. A pesar de que empezaba a estar convencido de que su vida había sido teleserie, sabía que los valores que sentía, estaban marcados a fuego dentro de sí mismo. Y de alguna manera, sentía que estaba unido a aquellas mujeres. Que tenían que seguir juntos, que encontrar una solución al problema de estar en aquel extraño mundo juntos.

No podía obligarlas, no podía, a pesar de que lo intentaba, explicar lo que sentía y lo que quería. Aun había muchas cosas que resolver. Pero aquella para él, era la más importante.

Sonrío ante el panel cuando éste indica que he dado con el código correcto tras varios intentos y, como el resto, me lanzo hacia fuera sin pensarlo... pero al hacerlo me llevo ambas manos a la cara tapándome el rostro y tratando de proteger mis ojos de la repentina y dolorosa luz.
Noto que alguien me agarra y poco a poco voy apartando las manos para poder ver lo que tenemos delante. ¿Los Cañones del Colorado? pienso aturdida...

Oigo golpes, derrumbes y estruendo detrás nuestro y al ver que el resto se mueven de lugar hago lo mismo. Tras haber logrado salir con vida de aquel recinto no me sentiría muy bien si se nos cayese algo encima por no tener cuidado una vez que ya lo hemos logrado.
Sin embargo tardo un poco en percatarme de que no podemos estar en el Gran Cañón pues al mirar hacia el cielo veo con total claridad dos soles, dos soles, y ninguno de ellos tiene el más mínimo aspecto de ser una luna o satélite del planeta en que estemos.

Sigo a las dos mujeres y el hombre de color a un sitio más tranquilo donde nos sentamos, algo exhaustos tras la carrera, el estrés y la nueva vida que se nos plantea de ahora en adelante. Es cuando estoy pensando en ello cuando Karim habla y me doy cuenta de que, a quienes tanto añoraba hacía escasos minutos, ya no añoro, ni tan siquiera recuerdo sus nombres o caras. Mis recuerdos se están borrando poco a poco y no me gusta, me siento mal por ello, era la vida que me había construído y me había hecho tal como soy...

Asiento ante las palabras del hombre porque, aunque me pese, sé que no tengo a nadie más que a ellos ahora mismo y yo sola no duraría ni dos días por mucha fuerza que tenga.
- Yo... Yo no quiero quedarme sola. Está claro que somos lo único que tenemos ahora, solo nos tenemos a nosotros mismos, hermanos o no, y lo poco que hemos podido averiguar. No es mucho pero estamos vivos... - a veces me cuesta empezar a hablar, especialmente con casi desconocidos, pero noto con cierta alegría que poco a poco voy apartando ese miedo de mi ser y me cuesta menos expresarme con ellos. Me siento sobre un saliente rocoso a intentar descansar aunque sean unos escasos minutos. No tengo para nada claro cuál es el siguiente paso a seguir si la superficie de este planeta es tan peligrosa como Phoena dijo.

La joven de pelo más corto, Selene, responde entonces a Karim:

Tras esto, la mujer toma asiento en unas rocas cercanas y se queda bastante pensativa, pero su estado no dura demasiado porque repentinamente un hombre con el mismo aspecto desaliñado y perdido que vosotros baja de un pequeño montículo cerca de vuestra posición.

Eleva la mano derecha, con la izquierda claramente separada del cuerpo para que no sospechen que oculta algo, y dice:

-Esto...Hola.-

Mi mente había comenzado a asimilar con rapidez todo lo ocurrido. Selene levantando una puerta más pesada que ella, Karim soportando escombros que deberían de haber roto su columna. Eran todos hechos extraños que en otra situación me habrían sorprendido. Pero ahora, estando allí, y sabiendo ahora lo que éramos, podía esperar cualquier cosa. ¿Qué otras sorpresas podrían realizar unos humanos biológicamente alterados? ¿Qué éramos exáctamente?

Dediqué una mirada triste a lo que quedaba del laboratorio. Había desaparecido, y con él las respuestas que tanto deseaba - Debería de haber tenido más cuidado... - pensé mientras miraba al suelo con el ceño fruncido. Si hubiera sido más cuidadosa quizás no habría activado la alarma, ni hubiera puesto la vida de mis compañeros en peligro. Debía ser más cauta a partir de ahora. Ya no estaba en Boston, donde las cosas me eran conocidas, sino en un lugar extraño y desconocido. Si no tomaba precauciones podría acabar mal o hacer que otros acabaran mal, lo cual es aún peor.

