Partida Rol por web

Lo último que recordaba era cargar con Scott y poder llevarlo hasta el otro lado.

Pero algo me hizo debilitarme. Un dardo. Scott podría ser un chaval, pero pesaba y yo no era una forzuda. Pisaría algo mal cuando empecé sentir que las fuerzas me abandonaban y mi cabeza daba vueltas.

No, no podía acabar así! Me habían dado!

No se cuanto tiempo pasó. No mucho, al parecer pero la siguiente que oí fueron unas dulces palabras que, aun con los ojos cerrados me hicieron sonreir. Quizá estuviera soñando con...- Um....Lex...-Dulcemente respondí a esa llamada. Mis manos se alargaron para tocar su rostro con suavidad.- Hueles a...¿pis?!

Abrí los ojos de golpe y me encontré con Scott tremendamente cerca. Noté como el calor subía por mis mejillas, las cuales estarían rojas como las de Heidi.

- Scot!!- dije sorprendida levantándome de golpe.- Estoy bien, estoy bien, estoy bien...- dije medio espabilada mirando a todos lados, intentando evitar tener contacto visual vergonzoso con Scott, aunque inevitablemente acabé mirándolo.

- ¿Estas bien? ¿Tu culo...?- Mejor piensa en otra cosa Anne.- Cal!- apremié al chico que también empezaba a despertarse. - ¿Y el resto? Pregunté a Armitage algo alterada mientras veía como los últimos conseguían ponerse a salvo.- Sarah? Lex! Patrick!

A Scott se le sonrojaron las mejillas cuando Anne le preguntó por su culo. Estaba bien que aquella chica tan mayor se preocupara por él. Eso quería decir que le importaba. En cambio Lex... Parecía cabreada con él. Como solía decir su padre cuando reñía con una de sus novias: "¡Joder! ¿Tienes la regla o que te pasa?". Scott no lo dijo, pero lo pensó. No le gustaba cuando su padre era tan soez, pero en ese caso, si lo hubiera dicho, hubiera estado justificado.

- Estoy mejor, Anne. - Gracias. - Ha sido como un pinchazo para una vacuna. - Sonrió.

Acto seguido se encaminó al borde con la trampa del crucigrama en las baldosas y ofreció su mano a todo aquel que la quisiera para tratar de ayudarles a cruzar de un salto la última baldosa. Por suerte podía hacerlo y no había muerto, como instantes atrás creía que pasaría. Aquel veneno debía estar en mal estado, porque de otra forma no entendía la utilidad del mismo.

Emiko vio como Sarah terminaba de cruzar, saltando casi seguido las dos últimas baldosas, así que ella hizo lo mismo. Se armó de valor, cogió un poco de impulso... y saltó, primero a la R, después a la E... y listo.

¡¡¡Bieeeeen!!! - exclamó, al verse a salvo. Abrazó feliz a Sarah, que estaba allí mismo, mirando como ella y Patrick saltaban, y después se giró hacia éste emocionada por haberlo conseguido. 

-Venga, Patrick. Si yo puedo hacerlo, cualquiera puede -dijo.

Después se volvió hacia los demás, que se revolvían en el suelo, como si estuvieran despertando de un largo sueño.

Se pondrán bien del todo ¿verdad profesor? 

Sarah preguntó lo que ella estaba pensando.

Perfectamente, Sarah. No te preocupes. El curare es muy curioso. En dosis elevadas es un potente veneno, pero cuando se toma en cantidades ínfimas, tiene efecto somnífero y a veces, alucinógeno. Éste era viejo, por lo que sin duda solo ha causado en ellos un leve sueño. Puede que durante un buen rato también vean algunas cosas raras, pero nada más.

-Tomároslo con calma, chicos -les dijo a todos, mientras les ayudaba a ponerse en pie.

Me incorporé, con la ayuda del profesor Armitage, mientras la cabeza aún me daba vueltas. Por suerte, aún seguía teniendo la gorra sobre la cabeza y todas las extremidades en su sitio.

