Partida Rol por web

Solo sabe lo que sabía en vida. Esto no permite contactar con más espíritus... Piensa que estamos usando solo el cuerpo y dándole una chispa de consciencia, poco más.- susurra el clérigo a Rebas.

Respuesta a la segunda pregunta:

- Solo era un diente que compré. Uno más en un collar. Un diente fuerte. Afilado. Puro. Hambriento. No supe ver. Sólo lo compré.

Respuesta a la tercera pregunta:

- Oro en el cinturón, oro en los dedos. Barba salvaje, acento extranjero. Dijo ser pescador. Ningún pescador usa látigo. Vendía lágrimas en lugar de escamas.

Rebás asintió a la respuesta del clérigo, y sonrió levemente al escuchar las respuestas del espíritu reanimado de la maga. Estaban teniendo un acercamiento mucho más preciso.

El que había ido era una esclavista, estaba claro. Ahora bien, ¿el diente era el que transmitía la enfermedad, o el esclavista de antemano ya la transmitía? El mulano se inclinaba por pensar que era el collar, pero... ¿por qué el esclavista amenazaría a una maga para que le coloque un diente cualquiera?

Levantó la mano con un dedo extendido, mirando a Blarc y a Zook.

-Déjenme preguntar una más...- y se acercó al cuerpo.

-¿Dónde compraste el diente?- preguntó el joven, confiando en su intuición de que podía llegar a ser el diente el que transmitía esto... y además podían llegar a rastrear al esclavista con la ayuda de Yves... por lo que la aparición de los esclavistas podía no ser casualidad...

Tantas cosas se le pasaban a Rebás por la cabeza, que sacó su cuaderno y se sentó sobre el suelo a escribir ideas y las respuestas que iba diciendo el espíritu: quedarían no sólo grabadas en su mente, gracias a la bendición de Toth, si no también en el papel.

Curiosa información. Eso hacía la de Rebas la cuarta pregunta. La restante sería clave, por lo que optó por aguardar en silencio y escuchar primero.

- Entre cráneos de tasloi y amuletos de pelo de cíclope. Entre mierda de murciélago y varitas de incienso.

Habían sido cuatro preguntas bien formuladas. Tenían información, tanto acerca del paciente como del vendedor, si bien enigmática, era algo. El caballero pensó detenidamente si había algún dato más que pudiese sacarle, mas en su estado, el espíritu no parecía capaz de brindarle mayores detalles respecto a los dos cabos sueltos. Sólo uno le restaba por asegurarse.

- El joven Myles ¿También fue mordido, o tocado por este hombre adolorido? - Le preguntó. No se olvidaba del niño, y aunque asustado y confuso, debía asegurarse de que tampoco hubiese sido contaminado. Si conocía a sus proveedores y clientes, podía ser clave para identificarlos. No obstante, era menester primer asegurarse de que estuviese sano y salvo. En el fondo... Aún guardaba cierta empatía y preocupación por el joven.

Zook debido a lo aguitado no se acordaba que tenia limitaciones de preguntas y lo hizo sin pensar demasiado, asi que se quedo pensativo un rato intentando metditar que preguntas serua la adecuada para poder avanzar en todo aquello, ese hombre tendria la clave o lo habian arrancado del sueño eterno sin motivo, tal como nigromantes y criaturas malignas hacian con las criaturas que ellos consideraban menores.

- ¿Myles? Oigo gritar a Myles. Pobre niño. Lanzaría un dardo mágico, pero no tengo dedos. Invocaría un escudo, pero no tengo garganta. Los muertos no ayudan a los vivos.

Esa había sido la última pregunta, y la última respuesta, no tan satisfactoria como quisiera. Algo le alertó, aunque de inmediato volteó hacia la figura del Frayle.

- ¿Dices que lo que ve es sólo un bucle de sus últimos tiempos en vida? - Le preguntó de manera directa, incluso tuteándolo. - ¿O puede percibir lo que sucede ahora mismo en el mundo de los vivos? - La mera idea sólo le hacía hervir la sangre. Si ese era el caso ahora mismo, estaba listo para blandir su espada y acudir de inmediato.

- Solo lo que vio en vida. Y piensa que los muertos no lo recuerdan de la misma forma que nosotros. De la misma forma que los hombres recuerdan lo que pensaban de niños... Bueno, observad: la luz se ha ido de sus ojos por última vez. Que Helm guarde su alma y Mystra la acoja en su seno radiante. ¿Os ha ayudado? Yo necesito una cerveza fuerte después de este ritual... 

