Partida Rol por web

Lynn Marie miró al Teniente —Si estamos en el hospital de Val-de-Grâce, como parece ser— comenzó a decir —, creo que la biblioteca más cercana... ¿podría ser la de Víctor-Cousin quizá?

No estaba del todo segura, pero si estaban en ese hospital y su memoria a largo plazo no le fallaba, esa era la biblioteca que le venía así, a primeras, a su mente.

— En La Sorbona, sí —respondió él, chasqueando los dedos y mirando a la hermana, asintiendo—. No queda tan lejos, diría que está a una media hora de distancia, más o menos —se acarició varias veces el mentón, pensativo—. Vale, no creo que nos dejen ir así como así, en teoría estamos siendo investigados por deserción —puso los ojos en blanco—. Trataré de conseguir un permiso para que podamos ir, quizás hasta un chauffeur, pues dudo que nos dejen salir sin escolta.

Dicho esto, el teniente se levantó y empezó a caminar hacia el pequeño cuarto de interrogatorio donde, esperaba él, todavía estaba el tal Alan Xavier.

— Y ver si alguien tiene un jodido cigarrillo también... —murmuró, aunque de forma audible, mientras se alejaba.

Tienes que esperar un buen rato hasta que Alan Xavier consigue atenderte, pues sigue con los interrogatorios de los demás. Al verte sonríe

-¿Viene a confesar cómo desertaron?

— No —respondió él, tajante, mirando a Xavier a los ojos—. De hecho, vengo a solicitar un permiso para unos cuantos de mis hombres y mujeres, y también para mi persona*. El buen Korzeniowsky nos ha dado unos cuantos retazos importantes de información —el reproche se hizo evidente en los ojos de Richardson, pues en su afán por encontrarlos culpables, Alan había omitido gran parte de aquello—, y me parece propicio investigarlos. Nosotros estamos tan o más interesados que ustedes mismos en descubrir qué fue lo que pasó, así que es recomendable que nos deje hacer nuestras investigaciones también —hizo una pausa—. Entiendo que para usted somos desertores, así que estoy dispuesto a que seamos transportados en un convoy militar, y escoltados por efectivos en servicio activo. Es lo justo, mientras limpiamos nuestros nombres —hizo una pausa—. Nuestro destino es la Biblioteca Victor-Cousin, en La Sorbona.

-Hasta que no se acaben los interrogatorios nadie puede salir de aquí, una vez los interrogatorios hayan finalizado, mandaré a los superiores un informe y pondré en él su interés en un permiso para poder salir, hasta que el permiso no llegue de los altos mandos no pueden abandonar el complejo

El teniente Richardson lo había intentado, pero solo había conseguido que los pusieran en una lista de espera para poder solicitar un permiso de salida.

30 de julio

Había pasado cinco días desde que habíais despertado, los interrogatorios habían durado hasta la tarde anterior. Por la mañana, os dan por fin el alta en el hospital, aunque alguno de vuestros compañeros deben seguir allí, pues sus heridas son peores. Tenéis dos semanas de permiso en la capital francesa, dejándoos dicho que no se os permite salir de allí. Cada mañana a las 9h. debéis reportaros con comandante médico Joseph Beltrie, en caso de que alguno no haga su reporte a esa hora, se le acusará de ser desertores.

Al menos no lo habían denegado en primera instancia, lo cual ya era una victoria. Sin embargo, fue la única, pues por mucho que lo intentó, no logró conseguir a nadie que pudiera darle cigarrillos. Tendría que pasar aquellos días como cualquier otro, mirando al techo.

Los días finalmente pasaron, aunque el teniente trató de hacerse una rutina para no volverse loco. Bueno, más. La mañana del 30 de julio finalmente les fue dada la alta médica, así que embutido en su uniforme de oficial, Richardson juntó a los que habían mostrado algún interés por ir a la biblioteca.

— Bien, finalmente nos han dado el alta y el permiso. Os recomiendo visitar primero al Dr. Beltrie para evitar cualquier malentendido. Yo haré lo mismo, y trataré de conseguir algún tipo de transporte mientras tanto —dicho esto, se retiró a presentarse frente al doctor, para luego tratar de procurar un transporte para el grupo, preferiblemente alguien de rango más bajo que él.

Los días hasta que nos dieron de alta la pase pensando en mis vivencias junto a mi hermano, tenía esperanza en que si no habían encontrado el cuerpo el seguiría vivo en algún lado, talvez aun inconsciente.