-¿Alucinógeno? -pregunté, poniendo los ojos como platos-. ¿Zignifica ezo que vamoz a ver cozaz que no exizten? Jodé, ezpero que no zean demaziado ezpeluznantez. Una vez leí en internet la hiztoria de una chica que zufrió alucinacionez dezpuéz de pizar una trampa en un viejo bozque. La chica tenía miedo a loz perroz y alucinó con que la atacaba un rottweiler. Ahora mizmo zolo ezpero que no alucinemoz con loz bichoz aladoz de ahí fuera.

Dicho esto, me llevé una mano al bolsillo y saqué de ella cuatro barritas de chocolate de una conocida marca. Había dejado lo mejor para el final.

Decidí entregarle una a Lex, otra a Scott y la tercera a Anne, reservando la última para mí.

-Tomad, puede noz ayude a recuperarnoz del curare -expliqué, mientras le hincaba el diente a la barrita-. Ez Kinder Bueno, eztá máz bueno que laz chocolatinaz de otraz marcaz. Ademáz, el chocolate ayudar a recobrar energíaz, lo leí en Harry Potter.

- Gracias, Caleb... - Dijo Scott realmente agradecido, pues su estómago rugía de hambre. ¿Cuánto hacía ya desde la comida? - ¡Esos bolsillos tuyos no tienen fondo! - Afirmó con rotundidad. - ¿Qué más llevas allí? ¿No tendrás una puerta mágica o una máquina del tiempo? - Bromeó comprado a Caleb con Doraemon. - ¿O tú solo puedes almacenar golosinas? - Pese a las bromas, ya había abierto la chocolatina y había empezado a devorarla tiñéndose los dientes de marrón.

¿En qué letra estoy? en la A y voy para la N no? si ya te digo que hoy no estoy fino...

Al final Sarah y Emiko había superado la prueba y estaban al otro lado sanas y salvas pero aún quedaba yo, así que volví a saltar a la siguiente baldosa con todas mis ganas esperando no cagarla. Y así fue, caí mal y noté como perdía el equilibrio. De repente una sensación de miedo y terror atenazó mi cuerpo, sabía que aquellas flechas podían dejarme aturdido así que recé por conseguir esquivarlas o al menos no resultar herido..

Me reí ante los comentarios de Scott acerca de los bolsillos de mi sudadera, de la que ya había sacado todo tipo de suculentas chucherías.

-Qué va, ojalá fuera Doraemon -comento, divertido por la comparación con el ilustre gato cósmico-.Eztoz Kinder Buenoz era lo último que me quedaba. Tendría que haber comprado máz en la tienda antez de venir...

En un intento por indicar que decía la verdad, mostré mis bolsillos vacíos. En ellos ya sólo quedaba una pequeña bolsita transparente en la que había llevado antes el regaliz.

Escuché el seco sonido de un dardo salir de una de los orificios de la pared y por suerte para mí el mismo movimiento al perder el equilibrio hizo que esquivar aquel dardo por poco.

-Joder...¡por poco!- resoplé quedándome en aquella baldosa, preparándome para saltar a la siguiente, la G.

Volví a contener la respiración y otro nuevo salto me dejó en el aire otro particular de segundos, pero ésta vez cayendo en la baldosa correcta-Ufff- exhalé intentando quitarme parte del nerviosismo que me atenazaba, ya quedaba un salto menos para estar a salvo...

Ya todos estaban pendientes de mí como si fuera un equilibrista haciendo el más difícil todavía y si ya estaba nervioso de por sí que todos me estuviesen mirando no mejoraba la situación, así que tomando todo el valor que tenía y concentrándome en cada salto decidí hacer los dos del tirón.

Tomé impulso y caí en la R con facilidad y a continuación con ambos pies afianzados volví a saltar a la E llegando al final con el resto del grupo.

-¡Si, lo conseguí!- exclamé eufórico corriendo hacia mi prima-¡Eh Lex! Lex, estoy aquí, contigo, vamos despierta que el pesado de tu primo está a tu lado-dije con una amplia sonrisa y feliz al fin de ver que se encuentra bien. También miré a Sarah y a Emiko con una sonrisa agradecida por los ánimos.

El profesor sonrió, aliviado.

-Por fin. Menos mal que estáis todos bien. Willy siempre fue aficionado a las trampas, pero con un poco de habilidad y paciencia, podemos vencer cualquier cosa con la que nos encontremos.

Después, os miró a todos.

