Partida Rol por web

El rector hizo aparecer su hoja de luz, ese malnacido lo iba a pagar. Fredd agarró a la chica y abriendo la puerta de una patada comenzaron a correr hacia fuera.

Uriel, el ángel, si acaso lo era, que tenían delante estaba escoltado por al menos otros siete más, dispuestos detrás de él como una legión de centinelas. Más allá varios soldados les apuntaban impasibles ante los terroríficos seres, sorprendía el aplomo si eran humanos.

Intentando un tajo certero Michael se lanzó en carrera haciendo una carga, pero el objetivo lo esquivó como si hubiese estado esperando el golpe y al pasar junto a él, casi sin mirarlo, soltó una de sus garras sobre su espalda atravesando la chaqueta y el kevlar que había debajo. El terrible dolor no hizo que se doblegase y sacando fuerzas sobrehumanas se revolvió contra él cortando con la espada uno de los brazos de la bestia. El alarido que siguió aumentó la rabia del demonio, que trazando un arco con la extremidad restante seccionó parte del cuello del rector que hizo que se llevase la mano allí donde brotaba abundante sangre. Sin embargo, lejos de quedar invadido por el terror éste comenzó a reirse como pudo a carcajada limpia, observando la cara de asombro de su rival y diciendo de modo casi gutural en un lenguaje conocido.- Vas RAiziel unes'tempar. (* Esto no lo esperabas.)

En ese momento la explosión que salió de la puerta se llevó por delante a los dos, calcinándolos en el momento y fulminando también a algunos de los seres alados de detrás.

Los que quedaron se fueron levantando lentamente antes de escucharse multitud de disparos mientras desaparecía el humo. Fredd corría junto a la chica tratando de llegar al boquete en la valla que habían abierto los ancianos, que yacían tendidos cerca de la furgoneta el uno junto al otro con las manos entrelazadas. Las balas silbaban a su alrededor antes de que una de ellas le alcanzase la pierna y perdiera el paso, haciéndole caer sobre Eve. Corre, huye!!!- Gritó el profesor. Vio sus lágrimas mientras lo miraba, de pie justo delante de él. Los disparos sonaron de nuevo, los matarían a los dos así que decidió utilizar su cuerpo como escudo para que ella se salvase. Corre!! Dos impactos más lo atravesaron de modo insoportable, ella pareció entrar en razón y se alejó corriendo. Fred se dio la vuelta para encarar al resto, defendería la salida como fuese. Las heridas aumentaban con cada proyectil hasta caer al suelo, casi sin vida.

Al sentir el impacto de su cabeza contra la tierra pudo ver a lo lejos como la chica trepaba la ladera desapareciendo en la noche.