Ya el 30 de Julio me aliste para salir, sabia que por mis conocimientos podría ser de ayuda en la biblioteca, tantos años investigando para realizar mis notas periodísticas deberían de servir para algo, tomando la palabra del teniente visite primero al Dr. Beltrie y luego reunirse con el teniente.

Kurt asintió.

— Buena idea, así lo haré teniente.

Fue a visitar al doctor para comparecer y que lo apuntaran a la lista. Tomó también un bloc de notas y un lápiz para escribir todo lo que pudieran encontrar.

Mas tranquila por haber dejado el hospital, aunque con la amenaza perecne que cercnía sobre su cabeza Samantha se mantuvo esos días intentando ayudar en todo lo que podía, incluso cuando no se lo pedían. ¿Qué estaban buscando exactamente? Cualquier tipo de información que pudiera esclarificar la situación. 

Acompañó al grupo que se diriguía a la biblioteca y dió un vistazo sección por sección. Cualquier tipo de antescedente servía.

Las noches siguientes, se podía ver a Lynn Marie rezando en su cama antes de dormir. Y, por el día, oraba junto a los heridos de la 2ª Compañía, pidiendo al Señor por ellos.

Así, la mañana del 30 de julio, se personó ante el comandante médico a la hora acordada y se reunió luego con el resto de compañeros que habían decidido visitar la biblioteca.

Sin embargo, la monja parecía encerrada en sí misma, le costaba concentrarse y se la veía distraída. Quizá no había sido buena idea que acudiera a la biblioteca, al menos aquel día.

El teniente Xenon Richardson había conseguido un coche para poder moverse por París, por desgracia nadie que les llevasen, pero por suerte todos tenían algunas nociones de conducción, por lo menos para poderse mover por la capital francesa. Los cinco podéis viajar juntos, en ese momento os alegráis de no ser nadie más, pues no habríais cabido dentro.

No tardáis en llega a la biblioteca Víctor-Cousin, en la Soborna, podéis entrar sin que nadie os ponga ningún problema, pero ahora la pregunta era, ¿qué buscáis? 

-No contamos con muchas pistas, talvez deberíamos empezar a investigar sobre el tatuaje, eso talvez nos de algún indicio de que camino tomar- Deberíamos empezar a buscar en libros de historia, libros sobre simbolismo e incluso en libros de ocultismo, siendo esta la parte más misteriosa de lo sucedido, ya que el resto de los acontecimientos son raros, pero en cierta forma podrían explicarse.

Al menos no tendrían que hacer el tramo a pie, y aquello ya era una pequeña victoria de por sí. Al haber procurado el vehículo lo justo era que él conduciera. No era un piloto de carreras, pero sabía cuando cambiar de velocidad y tal.

Ya en la biblioteca, el teniente se llevó una mano al mentón, pensativo.

— Es una buena idea, sí. Otra posible pista sería el supuesto castillo que mencionó Korzeniowsky, que fue donde nos encontraron. Si mal no recuerdo, estaba cerca de... Seizassons —acotó, mientras empezaba a buscar libros de geografía y también ciudades y localidades—. Alguno de interpretación de sueños tampoco caería mal —continuó, mirando a los demás.

Kurt estaba bastante distraído. Estaba acostumbrado a trabajar en una pequeña biblioteca local y esta desprendía un aire romántico que lo embriagaba. Ayudó al resto a buscar por encima, pero tampoco parecía encontrar nada.

— Quizá tatuajes tribales... algo sobre tribus y simbolismo..

El único castillo situado en las cercanías de Seizassons es el llamado Tournoir. Al parecer, está situado sobre un emplazamiento celta, posiblemente un lugar sagrado de la religión druídica, ya que existen manuscritos del siglo VIII que hacen referencia a un extraño templo. En los antiguos documentos la zona aparece denominada como Trounoir*. Corren numerosas leyendas en torno a ese paraje, que según la tradición popular está maldito. El castillo pertenecía a los condes de Tournoir hasta que hacia 1592 el último descendiente de la familia, Pierre Streé Tournoir, fue acusado de brujería y quemado ante las mismas puertas de su castillo. Al parecer, había atraído a toda una compañía de soldados del rey hasta su fortaleza, donde los había torturado y asesinado...

El castillo está situado en Reims, fuera de París, a unas diez horas en coche