Partida Rol por web

Halona se lleva a Ren, Yuki y Akira a un lugar algo alejado del resto de la casa. En uno de sus pisos hay una escalera que lleva hacia dentro de la montaña. Hay una gran serie de túneles y cuevas que se extienden por el interior de la misma. Probablemente haya aprovechado parte de la estructura de las mismas para crear el resto de la casa. Tras unos minutos de andar por cuevas oscuras con un par de candiles... Llegan a una sala circular bastante grande. El suelo es de arena y se escucha el crepitar del agua. Dentro de la misma cueva parece que hay otra catarata por algún lado.

-Este sitio estará bien. Los Monjes y yo misma venimos aquí a practicar y meditar cuando lo necesitamos. Si ocurre algún incidente, es mejor que estemos en un sitio amplio y sin posibilidades de hacer arder nada. Bien, decidme... ¿Qué queréis saber primero sobre los Kamis Salvajes? ¿Cómo obtuvisteis el vuestro?- Parece que Halona quiere algo de información antes de empezar. Y qué tipo de preguntas querrán hacer.

Sigue a la anfitriona a través de los canales y pasadizos bajo la montaña. "Ciertamente impresionante", piensa para ella misma. ¿Cuánta gente habrá necesitado para lograr todo esto? Igualmente permanece callada hasta que el silencio es roto por Halona. Mira al resto y asiente, es el momento de encontrar información sobre estos agradecidos Kamis. 

- Si se me permite entonces, comenzaré yo. Dice respirando hondo, la información que busca y sus dudas acerca de este poder que ha sentido desde hace tiempo está apunto de ser resuelta, en mayor o menor medida. 

- Mi primera duda, y supongo que es la que todos nos preguntamos, es... ¿Qué son realmente los Kamis Salvajes? Es decir, la explicación que nos dio fue bastante breve para entenderlos como me gustaría. Termina mirando seriamente a Halona.

- Por otra parte, Honorable Gaijin, ¿Cómo podemos comunicarnos con ellos o pedir su bendición en situaciones que lo necesitemos? 

- Este Kami Salvaje que está conmigo, se ligó a mi tras leer accidentalmente un pergamino. Fue años atrás, durante un ataque a mi hogar, en territorio Fénix. Parece que el simple hecho de contarlo, le trae muy malos recuerdos y se le traba la lengua de vez en cuando nerviosa por rememorar la trágica noche. 

- Hasta hace poco no se manifestó, durante el combate contra la aberración del Jigoku. Fue ahí cuando me brindó de nuevo su ayuda y aun no se lo he podido agradecer como es debido. Dice apoyando la mano en el corazón. 

- ¿Hay alguna forma de comunicarnos con él? Dice para finalizar el interrogatorio. Permanece callada y atenta a escuchar todo lo que la sabia Gaijin les puede enseñar. 

Akira camina por los túneles observándolo todo con esa curiosidad innata suya. ¿A dónde llevarán? ¿Por qué están así construídos? Mira que no le gustan nada las cuevas y los pasajes subterráneos, pero esa mujer, Halona... La verdad es que la gaijin se lo ha montado muy bien en su hogar.

-¡Bueno, bueno, Halona-san! Intentaré hacer lo que pueda con eso de no hacer arder nada.- Cierra un ojo y sonrie un poco, algo divertida por su comentario. Lo adhiere, pues no tiene idea alguna sobre cómo pedir ayuda a ese kami salvaje. Cuando se dispone a contar su versión de lo sucedido y las preguntas que tiene, Yukinaku se le adelanta, a lo que ella asiente con la cabeza.

-Mis preguntas van dirigidas al mismo cauce que Isawa-san. El método por el cual todo empezó es bastante similar... Durante la pelea contra la criatura que describió Jake-san el pergamino que portábamos atrajo repentinamente mi atención. Sentí un profundo calor en mi interior, y al tomarlo y leerlo puede ver palabras como... "Ira. Fuego. Pasión. Llamas".- Dice cada una como con mucha energía, recitándolas. -Esas palabras me resultaron muy inspiradoras, y entonces tanto yo como el pergamino nos prendimos fuego. Sin quemarme, he de decir. Todo duró hasta que acabamos con la amenaza.