Me acerqué a mis compañeros cabizbaja, y tras escuchar sus palabras añadí - Estoy de acuerdo con lo que decíis... y... bueno... quería pediros disculpas. Por mi curiosidad casi acabamos aplastados bajo un montón de escombros... no quiero que os pase nada malo... Lo siento - miré a ambos alternativamente, esperando una respuesta, pero justo en ese momento apareció un desconocido. Me giré hacia él casi por instinto y tras escuchar sus palabras respondí - Hola... ¿Quién eres?

Seguía manteniendo mi posición algo alejada pero completamente a la vista de el grupo ante el que me encuentro. La buena noticia es que no parecen hostiles, incñuso el saludo que me ha devuelto una de las chicas me ha parecido algo soso, aunque claro, al fin y al cabo yo les he saludado de la misma manera. Sin embargo no puedo dejar de mirar al moreno fortachón. No es discriminación, por propia experiencia se que cualquiera que se lo proponga puede matar, el caso es que él podría hacerlo con menos esfuerzo.

Bajo las manos lentamente antes de responder.- No lo se.-respondo de primeras con total naturalidad y con un encogimiento de hombros.- Es decir, antes si lo sabía. Era un tio normal con una vida normal. Pero hace poco me he despertado en una especie de...cosa y tras investigar un poco resulta que todo lo que había vivido no era más que una ilusión o un sueño. Así que ahora no tengo ni idea de qué es todo esto.- sonrío algo forzado. Soy consciente que una historia así es difícil de creer pero no tengo otra.- Estaba dentro del laboratorio ese o lo que fuera y de repente ha empezado a sonar una alarma. He conseguido escapar de milagro. ¿Y vosotros? ¿Qué hacéis por aqui?. ¿Sabéis algo de todo esto?.- termino preguntando y acercándome un poco a ellos aunque no demasiado.

Mis ojos saltan de un individuo a otro. Las chicas son bastante guapas, pero no me fijo en eso precisamente. Mis ojos buscan otra cosa. Un símbolo o tatuaje en su piel, parecido al que yo tengo en la muñeca izquierda...

El hombre de color parece haber vivido toda su vida bajo una presión constante, porque instintivamente asió la barra de metal que llevaba colgada de la seudo chaqueta que se había puesto. El cuchillo que Phoena le había entregado, estaba más disimulado dentro de su bota.

Ser el único armado, no le inspiraba la falsa seguridad suficiente para estar tranquilo, en un mundo que por momentos parecía completamente hostil.

Sin embargo, el gesto acabo tan rápido como empezó. Aquel Hola, tan falto de datos, fue finalmente tan inspirador como extraño. Aquel chico, ese hombre que había aparecido de la nada parecía tan desconcertado, tan fuera de lugar como ellos mismos. Y estaba siendo obvio para él, que sus capacidades sociales estaban bastante mermadas, seguramente a causa del shock de despertar en donde coño estuvieran.

La historia que contaba era tan extraña como familiar. Si no le hubiera pasado lo mismo, jamás habría dado crédito a semejantes elucubraciones, y sin embargo ahí estaba, reconociendo a aquel desconocido como a un igual.

Bienvenido, somos Legión Alpha, Beta y Gamma, aunque preferimos que nos conozcas por nuestros nombres. Yo soy Karim, esta son mis hermanas Clarisse y Selene.

Si tienes un tatuaje como este en la piel, es que perteneces de alguna manera a nuestra extraña familia.

Hablo señalando alternativamente a cada uno de los presentes, para acabar señalando al extravagante visitante y luego a su tatuaje. Que por su color de piel, no era precisamente fácil de ver, al menos de lejos.

Estas solo, ¿no ha despertado más gente de donde saliste?

En algún momento mientras hablaba había desarrollado la teoría de que quizás hubiera un buen puñado de gente como ellos. Quizás los suficientes para hacer una comunidad pequeña, y protegerse de vete tú a saber qué.

Sin embargo cayó en la cuenta, de que el hombre con el que hablaba bien podría ser el que faltaba en la probeta gigante de la sala de donde habían salido ellos, y quizás no fueran más que ellos y el cadáver flotando en formol que habían dejado atrás sin miramientos. Tendría que esperar a ver cómo iban saliendo las cosas, no había que precipitarse.

