Partida Rol por web

Miré al techo, mis ojos formaron un rápido arco de izquierda a derecha mientras pensaba.

- Dinero -Dije secamente, con los ojos muy abiertos y una sonrisa ambigua- Y algún arma... nada espectacular, algo para intimidar sin llamar la atención, como un revólver. 

Holmes sonrió.

- Esperaba algo más complicado. Tiene algo de dinero en el piso, y algunas armas. No es un gran alijo, pero siempre se pueden conseguir más si todo se tuerce. - se levantó del asiento, y fue a hablar con el dueño un momento, en voz tan baja que no lo hubieras oido de no haber activado tus sentidos agudizados.

Le decía que te dejara entrar en el lugar y que tuviera un ojo sobre ti. Realmente, nada que no esperaras. Tras ello, se volvió hacia ti.

- Y ahora, si me disculpa, el deber me reclama en otra parte. Buena suerte.

- Muy bien -Acepté, levantandome del asiento sin demasiada prisa- Tendrá noticias mias señor Holmes, tenga cuidado de no lastimarse, tiene información que me pertenece -Dije con una sonrisa neutra, que bien podría haber pasado por una pequeña broma amistosa siendo otra persona, pero no siendo yo.

Me despedí de aquel hombre y subí arriba, en busca del dinero y las armas de las que me había hablado el señor Holmes.

Arriba encontraste 250 libras en billetes pequeños, y tres pistolas: una Colt M1911, una FN GP35, y una Welrod, siendo sin duda esta última la más aparatosa de todas.

Recogí la Colt con sus dos cargadores, y la fijé con la cinta de mi falda, cubriendo la culata y el cuerpo restante del arma con mi jersey. Tomé 30 libras, que me parecieron suficientes para cubrir cualquier gasto de emergencia, y entonces miré la hora en el reloj mas cercano... si tenía mas de media noche por delante me lanzaría a la calle en busca de ese zopenco desaparecido, sino, pondría a punto algún cuchillo hecho de huesos de rata o algo similar.

En estos años había aprendido que sin ser precavida los peligros te podían oler a millas de distancia. Busqué el reloj en cuestión, uno con pendulo, de esos que hacen un característico ruido al girar sus agujas.

La conversación con Holmes, fue intensa pero breve. El reloj aún marca las 3 de la mañana, quedan mas de cuatro horas aún para que termine la noche... ventajas del crudo invierno inglés.

Salí de la cafetería sin perder tiempo, me esperaba aún mucha noche y mejor ponerme en marcha cuanto antes. Llamé un taxi silbando, indiqué la dirección, y me coloqué en el asiento con un nervioso temblor de pierna, hacía mucho, mucho tiempo que no permanecía tanto en el exterior... tenía un nudo en el estómago, algo me decía que las cosas no serían sencillas, y no quería complicaciones.

Quería saber mas a cerca de mi marido y perder de vista a Holmes y a su organización mueve-hilos.

Pagué, sonreí ligeramente, y bajé del taxi, sin duda estaba lejos de mi refugio.