Halona asiente un poco y responde finalmente.- Los Kamis salvajes como dije han aparecido en este mundo tras nuestra llegada. Son Kamis algo más inteligentes de lo normal, que al sentir afinidad con un humano parecido a ellos se adentra en su cuerpo, usándolo de recipiente. No es nada malo, pero lo que aporta es el hecho de tener una conexión con un Kami permanente. Como sabéis, los shugenjas los invocan del entorno para hacerles plegarias y que hagan hechizos por ellos. Podéis verlo como una relación en la cual si lo manifestáis, el Kami hará cosas por vosotros sin necesidad de ser shugenjas.- Pausa un momento, sacando una pipa para fumar.

-Yo he creado bastantes Kamis Salvajes. Solo hay que infundir a un Kami normal con vida. Es un proceso simple pero muy agotador.- Señala a Yukinaku y Akira.- Los que están dentro de pergaminos son obra mía. Hace años tuve una aprendiz. La que ahora mismo es el Oráculo del Fuego. Le entregué varios pergaminos de Kamis de agua, fuego y aire. Era una Fénix, así que es probable que los que tengáis sean cosa mía.- Para de nuevo, dando la primera calada tras encenderla.

-Los Kamis necesitan de la energía del individuo para vivir. No obstante, fueron creados por la naturaleza como un arma de Rokugán para combatir mejor el Caos, por lo que darle energía caótica en grandes cantidades o de forma constante puede llevar a su conversión en un Kensen. Que teóricamente no es algo malo, pero os "manchará" a menudo y todo eso a lo que le tenéis miedo.- Inhala y exhala echando humo al ambiente.

-Por lo pronto, lo que tenéis que hacer es limpiaros del Caos que tengáis si queréis que funcione bien. Si no os importa que sea un Kensen pues seguid así.- Mira al techo y recapitula.-¿Vais entendiendo de momento?

Escucha atentamente a la Gaijin y cuando termina traga saliva asintiendo a lo escuchado. -Mmm... Ya veo. Así que es así como nacieron los Kamis en nuestro interior. ¿Y, cómo podemos limpiar la mancha que ha corrompido nuestro ser? Dice por un momento pensando en lo que dijeron tiempo atrás, cuando comentaron que la Mancha y el Caos no son malos y que este tipo de comentarios es lo que hace más fuerte su poder. 

- Perdone, quería decir... ¿Cómo podemos quita el Caos de nuestro interior...? O, en su defecto, ¿Cómo podemos utilizar ese Caos en nuestro beneficio? 

Vuelve a tragar saliva, lo que acaba de decir es totalmente Blasfemia con todo lo que le han enseñado desde que nació. -¿Y cómo podemos implorar el poder de estos Kamis cuando lo necesitemos? No creo que una plegaria sea suficiente ¿Verdad? Dice mientras calla tras terminar con las preguntas respecto a los Kamis. Al menos... De momento. 

Akira cierra los ojos y deja escapar una sonrisa leve al ver que Yukinaku le quita las preguntas. Esa fénix hambrienta de conocimiento... Los comentarios cargados de tópicos que su madre le enseñó tienen gran parte de razón, pero por suerte a Akira no le podrá sacar ni una pizca de conocimiento sobre magia gaijin.

Principalmente porque por saber, no sabe ni qué hacen sus shugenjas. Cosas con Kami seguro, y seguro que de alguna forma tradicional gaijin. Oh, y es muy posible que monten a caballo, por supuesto.

...

-Estás muy callado, Ren-san. ¿Cómo fuiste bendecido tú?- Le da un suave codazo amistoso en el brazo una vez Halona acaba con su exposición. Es hora de comentar y preguntar, tal y como ordena su voluntad en estos momentos.

-¿Quién es la oráculo del fuego?- Pregunta con mucha curiosidad arqueando ambas cejas. Luego se rasca la mejilla y mira hacia otro lado. -Pensándolo de forma severa... los títulos son realmente complicados para conocer la identidad de alguien, ¿no creéis? Aún no sé quién es el campeón esmeralda que nos mandó al norte, qué cosas...

Volviendo al tema. Estoy entendiéndolo, Halona-san. No deseo que Kami-sama se vuelva un Kensen, aunque tras la batalla contra la impostora temo por su seguridad... ¿podría decirme si está bien y cómo puedo ayudarle? En ese momento de necesidad, su fuerza no solo fue poderosa; también inspiradora.

-Sus llamas recorrieron tanto mi piel como mi alma. Me sentí capaz de hacer cualquier cosa, que la llama de mi vida no sería apagada bajo ningún concepto.- Mira hacia arriba muy filosófica. Luego baja la mirada y sonrie con los ojos entrecerrados, como enternecida o simplemente muy contenta.

No me gustaría bajo ningún concepto que una sensación tan increíble se viera corrompida.