Una vez sentada me dispuse a relajarme un momento y descansar tras la carrera y el frenético y extraño nuevo poder que había descubierto en mi cuerpo. Sin embargo, sumida en mis pensamientos como estaba no oí los pasos de alguien acercándose.

Me giro con rapidez al oír una vez tras de mi, sobresaltada doy un pequeño brinco desde mi roca-asiento para ver a un hombre jóven con aspecto algo desaliñado y, sobre todo, desconcertado, perdido, sofocado como lo estábamos nosotros tres.

Su escueto "Hola" me confunde más aún. ¿Amigo? ¿Enemigo? Tiene l mismo aspecto de desorientación que mis dos compañeros pero no es oro todo lo que reluce y sin saber dónde estamos no es conveniente fiarse de nadie... ni nada...

O al menos eso es en lo que estaba pensando hasta que el hombre volvió a hablar y casi me pareció que estaba narrando lo que nos había sucedido a nosotros... No tardé en darme cuenta de que puede que fuera cierto, que fuera como nosotros, un proyecto recién despertado de su letargo y sueño laaaaargo.
Aunque tarde no quería perder los buenos modales que siempre había tenido:
- Hola, yo soy Selene. - dije tras las palabras de Karim y esperé no haber interrumpido con ello las preguntas formuladas pues yo también esperaba sus respuestas.

Alzo las cejas ante la presentación de Karim. En un primer momento parecía dispuesto a abrirme la crisma con la barra de metal que portaba, pero en seguida parece no considerarme una amenaza y se vuelve algo más diplomático. De momento sus palabras no me importaban demasiado pero siempre es bueno saber los nombres de los demás. Sin embargo todo cambia cuando me muestran claramente los tatuajes. No eran exactamente igual que el mio pero el estilo era igual. Eso confirmaba que habían pasado por lo mismo que yo. De repente parezco algo más relajado y confiado.

-Así que una familia ¿eh?. Es una buena manera de definir todo...esto.- digo refiriéndome a la situacion en particular.- Bueno al parecer yo también formo parte. También tengo un tatuaje.- les muestro claramente el tatuaje de mi muñeca.- Pero no tengo ni idea de qué legión soy. Si es que soy de alguna.- comento despreocupado. y acercándome un poco más a ellos.- Por cierto me llamo Martin Lorentz, y no, la verdad es que no estoy solo.- añado con una ligera sonrisa girándome hacia las rocas que están sobre nuestra cabeza.- ¡Epsilon, via libre!. También tienen tatuajes...están en la misma situación que nosotros.- vuelvo a girarme al grupo de Karim.- Espero que no os lo toméis a mal. No podíamos saber si erais una amenaza o no, y es mejor tomar precauciones.- añado finalmente refiriéndome a la "emboscada" que teníamos preparada en caso de problemas. Entonces les tiendo la mano para concluir la presentación de forma civilizada.-

Tras el grito de Martin una delgada figura se asoma entre un montón de rocas. Se acerca al borde mirándoos inquisitivamente y finalmente se deja caer, llegando a vuestra altura con un par de ágiles saltos, aunque probablemente cualquiera de vosotros se hubiera partido la crisma intentándolo.

La mujer está incluso más sucia que vosotros, que ya es decir, pero entre mugre y polvo destacan sus ojos azules, intensos y escrutadores. Parece algo menos confundida que la mayoría, o quizá sea que simplemente sabe contener sus emociones muy bien.

-Hola a todos- saluda escuetamente y ni siquiera esboza una sonrisa, se limita a contemplar sin disimulo las muñecas de Selene y Clarisse sin embargo las suyas están cubiertas con unos guantes de cuero -Tenemos que ser precavidos, ni siquiera sabemos donde estamos... Ni a dónde ir- tuerce el gesto al decir esto último y entonces enfunda un tosco y viejo cuchillo entre su ropa.

-Supongo que deberíamos intentar encontrar alguna ciudad- acaba proponiendo encogiéndose de hombros no demasiado convencida.

Karim estaba perplejo pero a la vez emocionado en cuanto el tal Martin nombro que venia con mas gente. Sin embargo solo una joven bajo por el camino por el que él había venido.

Parecia que estaba mucho mas alerta que cualquiera de ellos. Y bueno, no podía dejar de entenderlo. Aunque no se llevaría asi el premio a la persona mas sociable, suponía que todo valia a la hora de sobrevivir en aquel lugar.

