Partida Rol por web

- Estas apuestas tienen cada vez menos sentido. Seguro que hay algún goblin esnifando esporas de sombrero loco detrás de todo esto.

El enano entró corriendo al despacho del capataz, este se levantó sobresaltado.

-¿Qué pasa? ¿Es que acaso alguien ha acertado todas las apuestas? ¿Es que tenemos que pagar?-

Cuando dijo eso se llevó una mano al corazón como si estuviese a punto de darle un ataque.

+No, no señor. Pero parece ser que ya hay cola para apostar. Esta gente no tiene remedio. No ha acabado todavía la jornada, no saben si ha ganado alguien, y ya están queriendo gastar el poco dinero que tienen. Parece una enfermedad, o una maldición.+

El capataz se sentó algo más tranquilo y el color le volvía al rostro.

-Pero qué dices idiota. ¿Cómo que maldición? Lo que es, es una bendición. Haber conseguido tamaño grupo de inconscientes con dinero. Si lo pedimos a algún dios seguro que ni nos escucha.-

Sonrió malignamente.

-Venga abre. Que esas pobres almas tienen que seguir perdiendo para que nosotros podamos seguir ganando.-

El druchii se despertó desorientado, mareado y perdido, lo cual no era una novedad para él. Sin embargo el lugar donde se había despertado si lo era. Se despegó la nota sucia y babeada de su ultima apuesta de la cara y la guardó en uno de los bolsillos de su chaqueta y antes de pedir una bebida para intentar aclarar sus ideas se acercó tambaleándose para dejar una nueva apuesta. Las malas ideas nunca vienen solas.

Mi apuesta.

- Um, esto de correr tanto para romper piernas nunca me ha gustado. No tienen en consideración aquellos que trabajan con... si, trabajan ¿algún problema?, ¿no?, bien. Aquellos que trabajan con nocturnidad y alevosía bajo el yugo de la turnicidad. Ahora mi apuesta queda fea.

El ganador de las apuestas de la 4ª jornada ha sido un tal Acechador Mortal, o algo así,... otra vez... con 9 aciertos... otra vez.

Se huele el tongo a kilometros.

En esta ocasión el enano llamó educadamente antes de entrar, no quería volver a asustar a su jefe. Aunque las noticias no eran lo que se dicen buenas tampoco.

-A ver. ¿Qué pasa ahora? La verdad es que estoy empezando a cansarme de esta gentuza. Se suponía que lo único que iban a hacer era entregarnos su dinero y listo. Pero están intentando ganar y todo. No me lo explico. Tendré que "charlar amigablemente" con ese goblin.-

+Ejem. De eso quería hablarle jefe. Por lo visto han intimidado, o sobornado nunca se sabe, a uno de los entrenadores de la liga. En del Caos de la Ferrari. Se va a dejar ganar todos los partidos. Eso da más posibilidades de que acierten un pleno.+

El enano se mesó la barba pensando.

-Bah. No creo que pase eso. Ten en cuenta que Irina Austrloca sigue jugando y yendo a por todas. Dice que tiene un elemento nuevo al que lla Hierro, como si no existiese ya, y que con eso puede ganar algún partido. Pobre ilusa, no sabe que sus jugadores no están por la labor. Para eso les pagamos.
En fin. No te preocupes y prepara la quiniela para la próxima jornada, que estamos a punto de terminar esta.-

- Esta jornada no me pilla el minotauro. ¡Aquí tienes maldito enano!

Las Garras Doradas parecían un tanto desmotivadas, tras el pésimo partido contra las amazonas, donde fueron incapaces de dar muerte siquiera a una.

Solamente Arrancabrazos estaba de buen humor dado su inesperado touchdown, después de que su recogida milagrosa al ser tacleado el skink que llevaba la pelota.

El lagartejo se acercó a la máquina e, increiblemente, pareció echarle un par de miradas al tablero de las jornadas pasadas antes de hacer las apuestas del equipo.