Partida Rol por web

Wymar abrió rápidamente la puerta al escuchar el ruido y se tomó la cabeza.
-Maldita sea-Gritó al aire.-Ves por que tienes que actuar con cautela Blarc. Podríamos haberlo llevado a una celda sin que se diera cuenta si hubieras guardado tus ansias de sangre un momento. No puedes ir matando a cuanta persona creas culpable- 

Wymar quería hacer pagar a los criminales, pero también necesitaba respuestas. Quien es?, de donde vino?, Quien lo convirtió?. Esta última, lo mas importante, ya que sin responder eso no podrían llegar a la raíz del asunto. Podrían matar a este, pero vendría otro.
El investigador miró al guardia de la ronda y contestó con pesar.

-Tenemos un hombre lobo suelto en Velen. Al menos uno, quizás más.
 

- ¿Realmente cree eso, detective? - Le repregunta con calma, como si los hechos no fuesen suficiente evidencia. Odiaba admitirlo, pero semejante bestia parecía estar totalmente fuera de su control. Ni por medio de la fuerza bruta ni sus fuerzas divinas, había sido capaz de apresarla. Probablemente no existía celda en todo Velén capaz de contener tal cosa.

Tras suspirar esto, dio unos pasos hacia el costado, dejándose caer sentado exhausto sobre un puñado de cajas de madera. Exhaló fuertemente, mientras se tocaba un poco las rendijas de su armadura, las de su cuello, en particular... Aún goteaba un poco de sangre de ellas. Y fuera del calor del combate, sus heridas comenzaban a pasarle factura y dolor.

Su mirada baja y su silencio, denotaban una actitud pensativa... Aún permanecían dudas dentro de su cabeza. No, no dudaba de que él no haya sido maldito por ese mordisco, sabía ciegamente que Helm lo protegía. No obstante, por otro lado... ¿Había hecho lo correcto? ¿Debió haberle cortado la cabeza apenas lo vio en su forma humana? ¿O acaso la misma era igual de resistente, sino inevitable su transformación para prevenir su muerte? Ahora había una abominación suelta, potencialmente dos... O más.

- Rebas... ¿Qué sabes acerca de estas criaturas? - Rompió su silencio, con su aliento claramente más cansado y frustrado. Mas enfocado en continuar. El ocultista tenía su fama de sabio y si no poseía ya la respuesta, confiaba en que sabría dónde adquirirla. Su conocimiento era limitado, y necesitaban saber cuál era el punto débil de estos monstruos, de encontrarse nuevamente, no podría perdonarse dejarlo escapar otra vez.

- ¿Un hombre lobo? ¡Trueno! ¡Solo nos faltaba eso!- Da varies órdenes a sus hombres.- ¡Deprisa, requisad una barca e id tras él! ¡Hay que revisar los muelles si asoma la cabeza esa cosa! ¡Que suene la campana de la torre de la Cofradía para alertar que cierren el puerto! ¡Id a los gremios para que sus milicias ayuden a las patrullas!

Una vez sus mensajeros han partido le dice discretamente a uno que vaya a "casa del tintorero" y despierte al burgomaestre educadamente. Es casi un secreto a voces que el alcalde, hombre casado (aunque su mujer vive fuera) suele dormir en casa de la viuda de un tintorero.

-Claro que si Blarc, como crees que eliminas una organización criminal. Matando al primer corderito que atrapes?.
No, lo estrujas hasta que te dice quien es tu jefe. Si me hubieran hecho caso podríamos haberlo llevado sin que se transforme, meterlo en un lugar seguro y ahí interrogarlo.
Wymar llevó la atención a la ronda y al pedido del capitán.

-Yo voy en ese barco!!- Salió corriendo junto a los guardias buscando una barcaza para requisar.

Rebás, al ver que no regresaba el hombre lobo, no esperó como Blarc y Wymar.

-¡Vamos! ¡Por la orilla... que en algún momento tiene que salir!- les dijo ofuscado por la aparente tranquilidad de los demás, y en realidad, aún más porque esa criatura estaba a un tris de escaparse de ellos.

Corría con la daga iluminando al frente, manteniéndose lo más cerca del agua posible, buscando aunque fuese el chapoteo del hombre lobo. No se les podía escapar. No podía perder esa información de ese hombre. Sabía cosas que probablemente ni sabía que sabía.

Escuchó la pregunta de Blarc justo cuando se iba, pero tampoco dio tiempo de una respuesta. Además, lo que sabía era algo que podían deducir por ellos mismos. Tendría que investigar más.

