Partida Rol por web

Subis por las escaleras y salís a la alacena de la cantina de Fher, allí está todo como siempre excepto por un detalle, no se oye a nadie dentro del local, salís con cuidado y ahora si que empezais a escuchar ruido de gente pero viene de fuera, el barullo viene de fuera. Gritos de angustia y socorro, y además escuchais algo así como rugidos, voces de gente rasgadas gritando cosas como -Seremos legion, unios a nosotros- ya os suena haber escuchado ese tono y la sangre se os hiela al volverlo a escuchar.

Mirais por la ventana y veis como al menos 15 endemoniados están asediando el pueblo, hay sangre por todas partes, gente en el suelo muerta o inconsciente, algunas personas están de pie quietas, totalmente inmóviles como esperando una orden.

Y también veis a vuestros amigos. Kuroe trata de cargar a Rikard que está inconsciente en el suelo, pero por nervios o falta de fuerza veis como no puede con él.

Por otro lado Pamaret está corriendo perseguida por un endemoniado, se está alejando bastande del centro de la lucha.

Pamaret comienza a correr y consigue dar distancia pero no es suficiente, el demonio a pesar de no darle alcance sigue corriendo tras de ella. Siguen corriendo y veis como se pierden en la distancia.

Kuroe trata de cargar a Rikard sobre sus hombros, pero por mucho que lo intenta no consigue cargarlo, de hecho en una de las ocasiones no puede con el y Rikard cae al suelo dandose un pequeño golpe en la cabeza.

La situación es caótica muertos alrededor, sangre, algunas personas están de pie quietas, totalmente inmóviles como esperando una orden.

Los endemoniados cargan contra Kuroe y Rikard, se lanzan hacia ellos gritando y escupiendo sangre con los ojos desorbitados.

Por fin abandonábamos la inseguridad de los túneles de la prisión; llegar a la lacena de la taberna me había levantado el ánimo -Parece que por fin esto empieza a mejorar compañero- le dije con optimismo a Adarian, aunque poco duró. En cuanto llegaron a mis oídos los primeros sonidos de tumulto, el poco ánimo que había recuperado volvió a caer en picado.

Observé desconcertado por la ventana el caos que imperaba en el exterior y bloqueado miré al paladín con desconcierto -¿y ahora qué?- le musité sin ser capaz de ver luz al final del túnel. 

Sin duda era una situación desesperada y teníamos que hacer algo ya. Las opciones buenas eran inexistentes, pero siempre sería mejor un mal plan ejecutado ahora que uno bueno mañana, cuando ya no tuviéramos compañeros a los que ayudar.

Así que echando mano del valor y la fuerza que aun me quedaban me encaminé decidido a la puerta diciéndole a Adarian -voy a ayudar a Kuroe a cargar a Rikard, en cuanto entremos bloquea la puerta con algo- sabía que así estaríamos atrapados, pero al menos seguiríamos vivos, todos. Y sin dudar un instante abrí con nervio y corrí hacia nuestros compañeros -¿no se os puede dejar solos un momento?- dije con cierta sorna mientras trataba de ayudar a Kuroe a agarrar a Rikard -volvamos a dentro, !deprisa¡

Cogeis a Rikard entre los dos y comenzais a correr llevando a Rikard en medio, no obstante al girar la cabeza hacia atrás veis que el peligro no se ha ido. Todos los endemoniados os observan antentamente mientras os vais relativamente rápido, pués un peso muerto siempre es pesado.

En cuanto atravesamos el umbral de la puerta dejo a Kuroe cargar solo con nuestro compañero y rápidamente me dirijo a Adarian -¡deprisa! tenemos que bloquear la puerta con lo que sea- le dije mirando las mesas y los bancos de la taberna.

Me dediqué al instante a arrastrar la mesa mas cercana hacia la puerta diciendo -habrá que ponerle al menos otra encima...- y sin parar de arrastrar la mesa miré al paladín de nuevo y a Kuroe después -¿volvemos por el túnel de la lacena a los subterráneos de la prisión para intentar despistarlos o que proponéis?- les pregunté con tono desesperado temiendo que este fuera nuestro final.

Ves como el endemoniado sigue persiguiéndote, lo sabes porque giras tu cabeza de vez en cuando para saber si le estás dando distancia o no, para tu desgracia cada vez está más y más cerca, sus ojos inyectados en sangre, su boca ensangrentada y su lengua morada agitándose fuera de su boca están cada vez más cerca de tí. Eres consciente de ello por lo que aceleras el paso, pero de repente tras un recodo en la calle aparece una caja que se trastabilla en tus pies haciendote caer, das varias vueltas en el suelo quedándote boca abajo, abres los ojos e intentas levantarte, pero en ese momento notas como unas garras se clavan en tu nuca, y un frio intenso y maligno recorre tu cuerpo.

Oyes una voz cavernosa y grave en tu interior que te dice - te unirás a nosotros y seremos legión….-

En cuanto Oswin llega con Kuroe cargando a Rikard me apresuro a sostener las puertas cerradas para evitar que les sigan dentro, luego junto con oswin improvisamos una barricada suficiente con los bancos y mesas en derredor.

