Partida Rol por web

Aquí es... escondida, oculta del resto. Mi padre tiene un extraño sentido de la propiedad. Lo que es suyo, nadie puede tocarlo ni acercarse, bajo pena de muerte. Yo soy su tesoro más preciado, así que me retiene aquí abajo, en estas cuevas, y me rodea de criaturas y trampas para que nadie pueda entrar o salir.

a chica se da la vuelta y se sienta en el suelo. Más allá veis los restos de comida, agua y también ropas.

Vosotros sois los primeros en hacerlo, aunque no sé cómo vais a salir ahora. Pero me alegra que hayáis venido. No hay mucho qué hacer por aquí.

-¡tienes que estar de coña! - exclamo horrorizada mirando a su alrededor, entonces extendió los brazos señalando la cueva - ¿¡quieres decir que vives aquí!? ¿¡que Willy mantiene presa a su propia hija!? ¿¡PERO QUE DE MONIOS LE PASA A ESE ESTUPIDO PIRATA!?

Sí, Lex había perdido los papeles. No comprendía como un padre, por muy pirata que fuera, podría mantener a su propia sangre en una cueva encerrada con semejantes bestias como única compañía.

-tú padre esta mal de la cabeza – dijo tras haber tomado una bocanada de aire y soltarlo lentamente – perdona, no deja de ser tu padre y no debería decir esas cosas. ¿como te trae todo eso? - continuó señalando la comida y la ropa

Dudaba que Willy cruzara todos esos peligros cada vez que tuviera que traerle víveres a su hija, así que tenía que haber alguna otra manera de acceder al lugar.

Sadie se encogió de hombros ante todo lo que dijo Lex. Después, cuando le preguntó, simplemente señaló hacia arriba. Un tragaluz en la roca, situado a más de veinte metros de altura, como si fuese un pozo, permitía la llegada de luz y aire a aquel lugar.

-Es fácil. Lanza una cuerda con un cubo que contiene todo lo que necesito y vuelve a subirla. De vez en cuando baja aquí y se queda conmigo durante un tiempo, pero no suelo tener tanta suerte. Creo que no toca que vuelva a venir hasta... dentro de cuatro días.

La voz de Sadie mostraba resignación.

No podía creerlo. Habíamos encontrado a una chica, y había resultado ser nada más ni nada menos que la hija de Willy el Tuerto. Según le había contado a Lex, su padre la mantenía cautiva en aquella cueva, custodiada por trampas y monstruos, y alimentándola mediante alimentos que le suministraban a través de un cubo.

La historia de la chica me recordaba mucho a la de mi amigo Sloth. Ambos habían tenido malvados familiares que les habían mantenido encerrados, prácticamente sin contacto con nadie.

-Creo que tu padre ze toma demasiado en zerio lo de que no zalgaz con chicoz -comento, en un tono ambiguo que no dejaba entrever si lo había dicho de broma o en serio-. Pero por qué te mantiene aquí encerrada? Erez la hija de un capitán pirata. Lo normal zería que eztuvieraz con él en zu barco, aprendiendo el oficio familiar para poder zucederle algún día.

Sadie miró a Caleb con ojos de "pobrecillo, no entiende de estas cosas".

-Se nota que no conoces a los piratas. Donde hay una mujer, no hay disciplina. Incluso siendo la hija del capitán, no tardaría en haber problemas. La verdad es que yo le he pedido muchas veces salir de aquí, pero no hay manera, y no puedo escaparme porque no hay ningún lugar por dónde hacerlo, por lo menos, que yo haya visto.

- No te pareces a tu padre... - Dijo Scott. - Eres bastante amable, tu voz es melodiosa, tienes los dos ojos intactos... Bueno, supongo que no es hereditario... - Se sonrojó. - Y tu padre es feo como cierto cantante de los ochenta disfrazado de pirata y en cambio tú no lo eres... No pareces pirata digo...
Scott a abrió los ojos de para en par y se puso rojo como un tomate, más rojo de lo que ya lo estaba después de tocar la mano de Sadie. Se dio media vuelta y se sentó sobre una piedra dándole la espalda.

- ¿Pero qué estás diciendo, Scott? - Reflexionó. -¡Pareces idiota!

Estaba claro que no iba a tener suerte dos veces seguidas como salvadora ya que, aunque lo había intentado, fui incapaz de arrastrar durante mucho tiempo a Emiko y había sido el bueno del profesor el que había tenido que venir a ayudarme. Por suerte todo acabó bien y pudimos llegar sin mayores consecuencias a la orilla.