Halona mira a ambas sonriendo levemente. Inhala y exhala de su pipa.- Para aprender a controlar el Caos, creo que Jake iba a dar una clase mañana o pasado. Vuestros Kamis estarán bien mientras no tengáis mucho Caos dentro vuestra. Por ahora el nivel de ambas es bastante bajo, por lo que podéis estar bastante tranquilas.- Echa una buena bocanada de humo, dándole forma de círculo.

-Para invocar el poder del Kami Salvaje tenéis que sentirlo dentro vuestra. Una vez notéis esa sensación tenéis que darle energía. Al principio os resultará algo raro, pero a medida que lo vayáis haciendo sentiréis que es algo muy natural. Para eso estamos aquí, para que practiquéis un poco.- Mira hacia Akira, cambiando un poco de tema.- Es el poder del nombre y los títulos. Uno pierde su individualidad al ocupar un puesto. Deja de ser alguien para convertirse en algo. Pasa a ser... "La Emperatriz" o "El Oráculo". Creo que se llamaba Isawa algo. No lo recuerdo, hace años de ello.- Pausa de nuevo, esperando sus respuestas.

Ren mira a Akira de reojo sonriendo entre dientes.- Tendrás que convencerme algo más para que te diga eso, lo siento Akira-San.- Sonríe socarrón de perfil.

Escucha atentamente las sabias palabras de la Gaijin. Entonces cuando termina su explicación, ella misma trata de concentrarse y sentir a su viejo amigo y Kami interior tratando de invocarlo. Visualiza aquel combate a vida y muerte, tratando de ponerse en situación. Es claramente una situación rara, pero igualmente lo trata de invocar. Cierra los ojos, respira hondo y va a ello. 

Posteriormente, abre los ojos y mira a Halona-dono. -¿Tienen nombres estos Kamis en nuestro interior? La verdad creo que, sería un buen acercamiento ya que vamos a estar mucho tiempo juntos. Dice mirándose el pecho. 

- Ya veo, sobre la clase de mañana, participaré sin duda. Al igual que mi honorable compañera, no me gustaría que los Kamis Salvajes que portaran se volvieran Kensen. 

Luego mira a Ren y a Akira esperando ver como se desarrolla la situación.

- Otra duda que tengo sobre los Kamis, ¿En algún momento pueden abandonarnos por alguna circunstancia? ¿Cuántos pergaminos existen en total? ¿Sabes de alguien que los esté buscando o sepa de ellos? Además de la "Oráculo". En mi Clan, alguien los trató de robar e invadieron mi hogar, dejando como consecuencia la muerte de mi madre. Necesito saber quién fue y limpiar su honor y el de mi familia. Si supieras algo al respecto me gustaría escucharlo Halona-dono. Dice muy seriamente con una mirada bien despierta. 

Akira se cruza de brazos y asiente ante las palabras de Halona sin más dilación. -Hai, hai. Por supuesto que acudiré a esas lecciones. Me alegra saber que mi nuevo compañero se encuentra bien.- Le ha salido algo de alegría al mencionar ese tema, alegrándose que su fuego se encuentre incorruptible.

-Sentirlo dentro nuestra...- Por un momento se le pasa por la cabeza un chiste verde, pero decide ignorar sus pensamientos y reirse mentalmente. -¡Ah, comprendo! Es como una especie de meditación, ¿no? En ese caso es hora de ponernos a practicar, Yukinaku-san, Ren-san.- Levanta solo un poco el puño como si les animara a hacer lo mismo, reflexionando ante las palabras de Halona.

-En eso tiene razón... ¿sabe usted quién es el campeón esmeralda por curiosidad?- Estaría bien acabar con todas sus dudas, pero está segura de que no va a correr esa suerte. Lo que le hace mirar a Ren de reojo es su respuesta típica de playboy, entrecerrando un poco los ojos. -Oi, oi... Ha sido Halona-san quien preguntó, no seas así, Ren-san.- Niega despacio haciéndose la indignada.

Ren sonríe mirando de reojo hacia Akira, no añade nada más que concentrarse al igual que Yukinaku. Ambos fallan en su concentración y consecución de objetivos, no consiguiendo manifestar al Kami.- No se pueden perder hasta dónde conozco. No he tenido el honor de ver ningún caso así al menos. Los Kamis llevan esxistiendo más de cuarenta años, es bastante probable que la información se haya ido filtrando, bastantes conocen de su existencia a estas alturas, pese a ser algo secreto. No tienen nombres en principio, pero sería buena idea que se los dieseis para así poder haceros una mejor imagen mental de ellos.- Pausa un segundo, tomando aire una vez más.