Aunque aqui tenemos viveres, no resistiremos demasiado si nos sitian. Sera mejor como dices ir por el tunel, aunque quizas ya esten viniendo por alli el Zug y los suyos. No tenemos demasiadas alternativas.

Volteo a Kuroe y le digo sin dejar de trabajar en la puerta:

Que fue exactamente lo que paso desde que nos separamos cuando aprehendieron a Oswin? Quien era la otra figura que perseguian los endemoniados?

Sintió las garras de aquel ser endemoniado clavandose en su cuerpo y como la sangre empezó a brotar y a mojar su túnica y después aquella voz. Era como algo surgido de las mismas entrañas del infierno. Intentó zafarse pero no pudo. Estaba atrapada ¿Sería aquello el fin? 

Empece a abrir los ojos y lo primero que vi fue la cara de Oswin. Era raro recordaba que Kuroe me había golpeado y nada mas así que supuse que habría estado inconsciente pero aparte de ese golpe sentía que la cabeza me dolía de algo mas, curioso.

-¿Que tal... chicos? Dejadme en una silla un momento

Una vez en la silla me toque la parte donde me había atacado el demonio.

-Ese demonio de aquella noche parece que controla a mas gente lo hace por medio de sus garras si te las clava en el cuello eres suyo. Y la chica creo que no es el momento para eso solo decir que se llama Pamaret -explique de manera entrecortada y mostrando de vez en cuando una expresión de dolor mientras iba moviendo las partes del cuerpo doloridas.

Mientras acababa junto con Adarian de apilar los bancos sobre las mesas escuchaba con interés a Rikard -Así que en el cuello...- repetí sus palabras como tratando de interiorizar la información, de momento, era casi lo único que sabíamos sobre el Zug.

Me acerqué a una de las ventanas a observar el panorama exterior, tantos endemoniados fuera convertía a los túneles en la única salida posible de esta encerrona, y al fin y al cabo no dejaban de ser inocentes poseídos, debíamos matar a cuantos menos mejor.

-Siento que no tengamos tiempo para descansar, Rikard, pero si no nos movemos rápido acabarán echando a bajo la barricada y nos superan en demasiados, tenemos que movernos- sentencié señalando hacia la lacena por la que habíamos subido el paladín y yo minutos antes.

Notas como tu cuerpo ya no te pertenece y ves como dos demonios que venian corriendo hacia ti de repente se paran y se dan la vuelta, de alguna manera tu comprendes que tienes que seguirles. De modo que emprendes tu marcha tras ellos, notas como tu vida se va perdiendo poco a poco y es algo que te duele pues comprendes que cuando la pierdas entraras a formar parte de la oscuridad.

Notas como tu cuerpo se dirige hacia una taberna, todos los demonios por alguna razón se han congregado alli tratando de entrar en ella. Golpean con rabia puerta y ventanas. Pero están cerradas a cal y canto.

Por algún motivo sabes que tienes que entrar allí, y sabes que el odio mas absoluto ante cualquier mortal en este momento te posee.

Mientras estais hablando en el interior de la taberna de Fher, con puertas y ventanas atrancadas, escuchais un golpe, y seguido un lamento -Dejadnos entrar...-la voz,es suplicante, grave, y maligna -Sereis parte de nosotros, formareis parte de nuestra familiaaaa...- Os dicen otras dos voces demoniacas hablando al mismo tiempo.

Acto seguido un golpe tremendo en la puerta, otro en la ventana, de nuevo otro en la puerta, hasta que empieza la lluvia de golpes rabiosos a puerta y ventanas para derribarlas, acompañadas de gritos de rabia e insultos.-No tendremos piedad, si no os unis a nosotros morireis aaaargggf-

Los golpes asentuaron las palabras de Oswin. No podiamos demorarnos más.
prefiero morir a caer de nuevo bajo el dominio del Zug
Me acerco a Rikard y les digo Oswin toma las armas de Rikard no esta en condiciones de pelear. Yo lo cargare alli sbajo. Tu y Kuroe seran nuestra avanzada y retarguardia. No sabemos que podemos encontrar alli abajo y al menos no ppdran aplastarnos con su numero dada la estreches del camino
Ayudo a Rikard a ponerse en pie y lo llevo hacia la escalera de la Alacena.

-De acuerdo- respondí escuetamente al paladín ya que me sobresaltaron los golpes contra las barricadas. Parecía que no tardarían en sobrepasarlas.

Miré a Kuroe mientras avanzábamos a la lacena -yo voy delante- y acto seguido inquerí a Rikard -¿me prestas tu arma?, prometo cuidarla bien y bañarla solo en sangre enemiga- le dije con cierto tono jocoso pero con gran sinceridad.

-¿Listos?- pregunté preparándome para bajar a los túneles mientras le daba vueltas en la cabeza a la situación en la que nos encontrábamos, quizás volver a a buscar al cazador de demonios y pedirle ayuda no sea una mala opción...