Orilla donde nos esperaba una nueva sorpresa aunque esta vez no tenía pinta de ser una trampa... por el momento. Una mano extraña me ayudó a salir del agua, al igual que había ayudado al resto, y pude comprobar que se trataba de una chica que nunca antes había visto. Cómo diablos había llegado hasta allí fue un misterio para mí hasta que comenzó a hablar, no sin antes fijarme en el tonteo de Scott que parecía haber apartado ya de su mente a Anne; aunque el resto de los chicos tampoco es que se quedaran muy a la zaga.

Escuché lo que contaba, una historia demasiado triste y lacrimógena como para resultar del todo creíble, o por lo menos a mí me costaba pensar en que un padre, por muy pirata que fuera, hiciera algo semejante a su propia sangre.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí encerrada? ¿Y tu madre? —No pude evitarlo, pero la miré con cierto recelo pues no me podía creer que se hubiera rendido de buscar una salida porque... había una salida de allí ¿verdad? Sadie no podía decir la verdad... tenía que haber una salida de allí.

Sadie se echó a reír. Aquel chico era simpatiquísimo. Pero no duró demasiado. Después de todo, su amiga había dado en el clavo.

¿Cuánto tiempo llevas aquí encerrada? ¿Y tu madre?

Mi madre murió cuando nací. En cuanto al tiempo que llevó aquí... no lo sé. En este lugar los años no pasan. Mi padre aprendió magia en sus viajes y ahora yo estoy condenada a estar escondida aquí... para siempre.

Sadie se echó las manos a la cara y empezó a llorar. Era fuerte, pero no pudo evitarlo.

-Lo-lo siento. Es... duro.

Muchas emociones de una vez.

Serpientes, monstruos marinos...¿realmente Willy pasaría por allí para recoger su tesoro? Lo dudaba. Y mientras tosía el agua que casi me entra por la nariz, a punto de ahogarme, alguien nos salva. La hija de Willy el tuerto! Lo flipo.

Sin embargo, no pude evitar poner caras cuando vi a Scott coquetear con la ojos saltones. Se le caía la baba y ek cerebro le funcionaba a medio gas. Nunca le funcionaba, pero ahora, menos. Y pensar que andaba detrás de mi... No es que me importara, demasiado, pero una tiene su orgullo...

- Genial. - Dije mirando hacia arriba por el agujero.- Si tu no has conseguido salir nosotros tampoco. ¿Como llega tu padre? ¿Se materializa de la nada?- A lo mejor podemos subir por la cuerda. Pego un par de tirones de la cuerda y me imagino como en el parque de atracciones. ¿Cabríamos por el agujero?- Porque no pienso quedarme aquí cuatro dias mas! Y tu te vienes con nosotros, eso lo tengo claro.- No sabía si era por joder a Willy o por tener un tesoro. Aunque a mi con Lex me hubiera tocado la lotería, como tesoro...- No creo que a Romeo- señalo a Scott- le guste que te quedas aquí.

Evité hacer la pregunta que todos estaban pensado ¿Donde hace pis y caca esta niña?

-Hola Sadie, si, así es, lo hemos conocido, de hecho hemos estado en su barco y pudimos escapar, aunque nos perseguían, pero al meternos aquí y estando sus trampas, su tripulación se lo ha pensado mejor, aunque no me estraña después de todo lo que hemos pasado y vistos éstos monstruos, yo tampoco entraría-dije quitándome la chaqueta que ya estaba hecha polvo para intentar exprimirla un poco. Mientras lo hacía Salie comenzó a explicar el por qué ella se encontraba allí y quién era ¿la hija de Willy? no podía ser...mis ojos se abrieron como platos soperos y cada detalle que daba más increíble me parecía.

-¿Que te tiene aquí encerrada y viene a verte de vez en cuando? ¿pero qué tipo de padre es es?-pregunté cabreado, aquella chica llevaba allí atrapada durante a saber cuándo tiempo y todo por el tarado de su padre. Y entonces Scott volvió a las andadas ¿voz melodiosa? se puso rojos como un tomate y tuve que aguantar una risa-Scott, colega...-dije mirando a Anne de reojo y desde luego el gesto que mostró no era de ningún agrado, crucé miradas con Lex y se notaba que pensaba lo mismo que yo al ver la reacción de Scott con la chavala. Yo también tenía las hormonas revolucionadas y ver a Anne con la camiseta pegada a su cuerpo totamente mojada no ayudaba a concentrarse, pero había cosas más importantes en la que pensar, por ejemplo en no morir y salir de allí. Pero Sadie se echó a llorar, así que me acerqué hasta ella y apoyé mi mano en su hombro dándole un par de palmadas intentando reconfortarla.