-Ven entonces mañana a la sesión de Jake, Yukinaku-San, será aquí también. Pero algo más temprano. Por ahora lo que haremos será que os concentréis lentamente en sentirlo y darle un nombre. No hace falta que lo manifestéis hoy, pues tienden a salir más facilmente en situaciones de estrés, no tranquilidad.- Mira sonriendo a sus pequeños alumnos, con la pipa en la boca.-Adelante.-

Akira asiente de forma tozuda con la cabeza y cierra los ojos empezando a hacerse una imagen mental. Ha dicho que ponerle un nombre sirve, ¿no? Pero el primer paso es imaginarse cómo es ese kami... Ese kami que representa su voluntad y su pasión llameantes en ese momento de discordia... ¿en qué simboliza Akira su voluntad?

¡Claramente en un caballo! Y si el kami es de fuego... ¡en un caballo de fuego!

Akira empieza a darle forma a esa imagen a su mente a la vez que mezcla kanjis con intención de crear un nombre para semejante criatura. Umahi... si, ¿por qué no? ¡Suena bien! Por lo tanto, Akira empieza involuntariamente a motivarse dada su gran capacidad para crear nombres -como su Kaminari, claramente-. ¿Quizás semejante decisión puede ayudarla a representar al kami salvaje de alguna forma?

Asiente finalmente a la Gaijin algo decepcionada por no encontrar más información y detalles de su objetivo. Trata de mentalizar la forma que tendría su pequeño amigo mientras cierra los ojos. Al estar rodeado del maravilloso paisaje por el que pasaron para llegar aquí, no puede evitar sino imaginarse a ella rodeada de ese agua, haciendo que el propio Kami sea el agua que fluye en su interior. 

- Ya veo, gracias por todo Halona-dono. Mañana sin duda asistiré a la clase de Jake. Seguramente sea más valiosa información y nos haga abrir más los ojos en todo este asunto que nos acontece de la Mancha y el Jigoku. Hace una reverencia bastante notoria y se despide pues aun con la imagen en la cabeza.

Días más tarde, busca a Halona por la casa esperando tener una conversación más privada. Por otra parte, busca a Niou también para unirse, si lo encuentra, si no decide ir sola apoyada en su Bo y cargada de determinación. Va lentamente observando rastros de la Gaijin hasta encontrarla. 

Al verla y como siempre, hace una gran reverencia a la misteriosa joven. -Saludos Halona-dono, llevo un rato buscándola. ¿Cómo está? Dice observando que está haciendo, se disculpa entonces si la ha interrumpido con algo que estuviera haciendo. 

Halona estaba en una de sus bibliotecas leyendo un libro, sentada en una mesa. Cuando la joven énix se le acerca parece de todo menos molesta. Hace un gesto para que tome asiento junto a ella nada más verla llegar, suponiendo que quiere hablar con ella, como casi todos.- Bastante bien, entretenida en mis lecturas matinales. ¿Y tú joven Yukinaku? Lamento que haya tantas escaleras en esta casa, es el problema de una distribución basada en las cuevas naturales que había de antes.- Hace una clara referencia a lo que pueda molestarle por su pierna, sin querer ofenderla.

Si tomase asiento, le ofrecería una taza de café que tiene ahí. Si lo prueba, está bien amargo, y seguramente sea la primera vez que toma algo así. Pues ahora no caigo si había café en Rokugán.

Niega con la cabeza levemente mientras se acerca y sienta junto a la Gaijin. Acepta humildemente la taza de café, bastante amargo sí. Pero de cierta forma, es un gusto. -No se preocupe, su hogar es muy acogedor. La verdad es que me gustaría hablar, sí. Saber un poco más sobre usted y su vida aquí. Quizás pueda ayudarme un poco en entender lo que nos puede acontecer pronto. Dice haciendo una pausa volviendo a tomar un poco de café. Cada vez que lo prueba hace un gesto aún acostumbrándose al amargo y cálido sabor de la cafeína. 

-Si no es mucha molestia, ¿qué le parecería contarme un poco sobre usted? Es decir, si no le parece mal. Usa un tono totalmente respetuoso y calmado. Mira fijamente a la Gaijin esperando escuchar su historia. Le ha gustado simpatizar con una extranjera que sin duda, está ayudando a sus compañeros y a ella en el descubrimiento de una profunda verdad, la existencia y todo lo que está ocurriendo fuera de Rokugan y otros mundos. Pone las manos juntas, algo nerviosa, sin saber que va a decir la extraña Gaijin, ¿puede ser producto de la taza del extraño líquido? Quien sabe, aun es pronto para discernir entre eso o la propia situación. 

