Partida Rol por web

El susto que nos dio la criatura por sorpresa transformó nuestro sigilo en un caos de gritos y locura. Félix se llevó la peor parte, al entrar en contacto con el monstruo y quedarse transtornado. Traté de alejarlo de la criatura y ponerlo a salvo, sobre todo con su errático modo de agarrar el arma. Como disparase sin apuntar, tal vez los heridos fuésemos los demás, y no la criatura.

Con las lanzas que llevábamos, trato de ensartar a la criatura que amenaza a Félix y hacerle el mayor daño posible. Intento ensartar su cabeza desde abajo, y a la vez que no me alcance. 

Nunca pensé verme en estas lides, y me sorprendí a mí mismo con el arrojo que demuestro en cada ataque sufrido en esta isla. Mi instinto de supervivencia está agudizado al máximo.

El humanoide informe grita a la oscuridad del cielo, abriendo su grotesca boca en un grito que le hace escupir una especie de baba oscura, y cuando baja la mirada, se fija en el tembloroso Felix, que con el arma en la mano, tiembla. Se dirige hacia él y coon su gigantesca mano, le coge de la cabeza y lo levanta varios centímetros del suelo, mientras Felix adquiere una cara de profundo dolor y desesperación. Su rostro comienza a ser invadido por unas líneas oscuras. Sus venas y arterias parecen necrotizarse. La bestia lanza de nuevo a Felix a un lado, perdiendo el arma, que queda semienterrada en la arena.

Irina se abalanza sobre el arma y dispara, pero la textura confusa de la bestia le confunde, pues cuando no recibe luz alguna de la luna parece volverse absolutamente transparente. El tiro se puerde en la profundidad de la selva, que hace que a lo lejos, alguna bandada de aves levanten el vuelo y muevan algunas ramas. El profesor carga con su afilada caña de bambú, pero corre la misma suerte. La punta de su arma sólo atraviesa el aire. ¿Dónde demonios está la ciatura?

Leroy, que cree conocer su posición, salta hacia Irina y le sujeta de las manos, dirige el revólver hacia un punto oscuro y dispara. Un viscoso líquido os salpica el cuerpo, y una herida que flota en el aire comienza a manar sangre. Poco a poco, las gotas del líquido vital comienzan a definir el rostro y la silueta del Devorador, y a definir todas las cicatrices y grotescas uniones que presenta su cuerpo. La semitransparente figura cae al suelo, convirtiéndose en un polvo oscuro que acaba mezclado con la arena.

Y así, tumbados en la arena y cubiertos de sangre, volvéis a quedaros en medio de un silencio total en mitad de la noche.

Pasa un buen rato en el que no soy capaz de decir nada. Aún con el revolver en las manos, alzado, en parte gracias a que Leroy me ayuda a sostenerlo, espero a que mi corazón vuelva a su ritmo normal, perfectamente audible por mí en aquel silencio.

Permanezco alerta, intentando escuchar si algo más se acerca, pues temo que el sonido del disparo atraiga a alguna otra criatura. Al no escuchar nada, me giro hacia el resto.

- ¿Estáis bien? - La pregunta parece bastante absurda y más en el caso de Felix. Me acerco a él para observar la herida. - ¿Es que cada vez esas criaturas van a ser más grandes? ¿Y por qué a veces parecen transparentes y a veces no?.

Mientras con cara de asco, Leroy intenta quitarse de encima cuajos de sangre, Felix, claramente nervioso y tembloroso, susurra repetidamente en voz baja y con los ojos descaradamente abiertos pero sin prestar atención a su entorno: - Devoradores... Todos son devoradores... Tú... Yo... Todos somos Devoradores...

En uno de tus viajes al Medio Oriente tuviste ocasión de visitar una biblioteca privada de un director de excavaciones arqueológicas. Puso su confianza en tus dotes como vidente para dirigir en una dirección u otra sus futuras búsquedas en un extraño yacimiento. Bien, en su biblioteca examinaste una especie de compendio de criaturas imposibles donde mencionaban algo parecido. Textualmente decía: Un Devorador es lo que queda de un ser humano después de que su energía psíquica y su forma física sean desgarradas y reorganizadas por una poderosa entidad, quedando una versión mutilada y mal reunida de su anterior persona. Sólo se manifiestan cuando una fuente de luz los ilumina.

En uno de tus viajes al Medio Oriente tuviste ocasión de visitar una biblioteca privada de un director de excavaciones arqueológicas. Puso su confianza en tus dotes como vidente para dirigir en una dirección u otra sus futuras búsquedas en un extraño yacimiento. Bien, en su biblioteca examinaste una especie de compendio de criaturas imposibles donde mencionaban algo parecido.​ Lo poco que llega a tu memoria decía algo acerca de unas criaturas reconstruidas....

Las palabras de Félix me preocupan demasiado. Parece transtornado seriamente, quizás de modo irreversible. Pero eso que dice.. ¿Que todos somos devoradores? ¿Que todos somos como esos seres? Buff.. no quiero ni pensarlo.

-¡Felix, Félix! ¡Despierta! -No quiero, pero tras agitarle inútilmente solo veo modo de devolverle la consciencia golpeándolo. Un shock a veces es más efectivo que cualquier palabra.

Alzo mi mano y le doy un tortazo, esperando una reacción positiva a mi golpe.