Partida Rol por web

Las voces de unos y otros le llegaban en forma de ecos, zumbando en sus oídos como una alarma, pero sus sentidos estaban paralizados. La aparición de aquella cosa la había paralizado por completo. Ella quería una aventura como la que habían vivido sus padres, recorriendo pasajes secretos, esquivando trampas y esquivando a los malos. No huyendo de un ser horrendo sacado de una obra de Lovecraft. El impacto del cuerpo de Anne al lanzarse sobre ella y el consiguiente aterrizaje sobre el suelo parecieron despertarla de aquel trance.

-Gracias – fue lo único capaz de articular con la rubia aun sobre ella y su rostro a escasos centímetros del suyo

Ambas se levantaron como un resorte con Anne tirando de ella instándola a correr. La mano de Patrick estaba ahí también para agarrar la suya y apurarla para que se moviera. La urgencia y miedo que reflejaba la mirada de su primo solo la había presenciado una vez en su vida, mientras los servicios de emergencia la sacaban de aquel oscuro pozo. En un acto reflejo para tratar de reconfortarlo o de hacerlo consigo misma, apretó con fuerza su mano. Después como si la adrenalina comenzara a fluir por sus venas salió disparada siguiendo a los demás hacia lo que parecía la única vía posible.

Todo  tuvo lugar en apenas unos segundos pero parecía suceder a cámara lenta. Caleb abría la puerta de su, aparente, salvación mientras recorrían despavoridos aquel corredor. Un breve instante le sirvió para ver que Sarah había vuelto a estamparse contra el suelo, como había hecho en el aparcamiento. En aquel momento prefirió ignorar lo que había pasado para que no sintiera vergüenza por que la hubiera visto caer pero ahora era distinto no podía dejarlo pasar. Debía salvar a Sarah.

Era ágil y rápida pero su destreza haciendo piruetas bailando o sobre su monopatín no le sirvieron de mucho en esa ocasión. Giro sobre sí misma, liberando sus manos y retrocediendo con la misma velocidad que había utilizado para emprender la huída, llegando hasta Sarah sin la menor dificultad. Salvo la de enfrentar el terror que aquella cosa le producía. Pero no podía abandonarla.

-¡Vamos Sarah!...- gritó cogiendo a su amiga de la muñeca y tirando de ella, tratando de llevarla con ella

Claro que no había contado con un factor importante, el miedo de Sarah. Aunque esta trataba de levantarse el pánico, que iba y venía en oleadas, no la permitía coordinar como era debido dejándolas a las dos finalmente expuestas ante el ataque de la criatura. Sarah tratando de levantarse y Lex inclinada hacia ella tirando como podía para tratar de salir de allí.

Era de locura!

¿Que habíamos tomado? Piratas, cuadros encantados y ahora corríamos con un bicho detrás nuestra. Genial. Ni si quiera el hecho de haber estado tan cerca de Lex, en el suelo, me parecía real.

Patrik tiró de Lex y nos levantamos para correr pero, Sarah parecía tener problemas cuando trastabilló para caer, con el bicho demasiado cerca de ella. Lex se zafó de nosotros e intentó ir a por Sarah pero no pudo tirar de ella quedando a merced de la bestia.

- Maldición!- Gruñí por lo bajo. Me giré para gritar al resto.- Eh! Patrik! Cógelas!!.- No literalmente, pero era el mas cercano a nosotros. - Cal! Mantén la puerta abierta y Scott, busca algo para atrancarla después! Rápido!

Desde luego la locura Goonie se me estaba pegando porque...¿quien me mandaría a mi meterme en estos fregaos? Me quité la chaqueta, dejando al descubierto mi camiseta del club de baloncesto del instituto, y la usé como "reclamo de bestias salidas de la nada", a modo de banderola

-Eh! Bicho..si, tu cara feo!! Aquí, aquí!!- Grité poniéndome frente al bicho, entre el y las chicas.- Si..sii.. cógeme a mi!! Patrik!! vamos levántalas.!-

El bicho intentó cogerme con una de sus zarpas, pero ser el pivot del equipo me tenían que valer de algo. Era ágil y esquivé su aletada. En cuanto ellas estuvieran tras la puerta, saldría corriendo, atrancaríamos la puerta y listo. ¿Fácil ,no?

Eso espero, Glups!

Lex fue al rescate de Sarah, que se había quedado en el suelo petrificada, pero al no poder tirar de ella lo suficientemente rápido, ambas se encontraron a merced del bicharraco.

Fue entonces cuando acudió rápidamente Anne, que se colocó delante y llamó su atención.