No esta mal. Epsilon. No prefieres que te llamenos Epsi, Psi, Sí, o quizás por el nombre que…, bueno, te llamare como quieras pequeña.

En cuanto a lo de la ciudad. Conocimos ahí abajo a una foránea. Parecia una superviviente, una especie de vagabunda, que rateaba lo que necesitaba para sobrevivir. No es que nos explicara mucho, pero al menos nos dijo varias cosas interesantes.

Que no estamos en la tierra. Aunque eso después de ver los dos soles, es hasta fácil de deducir, ¿no os parece?

Hablaba de manera relajada, casi divertida, aunque se notaba que estaba intentando explicar lo mejor que sabia toda la información que tenia. No era el momento de guardarse cosas, y menos con su gente, si es que se los podía denominar asi.

Hace 25 años que intentamos poblar esta planeta, que no tengo ni idea de donde esta, pero no creo que sea marte, ya me entiendes. Lo que pasa es que la raza propia de aquí, son unos aliens llamados Vitras, o Vitros, bueno, algo asi.

Bichos complicados de eliminar, que me da que nos han hecho la vida imposible. Por lo visto no puedes matarlos, sin que un virus nos joda y acabe con nosotros también.

No se como se estructura la sociedad ahora mismo, la verdad, es que no soy ni siquera lo mas parecido a un estudioso, que demonios, sin embargo, se que me dijo que hay caníbales, supongo que serán grupos de tipos armados y peligrosos, y no se si de verdad serán caníbales.

La única alternativa civilizara al parecer es una especie de colonia, llamada Washignton. Menuda coña, como la capital de.. bueno eso da lo mismo.

De repente se callo y empezó a mirar hacia todas direcciones, parecía buscar algo en el aire, alguna pista. No duro mucho antes de hablar otra vez.

¿Y aquí donde cojones esta el Norte?

Aquel hombre recién llegado nos enseña un tatuaje muy similar al que yo también tengo en la muñeca y su historia termina de cuadrar... como si de un puzzle se tratara, pues describe lo mismo que nos ha sucedido a nosotros. Pero al parecer él despertó solo...

Martin es su nombre, intento retenerlo en mi memoria, los de Clarisse y Karim no me han costado demasiado dadas las circunstancias.
De pronto el nuevo llama a alguien y me pongo en alerta. ¿Quizá hemos confiado demasiado pronto y fácilmente? pienso algo asustada.
Hasta que veo aparecer a una mujer, que de unos rápido saltos llega junto a nosotros. Tiene el mismo aspecto desaliñado y sucio que el resto... y, por desgracia, supongo que yo debo estar igual...

¿Epsilon? menudo nombrecito... ¿será que no recuerda el de su vida ensoñada? pienso antes de soltar una risilla en tono bajo ante las palabras de Karim. ¿Epsi? ¿Psi? Me da mal rollo, suena a psicología...

Me mantengo callada antes las palabras del resto pero asiento antes las palabras de la recién llegada y de karim que, sin duda alguna, es el más hablador de entre nosotros tres, lo cual agradezco pues no estoy para muchas palabras.
Hablan de encontrar una ciudad y gracias a la buena memoria de Karim recuerdo las palabras de Phoena referentes a esa Washington, tiene miga la cosa... Marcharnos de un planeta para seguirlo recordando años después de esta manera...

Una vez todo el mundo se hubo callado me doy cuenta de que, a menos que desde su escondite hubiera oído lo dicho, no me había presentado a esa tal "Epsilon" así que levantándome de la roca y alargando una mano hago lo propio:
- Hola Epsilon, encantada, yo me llamo Selene.

Tras la presentación y dado que estábamos a una buena altura me dispongo a taparme el sol de los ojos con ayuda de las manos para intentar dislumbrar en la lejanía, allí abajo, algún indicio de vida humana o no humana. Algo. Si no fuera humano lo mejor sería huir en el lado contrario. De todos modos... tal como dijo Phoena, si no recordaba mal... las ciudades son subterráneas para huir de ser presas de esos Vytrus, y en ese caso no será fácil hallar la entrada a una.

Miré a Martin y a Epsilon alternativamente - Nos tenían una emboscada preparada... y yo saludando tan felizmente... ¿es que no aprendo? - pensé para mí misma mientras observaba la escena con cara seria. La chica tenía capacidades por encima de las normales, eso era evidente por esos grandes saltos que había dado. Eso o había sido programada como una atleta de élite en su "otra vida". Quién sabe. Tampoco eran normales las habilidades de mis compañeros, pero no tenía tiempo para pensar en eso. Ya hablaríamos de nuestras capacidades más adelante, ahora lo único importante era llegar a un lugar seguro.