La evidente inocencia del detective aún le hacían creer que estaba tratando con las organizaciones criminales humanas, a las que estaba acostumbrado. Mas de poco serviría dicho conocimiento al tratarse de una manada de monstruos infernales, seres que ya carecen de todo trato y redención. No malgastó más tiempo en responder, no obstante, reconocía que estaba preso por la ira y sin mentir, él también lo estaba y hablar más no ayudaría. Pero a diferencia del primero, sabía muy bien como canalizarla en la dirección correcta.

- Iré a por los gremios. No deberían enfrentar a esa cosa a ciegas. - Afirma sombríamente el caballero, asumiendo la responsabilidad de dicho papel. Lamentablemente la información de Rebas, de tenerla, tendría que esperar; si no es que tenía la suerte de hallarla en el camino. Sin más, encaró su marcha.

Por otro lado, era menester alertar al resto de la guardia sobre lo peligroso que era su enemigo y evitar que se abalancen a ciegas. No se podía permitir malgastar pólvora y vidas en esta cruzada, y si la criatura no podía ser destruída, estaba en su responsabilidad elaborar un plan para contenerla.

Ponéis todo vuestro empeño, y gracias a que actuais con gran rapidez aporreando puertas de los gremios, amenazando barqueros para que os dejen su bote, haciendo sonar la maldita campana hasta que se enciende una luz de respuesta en la torre de la bocana y se cierra la red de cadenas que bloquea el puerto, no encontráis rastro del monstruo. Habrá salido a mar abierto antes que cerraran? Si es así debía nadar como una flecha.
La ronda revisa una docena de almacenes en los muelles, pero no encuentra nada salvo ratas y contrabando.
El burgomaestre llega, apresuradamente vestido, y escucha todas las explicaciones que le dais. Confirma todas las medidas y cita a "todos los agentes y colaboradores" a primerísima hora a su despacho. Tras eso, se va a la cama.

Así será caballero, puede ir usted tranquilo, descanse. -Destro le hace una reverencia, cuando ve que ya se ha alejado entra en la casa con Kyresha. Una vez dentro, le dice a la joven -Deme un momento. -Mientras saca su preciado salterio para despedir a la joven. Empieza tocando una melodía de tonalidad neutra, pero íntima, aunque pronto toma un toque nostálgico. El artefacto empieza a proyectar una calmada noche estrellada con una luna desmedida en el tercio izquierdo superior de la imagen, que se refleja desdibujada en un mar sereno. Ésta imagen pronto cambia a la de un barco zarpando en medio de la noche, y una joven que queda en el puerto observando al barco partir. En la borda otra joven se despide de ésta sollozando, y sus lágrimas se pierden en el mar. La joven del puerto parece mantener la composutura hasta que ve al barco desaparecer en el horizonte y da paso a la luna que vuelve a reinar hegemónica en el paisaje nocturno. En ese momento la joven del muelle agarra compunjida un colgante que lleva al cuello, y desata un suspiro de congoja que rompe a la luna en dos, y hace que se hunda en el insondable y oscuro mar ante sus ojos.

Como último favor le pido,

que espere unos minutos,

antes de que se de el piro,

pues hemos de ser cautos, 

probable es que nuestros enemigos

aún esperen astutos. 

Si fuere posible, en adición,

una última petición,

Donde podría encontrarte, 

para poder hacer juntos arte,

pues no conozco a nadie

en esta ciudad que baile

al son que la música marque,

al menos no como tu lo haces.

Con este verso me despido,

un placer haberla conocido

espero no que ésta no sea,

la última vez que coincidimos.

Sin problemas hahaahaha

Creyéndoeme abandonada por Tymora,
Lliira deviene mi salvadora.
manda su cantor a mi rescate,
salvándome de un final de disparate.
Vuelve a la ribera tus ojos
cuando oigas del laúd su tañido
encontrarás buen reposo
y dulzura para el oido.
Hay un barco que se mece
entre las olas plateadas
tiene nombre que conoce
quien es amigo de las hadas.

Con eso

Destro hace una reverencia final para despedir a su compañera musical.

-Bueno Zook buen amigo, ¿Cree usted que el señor Umraeven es de fiar? He de decir que al haber trabajado con los harpistas... no puedo evitar verlo con otros ojos. Pero bueno, tu siempre has tenido mejor ojo que yo para ver la naturaleza de la gente. ¡Como buen comerciante¡

- Fiarme ... para nada ... aun asi avisaremos a la guardai sobre el asunto y que ellos vigilen si es necesario ... nuestra mision es mas importante que las ... triquiñuelas de un rico que juega a ser heroe .. la verda ... - Dice Zook mas o menos diciendo lo que siempre le ocurria, no se fiaba de nadie, salvo si hacia lentura de pensamientos

-Dirijámonos pues a avisar a la guardia y tras ello, ¿le parece hacer una visita a la dirección que nos proporcionó el señor Umraeven?