-Eh! Bicho..si, tu cara feo!! Aquí, aquí!! Si..sii.. cógeme a mi!! Patrik!! vamos levántalas.!

El bicho agitó las alas, graznó, a falta de un mejor término para definir el sonido que emitía, y lanzó un poderoso ataque con los dientes... que Anne logró evitar con facilidad.

Permanecí junto a la puerta abierta, observando embobado a aquel monstruo que había estado tan cerca de alcanzar a Sarah. Lex había intentado scorrer a Sarah, aunque no había podido arrastrarla consigo para ponerla a salvo. Había sido la oportuna actuación de Anne lo que había hecho que la atención de aquella criatura se centrase ahora en la hija de Steff.

-Hay que hacer algo para ayudarlaz -le dije a Emiko y a Scott, que permanecían al lado de la puerta.

Podía haber entrado directamente en la siguiente sala y buscado un lugar en el que esconderme, pero no podía irme de allí y dejar a Anne y a Sarah a merced de esa criatura alada, y mucho menos a Lex, una de mis mejores amigas.

-Chicoz -me volví hacia Emiko y Scott-, ¿no lleváiz nada encima que podamoz tirarle a eze bicho? Algo que le haga daño, ¡directo a la cabeza!

Busqué con la mirada algún objeto que pudiera funcionar como arma arrojadiza para arrojarla contra el monstruo. Lo sentía por el doctor Kingston si le rompíamos algo del museo, pero estábamos en medio de una emergencia.

Patrick tiró de Lex y de Sarah, que se pusieron en marcha como pudieron, mientras Scott miraba nervioso a sus amigos y a la puerta. Era una puerta antigua con cerradura vieja, de esas que tienen llaves grandes. Si querían salvarse debían entrar por ella, pero también tenían que trabarla por dentro para que aquel bicho no les siguiera. Al fijarse, vio que no se podía trabar ni siquiera con su espada, pero que tenía un pasador por dentro que una vez echado, impediría la entrada. Satisfecho, se giró hacia sus compañeros.

Agradeció la socorrida mano de Patrick ayudando con Sarah, quien parecía reaccionar por fin y se dejaba sacar del corredor para cruzar la puerta que Scott y Caleb habían cruzado. La carrera fue veloz y no tardaron en llegar junto a ellos. Su primo tiró de ambas con la clara intención de impedir que retrocedieran para ayudar a Anne. Todo su cuerpo se estremeció al ver como el monstruo se lanzaba contra su amiga, que con un veloz movimiento logro, no solo esquivarlo, si no además emprender un sprint en su dirección.

-¡Vamos Anne! ¡Corre! ¡Tú puedes! – animo mientras aferraba con fuerza la mano de su primo, quien trataba de hacer que cruzara de una vez la puerta para cerrar en cuanto el último de ellos la hubiera cruzado

Uno a uno fuisteis pasando por la puerta, perseguidos por aquella criatura. Con Scott y Caleb dentro, Patrick fue el siguiente, tirando de Sarah, Lex y finalmente, Anne. El bicho intentó por todos los medios atrapar a Anne, que se había quedado rezagada, pero aquella superficie no era la suya y resbaló, cayendo de boca.

Eso fue todo lo que necesitabais para terminar de entrar y cerrar la puerta detrás vuestra. Estabais a salvo de la criatura... aunque encerrados, y a oscuras. No se veía prácticamente nada y estabais en lo que parecía unas escaleras que descendían a lo que seguramente debía ser el sótano.

Ofreció su mano extendida hacía Anne mientras Patrick tiraba de ella con insistencia, aprovechando esa inercia cuando la alcanzó en el último momento, a la vez que el monstruo caía de bruces al suelo a sus espaldas. En cuando la rubia estuvo a salvo al otro lado, Caleb y Scott atrancaron la puerta, sumiéndolo todo en una completa oscuridad, tan solo intuyendo la silueta de los otros.

Los demás no podían apreciarlo, tan solo los que sostenían sus manos podían intuir que algo le pasada al sentir como las apretaba con gran fuerza para luego soltarlas con brusquedad. Los cristalinos ojos verdes de Lex se habían abierto con desmesura al encontrarse ante aquella oscuridad, girándose con presteza en busca de un interruptor.

-¿Dónde estás? ¿dónde estás? Vamos, vamos…-comenzó a balbucear mientras palpaba la pared junto a la puerta con cierta desesperación y el palpitar de su corazón reverberando en sus oídos

Fueron unos pequeños instantes de pánico hasta que sus dedos dieron con el tacto de algo conocido y con un sonoro clic se hizo la luz.