-Eh, vamos, no llores, ahora estamos nosotros aquí y te vamos a ayudar a escapar, tiene que haber alguna forma de salir de aquí...¿Has explorado a fondo éste lugar Sadie?-pregunté interesado intentanto distraerla un poco. Quizás ella que llevaba allí tiempo había encontrado algo.

Patrick había sido más rápido que él a la hora de consolar a la chica. Tampoco era cuestión de agobiarla en esos momentos a preguntas, por lo que el chico se alejó unos pasos. Al fin y al cabo, la chica era mona, pero su objetivo seguía siendo salir de ahí, y conquistar a Anne, aunque salir de ahí era prioritario... Suponía.

Mientras Patrick trataba de interrogar a Sadie a la vez que se había convertido en su pañuelo, Scott decidió interesarse por el grupo. Tras su gesta contra el pulpo, se había erigido en el líder y debía cuidar de todos. O eso creía él en esos momentos.

-¿Todo bien Caleb? - Le preguntó. - ¿No te deben quedar chuches, verdad?

Luego se acercó a Sarah.

- ¿Vaya susto, eh? - Le dijo. - Pero estamos a salvo de momento.

Le llegó el turno a Emiko.

- Casi te ahogas. No te preocupes, vamos a descansar un poco si nos dejan. Sé que nadas mejor de lo que parece, pero estamos todos agotados. - Trató de reconfortarla.

Se plantó frente al profesor.

- Señor Armitage, tenemos que pensar algo y usted piensa bien... - Sonrió. - Es una sugerencia...

Se agachó junto a Lex.

- A ti te aprecio mucho... Somos amigos desde hace tiempo. He pasado miedo cuando vi que el pulpo te cogía... - Sonrió. - ¡No lo vuelvas a hacer! - Bromeó y finalmente se plantó frente a Anne.

- ¿Tú cómo estás, Anne? - Le preguntó tratando de sonar dulce a la vez que interesante, pero un gallo se coló en mitad de la frase arruinando su pose seductora, ya de por sí muy deficiente. - ¿Has visto cómo me enfrenté al pulpo? - Y el que vio algo en ese momento fue el propio Scott.

El profesor estaba recuperando el aire mientras los chicos hablaban entre ellos y con aquella joven. Habían encontrado el tesoro... y no era lo que él pensaba.

Qué decepción.

Tantos años investigando a Willy, siguiendo pistas, y al final, no se trataba de dinero, sino de algo mucho más importante. Pero entonces recordó que alguien le había empujado allí dentro... y empezó a reírse. Quién quiera que lo hubiera hecho, iba a llevarse una decepción mayor que la suya.

Eso le animó y se puso en pie.

-Tienes mucha razón, Scott. Eso se me da bien. Pero no se trata de pensar, sino de buscar. Jovencita -empezó a decirle a Sadie -, soy el Profesor Armitage, y no te quepa la menor duda de que conseguiremos sacarte de aquí. Estas cuevas tienen siempre grietas y puntos débiles. Solo necesitamos encontrar uno. Así que todo el mundo a buscar.

-Qué va, Zcott. Ze me acabaron laz chucheríaz cuando oz di aquellaz últimaz -dije, rascándome la cabeza para hacer memoria si habían durado más los barquillos o los regalices-. Dije que dejaría lo mejor para el final, pero creo que me laz empecé a comer demaziado rápido. -Me vacié los bolsillos, solo para revelar que ya no llevaba nada-. Lo ziento, Zadie. Ya encontraremoz máz comida cuando te llevemoz de vuelta a nueztro mundo.

Dirigí entonces una mirada a mi alrededor, tratando de encontrar una posible salida o resquicio por el que pudiéramos salir de aquella peligrosa cueva. A mis catorce años, aún no me habían dicho que necesitara gafas, aunque lo cierto es que percibía bastante poco a mi alrededor.

Señor, le agradezco la intención y siento muchísimo que esté aquí, pero en todo el tiempo que llevo no he encontrado ninguna manera de escapar. Y le aseguro que he dispuesto de muchas horas para examinar cada centímetro de roca que nos rodea. No, no. Estamos atrapados aquí. Hasta dentro de cuatro días, mi padre no aparecerá.

Sadie os miró con pesadumbre a todos.

-Y mucho me temo que os matará a todos.