-Además, me da mucha curiosidad lo que comentó días atrás con Utaku-san y Ren-san sobre aquella samurai Isawa con la que tuvo contacto hace tiempo. Me gustaría escuchar si se acuerda como empezó todo y si abristes sus ojos como con los nuestros. Finalmente permanece callada esperando que la Gaijin deleite sus oídos con sus sabias palabras, esbozando una leve sonrisa. 

Halona ladea un poco el gesto con cara extrañada cuando le dice algo así. La verdad es que no está acostumbrada a que una samurái sea tan directa con ella o al menos de esa forma.- Pues... No sé. Dime, ¿Qué es lo que quieres saber? Mi vida es demasiado larga como para empezar a contarla aquí tan repentinamente, pero si me dices más o menos sobre qué tienes curiosidad podría quizás satisfacerte.- Sonríe levemente, bebiendo un poco más de café.

-Era Isawa Nako, la conocí en una corte Fénix a la que fui con Setsu-San. Era bastante joven en aquel momento, y desde entonces mantuvimos el contacto. Al menos hasta hace un par de años. Admito que mentí cuando estaban todos presentes, pero no era algo que pudiera decir a la ligera, por su seguridad sobretodo.- Da un sorbo suave.- No es que no me fíe del grupo, simplemente no os conozco a algunos lo suficiente aún. Tu eres Isawa, por lo que mereces saber algo que sucede en tu familia. Actualmente es la Oráculo de Fuego.

Niega con la cabeza sutilmente. -Ya veo. Siento haber sido tan directa por la forma en la que he preguntado. Dice con cara seria tras observar la reacción de la Gaijin. -Los nervios y sobre todo la tensión de todo lo que hemos aprendido estos días hace que nuble mi juicio y sea un poco más impulsiva. ¿Quizás haya sido por la clase de Jake sobre el abandono del Bushido? -Así que Isawa Nako... Hace un gesto pensativo tratando de recordar y sí, el nombre le suena pero nunca tuvieron contacto directo. -Muchas gracias por compartirlo conmigo. Es un honor saber que velaba por un anterior miembro de mi clan. Dice haciendo una reverencia. 

Yuki anda frente a Halona, sentada en el sofá tomando también un sorbo absorta en sus pensamientos. Finalmente parece que se percata de algo que la despierta de su trance. -Si no he escuchado mal, ha dicho que hubo contacto hasta hace dos años. ¿Qué quiere decir con eso? Dice parpadeando, ¿estos dos años perdió contacto? o ¿simplemente se alejaron por diferentes responsabilidades? 

-Por otra parte, pude observar que usted conoce muy bien a los Kamis que velan por Rokugan. Los samurais como yo, conocidos como Shugenjas, oramos por sus bendiciones en el combate. Dice sacando un pergamino azul de sus ropajes. -Los honorables Kamis también velan por usted, Halona-dono. Da un suave sorbo al café terminando la taza. -¿Ha probado a pedir sus bendiciones en alguna circunstancia? Menciona curiosa entregando el pergamino a la Joven Gaijin. -Perdone de nuevo si he sido descortés. Lo cierto es que impone más estando nosotras solas que reunidos con el grupo. Vuelve a realizar de nuevo una reverencia, esta vez más notoria en señal de respeto. 

Halona no puede evitar sonreír y reirse un poco ante la total franqueza y sinceridad de la samurai Féniz que tiene delante. La verdad es que parece sorprendida gratamente.- Simplemente por causas de la vida no teníamos mucho de qué hablar desde entonces. Ella tiene más responsabilidades ahora que antes.- Se encoge un poco de hombros bastante tranquila y afable.- Llevo años estudiando a los Kamis de este mundo, por lo que sé bastante bien como funcionan. No obstante, nunca he tratado de realizarles plegarias ni nada parecido. Ni es mi estilo ni mi tipo de magia. Prefiero seguir usando lo que sé de momento.- Cierra los ojos para dar un sorbo más a su taza, en tranquilidad y sosiego.

-Y no tienes por qué preocuparte, mantente tranquila. ¿Vale?- Le dedica una sonrisa hasta casi maternal, a la vez que aprovecha para acariciarle un poco la cabeza suavemente. ¿Contacto físico? ¿Qué es esto? Ayayayayay...- No tienes por qué preocuparte, nadie va a hacerte daño aquí. No tienes que disculparte- Sus palabras ante todo suenan sinceras, con voz dulce y suave.