Descansad un momento antes de que continuemos -os dijo, mientras se acercaba a la salida y ojeaba lo que había más allá.

-Gracias ñajo* - agradeció a Caleb tomando el chocolate una vez que Scott, y su olor a meado, se había apartado.

Quizá había sido un tanto brusca con el chico pero que la zarandeara de esa manera cuando ya se sentía de por si mareada era mucho para no ponerse borde. Ya habría tiempo de disculparse. Podría ser el efecto del chocolate o, como decía Armitage, el curare estaba tan diluido que comenzaba a pasarse.

-Bueno prefiero las alucinaciones al efecto asfixiante del curare, la verdad sea dicha – volvió a hablar, esta vez incorporándose para quedar sentada y abrir los ojos.

En ese momento Emiko saltaba la última letra y abrazaba a Sarah delante de ella, eso quería decir que solo quedaba uno por llegar al final. Abrió los ojos en exceso al posarse sobre su primo justo cuando tropezaba hacía delante.

-¡Patrick! - gritó cuando, en un alarde de valor y inesperada destreza para un gamer profesional, saltaba las últimas letras seguidas llegando junto a ellos.

Poniéndose en pie como un resorte acorto la distancia entre ellos y lo abrazó.

Lo cierto era que Lex se mostraba un tanto arisca con él desde hacía un buen rato. Quizás fuera por los nervios, o quizás le había cogido manía. No lo tenía claro, pero lo cierto era que en a situación en la que se encontraba tenía mejores cosas en las que pensar. No era en los efectos que el curare podía causar en su organismo. Tampoco era en las futuras trampas con las que podían toparse. Lo que ahora ocupaba la mente de Scott no era otra cosa que Anne Steinbrenner... Pero tenían que seguir avanzando.

- ¡Espere profesor! - Exclamó el enamoradizo niño. - Me encuentro mucho mejor. - Dijo al ponerse a su lado. - Voy con usted.

Era posible que demostrando iniciativa y valor, Anne olvidase el incidente de la camiseta. Que al fin y al cabo, había sido una muy buena idea. ¡Al menos había hecho algo! El problema fue que no salió bien. Aquella puerta estaba anclada al marco de la puerta con quien sabe que... Al menos le había dejado a Willy un regalo en la celda. Aquella camiseta meada no sería de buen gusto para quien tuviera que limpiar la celda. Aunque pensándolo bien, no creía que nadie fuera a limpiarla. Su camiseta se quedaría allí hasta que la nave se hundiera en el fondo del océano.

Seguido de Scott, el profesor se adelantó ligeramente. La siguiente estancia parecía ser una parte más o menos normal de aquel lugar, una cueva, con roca caliza formando paredes irregulares, y humedad por todas partes. Nada hacía presagiar que hubiese una trampa.

-Vaya, parece que por ahora la cosa está tranquila. Esperemos que continuemos igual, aunque conociendo a Willy...

No terminó la frase. No era necesario.

Al llegar al final de aquella estancia mayor, sin embargo, ambos ahogaron un grito. Aquella debía ser, si no otra trampa, otro problema.

-Ya me extrañaba a mí. Scott, ve a decirle a los demás que se preparen. Qué vengan. Estoy seguro de que esto va a ser todavía peor.

Delante de ellos había un precipicio enorme, que parecía llegar hasta el mismísimo infierno, y solo había una manera de cruzar. Un larguísimo y cochambroso puente colgante, que parecía estar a punto de caerse en aquel preciso momento.

- Vaya... - Dijo entonces el chico. - Tiene muy mala pinta... 

Era cierto que no le hacía ninguna gracia atravesar aquel puente. Podría romperse en cualquier momento y eso si que sería una muerte más que segura. Aunque tampoco podían quedarse eternamente atrapados en aquel pequeño espacio entre la trampa de las baldosas y el abismo. Salir por donde habían entrado sólo les reportaría la muerte a manos de los piratas, aunque también dudaba que estuvieran custodiando la entrada hasta el fin de los días. Si veían que aquel puente iba a caer, con esperar a que cayera la noche y regresar por donde habían entrado podía ser suficiente.

- Enseguida vuelvo... - Dijo Scott saliendo a la carrera en busca del resto de chicos.