Partida Rol por web

André era audaz, no podía negarse... pero, era lo que debía esperarse de un Collingwood. Y Halesworth era un bastardo por espolear un plan que no podía tener más fallos, porque por su naturaleza implicaba acogerse a la prudencia y la capacidad de retórica de la realeza. No dudaba de su capacidad (era un Ventrue), pero ni siquiera los individuos más capaces son capaces de combatir una batalla sin ayuda. "Puede que descubran que son más preciados para el servicio a su Majestad de lo que ustedes imaginan" era halagador, y deberían merecérselo, pero podían ser palabras dulces sin ningún sustrato.

-Mary -dijo el ventrue, que había decidido subir el último, aún sujetándose a la escalera- Suba.

No estaba Morgan como para hacerse esa clase de preguntas. O mejor matizado, sí para hacérselas, pero no como para que la situación fuera fácil. Estaban en crisis. Mithras había sido la estabailidad, la fuerza, el garante de la divina monarquía. Mithras había sido un DIOS. Y su descendencia quería apartarse de ello y reinar de por sí en lugar de reconocer la esencia divina delegada en ella: normal que la gente dudase de su poder. Pero eso sólo conduciría a guerra. Guerra sangrienta e innecesaria.

Hmmmm. Debo meditar esta madrugada.

Subís por la pared trabajosamente, ascendiendo de nuevo al primer nivel de subterráneos, que a esas alturas os parecía ya tan refrescante como la propia superficie, en comparación con el agujero que abandonabais. Allí os esperaba Holmes, con sus ropas impolutas, por mucho que insistiera en lo apurado que había estado para encontraros. Merecía la pena recordar que, como cadáveres que erais, no sudabais, con las consiguientes ventajas con respecto a la conservación del atuendo y etiqueta.

- Creo que tengo una ligera idea de quién está detrás de esto, y no han sido nuestras pequeñas ratas de cloaca, me temo. La posibilidad de que el conflicto con los Nosferatu se agravara debido a un enfrentamiento en sus dominios con fuerzas de la Reina era demasiado evidente, así que me apresuré a llegar lo antes que pude. No nos conviene tener varios frentes abiertos mientras podamos mantenerlos dormidos, ¿no? - os preguntó el vástago, encogiéndose de hombros.

Sube. No tiene mucha opción, peor siempre es agradable que la espoleen a una. Mas agradable si la mandan primero ante un desconocido, muy caballeroso eso último, tanto que hasta ella lo nota.

Escalando con agilidad, Ernest subió los escasos metros que le separaban de los túneles superiores, deseoso de salir de aquel infecto lugar donde "vivían" los nosferatus.

Una vez arriba, se ajustó la chaqueta del uniforme y realizó un saludo a Mycroft con un ligero gesto de la cabeza. 

   - Me sorprende ver aquí a tan distinguido caballero.- Le dijo al vástago.- No pensaba que nuestra suerte le fuera de interés.-

Mientras decía aquello extendió la mano hacia el agujero y ayudó a Mary a salir de él.

El joven frunció el ceño un momento, antes de responder.

- La Reina necesita ojos en todas partes, y necesita ojos que vigilen sus propios ojos. - tras lo cual volvió a poner gesto amigable - Además, nunca se sabe cuándo necesitaremos de las ratas de nuevo, debemos mantenernos en una posición moralmente aceptable de no respuesta a sus agresiones para estar en disposición de exigir cuando llegue el momento. Sobre todo cuando Cazadores y Magos se han aliado en nuestra contra... - dejó caer, como si no tuviera idea de lo peligroso que podía llegar a resultar aquello.

Andre escuchaba atentamente cada una de las palabras que se decían, pero continuaba concentrado, impasible, tratando de comprender la complejidad de lo que se le presentaba delante. Magos, cazadores, inquisidores y Nosferatus rebeldes a su majestad, eso sumado a la suspicacia de los Tremere hacían que la victoria sobre el Sabbat no fuese mas que un logro menor frente al verdadero problema. Dentro de él, su sangre Ventrue se revolvía, inquieta por servir a su reina y llevarla a la gloria que se merecía.

Junto a Alex se quedó expectante a lo que el resto del grupo dijese, cuanto mas luz hubiera sobre estos hechos, mas pronto completaría el rompecabezas.

No sudaban, pero moverse por los lugares donde yacía la mierda y la ralea (que no siempre eran el mismo) tampoco era la más positiva adición a la etiqueta. Al menos no se habían tenido que desplazar por el verdadero reino de los Nosferatu.

