Partida Rol por web

La broma de Félix no me hace ninguna gracia, y muestro mi rechazo dándole la espalda y cogiendo el cubo, el cual limpio todo lo que puedo y lo dejo en el suelo por fuera del avión para que recoja agua de lluvia.

También miro a mí alrededor, a ver si localizo la típica planta que con la forma de sus hojas sirva de embudo para llenar la cantimplora.

De paso que empezaba a buscar las bayas y raíces, cayó en la cuenta, al ver a Irina con el cubo, que llevaban demasiado tiempo sin probar el agua.

-¡Muy buena idea, Irina! Necesitamos beber urgentemente.. y como llueve, hemos de aprovechar el agua de la lluvia. Poned las cantimploras a llenarse, e intentad beber por hojas o directamente de la lluvia.. ¡El caso es hidratarnos! 

Siguió ojeando lentamente las plantas a su alrededor.

-¿Alguno conoce las plantas? Podría echarme una mano buscando. Necesitamos también comer. Sin duda la caza sería un mejor menú, pero el hallazgo del avión nos ha restado mucho tiempo.

Llueve como para terminar empapada tras un minuto bajo la lluvia, y parece estar intensificándose. Se escucha algún trueno que otro a lo lejos.

Felix se cierra el diario, sale de la cabina y se asoma al exterior del avión para llamar a sus compañeros. ¿Os gusta mojaros? dice mirando hacia el cielo. Se queda dentro del avión, apoyado sobre la parte superior de la puerta, viendo qué pretende hacer el resto.

- Sí, profesor, si me dice qué debo buscar, le ayudo.

Me doy la vuelta, al escuchar la voz de Felix.

- No, señor Strode, pero tampoco me gusta pasar hambre, o sed.

Dicho esto vuelvo a prestar atención a Ezekiel.

-Ni a usted ni a nadie señorita Krilov, pero como si sigáis ahí, y sin ropa seca para cambiaros luego es posible que agarréis algo peor que pasar un poco de hambre. Yo esperaría a que amainara esta tormenta. dice Felix desde el avión, la idea de pasarse el día empapado tampoco le parecía muy agradable.

Irina, sólo bastan unos cuantos minutos para llenar el cubo y la cantimplora.

-Seguro que en esta floresta habrá bayas o plantas comestibles.. Busque árboles frutales, quizás bayas de un color poco llamativo. Sea lo que sea, luego lo examinaremos antes de comerlo para descartar que sea venenoso -le digo a Irina- Señor Strode, tampoco a mí me gusta mojarme, pero cualquier enfermedad que nos sobrevenga la pasaremos mejor si tenemos fuerzas para combatirla. Sin comida no lo lograremos. Esperando cómodamente a que la lluvia pase, podemos estar horas. Para entonces, puede que la debilidad nos impida buscar comida, y mucho menos cazar algo más suculento que las bayas que ahora buscamos..

Continué la búsqueda, cogiendo raíces y plantas*, y llenando mi petate un poco indiscriminadamente ante las dudas, para mirarlas luego con más calma como le dije a la señorita Krilov.

Profesor Ezekiel Brush, comienzas a inspeccionar los diminutos frutos de algunas plantas, y aunque tedioso, conforme pasa el tiempo, los montones que vas recogiendo comienzan a formar una pirámide que vas acumulando bajo el trozo de ala que aún queda unido al avión. Las que has probado, tienen un sabor agradable, dulce y refrescante. Es un sabor genérico, que no sabrías identificar como de ninguna especie en concreto, o bien, la mezcla de muchas de ellas. También tiene una textura muy blanda, hasta el punto de prácticamente deshacerse en la boca.

Felix seguía prefiriendo soportar el hambre a acabar empapado sin ningún prefugio claro, pero tampoco iba a dejar que el resto le trajera la comida mientras él miraba sin hacer nada.
Sin medias palabras, deja el diario dentro del avión para que no se moje y sale a buscar alimento con sus compañeros.

Felix Strode ayuda al Profesor Ezekiel Brush, y recogen un suculento montón de frutos rojos redondos, con un sabor muy dulce y saciante. Gracias a Irina, podéis hidrataros con agua de lluvia recogida en el cubo que ella ha dispuesto. De manera repentina, os veis acompañados de una energía adicional, que en realidad es la que os faltaba debido a la desnutrición y deshidratación sufrida.

La tormenta no tiene pinta de amainar, y el viento agita las hojas de los árboles y las cañas de bambú, formando un repiqueteo de fondo que parece provenir de todas partes. Todo se tiñe de un filtro grisáceo provocado por el reflejo de las nubes cargadas de agua en la superficie mojada de las hojas y el suelo.

¿Qué hacéis?

Ha merecido la pena empaparse para conseguir agua y comida, pero ahora, saciados, el problema es otro. Tal y como predijo Felix, con las ropas mojadas podemos coger enfermedades que en un lugar como ese, éxotico y sin medicinas, pueden ser fatales.

- Creo que deberíamos permanecer a cubierto, dentro del avión. Con la tela de los paracaídas podemos cubrir los huecos para que no entre agua, y también usarlos como ropa seca y sacos de dormir. Si hay espacio y manera, deberíamos pensar en encender un fuego.

-Coincido con tu opinión, ahora que tenemos comida y bebida, refugiarnos de la intemperie es lo principal. Intentemos lo que propones, Irina.. Proteger los restos del avión de la lluvia, y tratar de encender un fuego para secarnos.

Revisé el interior del avión de nuevo, cerciorándome de si podríamos encender un pequeño fuego controlado dentro.. El material parecía resistente, pero la antigüedad tal vez lo hubiese corrompido.

-El fuego ha de ser controlado en todo momento, por si se extiende. ¿Alquien con conocimientos en supervivencia puede intentar encenderlo?

La idea del Profesor Ezekiel de encender un fuego en el interior de una avión reducido, como es el caso, no os parece buena. Cualquier error puede desencadenar un incendio, por no hablar del humo, que os podría provocar asfixia. Si os lo proponéis, podéis hacer un fuego, pero pensáis que es un riesgo innecesario.

Un sonido de cañas de bambú chocando entre ellas llega hasta vuestros oídos por encima del viento, la lluvia y los truenos. No suena a mucha distancia de donde os encontráis, pero la visibilidad que hay es poca. Está comenzando a anochecer, y las nubes obstaculizan los últimos rayos de sol del día. Cada vez que un relámpago ilumina las inmediaciones, sólo veis árboles y cañas de bambú mecidas por el viento. A su vez, el sonido viene acompañado de unos jadeos o sonidos guturales que no lográis comprender. Su sonido no os permite identificar la dirección de procedencia, y aunque parece venir de muy lejos, como gritos lejanos, tenéis la sensación que realmente están a escasos metros de vosotros.