Partida Rol por web

Aguanté la respiración cuando aparecimos en aquel remoto lugar del desierto. De nuevo los efectos de la mágica habían atravesado cada una de mis partículas haciéndolas temblar y removerse y por unos segundos había perdido la conciencia durante mi mismo. Pero antes de que quiera darme cuenta todo eso se había quedado atrás, y estaba contemplando los rostros de los desdichados que caminaban forzados por los esclavistas.

Se que solo la justicia y los ojos de Herenias son aquellos que  deben castigar al  hombre y imponer sus condiciones de perdón, pero estas personas me dieron súbitamente asco.  "¡Por mi espada que esas pesadas cadenas se perderían entre las dunas!" A pesar de mi rabia, me mantuve con la firmeza que dicta el código de conducta, esperando mi momento. 

Tras una señal de Lazarus, lanzo todas las piedras rayo que he cogido y me tapo mis oídos. El ruido no me llega a afectar, pero noto la vibración en las placas metálicas de mi armadura. Me fijo como aquellas bellas y fuertes criaturas montadas por los esclavistas se asustan y comienzan a relinchar. "Es una lástima que no pueda contar con mi caballo esta batalla".

Ante la reacción de la sorprendida guardia que acompañan a los esclavos, veo que es el momento de actuar. Byron se lanza a proteger a Lazarus, "Espero que su espada se mantenga firme ante el enemigo". Giro la cabeza y hago un gesto a Pierot, y me lanzo en dirección hacia lo que yo creo el mejor lugar para comenzar a romper la cadena que les oprime.

 Pierot, imbuido con la magia de los reién conocidos hechceros, aguarda inquieto a que empiece todo. Con el escudo colgado en su hombro y el cero en la vaina, se protege los oidos ante el estruendo de las piedras trueno. Cuando ve que Lazarus lanza aquella maica pasta blancuzca y por lo visto pegajosa, se descuelga del hombro el escudo y empieza ha correr siguiendo los pasos de Trêbol, para ir a iberar a los esclavos.

 Padre, dame fuerza y coraje para estar a la altura.

Los mercenarios se acercaban y Byron adoptaba una posición de ataque. Apretó fuertemente la empuñadura de su espadón y cuando los mercenarios llegaron a su posición, la hoja hendió horizontalmente el aire, de atrás hacia delante impactando en el costado del mercenario más adelantado. La fuerza imbuída por Byron al golpe del espadón, hizo que éste atravesara la armadura por el sitio por el que había golpeado.

Ignorando a los enemigos, atravieso sus filas esquivando a los caballos enloquecidos y a los guerreros sorprendidos. Paso a su lado sin fijarme en su presencia. "Se que Herenias y Pierot me están cubriendo la espalda". Aunque dudo de que tenga el tiempo suficiente para liberarlos a todos antes de que mi martillo se tenga que hundir en el costado de algún enemigo.

Una vez que consigo llegar hasta la cadena, miro los ojos brillantes de los presos ante tal propicia oportunidad de escapar. "Cuando os libere, ayudarme a soltar a los demás y escapar de aquí lo más rápido posible, nosotros nos encargamos de los soldados", alzo mi pesado martillo en el aire y golpeo la cadena con fuerza.

Estos viajecitos empezaban a cansar a Durin, que después de cubrirse los oídos ante el estruendo causado por las piedras del trueno lanzadas por el anciano, agarró con firmeza su escudo y su hacha y se lanzó a por sus enemigos.

 Taparse los oidos, atacar a los conjurarodes...bueno mi papel parece claro asi que intentaré dar todo lo que pueda. Todo el mundo parece saber lo que tiene que hacer. Espero que no suframos bajas, aunque quien sabe lo que Lazarus puede hacer con sus manos despues de ver sus capacidades. Bueno parece que es mi turno. Allá voy, manteniendo mi invisibilidad pongo mi punto de mira en uno de los encapuchados. Mios sois.

Por cierto un detalle de combate, cuando el atacante está invisible, el defensor pierde el bono de destreza a la CA. Aparte de tener un +2 dicho atacante.

 Pierot permanece junto a Trêbol en la marcha hacia los esclavos. Una vez llegados, el joven saca la espada de su vaina y permanece en guardia por si algún soldado pretende atacar a Trêbol o a los esclavos que estamos liberando.