-...señor Holmes -dijo- No esperaba verlo aquí.

Sí. El asunto se les iba de las manos un tanto, un tantillo. Y "la reina necesita ojos que vigilen ojos" no eran las mejores palabras que se le podían ocurrir para reafirmarse en una postura de tranquilidad. La noche estaba siendo una combinación de una gracia que no hubiera esperado conseguir en mucho tiempo con una aplastante sucesión de vergüenzas y desgracias, cortesía de un reino que prefería ofrecer más oportunidades a un insultante Nosferatu que a la gente que lo apoyaba. Entendía perfectamente la clase de gesto magnánimo y desafío que suponía, pero no podía dejar de pensar en el ejemplo que eso podía dar a largo plazo para espolear el servicio. 

Mithras nunca hubiera hecho algo así.

-¿Tenemos realmente certeza de eso, mr. Holmes?
 

Holmes se encogió de hombros.

- ¿Conoce algo más que pueda causar una deflagración interna en un humano sin dejar residuo alguno? - gesticuló con la mano en el mentón - No era un vástago aún, así que no podía tratarse de un sujeto con una Fe extraordinaria, por lo que nos indica un camino, corroborado por un símbolo grabado en la parte anterior de su cabeza reciéntemente, un símbolo de carácter ocultista, probablemente de alguno de los cultos Londinenses, aunque desconozco su significado. - terminó por explicar.

Pu-pues hombre, así conocer....Deflagracion? No nos van a hacer eso a ninguno verdad?

Calla y escucha. A un humano le habían...La maldita guerra había acabado verdad? Solo faltaba que no hubiera acabado! Que fuera eso una especie de broma! O una pausa de...No, ni pensarlo!

Pero entonces de que hablaban? qué había pasado?

Símbolos ocultistas?

De hecho... sí que se le ocurría una manera. Dos.

Pero prefirió no argumentarla y asentir, en base a que ganarse las iras de más personas aquella noche sería una hazaña que no buscaba cumplir. ¿Fe extraordinaria? Oh, se refiere a esos cerriles sacerdotes que pueden exorcizarte con el poder de la ignorancia y los símbolos de la fé, pero creía que eso sólo lo hacían los irlandeses. En cuanto a... ¿símbolos grabados en su cabeza? No, en la parte anterior de la cabeza. Humrh, no suele ser el sitio.

-Quizá pudiera ayudar que viéramos los símbolos, mr. Holmes.

No podían dejar hacer eso, de todas formas: había pocos destinos más horribles. Y lo que está tolerado en la guerra no se permite en la civilización.
 

Ernest enarcó una ceja ante las palabras de Mycroft. ¿Gente que explotaba con símbolos ocultistas grabados en la cabeza? Aquello desde luego era toda una novedad.

   - Disculpe mi ignorancia.- Comenzó con voz pausada y respetuosa.- Soy un completo profano de este tipo de temas, y no quisiera descartar el que un mago o un cazador tuviese que ver con el asunto, pero cuando se trata de cuestiones arcanas de gente que explota sin motivo aparente... ¿No podría estar relacionado con las acciones de un Tremere descarriado? Según se, al igual que los magos mortales poseen toda suerte de disciplinas mágicas de diversa índole...-

Holmes asintió.

- Cuando disponga de papel para dibujarselo, estaré encantado de mostrarle. - tras lo cual se giró hacia Ernest, pensativo - No es algo que podamos descartar, señor Worthington, aunque sea del todo improbable. Los Tremere carecen de la voluntad propia necesaria como para declararse independientes del Clan adherido a la Camarilla, y sus primos del Sabbat, los antitribu... bueno, digamos que hicimos un gran trabajo exterminándolos. No creo que esto sea obra de ellos, aunque no podemos ignorarlo del todo. He enviado al señor Johnson y al señor Russell a investigar el símbolo, así que es posible que tengamos noticias pronto. Y ahora, si no les importa, deberíamos salir de aquí. No quiero mancharme más el traje...

El viejo observó a Mycroft con gesto ceñudo.

- ¿Podrían adelantarse caballeros? Me gustaría intercambiar algunas palabras con el señor Holmes en privado. - era una petición, aunque bien podría haber sido una orden. Quizás adelantandoos un poco podríais intercambiar algunas palabras sobre lo sucedido, sin temor al oído atento del Sheriff.