-Debemos preguntarle a Myles por el proveedor del diente, creo que tendremos una pista ahí mismo- dijo el joven, levantándose luego de haber guardado el frasco de tinta y el cálamo. Guardó los papeles luego de secar la tinta, y le dio una palmada en el hombro al cazador.

-Vamos, no podemos perder tiempo- agregó saludando al clérigo -Muchas gracias, ha sido de mucha ayuda, así que puede celebrar con su cerveza tranquilamente-

Fray Galen levanta su tripón de la silla y os da la mano.

- Tenedme al tanto, jóvenes... Yo también corrí aventuras de joven, pero ya pasó mi época. Estaré en el Pichel y el Gato si me necesitáis. Deberíais venir y comer un poco que estáis muy flacos.

- Muchas gracias por su ayuda, creo que con estoy podremos encontrar lo que la bruma del misterio nos oculta - digo mientras medito sobre las pistas que aquel cuerpo nos habia suministrado

El caballero relaja su mano, asumiendo que el joven no debía correr verdadero peligro. Aún así...

- Sí, deberíamos ir a visitarlo cuanto antes. - Asintió acompañando a Rebas. - He tenido una charla con el joven, de regreso a su hogar. Estoy seguro comprenderá la importancia de su testimonio, y la oportunidad de vengar a su maestra. - Afirmó con seguridad. Sería el momento de tomar dicha oportunidad para el muchacho... Hacer lo que él nunca pudo. - Seguramente sabrá interpretar las palabras de la maga mucho mejor.

Decidido, y sin reales ánimos de ir a comer o beber, se encaminaría hasta la casa de Myles.

Tras hablar con la Ronda, en una media hora os traen a Myles, el aprendiz. Tiene los arañazos vendados y mejor aspecto, pero sigue claramente afectado por lo vivido. Lo acompaña su madre.

Rebás, en el camino, le había preguntado a Blarc qué habían hablado ya con el muchacho, para así saber por dónde empezar.

Una vez lo trajeron, el mulano habló primero.

-Me alegra saber que estás mejor, Myles, mi nombre es Rebás- dijo el joven señalándole una silla para que se sentara, y él mismo lo hizo a su lado al presentarse -Necesitamos encontrar al culpable del asesinato de tu maestra, por lo que necesitaremos de toda tu memoria y atención, ¿de acuerdo?-

Comenzó a sacar el tubo donde tenía sus anotaciones, y de paso dejar que si alguno quería agregar algo, lo hiciera antes de que iniciara las preguntas en base a lo dicho por el cuerpo inanimado de la maga.

No necesitaba añadir más a la solicitud de Rebas. El caballero apoyó una de sus pesadas manos sobre el hombro del muchacho, dándole cierta confianza, mientras miraba a su madre.

- Descuide, Myles estará  salvo. Su hijo es mucho más fuerte de lo que cree. - Le aseguró, devolviéndole su espacio al muchacho, esperando la semilla que había plantado la noche pasada hubiese germinado y quizás brindado algo de motivación en él para capturar al asesino.

Myles vuelve a contar lo que os dijo cuando le visteis. Cuando llegó a la consulta había una horrible criatura con ropas humanas pero garras y colmillos desgarrando a su maestra. Consiguió esconderse en el armario y aunque le atacó, era un sitio demasiado estrecho para el monstruo y pronto perdió el interés en él y se fue. 

- Necesitamos encontrar a uno de los proveedores de tu maestra. El vendedor del último diente, en particular ¿Sabes acerca de ellos? - Le insistió con su pregunta Blarc, más allá de su empatía o no para con el joven, era un hombre inevitablemente directo.

- Entre cráneos de tasloi y amuletos de pelo de cíclope. Entre mierda de murciélago y varitas de incienso. Fueron las indicaciones del sitio que nos dio. - Explicó, esperando pudiese ubicarlo mejor o quizás disparar alguna chispa de memoria. Seguramente él sabría interpretarlas mejor. - El sujeto, era un supuesto pescador, quizás un esclavista de fondo. Un forastero barbudo y lleno de oro en su cara y manos... ¿Te suena de algo? - Continuó, esta vez, acerca del sujeto en cuestión.

Blarc y su forma directa. Carraspeó un poco, e iba agregando a lo que decía el guerrero las palabras textuales de la maga, anotadas en el papel... y en la mente del joven mulano.

Mientras tanto, lo observaba detenidamente para percibir si había alguna cuestión que le indicara que debía presionar o preguntar más en profundidad. Tal vez, podía llegar a querer ocultar algo.