 Pierot viendo al acobardado jinete, con la espada ensangrentada en la mano se gira hacia los esclavos.

 - Hemos venido a lieberaros, seguid a este caballero.- Dice señalando a Trebôl.- No temaís, nada malo os pasará mientras estemos con vosotros.

 Sin decir más se encara hacia los jinetes más próximos, concentrados en calmar a sus aterroricadas monturas. También lanza una mirada hacia al jinete al que atravesó con su espada.

 -¡Escuchadme todos! ¡Estamos aquí para salvaros! Tenéis que apartaros de la batalla o saldréis heridos. No perdáis más tiempo. - Grito a mi alrededor, viendo impotente como asustados se tiran al suelo. El temor les tiene presos contra la blanda superficie de la arena. "Mis palabras tienen que penetrarlos hasta lo más hondo para que superen el tenaz miedo a la muerte" - Alzaos esclavos y jamás dejaréis de ser hombres libres. Coged vuestros puños alzados contra los opresores. Herenias está a vuestro lado y os protegerá contra el mal encarnado en la espada de estos enemigos. No temáis, pues contáis con nuestros brazos y nuestras armaduras. Salir de aquí y ayudar a los más débiles a escapar. ¡Por la libertad!

Para darle mayor peso a mis palabras me encaro al primer enemigo que aparezca a mi lado y alzo mi martillo para derribarlo de su caballo.

 Pierot mira sorprendido a Trêbol.

 - Hombres desarmados y desnutridos contra guerreros armados? Así sólo lograrás que mueran, llévatelos.

El primer golpe con su espadón había sido demoledor, pero aún quedaba vida en su enemigo. Para quitárselo del merdio y acabar con su agonía. Con un certero golpe, acabó con su vida. El tajo había sido ascendente por lo que aprovechó el impulso para golpear al mercenario que estaba inmediatamente al lado.

 Vaya, si no recuerdo mal repetimos varias veces el plan y yo me encargaba de los lanza-conjuros, nadie me dijo lo contrario, pero bueno ,parece que han cambiado los planes, no es momento para pensar más, el frenetismo de la batalla apremia. Agarro bien de nuevo el escudo y el hacha y me dispongo a atacar al mercenario más cercano.

Después de acabar con el mercenario Durin corre a atacar al siguiente más próximo para separarlos de los cautivos, pero la dificultad de moverse sobre la arena le impide acertar su golpe.

Algunos de los prisioneros de los esclavistas se levantaron, alentados por las palabras de los dos paladines, pero otros estaban demasiado asustados o sordos aun para escucharlos, por lo que ni Pierot ni Trebol podían abandonar su posición al lado de la fila de personas encadenadas.

Mientras tanto, Byron, Thortek y Durin se preparaban para derribar a otros cuantos enemigos. Pero los mercenarios no pensaban lo mismo. Se habían dado cuenta de que se las veían con guerreros que los superaban claramente en el cuerpo a cuerpo, por lo que se alejaron espoleando a sus monturas, para enseguida tomar sus arcos y flechas, lanzando sus proyectiles hacia sus adversarios, consiguiendo herir a Byron y a Trebol.

 Siento como una de las flechas es capaz de conseguir atravesar mi armadura para clavarse en mi pierna. Mueevo los bigotes en una mueca de resignación.  Respiro profundamente e intento ignorar el dolor que me produce. De todas formas aún estoy con fuerzas para pelear y proteger a estos hombres indefensos. "Tengo que intentar sacarlos de aquí, si los mercenarios siguen disparando sus flechas es posible que acaben hiriéndolos".

- No permitáis que se retiren, tenéis que acabar con ellos - grito a mis compañeros. - Tal vez si acabamos con sus lideres ahora que están indefensos, se lo pensarán antes de seguir atacando. ¡Vamos, podemos acabar con ellos!

Avanzo empujando a los esclavos para que se levanten y huyan del lugar. 

- Correr hacía los dos magos, estaréis a salvo, nosotros os protegeremos. - Avanzo en linea recta entre los esclavos en dirección a mis enemigos, cuando he superado el último de ellos me freno y planto mi escudo delante de mi rostro. Poniéndome en medio entre ellos y los enemigos tengo la esperanza de que se sientan más seguros y abandonen el lugar.