Ernest escuchó la explicaciones de Mycroft con suma atención. La verdad es que aquel misterio del símbolo era bastante interesante, y le picaba la curiosidad, pero por desgracia ya no era alguacil, por lo que no tendría ocasión de investigarlo. 

Aun así, agradecía la franqueza del "sheriff", pues después de unas noches repletas de confabulaciones, mentiras y medias verdades, era refrescante que alguien fuera genuinamente franco con ellos. 

   - Como quieran caballeros.- Respondió con decoro a la petición de Halesworth.

Mirando al resto del grupo, les hizo un leve gesto con la cabeza para indicar que le siguiesen y comenzó a caminar por el túnel en dirección a la salida de aquel complejo de galerías subterráneas. La verdad, por su parte cuanto antes saliesen a la superficie mejor para todos.

Mira a ambos lados, un poco confusa sobre donde se supone que tiene que ir, pero finalmente se decide a marchar con los dos caballeros y dejar a Arthur atrás. Eso si, ansiosa de dejar su galante compañía tan pronto como pueda.

Camináis unos pasos hasta que las palabras susurradas del Sheriff y Holmes dejan de escucharse. Estáis solos. Para bien o para mal, o quizá para intentar decidir cuál es el siguiente paso a seguir.

Dejó a los dos hombres sólos, y comprobó que la chica, Mary, no parecía saber muy bien a dónde tirar.

-Miss Mary -dijo, llamándole la atención con la primera palabra- Si tiene la bondad de acompañarnos...

El detalle del papel venía a querer decir que no tenía acceso a verlo in situ ni se veía muy motivado a permitírselo, así que lo que mejor podía hacer era desentenderse y volver a manejar uno de sus muchos, muchos problemas que aún lo eran sin el problema de los símbolos.

-Ha sido una noche interesante -dijo, una frase tan buena para definir aquel infierno como cualquier otra- ¿Querrá que la acompañemos, Mary? Las noches son peligrosas, y de todas formas tendremos que dirigirnos al Eliseo. Tras arreglarnos, claro.

¿Oh? ¡Nonononono!

Muchas gracias caballeros, pero no es necesario. Declina, con la voz mas serena, amable y dulcísima de su registro, mientras une las manos al frente.

Ha habido muchas impresiones hoy, prefiero retirarme...

...

...

¿Creen que lo que dijo el señor Holmes...creen que esos cazadores a los que se refiere tienen que ver con lo que nos contó el sheriff? Creen que ha empezado ya?

Encabezando la marcha, Ernest siguió la conversación de aquellos que junto a él habían tenido la desagradable experiencia de vivir aquella desagradable velada, manteniéndose siempre cerca de la dama, pues pese a haber salido ya de los túneles de los nosferatu, nada les podía asegurar que aquellos pasadizos fueran seguros.

   - No se si los cazadores han comenzado con su ataque sobre la ciudad, pero desde luego no podemos obviar dicha probabilidad.- Respondió con gesto serio a la pregunta de Mary.- Ciertamente tendremos que mantenernos vigilantes y estar prevenidos para las noches que han de venir, pues la amenaza revierte de una especial seriedad, y mucho me temo que no sea la única sombra que se cierne sobre nosotros.-

Sin perder el ritmo de sus pasos miró a la mujer con la mejor de sus sonrisas caballerosas.

   - Comprendo que esté cansada señorita Mary, pero tras los sucesos acaecidos y con una posible amenaza recorriendo las calles de la ciudad, no podría conciliar el letargo sin asegurarme antes de que llega a salvo a su casa, por ello le ruego que me permita acompañarla y asegurarme de que se encuentra fuera de peligro.-

Morgan desconocía si era timidez de doncella bien criada o si se debía simplemente a que no quería estar cerca de dos personas como eran el Gangrel y él, y como pasa con las cosas sobre las que se tienen dudas las ignoró y procedió a actuar según su criterio. Además, Ernest no dejaba de tener razón, y se podía considerar un capricho en una situación tan peligrosa.

-No tenemos forma de saberlo. Puede que esté pasando, puede que sea todo una farsa elaborada -comentó- En todo caso, nuestro mutuo y estimable compañero el sr. Worthington tiene razón. No sería correcto que le dejáramos sin acompañantes en unos días tan... turbulentos.

Y posiblemente, así sabrían dónde vivía. No es que le interesase demasiado, pero era la clase de cosas que te podían servir como baza en un futuro si tenías suerte: no lo iba a perseguir activamente, pero si se presentaba adelante.