A pesar de todos los resbalones, las parálisis por miedo y los ataques de aquel extraño ser volador, todos habían pasado el umbral de la puerta sanos y salvos. Scott se apresuró a cerrar la puerta una vez el último de sus nuevos amigos la hubo atravesado.

— ¿Pero que coño es eso? — Exclamó exhaltado Scott. — Si no lo veo, no lo creo. ¡Eso no sale en los documentales que veo en internet! 

En cuanto se hizo la luz, Scott miró entonces la puerta. Parecía vieja y frágil. 

— ¡Buen trabajo , Lex! — Le felicitó. — Tenemos que avanzar. Si ese ser, sea lo que sea, pretende cruzar la puerta, no tardará demasiado en tirarla abajo. 

Un oscuro sótano, por mucho que Lex hubiera encontrado la luz, seguía siendo un mal lugar al que huir si uno estaba siendo perseguido por un pequeño dragón que acababa de matar a todo un pirata. Aunque sonara extraño, no era una metáfora. 

Scott sacó su espada roma y se dispuso a encabezar la expedición con el permiso de Lex. No sabían que podían encontrar allí abajo. Más valía la pena estar preparado, aunque fuera con aquel arma de atrezzo.

Lex acertó a encontrar el interruptor de la luz, y menos mal, porque completamente a oscuras, la cosa no prometía nada bueno, sobre todo viendo lo que les esperaba: una escalera que parecía descender hasta algún lugar... que no se atrevían a imaginar.

Aquello debía ser el sótano, no había duda, pero... ¿por qué daban tanto miedo? 

Mientras mirabais absortos abajo, un ruido en la puerta os sobresaltó. Debía ser aquel bicho intentando entrar, mordiendo o golpeando la puerta, una y otra vez.

- ¡Venga, vamos! - Ordenó Soctt. - Lo que hay abajo puede darnos miedo, pero de momento solo es oscuridad. - Señaló con la mirada hacia la puerta. - Lo que está intentando tirar la puerta abajo es una certeza.

El joven Deveraux no se lo pensó dos veces. Espada por delante, comenzó el descenso. Trataba de no hacer demasiado ruido con sus pasos, pero tampoco iba a caminar como en las películas de terror, despacio, pegado a la pared y preguntando lanzando constantemente al aire el nombre de uno de sus compañeros en caso de escuchar el evidente ruido de un ser acechándole en la oscuridad.

Lo habíamos conseguido. Habíamos escapado de aquel monstruo indescriptible, fuera lo que fuera.

Lex había logrado encender el interruptor para que no estuviéramos a oscuras, revelando que en la estancia en la que nos encontrábamos había una escalera descendente. ¿Tal vez conducía hacia un sótano que actuaba como almacén del museo?

Antes de que pudiéramos decidir qué hacer, escuchamos golpes en la puerta, probablemente de aquella misma criatura alada, tratando de entrar a por nosotros. No teníamos otra opción que bajar por aquellas escaleras.

-¡Chicoz, zacad vueztroz móvilez y activar la linterna! No zuelen zer muy buenaz y alumbran poco, pero algo creo yo que veremoz... -sugerí a mis compañeros, comenzando el descenso, detrás de Scott.

Comencé a descender por las escaleras, sosteniendo en mi mano el móvil con la linterna activada, y siguiendo en todo momento a Scott, quien al menos iba armado con la espada del pirata.

-Me ciento como loz hobbitz del Zeñor de loz Anilloz cuando tuvieron que bajar a laz minaz de Moria -comenté, con cierto nerviosismo en mi voz.

Lentamente, bajasteis los escalones uno por uno, iluminados gracias a una mísera bombilla que había en la entrada y la luz de algunos de vuestros móviles. Cuando llegasteis abajo, os disteis cuenta de que no solo era el sótano del museo, sino que en sí mismo era también otro museo, con una gran cantidad de obras cubiertas por plásticos y telas, esperando a ser restauradas o simplemente, acumulando polvo.

Lo que descubrieron allí abajo le sorprendió mucho a Scott. No esperaba encontrar ese tipo de objetos en un museo dedicado a Willy el tuerto y la piratería.

Si sus ojos no le engañaban y estaba casi seguro de que no, todo aquello podía formar parte de una colección del antiguo Egipto. Porqué si algo tenía claro es que lo que se apelotonaba en las estanterías entre otras cosas, eran sarcófagos.

- Que raro es esto... - Dijo un pensativo Scott. - ¿Que pinta todo esto aquí? No tiene mucho sentido, la verdad...