- Yo soy Clarisse - me presenté, sonriéndo a ambos - Washington está al sureste, así que si alguno tiene una brújula... - dije a los recién llegados - Supongo que no... pero había que intentarlo - me encojo de hombros, antes de mirar al horizonte - Supongo que la única alternativa es orientarnos por nuestra cuenta, aunque en un planeta desconocido puede ser complicado...

Escuché todo lo que tenía que decir el tal Karim. Desde luego le gustaba hablar. A lo mejor en la otra vida era político. Bueno eso es lo de menos. La cuestión es que se mostraba dispuesto a compartir toda la información posible y eso siempre es bueno. Aunque hubo partes que me hubiera gustado que no existieran...Como lo de los bichos.

-A ver...entonces, resumiendo para que me aclare...Estamos en un planeta extraterrestre, que a saber dónde está, que por alguna razón queríamos colonizar y resulta que no podemos porque hay unos bichejos asesinos, que además contagian un virus, que es lo que nos impide vivir aqui en armonía.- digo asimilando todo lo que ha dicho más que otra cosa.- Y por si fuera poco también hay caníbales...Buf...¡Genial!.- termino añadiendo con ironía y encogiéndome de hombros. Probablemente lo que más destilo en este momento es resignación.- Bueno pues a donde quiera que vayamos tendremos que tener cuidado de no toparnos con alguna de esas cosas.- termino dejando el camino libre porque no tengo ni idea ni de a donde ir ni dónde está el norte, así que lo dejo a la elección del grupo.

-Ninguno tendréis un cigarrillo ¿verdad?- pregunto con poca esperanza.- Y ya que estamos ¿Por qué la tia que conocisteis ahí abajo no ha venido con vosotros?.- les lanzo una mirad a los tres y temrino añadiendo.- Es sólo curiosidad...- mejor tener algo de que hablar porque preveo que va a ser un dia largo...

Volví mi vista hacia Martin - No, lo siento. No tenemos más que lo que ves... No hubo tiempo de buscar mucho antes de que el Laboratorio se viniera a bajo - respondí con media sonrisa y gesto de resignación - La mujer parecía bastante solitaria. Quizás no le gustaba tener compañía. Si además tenemos en cuenta lo que somos, yo misma habría preferido ir sola - continúo mientras voy mirando a los demás uno a uno - Somos el resultado de un experimento, y hasta ahora todos los experimentos de ese laboratorio han resultado ser defectuosos. Algunos incluso peligrosos debido a mutaciones inesperadas. Parece que en nuestro caso no han habido errores, pero... ¿te quedarías tu con tres sujetos recién salidos de la probeta para averiguarlo? - le pregunté con una ceja enarcada y una sonrisa - Yo al menos no - finalicé, encogiéndome de hombros.

En el rostro de Epsilon se forma una sonrisa que podría catalogarse incluso de amistosa cuando ambas chicas se le presentan. Devuelve el apretón de manos a Clarisse con normalidad y después dedica una mirada un poco más sorprendida a Karim debido a su facilidad para relacionarse.
-Mientras no me llames Epi creo que me conformaré...- responde un tanto confusa antes de volver a su expresión de seriedad habitual para prestar atención a las explicaciones del grupo.

Martin y ella habían conseguido algunos datos al respecto pero al parecer ellos habían dado con más explicaciones entorno a lo que les había sucedido,y no demasiado positivas además.
-Así que Vitros y personas desesperadas por llevarse algo a la boca, ¿eh? Menuda mierda de mundo en el que nos hemos despertado- declara con una sinceridad aplastante, probablemente diciendo en voz alta lo que la mayoría de vosotros ya habéis pensado varias veces.

-Si estuviéramos en la Tierra podríamos guiarnos por el movimiento del sol pero aquí además de haber dos no tenemos ni idea de porque dirección sale y se pone... Mucho me temo que tendremos que andar a ciegas, al menos hasta que encontremos algo o a alguien. No sé vosotros pero yo no quiero que se nos haga de noche en campo abierto- mira a todos y espera a que más o menos esteis de acuerdo con ella para poneros en marcha sin un rumbo demasiado concreto. Camináis hacia lo desconocido pero al menos no lo hacéis solos.